No nos volvamos locos.

Publicado el 1 de abril de 2013

El adiestramiento C-E ha sido una de las primeras propuestas de adiestramiento en diferenciar entre la manera de funcionar de los refuerzos sociales e individuales, centrando buena parte de nuestros protocolos en conseguir que el perro disfrute del entrenamiento como una actividad conjunta con su guía y evitando que lo vea como un contexto de interés puramente egoísta en el que sólo le preocupen los refuerzos individuales.

He escrito un montón de artículos explicando los beneficios que tiene esto, frente al perjuicio social y relacional que causa la visión conductista de “si refuerza da lo mismo, cuanto más primario mejor reforzador”, que creo que ha causado bastantes males.

Incluso he diseñado un modelo tetradimensional (los espacios de aprendizaje) en el que se valoran las dimensiones social, cognitiva, emocional y física del perro para que siempre sepamos dónde estamos durante el adiestramiento y cómo afecta al perro nuestra línea de trabajo, permitiéndonos a través de evaluadores fiables ir adaptándolo a lo que consideramos eficaz y saludable.

Creo que he contribuido, en la medida de mis posibilidades, a que en nuestro país se vea el afecto como un elemento de calidad de vida necesario para el perro y para su entrenamiento que se puede evaluar, construir y optimizar desde criterios técnicos y no únicamente una declaración inespecífica de buenismo como sucede en muchos otros lugares.

Y precisamente por todo lo anterior me siento parcialmente responsable de una situación que empieza a ser preocupante.

Creo que es de Wilde la popular frase “cuando los dioses quieren castigarnos atienden nuestras plegarias” (no estoy seguro de la autoría pero sigo el consejo de mi hermana, que dice que una cita brillante estadísticamente será de Wilde, que básicamente era un señor que escribía frases citables, ahora con la moda de los microrrelatos sería lo más de lo más), desde luego yo he deseado mucho que se viera la importancia de diferenciar y trabajar de manera diferente los motores individuales y sociales de aprendizaje y generación de conducta, dándole la mayor relevancia a la parte afectiva de la relación. He trabajado todo lo que he podido en esta línea, tanto en el entrenamiento de perros, como en el de otros animales.

Pues ahora que parece que esta visión está calando me encuentro con que se está usando como otro martillo de herejes para machacar a quienes no utilizan/consiguen la activación social deseada de su perro durante el entrenamiento.

Yo reconozco que mi principal problema en el mundo del perro es que no las veo venir, estas cosas siempre me pillan por sorpresa.

Precisamente comento de manera recurrente con mis amigos que practican adiestramiento en positivo que encuentro un problema, el principal en mi opinión, en los tribunales de la ortodoxia que han surgido en torno a esta visión del entrenamiento, que aunque no comparto plenamente sí creo que ha sido necesaria y ha hecho mucho para reducir la trastienda de maltrato que existe en el entrenamiento de animales.

A veces lo importante no es tener razón, sino lo que haces con ella cuando la tienes. Algunos parecen desearla como guadaña de discrepantes o como el pedestal perfecto desde el que apedrear a los equivocados y a los confusos.

… Y ya me he encontrado con varios entrenadores novatos de los que me consta que su preocupación principal es el respeto y bienestar del perro -muchos de ellos adiestradores en positivo- a los que se les ha puesto en evidencia, acusándoles de no tener una relación saludable con su perro porque al trabajar éste se centraba en atender los refuerzos individuales, como la comida o el juguete, sin ser capaz de mostrar una interacción afectiva fuerte con su guía. Estos entrenadores se mostraban abrumados ante la posibilidad de que el vínculo con su perro resultara insalubre y que esto además fuera debido a su trabajo (trabajos, insisto, que usan refuerzos de valencia emocional positiva).

No os podéis imaginar lo que me jode afecta que el principal concepto que he defendido en los últimos diez años -cuando hablar de ello era como hablar en marciano- se haya convertido en una herramienta para hacer sentirse mal a buenas personas que quieren lo mejor para su perro. Porque además el análisis y el discurso de quienes hacen estas descalificaciones es de un reduccionismo tal que falsea el concepto, mostrando un desconocimiento de fondo del funcionamiento del afecto como parte integrada en el conjunto de procesos que generan el aprendizaje y la conducta. Menos almíbar y más conceptos.

Los perros, como nosotros y otros animales sociales, tenemos y necesitamos -Frans de Waal dixit– una parte egoísta y una parte altruista, una parte centrada en los intereses individuales y otra centrada en los motores sociales. No siempre están activas de la misma manera y eso no implica que no funcionen o no sean saludables. Patricia McConnell pone un ejemplo que me permitiré usar y extender: que un niño mientras juega al futbol con sus amigos no esté demasiado receptivo a los mimos de su madre no significa que no la quiera y que la madre deba sentirse fatal, de hecho probablemente sería más preocupante que el niño se fuera a abrazarla después de cada jugada.

Todos conocemos a parejas que durante cualquier actividad, un partido de tenis, una visita al museo, hacen tropecientas interrupciones para mostrarse afectivos, lo que a veces nos resulta chocante. Y con razón, puesto que no se puede estar realmente implicado en una actividad que exige concentración, como el deporte o el arte, haciendo continuas desconexiones emocionales de dicha actividad. Cuando esto sucede implica o bien ligereza e inconsistencia al realizarla o bien que las aparentes muestras de afecto se han convertido en rituales que se llevan a cabo de manera casi mecánica, por lo que no suponen una interacción afectiva real (bueno a un conductista le daría lo mismo mientras la conducta sea igual, pero si le damos peso real y no únicamente figurativo a la coordenada emocional y creemos que es relevante lo que pasa en la caja negra no podemos considerarlo así 😉 ).

Cada actividad permite un nivel de interacción afectiva determinado y concordante con lo absorbente, compleja y cómoda que resulte, para seguir con el ejemplo de McConnell consideraríamos razonable que el niño después de meter un gol o hacer una jugada excepcional mirase y sonriera a su madre para compartir esa emoción positiva de manera afectiva y social, así como que al final del juego fuera corriendo a rememorarlo con ella, pero si mantiene continua y repetidamente un contacto afectivo durante el desarrollo del partido es difícil creer que tenga mucho interés en el juego y será muy difícil que lo haga demasiado bien.

Con los perros sucede lo mismo: según sus capacidades, la dificultad y compromiso en la tarea y, sí por supuesto, la manera de entrenar, podrán mostrar una mayor o menor interacción afectiva durante los diferentes momentos del adiestramiento, precisamente por eso desarrollamos el modelo multidimensional que antes he comentado, que nos permite evaluar cuándo nos vamos por debajo de los mínimos adecuados para cada situación (que son muy variables) y debemos reevaluar el trabajo.

Pero no alcanzar la interacción social mínima en un momento concreto no señala necesariamente una mala o insuficiente relación afectiva del perro con su guía, de hecho este es el problema menos común de cuantos provocan esta desconexión, más frecuente es que el trabajo resulte demasiado difícil a nivel cognitivo o emocional y/o la información poco clara, requiriendo en ambos casos demasiada atención por parte del perro como para atender además al guía, esto es razonable: ¿qué hacemos nosotros cuando nos llama al trabajo nuestra pareja y estamos en un momento particularmente difícil o confuso? También, es cierto, resulta frecuente que la manera de trabajar, usando únicamente refuerzos individuales, haga que el perro en ese contexto no quiera saber nada de nosotros, pero esto suele estar circunscrito al ámbito del entrenamiento, mientras que la relación con el perro el resto del tiempo es saludable. Para solucionarlo tenemos diseñadas unas sesiones de transición que permiten enlazar el afecto del perro por su guía con el adiestramiento. Los casos en los que el problema es realmente un vínculo insuficiente son residuales y suelen darse en perros que viven fuera del núcleo familiar y única o principalmente se relacionan con su guía a través del adiestramiento, por lo que si éste no utiliza refuerzos sociales sí que afectará al conjunto de la relación.

Así que no hay que preocuparse tanto y sencillamente se ha de ir cambiando la manera de entrenar para cambiar con ello la óptica social, asumiendo que durante un trabajo que sea muy absorbente y divertido para el perro (como los trabajos avanzados de olfato, los más complejos, junto con los de protección para conseguirlo) no tiene sentido esperar más de lo que esperaríamos de nuestro hijo durante su partido, al fin y al cabo los perros solo son humanos 🙂 (premio al que sepa a quién le dijeron esta frase, sobre qué especie, por qué motivo y quién lo hizo).

La relevancia que están tomando las emociones, y particularmente las relaciones afectivas entre el perro y su guía, no debería servir para trazar otra línea divisoria entre los que lo hacen bien y lo hacen mal, sino ayudarnos a todos para avanzar y mejorar. Que algunos lo hayamos incorporado primero a nuestra manera de entrenar no nos genera ningún privilegio ni el derecho de veto. El conocimiento no tiene puertas, solo caminos, algunos son más largos y algunas personas viajan desde más lejos, a ellos es a quienes más hay que animar para que sigan caminando.

Comentarios:


  1. Claudia Estanislau - abril 1, 2013

    Como sempre fabuloso nada menos. Eu ainda no outro dia falava com os meus alunos acerca disto, de como devem falar e interligar-se mais com os seus cães. Existe uma onda de treinadores hoje em dia que treinam em silêncio comunicando somente através do som do clicker, não dando nenhum outro feedback emotivo perante o que fazem. Eu nem tão pouco entendo isso porque quando treino algo novo com o meu cão e à medida que ele vai percebendo os exercícios que são cada vez mais complexos, eu demonstro a minha felicidade perante os progressos dele com expressões típicas, sorrisos e muitas vezes expressões como «BOA YEYYYYYYYYY!» e nota-se perfeitamente que ele partilha essa felicidade comigo. Tal qual a mãe partilharia o golo com o filho gritando GOLO! e aplaudindo. Eu mesmo assim considero que o vínculo afectivo de um cão treinado somente com o som de um clicker será sempre maior do que qualquer cão treinado com técnicas baseadas em evitamento ou fuga simplesmente porque estas últimas admitem uma clara associação à pessoa e ao ambiente em que esta está presente como uma fonte de algo a evitar, ou seja, uma fonte de punições.

  2. David Ordóñez - abril 1, 2013

    Excelente artículo, Carlos.

    Como profesional que sigue vuestro modelo de trabajo, no puedo estar más de acuerdo.

    Un abrazo fuerte.

    (Por cierto, no solo te enfrentas a la ortodoxia en el adiestramiento, sino también a los que «rigen» las leyes del «buen post»)

  3. Eduardo Polín - abril 1, 2013

    Buenas, Carlos. Lo primero presentarme: soy Eduardo Polín, quizás no me recuerdes porque sólo he coincidido contigo en una ocasión (seminario de introducción al C+E en LealCan). He seguido en la medida de lo posible tus trabajos, así como tus entradas en éste blog y he estimado conveniente en ésta ocasión escribir porque considero necesaria alguna aclaración.
    Que conste, en todo momento, que mi comentario no busca la confrontación, ni muchísimo menos la polémica entre paradigmas ni nada por el estilo.
    Además de educador canino en positivo, soy Psicólogo (a falta de 3 exámenes en Junio, pero mola decir que ya lo soy) y para colmo, conductista. Vaya por delante que a mí es al primero al que le jode bastante tener que poner tanta etiqueta para contextualizar una crítica, pero quizás es necesario por ésta vez y sin que sirva de precedente. Es más, ya que estoy, añado que soy conductista radical (de raíz, no de extremista), de la rama Skinneriana más pura, para ser exacto.
    No voy a criticar en absoluto tu forma de entender ni de aplicar el adiestramiento, aunque dicho lo anterior ésto pueda sorprender. De hecho me gusta mucho. Y me gusta mucho porque eres el análisis conductual aplicado elevado a su máxima expresión. Quizás podríamos chocar en cuanto a la explicación que tu y yo podamos dar a lo que haces y a por qué funciona, pero eso es otro tema – estoy seguro de que coincidirás conmigo – que mola más debatir cerveza en mano.

    Sigo siendo incapaz de dar brevedad a los mensajes escritos, así que voy pidiendo perdón de antemano por lo que pueda pasar en cuanto a la extensión de éste mensaje.

    Lo que en realidad considero oportuno aclarar es la visión que tienes sobre el conductismo. Me da mucha pena la opinión que se tiene de nosotros. Y no, no me da pena por el tipo de cosas que se nos atribuyen, existen muchos artículos que aclaran los malentendidos existentes con respecto a ésto y sería muy redundante que yo los repitiera por aquí (de nuevo, cerveza en mano no habría problema ni pereza). Lo que realmente me da pena es que si existe ése pensamiento equivocado de nosotros y de nuestra corriente, uno de los motivos, casi el único de hecho, necesariamente es que hay desinformación y un profundo desconocimiento. Las teorías del aprendizaje y el análisis experimental del comportamiento «gracias a Dios» gozan de gran salud a día de hoy y es una aberración decir cosas como que «está obsoleto». El conductismo, además, no es un «método» ni son «técnicas». El conductismo es la filosofía que sustenta una ciencia, el Análisis Experimental de la Conducta, que a su vez ha permitido el desarrollo de una tecnología, la cual practicas tú y practicamos todos: El Análisis Conductual Aplicado. El conductismo se basa en 3 premisas fundamentales que toda ciencia natural debería seguir (y que de hecho lo hacen): Monismo, materialismo y determinismo. Negar éstos 3 principios básicos es hacer muy mala ciencia y rechazar el conductismo casi siempre es lo mismo que negarlos. El problema es que se suele equiparar conductismo a condicionamiento cuando son dos cosas totalmente diferentes.
    Probablemente ésto ya lo sabías y ha sido todo un malentendido inducido por las exigencias del lenguaje escrito, pero me da la sensación de que no está de más aclararlo.

    Dicho eso, paso a comentar dos frases que has citado en éste artículo:

    – «la visión conductista de “si refuerza da lo mismo, cuanto más primario mejor reforzador”, que creo que ha causado bastantes males.»

    Eso no es una visión conductista. Eso es una visión de psicología básica (no aplicada), que hace referencia a las situaciones de laboratorio. Precisamente los que quieran extrapolar eso a la vida cotidiana tal cual no creo que tengan ni un pelo de conductistas, o bien no tienen ni idea del concepto de «función estimular». Quizás los conductistas somos de los pocos que siempre hemos hecho hincapié en que la extrapolación al ambiente fuera del laboratorio es posible siempre y cuando se atienda a la función del estímulo o de la conducta y no a ellos en sí mismos. La realidad es muy compleja, aunque eso no quita para que esté formada por pequeños principios muy sencillos que mis colegas de investigación y yo nos encargamos de dilucidar y desgranar con sumo cuidado y rigor. Y yo también estoy de acuerdo en que esa frase ha causado grandes males. Pero para mí, uno de los más importantes es que se ha atribuido al sector equivocado, con todo lo que ésto conlleva. De verdad, somos inocentes.

    – «(bueno a un conductista le daría lo mismo mientras la conducta sea igual, pero si le damos peso real y no únicamente figurativo a la coordenada emocional y creemos que es relevante lo que pasa en la caja negra no podemos considerarlo así).»

    Un conductista no te dirá que es igual. Te dirá que la topografía de esa respuesta es la misma, que es diferente. Y eso es una realidad, un hecho, no una opinión. Analizar una conducta no acaba en definir su topografía (manera en que se emite). Analizar una conducta consiste sobre todo en delimitar su función, identificar estímulos antecedentes y/o consecuentes, establecer relaciones de contingencia, etc. Y la caja negra es algo a explicar (te recomiendo «Conducta Verbal», de Skinner, él explica mucho mejor que yo la conducta privada. En realidad te recomiendo toda la obra de Skinner, y si ya la has leído, vuelvo a recomendar su re-lectura). Algo que hay que explicar no puede ser utilizado como causa de algo que ya está explicado por otros factores. Eso es así nos guste o no. Por supuesto que dentro del organismo pasan cosas, de hecho el mismo Skinner ya afirmó que los organismos dependen del ambiente del universo en el que se encuentran, y que lo que hay debajo de nuestra piel también está en el mismo universo. Lo de la caja negra ha «servido» siempre como fuente de crítica hacia el conductismo. Pero una vez más, ha surgido por herencia, tradición y sobre todo desconocimiento, jamás se ha basado en lo que nosotros decimos/pensamos.

    Después de todo éste tocho, resumo mi petición o queja sobre tu idea del conductismo:

    Me gustaría, de verdad, que un profesional de tu talla se adentrara en el fascinante mundo del conductismo (fascinante para nosotros, los frikis, y te lo llamo con todo el descaro porque en LealCan me confesaste que lo eras, no por gusto). Si lo haces y lo entiendes, entonces tendrás que estar de acuerdo conmigo en que tu actual opinión es injusta ya que está basada en premisas erróneas.

    Todo lo dicho, por supuestísimo, ¡sin acritud! A partir de ahora me gustaría que te mostraras escéptico cuando leas u oigas hablar sobre el conductismo. No es lo mismo basar tu opinión en la crítica que otros hacen, que basarla en tu propia experiencia una vez conocido por completo aquello que criticas.

    Acabo éste sermón infumable con una anécdota. Supongo que conocerás, aunque sea de oídas, la famosa polémica de los años 60 entre Chomsky y Skinner. Todo el mundo lego o semi-lego en la materia, además de muchos psicólogos cognitivos, piensan que lo que pasó fue que Chomsky le quitó la razón a Skinner y dio paso a un cambio de paradigma. Pues ni sí, ni no. Años más tarde se supo la verdad.
    Skinner recibió una carta de Chomsky en la que éste le exponía su intención de argumentar una crítica a su obra «Verbal Behavior». Skinner, al ver que se trataba de un lingüista (que no psicólogo), joven y desconocido no le dio importancia. Al ver el revuelo que se estaba formando, leyó la crítica detenidamente y dijo: «No le contesté porque, o bien no había leído mi obra, o bien lo ha hecho y no ha entendido nada».

    Y 50 años después, sigue pasando lo mismo. Los conductistas seguimos sin contestar. Ojalá por medio del debate, como éste, consigamos conciliar posturas y sobre todo, romper malentendidos, habladurías e injusticias.

    Un saludo,

    Edu.

    • Hola Claudia, David y Eduardo
      Claudia: Muchas gracias por tus palabras, máxime cuando tienes que hacer el esfuerzo de leer en otro idioma y sé que mis frases larguísimas no ayudan, que se lo digan a mi traductor al inglés que me amenaza con dedicarse a traducir algo más fácil, como el sánscrito rimado. Por supuesto suscribo plenamente las limitaciones que mencionas de no incorporar refuerzos sociales al entrenamiento con clicker, la preocupación por mantenerse en determinadas ortodoxias limita los resultados y vuelve triste y solitario el entrenamiento para el perro. Ya lo decían en Barrio Sésamo: Sólo no puedes, con amigos sí.
      David: Me alegro un montón de leerte pero no te escaquees y vete a cambiar pañales :), ahora en serio, muchas gracias por tu apoyo, ayuda y colaboración, con la que sé que sigo contando. Hemos compartido muchas cosas además de la visión y nos quedan las mejores por venir. Un abrazo muy fuerte.

      Eduardo: Lo primero es animarte: tres asignaturas no son nada y desde luego ya puedes ir encargando las tarjetas como psicólogo. Sé que la estadística a veces resulta dura, pero seguro que no para un conductista de pro 😉 Es una buena cosa para un educador canino tener esos conocimientos, sea o no adiestrador en positivo, además a los conductistas y a los defensores más radicales del ABA no les viene mal contar en sus filas con alguien con un profundo sesgo ético, así que seguro que serás un sumando de interés.

      Por supuesto respeto la disensión, aunque reconozco que tengo antipatía a la visión radicalmente conductista no llego a pensar como Frans de Waal cuando dice «una escuela de psicología que ha causado más estragos que ninguna otra: el conductismo», yo soy muy consciente de que también otras escuelas de psicología han causado muchos estragos 🙂
      Así que para mí ningún problema en la divergencia con quienes tienen una visión, sea una u otra, desde una óptica razonable (si hablamos de lecturas de mente o transmisión del entrenamiento a través del éter otro gallo nos cantara). De hecho me parece imprescindible que quienes empezáis seáis vehementes en la defensa de vuestras ideas, máxime cuando se lleva a cabo de manera tan adecuada como tú lo haces. Además yo, usando como base una popular frase sobre ideas políticas y dándole la vuelta creo que quien no es conductista a los veinte años no tiene cabeza y quien lo sigue siendo a los cuarenta lo que no tiene es corazón. Por supuesto entiéndase lo anterior como una broma, tengo buenos amigos conductistas que andan por los cuarenta y ahí siguen, y hablo de gente realmente válida, inteligente y moral.

      Aunque ahora un amigo me ha hecho dirigir mis lecturas conductistas hacía Thorndike soy un gran admirador de Skinner y de su trabajo y era mi conductista clásico de cabecera para la lectura, de hecho me cae bastante bien y creo que se le ha tratado injustamente, en buena parte por no contextualizar sus trabajos en su momento: un momento beligerante, difícil y casi sin neurociencia (sin embargo creo que a Watson, que tanto ha animado a dejar llorar a los niños creo que no se le ha dado caña suficiente).

      Así que cuentas con todo mi apoyo y simpatía y espero que cuando inicies tu andadura como psicólogo profesional la concilies con el entrenamiento de perros, la gente que opina desde la ciencia es imprescindible (y yo, aunque tenga más interés por otras, sí soy de los que creen que, precisamente gracias a los conductistas, la psicología se ha ganado un puesto entre la ciencias, sin la etiqueta de humanas).

      Quedan pendientes unas cervezas con tapa de puesta en común de ideas :).

  4. Ofelia del caño - abril 4, 2013

    Últimamente estoy enormemente interesada en temas psicológicos, no sólo caninos sino también humanos, de cara a mi y al cliente (canino y humano). Estoooo….. esas cervecitas… con tapa….. ¿Dónde?

  5. Rafa Beltrán - abril 4, 2013

    Interesante llamada de atención, aunque en esta ocasión me ha parecido más enredado de lo que en ti resulta habitual; también puede ser que mi conexión neuronal este bajo mínimos y mi entendimiento algo o mejor muy cortito. Estoy con un nuevo proyecto y llevo unos días algo ofuscado, tanto como para no hacer nada durante una semana al menos. Y para los que me conocen eso es una barbaridad.
    La clave la das tú mismo «el análisis y el discurso de quienes hacen estas descalificaciones es de un reduccionismo tal que falsea el concepto, mostrando un desconocimiento de fondo del funcionamiento del afecto como parte integrada en el conjunto de procesos que generan el aprendizaje y la conducta”.
    Bendita costumbre esta, en que cualquier innovación supone una guillotina, una y otra vez se cae en lo mismo sólo el modelo que YO practico es válido y me da el derecho de estigmatizar, de sentar catedra y expulsar de clase a todo el que se salga del patrón que inculco.
    Como me estoy haciendo mayor en años que no edad, y mi interés en el mundo del perro viene de un poco más allá me ha tocado vivir esto más de una vez y encima en varios lugares.
    Y francamente estoy un poco harto, ES TAN DIFÍCIL APRENDER, INTEGRAR, CONSTRUIR EN VEZ DE DESTRUIR Y SESGAR.

    Creo firmemente que, APRENDER es el mecanismo o proceso por el cual asimilamos o adquirimos una determinada información y la almacenamos, para poder utilizarla cuando nos parece necesaria. Podemos hacerlo mentalmente, o instrumentalmente. En cualquier caso, el aprendizaje exige que la información nos penetre a través de nuestro sentidos, sea procesada y almacenada en nuestro cerebro, y pueda después ser evocada o recordada para, finalmente, ser utilizada si se la requiere.
    Encontramos al menos cuatro procesos fundamentales profundamente interrelacionados entre sí; son la atención, la memoria, la motivación y la comunicación. Y llego a los puntos que me interesan en cuestión.
    Motivación:
    Es la propiedad que nos impulsa y capacita para ejecutar una actividad. Se apoya y sustenta tanto en la atención (si no estamos motivados no mantendremos la atención y menos aún a involucrarnos), como la memoria (como elemento de reforzamiento importantísimo: cómo recordamos lo que más nos afecta), y en la base de la realización de cualquier actividad: nos impulsa a la acción.
    La motivación tiene que ver mucho con la AFECTIVIDAD que, en su faceta positiva, nos inclina, nos atrae y nos une hacia un objetivo determinado; y en su faceta negativa nos repele, nos pone los pelos de punta.
    La motivación nos hace superar cansancios y dificultades, nos da es “plus” a veces tan necesario. La falta de motivación nos frena en la realización de tareas.

    Comunicación:
    La comunicación es fundamental para captar cualquier tipo de información verbal, sea visual o auditiva, y por consiguiente, para aprenderla. La comunicación necesita de amplias zonas del cerebro y de complicados mecanismos de funcionamiento que aseguren la comprensión y la expresión de lo comunicado, ya sea a través de la expresión corporal, del lenguaje en sus variadas formas, de las que el oral es muy importante pero no el único.
    Comunicación es intercambio que exige atención, recuerdo y motivación. Pero, a su vez, si la comunicación se establece sobre bases firmes (léase, AFECTO VÍCULO AFECTIVO), favorece la atención, el recuerdo y la motivación. Es el elemento lubrificante y facilitador de los otros tres, vamos, como la vaselina.
    Después de la parrafada…
    Si creo, potencio y desarrollo un buen vínculo afectivo, tengo como base el mejor elemento motivador que podré encontrar, que no va excluir en modo alguno la utilización puntual de otros elementos motivadores que puedo integrar a cualquier mecanismo o proceso de comunicación que quiera usar puntualmente. Siempre tendré como base y eje central de la motivación el afecto y después de usar cualquier otro elemento motivador volveré a él.
    Personalmente creo que si se usa el afecto adecuadamente y se recurre a los evaluadores que todos conocemos no necesitas mucho más, aparte de ganas de trabajar y tiempo para hacerlo, pero eso es porque como dije antes me estoy haciendo mayor, y tradicional por ende, así que soy un convencido de que…
    CARIÑO, dame tironcitos, hazme ruiditos, dame dulcecitos… pero con un poquito de afecto y si es cerca del cerca del oído… LA SALCHICHA ME ENTRA MEJOR

    (esto de no poder resaltar el texto es una…)

  6. Yago Ricoy - abril 4, 2013

    Hola Carlos,
    especialmente interesante este artículo y también el comentario de Eduardo Polín. Enhorabuena a los dos por la altura de vuestras reflexiones.
    No identificándome con el CE, no sé si por convicción, pereza, inercia o ignorancia, o porque no he asumido mis 40, me parece una aportación fundamental y sumamente interesante. Pero me alegra mucho que hayas escrito esto porque realmente, y estoy seguro de que muy a tu pesar, bajo el paraguas del CE creo que están aflorando algunos profesionales y aficionados con una visión crítica muy pobre que sustituyen por un discurso aprendido. Supongo que es lo que os pasa a los buenos, no sólo creáis escuela, también adeptos.

