¿Adiestrar? Está bien, negociemos.

Publicado el 20 de agosto de 2013

Hay varios puntos en el adiestramiento y la modificación del comportamiento actuales que me preocupan, creo que las fuerzas que han sido nuestros principales aliados y que han impulsado el avance de nuestra disciplina están empezando a ser lastres para el progreso más que sus socios eficaces.

El adiestramiento de perros es un trabajo multidisciplinar, en el que necesitamos beber de muchas fuentes para conseguir un resultado óptimo. Ha sido necesario importar conocimientos de aquellas disciplinas científicas que estudian diferentes áreas relacionadas, más o menos directamente, con el comportamiento y la conducta. Esta debe ser el ancla que nos impida derivar hacia las explicaciones míticas, tan atractivas y seductoras por su acariciadora sencillez y su perfecto acople con nuestros deseos sobre cómo debe ser un perro y nuestra relación con él.

Sin embargo ese saber no es suficiente, pues el adiestramiento no es, no puede ser únicamente, una reproducción, más o menos exacta, del trabajo experimental. Existen dos factores relevantes que implican la necesidad de incorporar otro tipo de conocimientos para llegar a un resultado eficaz y aplicable:

  1. La especial relación afectiva de los perros con las personas, que ha sido la causa de repetidos fracasos al intentar usarlos como sujetos de análisis experimental de la conducta. Sería extraño que pudiéramos obtener unos resultados completos aplicando unos conocimientos que en perros no pueden experimentarse y contrastarse con calidad debido a la gran cantidad de variables extrañas que incluye su relación con las personas.
  2. Los entornos diversos, muy cambiantes y poco susceptibles de ser controlados en los que debe funcionar un adiestramiento. Esta es una particularidad del trabajo con perros, que no se da en el entreno de otros animales, que suelen tener condiciones regulares y controladas en sus entornos y/o limitadas las situaciones en las que solicitaremos las conductas enseñadas. Por ello no podemos basar nuestro trabajo únicamente en la posibilidad de un control completo del entorno, de los estímulos que aparecerán y de cómo aparecerán, pues esto lo volverá un trabajo “de salón”, cuya eficacia se diluirá como azúcar cuando salgamos de las situaciones bien medidas que podemos crear en un laboratorio o durante un curso de formación. Los perros viven con nosotros y debemos manejarlos en una diversidad casi infinita de lugares y situaciones, lo que hace que sea irreal y falsa la idea de conocer, y no digamos controlar, todas las variables posibles.

Por ello, aunque el entrenamiento de perros debe necesariamente incluir estos procesos y conocimientos no puede limitarse a ellos.

En mi opinión hay tres cosas que debemos incorporar de manera sistemática y protagónica al trabajo con perros:

  1. La didáctica: A los que provienen de disciplinas científicas “duras” la didáctica puede no parecerles ciencia en absoluto, pero si nos ha servido para educar a todos los científicos que en el mundo han sido, a nuestros hijos y a nosotros mismos quizá deberíamos darle una oportunidad. Al fin y al cabo Brunner una vez me dijo “no toda la ciencia es estadística, no toda la estadística es ciencia”. Si el perro nos ve de una manera tan determinante como se ha demostrado, quizá, en lugar de intentar neutralizar nuestro protagonismo a través de herramientas y técnicas para relegarlo a un segundo plano, ha llegado el momento de ponerlo a trabajar para conseguir animar, implicar y dirigir el proceso de entrenamiento del perro, siendo enseñantes activos y protagónicos en la experiencia conjunta de enseñanza/aprendizaje.
  2. La negociación: Una vez aceptada la didáctica como herramienta necesaria y prioritaria debemos entender que existen múltiples opciones didácticas. En el mundo del entrenamiento de animales nos acechan tres grandes riesgos: el maltrato, la bambificación (Vicchio definió en 1986 esta forma concreta y nociva de antropomorfismo que consiste en la atribución de sentimientos y pensamientos humanos a los animales. La bambificación, además, intenta dar una visión de los animales extremadamente positiva y amigable, obviando cualquier cariz desagradable) y la despersonalización objetualizadora del aprendiz. El plantear el proceso de enseñanza/aprendizaje como una negociación entre dos partes, con protocolos y técnicas que nos exigen atender a las demandas del perro, además de enseñarle -como parte imprescindible del proceso- que tiene derecho y opción a exigirnos determinadas cosas como enseñantes, nos vacuna contra los tres riesgos antes mencionados: si maltratamos rompemos la negociación y por ello la posibilidad de mantener la didáctica, tenemos que recoger las demandas del perro y tomarlas en consideración para avanzar, lo que no permite atribuirle pensamientos o intenciones imaginarios, y su condición de sujeto dinámico e interactivo durante la enseñanza, nos impide objetualizarlo como un mero receptor de técnicas que genera conductas según le dosificamos estímulos.
  3. La valoración ponderada: La incorporación de consistentes conocimientos científicos ha llevado a que se busque la valoración objetiva de los casos y la elección de las técnicas en base al análisis de variables mensurables y definidas. Pero, puesto que los entornos y situaciones que tendremos con el perro son tan heterogéneos que las variables extrañas tienden a ser infinitas y además el didacta -me refiero al entrenador, no al malo de Halo 4, pedazo de juego- es otra fuente de variables extrañas, la valoración objetiva no es suficiente excepto en un reducido número de casos. Esto sucede en muchas disciplinas (si no en todas) que tienen un enfoque de aplicación practica y no es ningún drama: la medicina, la psicología (yo soy de los que considera la conductología otra disciplina diferente a esta), la enseñanza… que optan como mejor solución para ser eficientes por la existencia de un mediador cualificado que pondere cada caso para decidir qué es relevante y cuál es el rumbo a seguir para ese caso en concreto. Médicos, psicólogos, profesores y entrenadores caninos debemos tener una formación suficiente para analizar cuándo un caso nos permite una valoración objetiva, porque podamos recoger y analizar todas las variables relevantes, y cuándo eso es imposible o insuficiente y se hace necesario que realicemos una labor de mediación y valoración subjetiva ponderada para poder ofrecer resultados idóneos y un trabajo válido.

