Publicado el 17 de junio de 2021

Episodio 35 – TPPyTQ instagrama multicast – Variables disposicionales y slow training ¿mejor más despacio?

En los videos, los perros suelen mostrar conductas asertivas, entusiastas y veloces: una llamada abandonando juguetes, amigos o cualquier cosa que estuviera haciendo, una posición que toma de manera rauda y firme… Es algo que los entrenadores buscamos, ya sea al abandonar al figurante, cerrar un ejercicio o traernos un objeto (ains, qué ansiedad los cierres y los apports lentos, pero de eso ya lloraré otro día), nos satisface esa rapidez, esa seguridad, esa actitud afirmativa de boy scout dispuesto a darlo todo en cuando se lo pidamos y sentirse feliz por ello. Sin embargo ¿Esa es la mejor manera de entrenarlo todo? La velocidad y la asertividad son muy atractivas, pero dependen de variables disposicionales, que, en cristiano, quiere decir que dependen de que el perro espere que le vayamos a pedir algo. Y en muchos casos -si no la mayoría- se añade que sepa, espera y desee concreta y exactamente qué es lo que le vamos a pedir. Esa diligencia requiere que el perro esté, como mínimo, en “modo trabajo”: expectante y preparado. Y, más frecuentemente, que sepa qué le vamos a pedir: “dime ya que me siente, dímelo ya ¡¡estoy listo para hacerlo perfecto!!”. Tanto es así que uno de los problemas más comunes al entrenar con velocidad máxima son las anticipaciones, que el perro haga las cosas ¡¡¡antes de que se las pidamos!!! Pero en el día a día el perro está a sus cosas, mientras pasea por el parque, trastea por el jardín o juega con sus amigos no está en “modo trabajo”, esperando nuestras señales para responder a ellas (y si lo está, qué triste vida), su cabeza se enfoca en jugar, oler o disfrutar ese charco de barro. Y tenemos un doble objetivo: variar su disposición y -después- que haga aquello que le pedimos. Para lograrlo necesitamos cambiar el chip, necesitamos el Slow Training.