En un espacio online de EDUCAN se ha repetido una discusión que es frecuente encontrar al hablar de perr@s: me refiero a aquella sobre elegir un/a perro@ de raza de un criadero frente a un@ de una protectora. Esta es una discusión que puede ser fértil y que es procedente, porque amar a l@s perr@s es una patria común, pero que contiene muchas sensibilidades, muchas y muy diferentes ideas y formas de entender ese fenómeno desmedidamente maravilloso que es la convivencia entre perr@s y personas.
El problema es que nos han robado esta necesaria discusión sobre los motivos para elegir un/a perr@ de raza de un criadero o un/a perr@ de una protectora , nos la han impedido, nos la han cambiado por algo sin valor, por algo menor y peor.
Nos la han robado, porque la discusión necesaria y de calidad parte de creer que el/la otr@ tiene tan buena fe, tanto amor por l@s perr@s, como nosotr@s, y ambas partes han enemiguizado al otro. Le han vuelto malo o tonto en su cabeza por su elección.
Nos la han impedido porque si no pensamos que el punto de vista del/la otr@ estará sostenido por un amor y un compromiso con l@s perr@s igual al nuestro no escucharemos lo que dice, no entenderemos por qué lo piensa, solo atacaremos lo que hace.
Nos la han impedido porque nos han puesto en bandos para que peleemos, cuando estamos en el mismo: en el de quienes amamos a l@s perr@s y queremos su felicidad.
Nos la han cambiado por algo sin valor, menor y peor de lo que debería ser, porque esta tesitura de combate nos impide aprender de quien está en el otro lado, nos impide hacer, como decía Séneca, incursiones fértiles en el otro bando, no como espías, sino como explorador@s. Como quienes desean entender por qué otr@s, que aman tanto a l@s perr@s como nosotr@s, piensan lo contrario en temas que consideramos centrales para mejorar su vida y su acceso a la felicidad en un sentido amplio.
Pero también creo que soy en parte culpable de esta situación, pues al saber que este es un tema polémico, y temeroso de que exponer lo que creo me generase antipatías no he hecho público directamente lo que pienso de estos temas, ni he denunciado antes cómo nos estamos enemiguizando quienes amamos a l@s perr@s, cómo eso nos empobrece y cómo empobrece a l@s perr@s. Lo haré ahora, e intentaré ser claro.
CREO firmemente que:
Creo que el abandono no está relacionado con la cría, sino con lo que se siente hacia los perros. Que las soluciones son educación y sanciones, no eliminar la cría.
Creo que las razas de perros permiten que cada persona, cada familia, encuentre un /a compañer@ canin@ ideal para que se integre, sea feliz y les haga felices según su estilo y condiciones de vida. En consecuencia, creo que las razas de perros minimizan los abandonos.
Creo que la labor de criador@s y protectoras es complementaria, no opuesta: l@s criador@s vacían las perreras desde fuera, minimizando los abandonos, y las protectoras desde dentro, logrando familias para l@s perr@s que están allí. Esta es para mí una idea central, no oponer protectoras a criador@s, sino hacer didáctica sobre cómo se complementa la labor de amb@s actores para reducir abandonos.
Creo que l@s perr@s conviven con nosotr@s como parte de nuestra familia, por eso nos denominamos tutor@s y no propietari@s, por eso hablamos de convivencia y no de propiedad.
Creo, como consecuencia de lo anterior, que la adopción NO tiene que ver con la gratuidad, el origen o edad del/la perr@ que incorporamos a nuestra vida, sino con la vocación de crear un vínculo de parentesco. Adoptar un/a perr@ de raza, como un@ de protectora, implica una serie de gastos que deben cubrirse y asumirlos forma parte del compromiso de adopción.
Creo que la castración altera el carácter del/la perr@ y por ello creo es poco respetuosa con el individuo, creo que si debemos evitar su reproducción con medidas fisiológicas la esterilización (ligadura de trompas, vasectomía) es una alternativa más respetuosa con los derechos de los animales, que tiene la misma función sin modificar la forma de ser del/la perr@.
Pero también creo firmemente que quienes piensan lo contrario lo piensan con el mismo ánimo de cuidar a l@s perr@s que yo, que son compañer@s en la tarea de mejorar la vida de l@s perr@s, de reducir los abandonos y de luchar para reconocer sus derechos.
Y quiero que entiendan que pienso lo anterior desde un amor sincero y reflexivo e informado hacia l@s perr@s, lo que no quiere decir que no pueda estar equivocado, pero sí que está libre de ligereza y malevolencia hacia nadie.
Por eso quiero explicarme con detalle sobre por qué creo lo que acabo de exponer, pero antes debo despejar un par de lugares comunes ponzoñosos que se han instalado entre ambas sensibilidades, imposibilitando que nos veamos como una colectividad, como una comunidad. Lugares comunes que nos han convertido en enemigos sin que lo seamos o, al menos, sin que lo debamos ser. Porque nadie que ame a l@s perr@s y quiera lo mejor para ell@s es mi enemigo, ni debería verlo así ninguna otra persona con esas mismas aspiraciones, por lejanos que estén, que estemos, respecto a cómo operativizarlas.
SOBRE L@S “BUEN@S” CRIADOR@S Y LAS PROTECTORAS “HONESTAS”
Un reflejo defensivo de ambas partes es vincular a la otra con intereses económicos torticeros e ilícitos, argumentando que son estos intereses los que les hacen defender algo que no es bueno para l@s perr@s, así para un@s l@s criador@s aparecen como fabricantes sin escrúpulos de un producto que desean vender a toda costa cuanto puedan fabricar, mientras que para otr@s las protectoras parecen paniaguadas de las subvenciones que rapiñan recursos y atención para medrar y beneficiarse.
Obviamente ambas visiones son mentira, aunque sin duda existirán en los extremos del espectro elementos tan perniciosos y tóxicos, considerarlos como representativos del colectivo es tramposo, falso y enemiguizador en una medida inimaginablemente mezquina.
Tanto se ha convertido esto en un lugar común que ya se habla de “buen@s” criador@s y protectoras “honestas”, para distinguirlos del conjunto, dando por defecto a las palabras criador/a y protectora el valor de sus peores representantes. Me niego a aceptar este uso envenenado y envenenador de los términos. Usaré para hablar criador/a y protectora simplemente, sin adjetivos, pues está implícita la buena práctica en ellos. Reservo los adjetivos para cuando sea necesario descalificar a cualquier miembro de ambos colectivos que actúe miserablemente en cualquier sentido.
SOBRE ANIMALISTAS “IGNORANTES” Y PROFESIONALES QUE NO AMAN A L@S PERR@S
Las descalificaciones generalizadas no solo se han quedado en las actividades que hacen las personas, sino que han llegado tan lejos que se descalifica a las personas, algo que no solo enemiguiza a colectivos, sino que justifica e incluso promueve el ataque personal entre quienes aman a l@s perr@s de manera diferente. Esto el abandono extremo del espíritu humanista y cooperativo que debería imperar, querer atacar al/la otr@, creer que es lícito e incluso conveniente atacar a una persona para atacar a sus ideas. Las ideas pueden y deben ser atacadas, las personas tienen un derecho sacrosanto a ser respetadas por diferentemente que piensen. Cruzar esta línea, dejar el necesario debate de las ideas para dañar a las personas es un terrible peaje que pagamos por la simplificación y la enemiguización, y no es menos terrible para el que ataca, que abandona los mínimos de fraternidad y se suelta un poco de su humanidad, que para el atacado.
Por eso también niego tanto la idea de que los animalistas (condición que me define,) entendido el término como se quiera entender, son ignorantes y eso es lo que motiva lo que piensan y dicen, como la de que profesionales del mundo del perro (cosa que también soy) sean mercenarios que ponen todo en función de obtener algún tipo de beneficio personal: sea este económico, deportivo o de cualquier otra índole. Y desde luego niego radicalmente la oposición entre ambas condiciones.
Una vez expuestas estas premisas me explicaré ahora sobre lo que creo respecto al tema principal de discusión, incidencia y relación entre perr@s de criadero y perr@s de una entidad de protección animal con términos como abandono, adopción y castración. Que constituyen el núcleo de este asunto y de las polémicas a su alrededor.
SOBRE LA RELACIÓN ENTRE LA CRÍA Y EL ABANDONO
Tradicionalmente se ha vinculado la cría con el abandono, pero creo que esta idea es falsa. Creo que la cría no está más relacionada con los abandonos que los nacimientos con los asesinatos: es obvio que para que un/a perr@ sea abandonad@ ha debido nacer, pero esta es la única relación causal entre estos hechos. De hecho, el número de perr@s de raza adquiridos a criadores (de calidad, buen@s… porque eso está implícito) y abandonad@s es muy pequeño.
