Adiestramiento cognitivo-emocional: Sin revelación no hay revolución

Publicado el 23 de agosto de 2014

Cuando hace tres años formamos al equipo de entrenadores del Zoo de Madrid para cambiar de un entrenamiento conductista a uno cognitivo-emocional escribí un post, Corazón de León, explicando el momento en el que uno de los leones marinos de California cambió el chip y empezó a trabajar para disfrutar con lo que hacía y de su relación afectiva con su entrenadora en lugar de buscando un arenque. Entonces escribí este párrafo.

“… no pudimos evitar emocionarnos, después de años de trabajo en los que lo único importante era obtener un premio de comida habíamos conseguido que Elvis prefiriese estar con su entrenadora y realizar las conductas “de gratis” que un seguro y suculento refuerzo de comida a cambio de una conducta.”

Este verano la responsable de EDUCAN en Argentina, como parte de su formación para incorporarse a nuestra empresa realizó todos nuestros cursos de entrenamiento comercial en España. Creía en el sistema, había decidido dar un giro a su trabajo y hacer adiestramiento cognitivo-emocional. Es una decisión valiente.

Como la mayoría de quienes hacen formación con nosotros su decisión se basaba en la consistencia de la propuesta de adiestramiento cognitivo-emocional y la idea de conseguir que su perro disfrutara de su trabajo y lo realizase basándose en su relación afectiva. Aun no había hecho «contacto».

Pasarse al adiestramiento cognitivo-emocional es un paso que da vértigo, hasta el momento del «contacto», en el que todo cambia, puedes sentirte inseguro. Pero puedes darlo tranquilo, la ciencia del comportamiento más actual, la más reconocida te sujetará. No en vano TODOS los investigadores actuales relevantes que estudian el comportamiento de los perros (Miklosi, Hare, Horowitz…) lo hacen desde una óptica cognitiva y relacional. Ninguno piensa ya que el conductismo permita explicar el conjunto de su comportamiento, ni mucho menos que sea la manera más ética ni eficaz de relacionarnos con ellos.

Un día, en el segundo curso, su perro tuvo su cambió de chip, fue tan rápido como todo en los border collies… Y empezó a trabajar en base al afecto. Ella empezó a llorar, primero lentamente y después como un manantial: su border, que meditaba cada cosa que le pedían, que parecía sopesar cada ventaja e inconveniente de realizar las conductas de una manera egoísta y manipuladora digna de Maquiavelo había cambiado. Estaba trabajando (que no es lo mismo que realizando conductas, le pese a quien le pese) en equipo, porque se querían, sin importarle otra cosa que disfrutar del trabajo y de su comunicación mutua.

El trabajo cognitivo-emocional es una revolución, pero para entrar del todo, con el corazón y no sólo con la cabeza, es necesario ver, sentir, a tu compañero de una manera completamente diferente: trabajando en equipo.

Cuando tienes la experiencia personal de dejar de funcionar como un expendedor de premios para ser un compañero, ese momento en el que dejas de ser el semáforo de las señales para realizar conductas y empieza la comunicación, cuando sobrepasas el aprendizaje asociativo para entrar en la didáctica ya no hay vuelta atrás.

Por eso entiendo a quienes necesitan afirmar que todo es aprendizaje asociativo, que los perros no sienten afecto por las personas y que solo se nos acercan y se mueven para obtener recursos individuales. Ellos nunca han sentido ese momento en el que todo cambia, en el que la conexión es personal y el perro y tú sólo queréis manteneros conectados, sincronizados a través del entrenamiento, en una intimidad en la que no tiene cabida ni sentido la expectativa de conseguir un trozo de salchicha.

Les entiendo y me apena su situación. Porque sin revelación no hay revolución.

Y por eso agradezco a los entrenadores del Zoo de Madrid y a todos nuestros alumnos que hayan salido de su zona de confort, renunciando a «programar» conductas, renunciando al control total que objetualiza al animal entrenado, para aceptar una didáctica negociada con él.

Es muy generoso y valiente dar un paso adelante y ofrecerles a los animales con los que convivimos y entrenamos la posibilidad de ser nuestros compañeros, de demostrarnos que piensan y que nos quieren.

Comentarios:


  1. Juan carlos serron Gimenez - agosto 23, 2014

    Gracias carlos alfonso por tus ricos aporetes siempre,,,gracias y un abraso desde Uruguay,,,,

  2. Hola

    Es indescriptible lo que se siente cuando un animal, tu perro, te da su confianza, su afecto. Se lo que se siente desde los siente años con mi primer pastor alemán. Yo no conocía este método hasta hace poco pero estoy convencida de que es el mejor porque ya lo he vivido. Mi relación con mis perros y animales siempre se ha basado en la confianza, en la complicidad. Desde pequeña he sabido que los perros piensan y, que, además, sus sentimientos no son diferentes a los nuestros.

    Ahora conozco técnicas y he puesto orden con la teoria en mi cabeza pero sigo buscando lo mismo en mi perro: que me de su confianza. Invito a todo el mundo a que trate de llegar a ese punto de compenetración, de relación afectiva basada en la confianza porque es incomparable, es una experiencia única en la vida.

    Un fuerte abrazo.

  3. y si te digo que mi siberianesa de 12 esta jugando ahora conmigo… y «trabajando» sin premios 🙂

  4. Iñaki - agosto 23, 2014

    El cambio conceptual es complicado tanto para nosotros como para nuestros compañeros peludos… Y no es un camino que se consiga en dos días. Construir esta comunicación desde cachorro es más sencillo que en un perro adulto que ha vivido su construcción y comunicación desde el aprendizaje asociativo exclusivamente. Limpiar esa cabeza y explicarle que deje de mirarte las manos es algo que requiere tiempo , paciencia y fe… Mucha fe. Un largo camino de dos, compartido , en la búsqueda del grial …y cuando ves algo , por muy pequeño que sea cambiar , es emocionante y un escalofrío sonriente te envuelve el cuerpo.

  5. Carles - agosto 23, 2014

    Deja de ponernos los dientes largos, necesitamos los siguientes libros YA! :'(

  6. Marcos Rostkier - agosto 25, 2014

    Excelente frase: «Sin revelación no hay Revolución».
    Entendí esta frase hace varios años, en un documental de Carl Sagan «Cosmos», donde decía el porque un ser de 3 dimensiones le era imposible comprender la 4ta dimensión, y la respuesta era «La revelación», es tal cual lo dices en este artículo.

    Excelente artículo Carlos Alfonzo.

    Un gran abrazo.

  7. Estefanía - agosto 25, 2014

    Lo recuerdo emocionada… Ese momento, justo ese momento, en que Josefina miraba a Bowie con el asombro de alguien que vive por primera vez esa sensación. Tengo su mirada grabada en mi cabeza, su cara de asombro, y una felicidad inmensa al ver que no se equivocaba. Ella, hasta aquel momento, tenía la convicción de haber elegido correctamente; pero ahora, además, era su perro el que se lo confirmaba. Aunque Bowie, como buen perro listo, se había dado cuenta días atrás…Fue un placer, como.siempre…

  8. Javier Moreno - septiembre 9, 2014

    Carlos. Gracias por hacernos mirar, analizar y de alguna manera ayudarnos a descubrir la cognición y la emoción como pilares fundamentales para el aprendizaje y respuesta de una forma más humana, lógica y amena
    Javier Moreno

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *