Inicio el trabajo como Director Editorial en Dogalia

 

Llevo un tiempo buscando el momento para hacer público que, desde hace unos meses, soy socio de Dogalia, que ha publicado mis últimos libros, aceptando la responsabilidad de la Dirección Editorial (exceptuando los temas de salud, nutrición, veterinaria y relacionados, que dirige otro socio, veterinario y especialista en dichas áreas, Antonio Arciniega LLorens, íntimo amigo y extraordinaria persona y profesional).

Mi padre estuvo vinculado al mundo editorial, y la de editor es una labor que conozco, me gusta y para la que he recibido formación. Un editor no es intermediario entre el autor y el impresor, un editor no es un organizador de oficios (escritor, impresor, distribuidor…). Un editor es una parte activa y relevante, pero discreta, para construir un libro. Alguien que ayuda a que  sea lo mejor que puede ser, que ayuda a que el/la autor/a encuentre la mejor manera de lograr sus objetivos ofreciéndole perspectiva. Y me llena de ilusión potenciar y colaborar en el trabajo de quienes saben de perros, me ilusiona sacar libros buenos, bonitos y de calidad (porque la poca calidad de la pieza física del libro es algo que se está volviendo común para abaratar costes y no lo comparto en absoluto. Un libro tiene que tener una presencia y empaque suficiente para encariñarse con él).

En nuestro país, en nuestra lengua, tenemos grandes entrenadores/as y especialistas en comportamiento canino, much@s de ell@s son buenos comunicadores, sin embargo no tenemos demasiados libros sólidos escritos por ell@s. He visto aparecer -con la facilidad actual para la autopublicación- muchos que tenían ideas de calidad suficiente pero que no llegaban a levantar el vuelo, que, como textos, se quedaban a medias. Tengo la convicción de que hubieran sido grandes libros si un editor hubiera ayudado a sus autores a construirlos. Me gustaría que eso no pasase más, me gustaría ayudar desde Dogalia a que se desplieguen en forma de libros las buenas ideas de l@s buen@s entrenadores/as y comportamentalistas que tenemos.

Creo sinceramente que no es posible  hacer el mejor libro posible sin ayuda de un editor, pues  quien es autor pierde la perspectiva respecto a su propio trabajo (la autoedición siempre tiene algo de esa escena en la que Bart Simpson mira uno de sus dibujos y dice: “Soy mi peor crítico, pero es una obra maestra”), de hecho yo constituí un equipo de edición para mis libros, que ha sido vital para determinar su estructura, contenido, redacción y forma final, y que los ha cambiado sustancialmente. A mejor. 

Eso sí, una necesidad absoluta, una obligación y un compromiso moral en mi labor como editor, es no ejercer censura o sesgo técnico alguno, ni búsqueda de adecuación de los contenidos a mi visión del mundo del perro. Si promoviera una óptica cognitiva frente a una conductista, si publicara lo que apoya mis posiciones y no lo que las cuestiona, estaría usando repugnantemente mi posición. Jamás lo haré. Si un libro afirma y expone con solidez y calidad que tu perro, ni piensa ni te quiere, y que necesita control más que otra cosa, estaré feliz de ayudar a su autor a darle la mejor forma posible y volverlo más incisivo, eficaz y sólido. Y me encantará hacerlo, es en el debate de calidad donde deben moverse los técnicos, no entre adhesiones a supuestas ortodoxias. La polifonía conceptual, el debate y la visión crítica son una necesidad y potenciarlos es parte de la labor – del deber- de las editoriales técnicas.

Únicamente puse una condición técnica a l@s demás soci@s para aceptar el cargo: la no promoción de  la pseudociencia, pues considero que demasiadas empresas y entidades -desde editoriales a universidades –  se benefician de ella, intentando no mancharse demasiado las manos. Esto, que es vergonzoso y repugnante, lleva a validarla indirectamente una y otra vez, divulgarla y promoverla, algo en lo que no deseo participar. Aunque, por lealtad y compromiso profesional previo, conviviremos con las menciones que ya existen en alguno de los libros publicados (y que obviamente no he editado yo), haremos todo lo posible para no promoverla en los que salgan a partir de ahora. 

Me encantaría que tod@s l@s buen@s entrenadores/as que estén dispuestos de verdad a contar lo que hacen escriban, al menos, un libro (y esto selecciona bastante muchas cosas: porque si haces cosas que no puedes contar, que no estás dispuesto a contar, no deberías escribir un libro sobre lo que haces).

Me encantaría editar un libro de mi amigo Luis Souto sobre la ansiedad por separación. Porque es alguien con una visión inteligente y eficaz, que tiene ideas muy buenas para mantener el foco en la separación, cuando yo en mi último libro y en el curso El Perro Valiente propongo dejar de hacerlo. Si alguien como Luis opina que debemos mantenernos enfocados en la ansiedad vinculada a la separación seguro que es por buenos motivos y con argumentos sólidos.

Me encantaría editar un libro de mi amigo Eduardo Polín sobre conductismo aplicado a la ingeniería del comportamiento canino. Porque es necesario que las dos ópticas científicas sobre el comportamiento, la cognitiva y la conductista, estén representadas con calidad en los textos a los que tengamos acceso, y que el debate sea entre ideas y no entre espantapájaros de ideas, hombres de paja creados para descalificarlo a priori. Y de eso hay demasiado, sobre conductistas y sobre cognitivos.

Me encantaría editar un libro de mi amigo Juan Carlos Moreda sobre su forma de entender y entrenar IGP, lo que ha llamado CoachinDOg. Porque su nivel de excelencia y de consistencia (seleccionado para ocho mundiales con cuatro perros diferentes) muestran que algo hay que funciona una y otra vez. Y porque puede y creo que estaría dispuesto a contar todo lo que hace.

Me encantaría editar un libro de Mariona Monrós sobre su forma de entender y construir el trabajo de mordida en traje, porque lo hace de una manera diferente en muchas cosas a las tradicionales, desde un enfoque conductista, que no comparto, y porque, como sucede con Juan Carlos, creo que puede y estaría dispuesta a contar todo lo que hace. Eso es tan valioso.

Me encantaría editar un libro de Juan Valero (Orelav) sobre el malinois seleccionado para IGP y su cría. Que pueda exponer en un libro la emoción que me trasmitía conversando sobre cómo eran Jenos´ Enzo, Da´Eder o Howard des Mauvais, o cuando me explicaba sus motivos para cubrir con Arkan cuando yo no lo entendía o para no hacer una camada que a mí me parecía ideal. E igual diría de Pedro Pujol (Togaricha), Lola Ferrando (Pozalmuro), Fidel Real (Cuatro Estaciones) y de muchos otros. Contádnoslo y volvednos a enamorar de las perros que amamos. Descubrídselos a otros. Es tan bonito.

Me encantaría editar un libro sobre el cuidado del perro rescatado de Cristina Fernández, porque su experiencia y compromiso inteligentes y llenos de cariño con los caso más difíciles, física y emocionalmente, podría ayudarnos a ayudar mejor.

Me encantaría editar un libro de cuentos animalistas con mi amiga Helen Bravo, para que la mirada de quienes les suponen -les suponemos- derechos inalienables a los demás animales se convierta en palabras y se muestre en toda su belleza.

Me encantaría editar un libro sobre el trabajo práctico en IAA de David Ordóñez, pues creo que su experiencia es relevante y que haría algo sólido, a la vez que divertido.

¿Y los cuentos para niñ@s? En eso ya tenemos dos proyectos entre manos. Me encantaría contar más, pero no debo.

Eso sí, como editor apuesto por libros, y ayudaré en lo posible a que sean excelentes, no por ideas. Que nadie me escriba diciéndome ¿si escribo un libro sobre tal lo publicaría Dogalia? Esto no funciona así. Primero se hace un libro, después se envía y entonces podemos empezar a hablar. Porque quizá alguien sea estupendo en lo que hace, pero no escribiendo, o creamos que algo no será de interés suficiente, o que reitere las ideas de otro trabajo que ya tenemos publicado y convenga llevarlo a otra editorial… No sé, mil cosas.

El primer libro que he editado para Dogalia es El juego es poderoso de Karen London y Patricia McConnell, editar una traducción da poco margen al editor, pero aún así las dos autoras están felices de la edición en castellano, detalles como la foto de portada les han encantado. Pero de este libro hablo en unos días. Lo prometo.

Aquí solo he mencionado a algunas personas que creo que podrían escribir libros de interés, y que creo que merece la pena que lo hagan (aunque sea con otra editorial), pero hay muchos más. A algunos no les conozco, no conozco su trabajo, y no puedo citarles, pero eso puede cambiar en cuanto les lea.