Quizá estamos confundiendo nacimientos con cría. Porque esa es toda la relación entre cría y abandonos. No se puede cargar la responsabilidad del abandono sobre el hecho de existir. Nadie sería asesinado, si nadie naciera. Esto no quiere decir que no deba regularse la cría, pero desde luego verla como un elemento causal de los abandonos es una reducción al absurdo sobre qué origina el abandono: es atribuir el abandono a que exista el sujeto abandonable, como decir que las causas del robo son que existan personas con bienes codiciables.
Lo que causa la gran mayoría de los abandonos es la manera de las personas de entender la convivencia con l@s perr@s, si los consideran un objeto a poseer, o algún tipo de complemento ornamental en sus vidas, cuando surjan problemas con ellos – algo inevitable, pues los sujetos somos variables y requerimos un tipo de atención social sin el cual aparecen problemas- los abandonarán.
La cría no tiene que ver con los abandonos, los abandonos son consecuencia de la educación, de la forma de ver a un/a perr@ como algo objetual que solo vale en función de lo que nos da a nosotr@s, esta es una forma infantil, mascotista, de acercarse a otra especie, a otr@ sujet@, sin entender sus necesidades, pensando en ell@s únicamente en función de lo que obtendremos (“animal de compañía” es una definición terrible en su fondo) y no de lo que hemos de hacer para cuidarles, garantizando su bienestar. Eso lleva a todos los demás problemas: cría abusiva, adopción irresponsable, falta de compromiso y recursos ante el surgimiento de problemas con el/la perr@ adoptad@, y, en última instancia: abandonos.
Por eso defiendo la figura del tutor@, frente a la del propietari@, creo que quien asume esta condición no abandona ante los problemas, sino que se esfuerza en solucionarlos y en cuidar a su perr@. Creo que la solución a los abandonos está en (1) la educación para que tod@s quienes deseen incorporar un/@ perr@ a sus vidas lo hagan desde este rol de tutor/a y en (2) las sanciones severas a quienes abandonen.
Algunas ideas que relacionan la cría irresponsable con el abandono lo hacen porque el número de perr@s muy jóvenes y cachorr@s que se abandonan es particularmente alto, sin embargo, creo que esta relación no es la causa, sino que lo que sucede es que l@s perr@s cachorr@s y muy jóvenes son aquell@s que más problemátic@s pueden resultar a quienes los adquieren como un objeto, maximizando su abandono en estas franjas de edad.
La cría irresponsable debe perseguirse con ferocidad por el terrible maltrato que supone para l@s perr@s implicad@s, no porque sea un factor de abandono. Son acciones que deben ser perseguidas y castigadas por sí mismas, por el mal que existe en ellas, no porque incidan en el abandono.
Creo que es imperativo asumir la cría de perr@s de raza como un segundo frente de acción frente al abandono, como un complemento necesario a la labor de las protectoras. Lo que falla es que demasiados no lo ven así.
La confrontación con las entidades que ayudan a prevenir y solucionar los problemas de abandono es artificial, porque, en realidad, l@s criador@s son una de ellas. nuestro mejor esfuerzo debe estar en lograr sinergias colectivas y reducir, hasta su desaparición, el abandono de perr@s. Ninguna entidad que defienda a l@s perr@s y su bienestar me tendrá enfrente, siempre estaré de su lado. Y l@s criador@s son una de ellas.
Porque creo que l@s criador@s, vacían las perreras desde fuera.
Pero también creo firmemente que quienes piensan lo contrario lo piensan con el mismo ánimo de cuidar a l@s perr@s que yo, que son compañer@s en la tarea de mejorar la vida de l@s perr@s, de reducir los abandonos y de luchar para reconocer sus derechos.
SOBRE LA ADOPCIÓN, LA CRÍA DE PERR@S DE RAZA Y VACIAR LAS PERRERAS
El término adopción tiene que ver con el deseo consciente por parte de las personas de crear un vínculo de parentesco con el/la perr@, no con la gratuidad, la raza, la edad, el origen o ningún otro factor secundario: la adopción indica la vocación de parentesco entre la persona que adopta y el/la perr@ que es adoptad@. El intercambio de dinero o su origen no es lo que hace que tener un/a perr@ sea o no una adopción sino la vocación de integrarle como un miembro de la familia.
Si alguien conoce, acepta y asume que su rol será el de tutor/@ al cuidado del/la perr@ no lo esta comprando, sino que lo está adoptando, independientemente de que exista un intercambio económico.
En las adopciones en protectoras existe intercambio de dinero y se considera -con razón- una condición que evalúa un mínimo compromiso del/la adoptante y su cualificación, al entender que tiene que aportar dinero, que es una condición conveniente para sufragar los gastos de cuidado de l@s perr@s antes de encontrar a su familia. De igual manera, la adopción de un/a perr@ de raza implica una serie de gastos, que cubren la inversión de tiempo y conocimiento para su selección y cría. La figura que lo regula es la compraventa, porque, por desgracia y es algo que debe cambiarse, legalmente l@s perr@s son bienes, no por otro motivo. Esto puede ser complementado mediante la adición de cláusulas o de contratos privados de adopción por parte de l@s criador@s, sería muy poderoso promover estos contratos adicionales de adopción entre sus miembros l@s criador@s.
A tod@s nos resulta antipática la figura de la compraventa, y muestra que la legislación va algo por detrás del sentir colectivo respecto a los perros, pero es un hecho cierto que la figura legal de la compraventa es la única que protege tanto a quienes adoptan a un/a perr@ de raza de criador@s desaprensivos, como al/la mism@ perr@. Pues poder demostrar que un /a perr@ concret@ es “propiedad” de alguien dificulta su abandono.
Pero la incorporación de un perro de raza a una familia DEBE SER UNA ADOPCIÓN, y esa es la vocación de quienes amamos a l@s perr@s.
Porque es cierto que los amigos no se compran, pero también que cuidar a la familia cuesta dinero. El primer cuidado que tiene un/a perr@ de raza es muy anterior a su nacimiento, es la selección del/la criador/a para que sea saludable física y emocionalmente. Ese trabajo de cuidado y búsqueda del bienestar del/la perr@ antes incluso de que nazca, es lo que cuesta dinero en esa adopción, pero no deja de ser una adopción si la vocación es esa.
Adoptar, es ir más allá en la relación con el perro, es afirmar que no adquieres un objeto, sino que integras a un/@ perr@ como parte integrante de tu familia: sea de criadero o de protectora, sea de raza o mestiz@, medie o no un contrato de compraventa, sea joven o viej@.
Pero también creo firmemente que quienes piensan lo contrario lo piensan con el mismo ánimo de cuidar a l@s perr@s que yo, que son compañer@s en la tarea de mejorar la vida de l@s perr@s, de reducir los abandonos y de luchar para reconocer sus derechos.
SOBRE LOS PERROS DE RAZA Y LA CRÍA
Es muy generoso, y así debe reconocerse, quien en lugar de adoptar un/a perr@ de raza desde cachorr@, prefiere adoptar al/la perr@ adult@ que esta en una protectora. Es una elección comprometida y solidaria, que prioriza ayudar a quien lo necesita frente a otros aspectos. Es valiente y admirable, y quizá es la más generosa de las formas de incorporar a un perro a nuestra vida, pero no es la única posible.
Creo que la cría cualitativa de perr@s de raza ayuda a vaciar las perreras desde fuera de ellas, reduciendo abandonos, puesto que permiten que cada persona, cada familia, encuentren la raza o razas que mejor pueden integrarse en su forma de vida y de ser: perros sociables o guardianes, activos o tranquilos, grandes o pequeños…
Quizá el lugar común más equivocado y dañino de los que tienen que ver con l@s perr@s de raza es oponerl@s a l@s perr@s de perrera. La cría de perr@s de raza es la mitad de la solución para vaciar las perreras. Puede resultar chocante oírlo, pero es completamente cierto. Me explico:
Las perreras deben vaciarse desde dos frentes, desde dentro: promoviendo las adopciones de l@s perr@s que están allí, que necesitan y merecen una familia. Pero también desde fuera, reduciendo los abandonos, reduciendo el número de perr@s que puedan llegar a estar en una perrera, esa es la labor de l@s criadores de perr@s de raza. Por su labor educativa, por la previsibilidad del carácter y características físicas, se hace fácil encontrar tu media naranja peluda entre los perr@s de raza, reduciendo los abandonos. De hecho, el número de perr@s de raza que se abandona es pequeño.
Lo urgente es que l@s perr@s que están en perreras encuentren una familia, pero lo urgente no puede hacernos desatender lo importante, y lo importante es que no se abandonen perr@s, y a eso contribuyen l@s perr@s de raza y sus criador@s.
Se ha establecido un falso lugar común que asocia el perro de raza con su aspecto físico, pero, aunque esto es relevante, no es lo más importante de un/a perr@ de raza: lo fundamental es la selección del carácter. Es decir, la apariencia es condición necesaria, pero no suficiente para la raza: porque en l@s perr@s de raza lo más importante es lo que no se ve, su carácter. En l@s perr@s de raza lo valioso está dentro.
Lo que quiero decir es que todo el mundo, antes de incorporar un/a perr@ a sus vidas, tiene más o menos conscientemente una serie de requisitos necesarios o convenientes (activo o tranquilo, sociable o guardián, pequeño o grande…), así como de una serie de características que NO debería tener (que no requiera cuidado del pelo, que no dé problemas con otr@s perr@s…) para que se pueda integrar felizmente en su familia. Y justamente eso es lo que ofrece la variedad de razas: conjuntos de atributos seleccionados para encontrar exactamente el tipo de perr@ que será feliz con nosotr@s y nos hará felices a nosotr@s.
La elección de un/a perr@ de raza es una elección adulta, no una elección caprichosa y mezquina, es la de quienes saben que no tod@s l@s perr@s son iguales, y que para darles la oportunidad de ser felices con ell@s deben centrarse en aquellas razas que más disfrutarán con el tipo de vida que van a ofrecerles.
La cría de perr@s de raza y l@s criador@s reducen activamente los abandonos a través de: educación (del/la criador/a al nuevo tutor), adaptación (del/la perr@ al estilo de vida de su nueva familia) e integración (de l@s tutor@s, que tienen facilidad para encajar la forma de ser y la búsqueda de la felicidad del/la perr@ con la suya). La labor de l@s criador@s es fundamental para mucho más que para reducir abandonos, sirve para garantizar la felicidad de l@s perr@s y sus familias: l@s criador@s educan, adaptan e integran a l@s perr@s de raza y a sus familias. L@s criador@s construyen familias para l@s perr@s que crían.
Pero también creo firmemente que quienes piensan lo contrario lo piensan con el mismo ánimo de cuidar a l@s perr@s que yo, que son compañer@s en la tarea de mejorar la vida de l@s perr@s, de reducir los abandonos y de luchar para reconocer sus derechos.
SOBRE LA CASTRACIÓN
Desde una óptica de respeto a los derechos de los animales, desde una óptica animalista, la castración es conceptualmente problemática, porque cambia para siempre el carácter del individuo al que se le practica, y cabe preguntarse si para que nos resulte más cómodo o fácil vivir con un/a perr@ es lícito cambiar su personalidad para siempre. En este aspecto no está muy lejos de la idea de cortar las cuerdas vocales para evitar que molesten al ladrar, modificar fisiológicamente a un sujeto con derechos, a un individuo que es él mismo e irrepetible, es cuestionable, y si se hace con carácter preventivo, es decir, para evitar que más adelante (nos) dé problemas estas dudas aumentan exponencialmente.
Por supuesto existen beneficios de la castración en relación con la reproducción no deseada, pero estos se obtienen igualmente mediante esterilización, es decir: en lugar de extirpar los órganos reproductivos del perro o perra, lo que alterará su carácter para siempre por los cambios hormonales que provoca, podemos hacer una ligadura de trompas o una vasectomía. Los resultados a nivel de reproducción son los mismos (incluso se ha planteado que la esterilización es más efectiva en poblaciones libres si se selección la esterilización de los machos reproductivamente más activos), pero el respeto a la personalidad, a la perronalidad, de cada perr@ es máximo. Es cierto que con la castración también se evitan determinados problemas de salud, como piometras o cánceres de mamas o testículos, pero hoy sabemos que la castración correlaciona consistentemente con otros problemas, articulares o de aumento de la incidencia de otros tipos de cánceres, como los osteosarcomas. Por tanto, creo que el respeto al individuo, que es el respeto a su personalidad, inclina la balanza a favor de esterilizar en lugar de castrar.
Pero también creo firmemente que quienes piensan lo contrario lo piensan con el mismo ánimo de cuidar a l@s perr@s que yo, que son compañer@s en la tarea de mejorar la vida de l@s perr@s, de reducir los abandonos y de luchar para reconocer sus derechos.
En septiembre publiqué este artículo sobre lo buena –buenérrima- idea que me parecía el Bite Work Project para los deportes de mordida, para los que amamos los deportes de mordida y para que más gente ame los deportes de mordida, siendo este último punto necesario para su pervivencia.
El texto molestó a alguna gente, que -muy gentilmente- me informaron por diferentes medios, y en diferentes tonos, de lo equivocado que estaba al hablar bien de este proyecto, y de Mariona Monrós, directora de Natural Gos, de manera subsidiaria.
Obviamente no escribí mi opinión para incomodar a nadie, pues escribir con ánimo de fastidiar es infantil, pero tampoco pensé demasiado en evitarlo, pues dejar de escribir lo que uno cree correcto para no molestar es cobarde.
Ahora creo que es importante volver a hablar del Bite Work Project, porque se han convocado otras dos ediciones: una en Galicia, los días 10 y 11 de febrero, y otra en Tarragona, los días 15 y 16 de septiembre, porque de la primera edición me enteré a posterior y solo pude decir lo buena idea que me parecía, pero de estas puedo informar con antelación suficiente para que quien desee conocer lo mejor de lo que pueden ser los deportes de mordida acuda y los descubra, porque, como dice la publicidad del evento, es algo distinto a lo que mucha gente piensa: es una posibilidad de diversión y cooperación única para el perro y su guía.
Este es un proyecto importante porque la afición a los deportes de mordida tiende a profundizarse más que a extenderse, y corre el riesgo de morir sepultada o desaparecer de la vista de los hombres. Si no somos capaces de llevar los deportes de mordida a los nuevos entrenadores, si no somos capaces de entrenarlos con luz y taquígrafos, si no somos capaces de asegurarnos de que los perros disfrutan cada momento… el tiempo de estos deportes habrá pasado.
Y la verdad verdadera es que muy pocas cosas pueden hacer tan felices a los perros aptos para ello como los deportes de mordida, pero esconderlos, practicarlos de manera resultadista y las antipatías preconcebidas pueden terminar sumando prejuicios suficientes como para que se prohíban. Quienes los amamos tenemos que ayudar a que se conozcan, promocionar todas las cosas buenas que implican, para que cada vez seamos más y no menos, y lo podamos ver desde el conocimiento y no desde el prejuicio.
Acude a las ediciones del Bite Work Proyect, y descubrirás que para muchos perros no hay nada más divertido que el trabajo de mordida, nada que les entusiasme más y les pueda ayudar tanto a mejorar su seguridad en su mismo, su autocontrol, su equilibrio emocionales. Acude y aficiónate sin tener que pagarle peaje al pasado, sin adquirir deudas de silencio, gratitud o respeto que te impidan hacer tu propio camino. Porque el principal lastre de los deportes de mordida es la inercia de hacer las cosas como se hicieron siempre y no como podrían hacerse, y este seminario está libre de ese peso. Si te encantan los perros, eres entrenador, pero sientes poco feeling ante esa idea de que los perros muerdan, créeme: tu vida -y la de muchos perros- puede cambiar a mejor si te permites descubrir todo lo que es el deporte de mordida, todo lo que puede ser.
Además -y para mí es más que un valor añadido- el mundo del adiestramiento es muy, muy machirulo (hace pocos años un ponente empezaba un seminario de mordida diciendo que “esto no era para mujeres ni para maricones”, lo juro), y tiene problemas para aceptar el protagonismo de mujeres fuertes, que no entren encantadas en el rol de “hola corazones, aquí estoy con mi varita mágica de piruleta traída del país de los unicornios rosas para iluminar el mundo de los peludos. Y háblame suavecito, que soy muy etérea”. Así que lo de que Mariona sea más de dar caña (literalmente) me mola todo, porque en un mundillo en el que los excesos dialécticos y el autobombo son el pan nuestro de cada día me parece muy revelador que para algunos solo sea algo terrible y que necesitan denunciar cuando es una mujer la sospechosa de hacerlo.
