Enseñar al perro a alejarse.

Publicado el 2 de enero de 2010

Sin duda la conducta más importante para tener un perro con una buena calidad de vida es la llamada.

Que el perro acuda consistentemente y pese a estar distraído o entretenido nos permite soltarle para que juegue con sus amigos o corra y explore en el campo.

En este artículo no hablaré de cómo llegar a una llamada consistente, sino de algunos riesgos que corremos, sobre todo los adiestradores, al entrenar “bien” la llamada y de cómo preparo yo a mis cachorros antes de iniciar la llamada para evitarlos.

Hace muchos años Jaime Parejo y yo teníamos mucho contacto. Jaime es un gran adiestrador y una persona a la que quiero mucho, en ese momento estaba elaborando el libro que le granjearía el reconocimiento mundial: “El método Arcón” y, como es lógico, hablábamos mucho de su trabajo.

Jaime definió como “efecto yo-yo” la tendencia de algunos perros a volver hacia su guía cuando llegaban a una lejanía determinada. Había observado que este problema viene por el exceso de trabajo de la llamada y que es muy nocivo para el perro de rescate porque merma enormemente su autonomía de trabajo.

La verdad es que Jaime tenía razón, una gran parte de los perros de adiestradores no eran capaces de alejarse más allá de un punto de su guía.

Mi interés siempre ha estado más en buscar los por qués generales de la conducta de los perros y cómo aprovecharlas que en el diseño de técnicas concretas, y desde esta óptica analicé el fenómeno.

Me di cuenta de que, hasta ese momento y de forma inconsciente, yo consideraba que este era un efecto beneficioso: es el perro el que se preocupa de estar cerca de su guía. Pero al reflexionar sobre ello cambiaron mi opinión, mi manera de entrenar las llamadas y, en general, mi manera de tener perros. Además de mi cariño Jaime siempre tendrá mi agradecimiento por hacer que me fijara en esto, gracias a él mis perros son más felices.

Los perros que muestran este “efecto yo-yo” no disfrutan tanto de sus exploraciones por el campo, no hacen un ejercicio igual de expansivo y liberador de estrés, no pueden dar total libertad a sus patrones motores innatos. Este es un problema común en los perros de profesionales (y lo era en mis perros), permanecen siempre pendientes de sus guía y necesitan que estos les den indicaciones de qué hacer para poder divertirse, si por casualidad salen persiguiendo un conejo luego vuelven agobiados porque al terminar la persecución se han encontrado lejos del guía y esto les causa malestar. (Otros perros tienen el problema contrario: se lo pasan como grajos en el campo, pero vienen más o menos cuando les apetece, eso lo comentaré en otro momento.)

En razas activas la posibilidad de correr libres y de explorar amplias zonas es determinante para alcanzar una situación de bienestar, ya hemos superado la visión de la salud como ausencia de enfermedad: es más importante alcanzar bienestar, que el perro se desarrolle como perro feliz más que pensar sólo en evitar el estrés o la ansiedad.

Así ahora lo primero que enseño a mis cachorros no es a venir sino a alejarse, a separarse de mí, a disfrutar de sus paseos al máximo. Los cachorros son muy permeables y es una etapa en la que es muy fácil que los adiestradores los hagamos demasiado dependientes pues también a nosotros nos cuesta sacar a los perros sin ponernos a entrenar algo, y luego los perros no se hayan cuando no están haciendo algo con nosotros.

Es bien cierto que mis condiciones de vida me permiten que entrenar al perro a alejarse sea fácil: en primer lugar la puerta trasera de mi casa sale directamente al campo y en segundo lugar mis perros adultos que ya tienen construida esta conducta ayudan a que el cachorro se aleje al acompañarlos en sus exploraciones. En esta etapa nunca hago nada que potencie la dependencia: no me escondo para que se preocupe por dónde estoy, no le felicito cada vez que se me acerca voluntariamente, sólo paseo y le dejo que se dé cuenta de lo divertido e interesante que es todo: olores, sonidos. Que vea lo bien que se siente cuando corre, salta y aprende a usar su cuerpo. Que haga cosas de perro con mis otros perros, que aprenda que, en el campo, los compañeros más divertidos son mis otros perros y no yo.