Tenemos que importar conocimientos de muchas disciplinas, pero si nos asimilamos a ellas perderemos el rumbo de nuestra actividad, que tiene características, necesidades y respuestas propias. Algunos enfoques empiezan a parecer visitas pesadas que al prolongar su estancia en nuestra casa generan una incómoda tensión y una evidente falta de naturalidad en nuestros movimientos. Han estado, han aportado mucho y nos ha hecho felices que vinieran, pero esta es nuestra profesión y tenemos que ser los entrenadores de perros quienes decidamos su dirección.

En EDUCAN hemos dedicado los últimos años a diseñar y probar nuevos protocolos basándonos en la incorporación de estas premisas: didáctica, negociación y análisis ponderado. Me alegra decir que a partir de Enero del 2014 presentaremos nuestras nuevas, y creo sinceramente que revolucionarias, propuestas para diferentes áreas del adiestramiento y la intervención en el comportamiento de los perros.

Y este es el primer anuncio de este tipo que he realizado en toda mi vida profesional.

Comentarios:


  1. Andrés Romero - agosto 20, 2013

    Sólo una cosa ¿y te da tiempo en tu vida también a jugar al Halo 4?

  2. Daniela Castro - agosto 21, 2013

    Más que interesante, que bueno es no quedarse estancado y siempre ir más allá, claro que es un trabajote, pero las recompensas bien lo valen…

  3. Juan Carlos Zumaquero - agosto 21, 2013

    Cada vez que leo un artículo tuyo me doy cuenta de cuaaaanto me queda por aprender y eso me motiva. Gracias por compartirlos da gusto leerte.

  4. Alejandra - agosto 23, 2013

    Como siempre ¡más que interesante! Carlos, tu Aporte (ex profeso escrito con mayúscula) deberá llamarse «la revolución del siglo», y me atrevo a decir que aplicable no sólo a la educación y enseñanza de animales no humanos.

  5. Me gusta leer tus artículos, siempre aprendo.
    Me queda por practicar, correctamente, la teoría aprendida.
    Esperaré enero para leer las nuevas propuestas.

  6. Hola, es muy interesante, pero si pudieras expresarte sin tanta palabreja, y fueras más al grano, sería estupendo para poder leerte de un tirón sin necesidad de diccionario. Mi comprensión lectora es limitada y no entiendo ni la mitad, es por esto que el libro o libros que escribes nunca los compraría ya que no los entiendo. Perdón por la crítica, espero sea constructiva, gracias.

    • Hola Rut,

      Es cierto que tiendo a usar términos técnicos o científicos porque me resultan más cómodos al estar sus significados muy definidos y aceptados, y eso hace que algunos textos sean más «espesos», intento compensarlo con otros posts en los que no aparezcan estos tecnicismos, una de cal y una de arena.

      Entiendo que eso te frene a la hora de leerme, y lo lamento y acepto la crítica, pero la verdad es que los libros y propuestas que vamos a presentar a partir de 2014 sí que son muy técnicos y con mucha palabreja, pero creo que es algo necesario para esos textos concretos (además ya están casi terminados y cambiarlos todos ahora ¡buff!). Te aseguro que en el blog irán apareciendo posts más de ir al turrón, y en cuanto terminemos con las propuestas de adiestramiento que queremos presentar. me apetece mucho preparar un libro más cercano y amigable, además: ¡te juro que sé escribir sin palabros! 🙂 Dame un par de añitos para demostrarlo en un texto largo.

      Un saludo.

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