    • Hola Rafa y Yago;
      Rafa: Es más que posible que esté más enrredado de lo normal, estas cosas pasan. Efectivamente comparto la animadversión hacia usar guillotinas con los demás, hay mejores maneras de perder la cabeza :).
      Sobre lo de «cariño con un poquito de afecto la salchicha me entra mejor» no haré comentarios, aunque creía que ya era algo bien conocido nunca esta de más recordarlo ;).
      Yago: Acepto la mayor pero niego la menor, es cierto que en adiestramiento siempre existen adhesiones acríticas a los sistemas o escuelas, normalmente causadas por falacias morales o naturalistas (lo que me parece correcto me gustaría que fuera lo eficaz, lo que aparece en la naturaleza es intrínsecamente bueno/eficaz). El adiestramiento C-E no se libra de este tipo de adhesiones, sin embargo (y aquí viene la negación de la menor) creo que el porcentaje es menor que en otros sistemas por el énfasis conceptual de toda nuestra propuesta y formación. De hecho muchos de nuestros mejores alumnos adaptan nuestra propuesta creando protocolos más particularizados que aprovechan la base de nuestro trabajo de manera más eficaz en diferentes especialidades, usando de manera innovadora y comprensiva los conceptos que hemos introducido en adiestramiento, tal es el excepcional trabajo de Yes&Click de Pere Saavedra o de CoachingDOg de Juan Carlos Moreda, que partiendo de los conceptos de solución de problemas, gestión emocional, estados emocionales como contextos de aprendizaje o análisis multidimensional del entrenamiento han seguido avanzando para definir nuevas propuestas de adiestramiento de relevancia y resultados en sus áreas absolutamente inigualados, por resultados y por la forma respetuosa con las emociones del perro de conseguirlos, algo particularmente necesario en el ámbito del IPO en el que se mueve la propuesta de Juan Carlos Moreda, EMHO.
      Puede haber un número relativamente alto de acríticos por un hecho cuantitativo: formamos a mucha gente y aunque el porcentaje sea menor que en otras escuelas el número total puede seguir siendo alto, te aseguro, y los alumnos pueden confirmarlo, que nuestros cursos empiezan siempre indicando a los alumnos que existen muchas formas buenas de adiestrar, el trabajo C-E es, en nuestra opinión, una de ellas, obviamente la que preferimos, pero desde luego no la única. También decimos que cuando encuentren a alguien que les asegure que su propuesta es la única buena o bien miente o bien se equivoca, por bueno que sea su trabajo. Sinceramente creo que somos una de las escuelas que menos abusa de su posición de autoridad para captar acólitos, buscando nuestro programa formativo dar herramientas de análisis a los alumnos. Entre otras cosas porque nunca me ha interesado el proselitismo, me gusta que no todos pensemos igual y que no estemos de acuerdo. Lo prefiero al pensamiento único, aunque fuera el mío (particularmente si fuera el mío).
      En todo caso gracias por tu valoración de nuestro trabajo, por la impecable manera de hacerla y por dedicar tu tiempo a escribir aquí.

  7. Yago Ricoy - abril 5, 2013

    Gracias a tí por tu respuesta.
    Y creo que tienes razón y que mi impresión es sesgada, porque presto menos atención a los talibanes de enfoques que me interesan menos o que son menos novedosos, y tengo más presente al CE por interés y una mayor proximidad personal con algunos de tus alumnos.

  8. Ofelia - abril 9, 2013

    Hola a todos.
    Como ex alumna de Educan, lo primero que tengo que confirmar es que, efectivamente, el primer discurso en sus clases trata de hacernos ver que respetar el trabajo de toda corriente de adiestramiento es básico en un profesional de calidad. Esas corrientes de adiestramiento y de psicología en general(que se mencionan constantemente en clase, lo cual nos da pie a seguirlas por nuestra cuenta y dándonos a entender, en todo caso, que informarse es una práctica fundamental) han supuesto un trabajo de investigación realizado por gente que ha dedicado mucho tiempo a observar perros (y no perros) y trabajar con ellos, con mejores o peores resultados, que no deben desmerecer el interés y trabajo realizados. Lo bueno de esto es que, aunque no todos los alumnos hayamos salido tan «investigadores» (por falta de tiempo, circunstancias o naturaleza propia…), sabemos que lo más interesante es estar informado de lo que se hace, para poder sacar nuestras propias conclusiones, siempre que sean coherentes a la hora de aplicarlas. No todos los procedimientos valen para todos los casos, eso es evidente. Por eso, aunque todavía no he leído todo lo que me gustaría leer y no he visto todo lo que me gustaría ver (en cuanto a cómo trabajan mis colegas de profesión, CE y más), mi intención en la vida, no sólo en esta profesión, sino en todas (tengo más de una, como muchos), es empaparme, todo lo que pueda, y mi cerebrín permita, de conocimientos y experiencias que me servirán en el futuro, a mí y a mis clientes, sobre todo, para poder llegar a discernir en el mayor numero de casos posibles, qué técnicas o métodos pueden resultar más efectivos en distintas circunstancias.

    En resumen: que no hay que hacer ascos a nada, porque de todos se puede aprender, clientes inclusive.

    Aunque llevo tiempo fuera de órbita, en cuanto a adiestramiento se refiere, no he dejado de leer, buscar por internet, comprar libros, ver videos, etc etc etc, y no son todos de «CarlohAlfonso» (pequeño tono de culebrón venezolano, perdón por la broma, Carlos). Ya me gustaría tener alguno más de «CarlohAlfooonso». Me voy conformando con estos posts que son una parte de mi motivación a la hora de seguir pensando en el trabajo con los canes. Con esto quiero decir que, defensores acérrimos de algo, existen en todas partes, corrientes, religiones y demás. El por qué, se lo dejo al análisis de los profesionales.

    Un saludo a todos. Qué ganas de cervecita…..

  9. Eduardo Caparrós - abril 11, 2013

    Un poco de sinceridad más…
    ¿Sabes Carlos? Tu blog, este blog, desde un punto de vista técnico me es poco interesante… pero no es porque tus capacidades técnicas sean escasas o sin interés ;), es porque desde un punto de vista ético este blog es el palacio ético del experto en conducta canina y semejante grandeza ética hace que la técnica parezca secundaria.