Casi parece un contra-decálogo de lo que algunos textos aconsejan para enseñar la llamada a un cachorro, y sin embargo estoy particularmente contento de mi trabajo de llamada, de hecho es lo que más gusta e interesa a otros colegas cuando lo ven. Los perros acuden consistentemente, sin esperar más refuerzo que el social y cuando los libero vuelven a correr y explorar sin quedarse atentos a mi por si hay otra llamada, pero cuando les vuelvo a llamar vuelven a acudir de igual manera.

Por supuesto he comentado que mis condiciones son muy facilitadoras, pues puedo entrenar en una zona segura y sé que al llamar a mis otros perros estos acudirán y el cachorro vendrá con ellos.

Como siempre he pensado que si conocemos cómo funciona algo -aunque sea algo negativo en general- le podremos sacar partido en el adiestramiento, aunque evito que mis tengan ese «efecto yo-yo»  permanentemente empleo una técnica que me permite activarlo a voluntad: como no siempre paseo por el campo y a veces es necesario limitar la distancia de los perros por seguridad, he creado un código con mis perros: si deseo limitar su radio lo que hago es llamarlos diez o doce veces seguidas nada más empezar la salida cuando alcanzan la distancia que he decidido, cuando inicio una salida con este trabajo los perros saben que deben mantenerse en este radio y así puedo sacarlos por diferentes lugares con seguridad. Pero nunca hago este trabajo hasta que he completado la llamada sin dependencia.

Si potenciáis que los cachorros se alejen, exploren, tengan conductas expansivas conseguiréis un máximo de disfrute de las salidas: de ellos que pueden ser y actuar como perros con mayúsculas y vuestro al poder verlos en su máxima expresión. Un perro sin autonomía es un perro menos feliz.

Comentarios:


  1. Jose Antonio - enero 4, 2010

    Otro articulo muy interesante, pero el problema es (como ya indicas) que no todo el mundo tiene esas facilidades que tú tienes como campo cerca y otros perros bien educados.

    Me gustaría saber como se podría plantear esto el propietario de un cachorro, sin más perros en casa y que vive en una ciudad.

    Un saludo y gracias.

  2. Richard Ibarburu - enero 4, 2010

    Hola Carlos Alfonso

    Como bien dices, las condiciones de vida te permiten tranquilamente esta clase de educación desde cachorros. Ya me gustaría a mi (y supongo que a la mayoría de los mortales víctimas de la gran ciudad) poder imaginar tal cosa. Qué envidia (sana) me das… sobre todo conociendo el sitio tan maravilloso en el que vives 😉

    Estoy totalmente seguro que si pudiera tener esas condiciones de vida (fuera de la gran urbe) la alegría y felicidad aumentarían en ambos (el perro y yo). La del perro/s está clara y la mía ni te cuento, porque no solo me alegraría de ver a mis perros en esos momentos de disfrute total de la naturaleza, sino que también significaría que yo estoy libre de atascos, ruidos, contaminación, etc :))

    Lamentablemente los que «disfrutamos» de nuestra vivienda en la masificada ciudad, creo que no nos podemos permitir ese lujo, teniendo que sacrificar por desgracia esa calidad de vida para nuestros perros. Tan solo lo podríamos suplir teniendo el tiempo suficiente para hacernos unas excursiones en coche para llegar a un sitio adecuado… y yo… no lo tengo.

    Me recuerda a cuando practicaba RCI, y mi mayor problema (y con mayúsculas) era el no poder trabajar de forma correcta y continua los rastros, ya sabes, teníamos que encontrar un terreno a tropecientos kilómetros para poder hacerlo (y casi todos eran coto de caza…con lo cual la dificultad aumentaba).

    Pero volviendo al caso, me temo que esa autonomía del perro de ciudad, no es muy compatible con los semáforos, el tráfico, y una cosa muy importante… la legislación en materia canina, siendo más que difícil, imposible ni tan siquiera imaginarse, creo yo, tal forma de vida.

  3. Cierto, cierto…
    Y no soy de los que creen que no hay otra forma de dar calidad de vida al perro que vivir como Grizzly Adams.
    Esto se puede hacer para las salidas de fin de semana, también tengo el recurso de limitar la distancia para poder sacarles en parques de dimensiones normales, aparte, por supuesto, de que sepan ir con correa civilizada y relajadamente.
    Siempre he sido un defensor de los perros en los pisos, mientras que sus dueños hagan las salidas necesarias, pues la primera cosa que un perro necesita para obtener calidad de vida extra es la relación social satisfactoria, y en un piso con la convivencia y la necesidad de salir con él varias veces al día es casi seguro que se cubre, a veces en los chalets los perros viven fuera sin casi ver a sus dueños y no salen prácticamente nunca porque «tienen mucho espacio».
    Pero cuando salimos al campo podemos utilizar esto para optimizar esas salidas, y esa optimización será tanto más importante cuantas menos salidas hagamos: ¡hay que sacarle jugo a lo que hay!

  4. Ester - enero 4, 2010

    hOLA!que interesante… ahora tengo un gran dilema ( ya hace tiempo) , mi cachorra de 6 meses ( ratonero bodeguero andaluz) , de por si ya es autonoma y explora el campo cada vez que salimos… el problema es que segun otras teorias ( de otra gente) este tipo de perro si no le voy reforzando la llamada mientras paseo con ella , la invito a que » pase» de mi y le refuerzo su autonomia, con lo que me costarà mucho si no horrorres tener una buena llamada…. como lo ves??

  5. Desde luego una buena llamada no debe depender de que el perro sea dependiente, sino de un adiestramiento consistente.
    Una cosa es construir la llamada y otra es hacer que el perro no se aleje por que no se siente cómodo haciéndolo, esto quizá sea práctico pero no es saludable (emocionalmente) para el perro.
    Mi propuesta de llamada prioriza no cortar la autonomía del perro (¡ojo, hablo de autonomía no de independencia, que sí es nociva!).
    Precisamente el objeto de este artículo es dejar claro que una llamada de calidad no tiene que suponer un perro dependiente, que la calidad de llamada no implica que el perro se sienta inseguro a X metros de su guía, que la calidad de llamada no depende de que el perro crea que su guía puede desaparecer. Un buen adiestramiento de la llamada no tiene que ver con que el perro sienta inseguridades o sea emocionalmente inmaduro. Eso es tarar a un perro para que no se atreva a alejarse, no una enseñanza de la llamada.
    En todo caso, cada uno debe estudiar las diferentes propuestas de trabajo, sus necesidades y preferencias y elegir. Normalmente elegir una forma de trabajo implica no poder usar otras que sean incompatibles con ella, uno de los objetivos de este blog es explicar cuáles son las mías y por qué. Así los lectores podéis valorarlas y decidir si os interesan o no. No creo demasiado en militancias extremas.

  6. Jorge Ortega - enero 5, 2010

    Muy interesante el artículo. Son de los que dan que pensar.

    Estoy de acuerdo en que una buena llamada no implica que el perro tenga que estar pendiente en todo momento de nosotros y con miedo a perdernos.

    Por otro lado, yo considero que esta cuestión depende en gran medida del entorno: no es lo mismo sacarle de día por el campo de siempre que cuando anochece en un lugar desconocido y con ruidos extraños.

    En esos casos supongo que la distancia de atención social debe adecuarse a las circunstancias de cada caso en particular.

    Pero mi cuestión es: ¿Cómo diferenciamos al perro dependiente del que desea estar cerca del dueño simplemente por lazos afectivos?
    A simple vista parece fácil de distinguir, aunque…
    ¿No crean esos lazos, cuando son muy consistentes, dependencia también?

  7. Hola Jorge,
    Precisamente lo que indico es que ANTES de entrenar la llamada enseño al perro a alejarse y disfrutar al máximo de sus salidas, no que siempre deba salir así sino que PRIMERO le construyo esto para que los lazos afectivos que creará el tipo de trabajo que practicamos no genere dependencias excesivas e insanas. Que el perro después prefiera un día traerme un palo o estar a mi lado no es un problema, el problema es que hayamos bloqueado su capacidad para disfrutar sin nosotros.
    Tampoco digo que esta técnica construya mejores llamadas que otras, sino que construye una llamada igual de buena pero más sana emocionalmente para el perro. Podríamos decir que comprobar que el perro es capaz de alejarse y disfrutar de esta manera nos sirve de evaluador para saber que nuestro trabajo de llamada no está afectando su integridad como perro.
    Como indico antes no siempre saco así a mis perros, pero sí que construyo esto antes de iniciar el adiestramiento de la llamada porque el usar el afecto como motor principal de conducta en un adiestramiento en lugar de refuerzos egoístas conlleva un riesgo importante de dependencia y de apego excesivo. Como decía el tío Ben Parker: Un gran poder conlleva una gran responsabilidad, si vamos a trabajar con algo tan delicado como las emociones y el afecto tenemos que asegurarnos de no generar un problema emocional para solucionar una necesidad de manejo.
    Me alegro de leerte por aquí.

  8. Pedro M. - enero 5, 2010

    Hola Carlos
    Sin duda tocaste el tema que nunca se habla en adiestramiento, el alejamento con autonomia del perro respectada sin olvidar la cabal llamada. Ya se sabe que a mayor distancia del perro mas fuerte tiene que estar la llamada implementada, si anadimos campo y sus mil olores y animalitos, mejor que tengamos la leccion bien aplicada.
    Gracias por el excelente articulo!

  9. Alejandra - enero 8, 2010

    Me fregaste con eso de «porque el usar el afecto como motor principal de conducta en un adiestramiento en lugar de refuerzos egoístas conlleva un riesgo importante de dependencia y de apego excesivo.» más que ver cómo evitarlo, parte por meditar cómo quiero la relación …
    Saludos cognitivos,

    Alejandra.

  10. Hola Carlos ¡cuánto tiempo! Lisita genial pero ya hablaremos de ésto en otro momento.

    La semana pasada hablé con un amigo adiestrador sobre el estrés en mi border collie – hago todo para que no se estrese con los entrenamientos de agility: entreno poco y salgo mucho al campo, hasta le doy masajes, pero me advirtió que saliera al campo sin entrenar, sin pelota, sin órdenes. Lo hice. Luego leí este artículo y pensé «es que él corre mucho pero efectivamente se para a una determinada distancia y me mira».

    Bueno, en nuestra salida de hoy al campo, aproveché que fui yo la que vi los conejos antes que él y le dije «corre chico corre» y salió disparado, pero logicamente luego se giró, y en este momento le indique con los brazos diciendole «sigue, corre» y aparté la mirada de sus movimientos.

    Rápidamente entendió lo que querría, volvi a repetir lo mismo otras veces cuando se giraba y hoy puedo decir que ha ido hasta dónde ha querido sin estar pendiente de nada que no fueran sus ganas de explorar!

    Gracias otra vez Carlos!!!

  11. Joaquin - agosto 18, 2010

    Estoy de acuerdo totalmente que el perro tiene que alejarse, a mi particularmente me gusta sacarlo y que no este pegado a mi, me gusta que mantenga una distancia y sea perro libremente, por supuesto cuando es requerido que venga aunque aqui en estas circunstancias de paseos y salidas para hacer sus necesidades no viene como un cohete ni siquiera viene a la primera, no me importa mucho siempre y cuando en la pista lo haga como tiene que ser, no obstante estaria bien saber como trabajas la llamada para que cuando sea requerido por su guia el perro acuda con relativa prontitud.

  12. Dejando Huella - octubre 27, 2012

    Nos ha encantado el post!!! y con tu permiso lo compartimos!!!

  13. Vaya que me ha hecho reflexionar este post… Cuando adopté a mi perra, ella tenía 7 años. Y como viene de la caza, en cuanto cogió confianza conmigo, pude soltarla porque ‘no me quitaba ojo’. Como explicas, se aleja a un máximo de 50 metros, pero siempre mirando hacia donde yo estoy, y si no me ve, deja lo que esté haciendo para buscarme… Incluso cuando juega con otros perros, sale corriendo con ellos pero llegado un momento da media vuelta y vuelve.
    Desde ya empiezo a trabajar el alejarse y que pueda disfrutar sin preocuparse de sus paseos.
    Gracias!

  14. como enseñar al perro el foraos

  15. Juan Ángel - mayo 14, 2016

    De todo lo que he leído sobre la educación de nuestro perro respecto a nuestra llamada le doy un cien de puntuación ya que acostumbro a buscar fallos en los comentarios de otros participantes para criticar su comentario, desconozco el nombre del autor de esa publicación pero eso no me impide mandarle un saludo.

    • Carlos Alfonso López García - mayo 17, 2016

      Pues muchísimas gracias Juan Ángel, el autor soy yo, Carlos Alfonso López, y me alegra muchísimo tu buena opinión sobre el texto.

      Saludo recibido y agradecido. El próximo paso: las cerezas 😉

  16. Leo este artículo siete años más tarde, me ha parecido super interesante, gracias! 🙂

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