    Entrar aqui y «escuchar» de alguien con tu repercusión mediática palabras con tanto sentido común reconforta el alma del que respeta, en la medida que ello es posible, la visión que los demás tienen del mundo canino.

    Y especialmente… viniendo de ti. Porque de un tiempo a esta parte me encuentro con cada vez más «talibanes» del Cognitivo Emocional… casi igualando en número a los «talibanes» del clicker…

    Entrar en debates técnicos acerca de un método u otro de trabajo me resulta absurdo cuando existen cientos de profesionales que, desde el respeto al perro y a la ciencia (es decir, dejando de lado a los profesionales rompedores de perros cuyas consecuencias todos hemos tenido que rehabilitar después) obtienen resultados óptimos para las necesidades de sus clientes y sus cuadrúpedos acompañantes.

    Existe un número finito de formas de darle un premio a un chucho para que se siente e infinitas formas de darle una explicación e intentar optimizarlo…

    Y nosotros hemos pasado de «pelearnos» con quien le daba una ostia al perro para que se sentara a pelearnos por quién le da el premio mejor y de manera mas eficiente…

    ¿Pues no está ya el perro sentado? ¿Y no se lo está pasando bien? ¿No es mucho mas lógico adaptar los métodos al perro, el dueño y al profesional dependiendo de las habilidades de todos ellos que adaptar a todos estos a cualquier método?

    No hace mucho le dí conocí a una mujer muy muy mayor, tenía miedo del perro de su nieto que era un cachorro muy activo y juguetón… Podía intentar explicarle lo que es una curva de extinción y la no linealidad de la misma para que fuera paciente durante la rehabilitación… pero opté por comprar en un chino cercano un spray, llenarlo de agua y enseñarle a usarlo…

    Soy un maltratador…

    • Hola Ofelia y Eduardo,
      Ofelia, muchas gracias y ¡muchas cervezas!
      Eduardo, en primer lugar agradecerte tu opinión, pero lo creo que sucede es que a veces la gente no sabe expresar su amor y confianza por alguna manera de trabajar sin descalificar aquello que pueda considerar una versión espuria de lo que ama o algo completamente diferente, y aquí no entro siquiera en valoraciones éticas. Esto hace que los guardianes de la ortodoxia puedan florecer. Es una manera tosca, reduccionista y sesgada de mostrar amor por lo que se hace, pero quien dice este tipo de cosas en realidad quiere decir que ama completamente lo que hace y lo que no posea esas características le parece un pájaro cuco, un impostor que tiene la apariencia, pero no el auténtico interior del objeto de su amor.
      El no saber mostrar aprecio por las alternativas razonables a lo que uno prefiere es un problema a veces más de expresión que de fondo, estas radicalidades que parecen tan extremas luego, tomando las cervezas tan bien citadas por Ofelia, se suelen volver más negociables. El problema es que alguna gente prefiere a un buen bar un pedestal desde el que verse más altito de lo que se es y desde donde sea más cómodo tirar pedradas a los que van pasando por debajo. Pero en realidad son los menos, lo que pasa es que cuando te aciertan con una pedrada (a mí me han dado unas cuantas) te parecen más importantes, abundantes y peligrosos de lo que realmente son.
      Con lo buena que está la cerveza

  10. Mercedes Iacoviello - abril 26, 2013

    Yo estaría super feliz sabiendo que la actual es una guerra entre talibanes que tienen tanto en común… digo si los comparamos con los talibanes que los precedieron, ¿no? 😉

    No recuerdo exactamente si fue en un libro de Patricia McConnnell, me crucé con una idea bien interesante. Que las mayores atrocidades que se cometían con los perros venían de la mirada antropomorfica. Y en este sentido, la perspectiva conductista resultó beneficiosa: si el comportamiento del perro está sujeto a un proceso de estimulo respuesta, entonces no hay intenciones escondidas, ni venganza, ni celos, ni otras emociones humanas atribuidas al pobre perro castigado a golpes de periódico. En definitiva, defenestrar al conductismo me parece contradictorio con la propia esencia de la perspectiva cognitivo emocional. Pero los humanos somos los campeones de armarnos pedestalitos para tirarnos tomates los unos a los otros, en todas las disciplinas. 😉

    • Hola Mercedes,

      En mi post no me refiero a las guerras abiertas entre defensores de diferentes visiones del adiestramiento, que no me gustan demasiado pero que me parecen menos graves que el asunto que comento: la descalificación de quienes, militando en el mismo bando, en la misma visión, utilizan un determinado avance o detalle diferencial para descalificar a los que no alcanzan ese sub-objetivo concreto. Cuando esto se hace usando conceptos que he defendido, desarrollado e introducido en el entrenamiento de perros me afecta todavía más. Para aclarar por completo mi visión en este punto: aunque soy poco pro-confrontación, respeto a los que pelean por un modelo de entrenamiento, lo comparta o no, pero no respeto a aquellos que, eludiendo la lucha abierta, montan casi a hurtadillas tribunales inquisitoriales para velar por la ortodoxia y, desde la seguridad de la retaguardia, se dedican a acumular méritos atacando a quienes están a su lado de la trinchera.

      Todos, en disciplinas técnicas o científicas, somos mejores que los que nos precedieron. Y peores que los que vendrán detrás. Debemos entender que muchas cosas que se han hecho hace años puestas en el contexto actual tienen implicaciones muy diferentes a las que tenían entonces debido a las alternativas que ahora conocemos. Me comentaba mi amigo Luis Souto que en Suecia (me puedo confundir de país, que a mí los nórdicos se me mezclan) esta prohibido dejar al perro sólo durante más de seis horas en casa, ni te hablo de un trasportín, porque es maltrato. Deberíamos ir preparándonos para la idea de que dentro de veinte años a lo mejor nos tildan de maltratadores porque nuestros perros pasaban la noche en un trasportín cuando viajábamos. Como digo, mala cosa será si nos tiene que hacer buenos la comparación con los anteriores.

      No recuerdo esa cita en McConnell, más me suena de Donaldson, recordemos que doña Patricia no es de los autores más conductistas en su visión (¡incluso defiende la existencia de «el concepto anteriormente llamado dominancia»!), pero puesto que ese es un problema real bien puede haberlo comentado cualquier autor.

      Con respecto al conductismo debo decir que no comparto que una visión cartesiana de la conducta del perro sea beneficiosa porque aparta a un lado las emociones antropomórficas, puesto que para un bien inmediato causa un mal duradero y continuado: también aparta a un lado las emociones caninas. Y además, aunque sea útil es falso. Por no entrar en que, de fondo, una visión cartesiana justifica por completo el uso de aversivos puesto que lo que importa es la respuesta conductual que provoca, recordemos precisamente la patada de don René a una perra preñada para apartarla de su paso porque, al no tener emociones, no había problema en enseñarla de esa manera a no interponerse.

      En todo caso, y aquí tengo que erigirme en defensor de Eduardo y de todos los conductistas de pro -que una cosa es disentir y otra hacer trampa- el planteamiento conductista no es en ningún caso cartesiano estricto, creo que tiene una cierta tendencia hacia ello, pero no lo es. Aquí, como bien comenta Eduardo, no debe confundirse UN proceso asociativo concreto, el condicionamiento operante, con el conjunto de procesos implicados en la conducta (que mucho se habla de operantes entre entrenadores de animales, pero casi nunca oigo hablar, por ejemplo, de respondientes).

      No creo que nadie quiera (ni pueda) defenestrar al conductismo, ni como enfoque, ni como herramienta útil y necesaria para el entrenamiento de animales, el debate está más en si el conductismo explica el todo o sólo una parte de la máquina de aprender. En este punto yo creo firmemente que hay evidencia de que explica una parte, pero entiendo que otra gente piense que es el todo, es un tema sobre el que no entro en discusiones porque me aburre soberanamente y porque entiendo que es lícito que las evidencias experimentales en uno u otro sentido se interpreten y magnifiquen de acuerdo a los intereses, deseos y sesgos que todos tenemos.

  11. Eduardo Polín - abril 26, 2013

    Hola de nuevo,

    Sí, sigo pensando lo mismo de siempre… el problema que existe, o al menos uno entre los muchos que yo percibo en torno a la filosofía conductista es que se trata de un esquema global muy sencillo compuesto por muchas pequeñas y complejas partes. Ésto tiene dos consecuencias muy claras: por un lado, creo firmemente que éste es uno de los motivos que hace que más de uno, como conducta de escape, recurra a según qué atajos explicativos que dejan de lado los principios de ésta filosofía (que en realidad no es más que una especie de guión para aproximarse al estudio de la conducta, es decir, la filosofía de una ciencia), y acaban rechazándola. Por otro lado, los hay que se sienten muy atraídos por los principios conductistas pero jamás llegan a comprenderlos, por lo que, aunque no los rechazan, los acaban desvirtuando. Y ésto en gran parte explica muchos de los malentendidos que existen con respecto al tema.

    Dicho ésto, y quizás me voy a repetir, no se trata de que el conductismo explique algo o no lo haga. El conductismo no es una teoría del comportamiento, es simplemente un conjunto de «normas» para abordar los hechos desde una perspectiva científico-lógica. Por tanto, el conductismo no explica todo porque en realidad no pretende explicar nada: nos dice cómo debemos actuar para saber si algo es susceptible de explicar algún fenómeno. A raíz de ésto, surge el análisis experimental del comportamiento, que sí es una ciencia y que a partir de la evidencia empírica, apoyándose en la susodicha filosofía, trata de explicar lo que va ocurriendo.

    Carlos, en cuanto a lo que dices sobre la visión cartesiana, no estoy seguro de haberlo entendido completamente. Si te refieres al aspecto «mecanicista» de dicha perspectiva, no estoy de acuerdo en que el conductismo comparta sus postulados. Si te refieres al aspecto «dualista», entonces estoy menos de acuerdo aún.

    Es cierto que se escucha hablar poco de «respondientes» en el ámbito del entrenamiento animal. Pero una cosa es lo que se escuche, y otra lo que se sepa. Y sobre respondientes, al igual que de operantes, sabemos mucho. De hecho últimamente se han producido muchísimos avances en el estudio de la conducta privada, verbal o no verbal, y por supuesto de las emociones. Decir que una emoción en realidad puede ser una RC, no es negar su existencia, ni menospreciar su importancia, es simplemente operativizar el fenómeno para poder abordar su estudio (algo que como ya sabes, en ciencia es fundamental). Y eso sí que lo «dice» el conductismo.

    Un saludo.

    • Quizá mi texto no ha quedado claro, están operando de urgencia a un amigo y no era un buen momento para escribir. Yo digo que el conductismo NO es cartesiano y que quienes lo afirman hacen un reduccionismo tramposo, sí que tiene, en mi opinión, una cierta tendencia al cartesianismo. El poner el tema de las respondientes era precisamente para ilustrar la limitación en el uso de la nomenclatura conductista que se hace en adiestramiento, no aprovechándose todos los recursos conceptuales que ofrece el conductismo.

  12. Eduardo Polín - abril 26, 2013

    No, he releído tu comentario y lo he entendido perfectamente, he sido yo que estoy a mil cosas y no me entero. Completamente de acuerdo contigo, entonces.

    Espero que salga bien lo de tu amigo, te mando mucho ánimo y un fuerte abrazo!

    Edu.

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