Para mí es muy sencillo: si alguien pone en marcha un proyecto de consecuencias potencialmente tan positivas para el deporte de mordida como el Bite Work Proyect, y además es una mujer que se empodera en/de un entorno profesional tan ultramontano no voy a dejar que un quítame allá esas proyecciones mentales me impida felicitarla, promocionar lo que hace y ser un poco más feliz por saber que se está haciendo 🙂 🙂 🙂
Como saben todos los que viven con perros, y especialmente quienes además trabajan con ellos, al decir “es MI perro”, no se hace referencia a posesión, sino a un nivel especial de conexión, entendimiento y complicidad, el mismo que al decir: “mi amigo” o “mi amor”.
Ela (von Rosembach) y Cata (Zedida de la Serralada), MIS perras, murieron en mayo y agosto respectivamente, y me ha requerido un tiempo asumirlo. En especial porque Cata no tenía aún once años y le habría debido quedar tiempo para ser cuidada y querida, para ser feliz y para ayudarme a serlo.
Ahora el único perro con el que vivo es Gastón (Astubox Edipo), que no es “mi perro”, sino el de Eva, pues aunque nos queremos mucho, ese tipo de relación de identidad mutua antes expuesto se la reservan para ellos.
Nunca desde mis diez años había estado sin un perro que fuera mío en el sentido en el que Eva y Gastón son el uno del otro. Nunca desde entonces había afrontado la vida sin MI perro (o perros) al lado, como un escudo de cariño y un lugar donde habitar en un mundo que (me) resulta demasiado amplio sin ellos.
En poco más de un mes llegará mi nueva perra, que ha abierto sus ojos por primera vez hace una semana: Bicho de Fontemordant, de la camada B de Fontemordant.
Y tras contarles mis motivos para elegir esta camada a dos compañeros de EDUCAN, Marcos, nuestro CBO, y Enrique, responsable del club de olfato y jefe de laboratorio, me han dicho que podría merecer la pena exponerlos en un texto, porque a ellos les han parecido lo suficientemente interesantes como para incorporar a sus vidas sendas hermanas de camada: Bomba del Tiempo y Brea de Fontemordant. Vamos a intentarlo.
En primer lugar diré que elegir una camada es un acto que tiene aspectos de practicismo y de egoísmo. Egoísmo porque todos sabemos que hay muchos perros en adopción, aunque es necesario señalar que aquellos que nacen de una cría responsable, amante y cuidadosa no tienen menos derecho a ser queridos y cuidados. Aquellos cuyos criadores han provisto de cariño, socialización, estímulos y, en general, un entorno perfecto para su desarrollo saludable a nivel físico, cognitivo, emocional y social, no deben ser olvidados, ni relegados. Hacer las cosas de la mejor manera posible, de la única de la que debieran hacerse, no puede penalizarse.
Práctico pues podemos elegir a un perro que no solo se adapte a nuestro tipo de vida, sino que sea feliz compartiéndolo: desde los aspectos físicos, como ser atlético y dinámico si ha de vivir con un aficionado al deporte que corre, sale a la montaña… hasta los aspectos del carácter, pues un perro más nervioso y exigente de actividad física y mental disfrutará más (¡necesitará!) al ser adiestrado para deportes complejos y progresivamente más difíciles.
Práctico porque, como decía, sabremos que su primera infancia habrá sido tutelada de manera que afronte el mundo como un lugar amigable, que le es propio, que no le asusta ni le agrede. La labor de los buenos criadores no es construir a sus perros para el mundo, sino –durante unos meses- construir el mundo para sus perros. Y eso nunca se les agradece lo bastante.
En todo caso, cuando un adiestrador elige una camada ese debiera ser un acto fértil para todos quienes tenemos perro, pues expresará lo que siente y cómo vive su relación a través de su trabajo, afinará sus capacidades y se entretejerá de manera más profunda con la conducta de SU perro, sacando de esa profundidad mejoras respecto a la manera de trabajar con todos los perros.
Porque el amor se aprende mejor ahondándose en quien se ama, como en una mina, que habitándolo brevemente, pasando de una mirada a otra, eludiendo el esfuerzo de seguir en el mismo lugar cuando el terreno se endurece y parece que no sepamos cómo avanzar. Todos los entrenadores que merecen la pena conocen esto, y por arrogante que sea su conducta en ocasiones, vibran en la misma sintonía, pues saben que hoy, ante su perro, de nada les sirven éxitos pasados, reconocimientos, seguidores o fama. Hoy, ante su perro, deben encontrar la manera de hacerse entender para avanzar un paso más.
Y cuando lo logran tendrán entre sus manos un nuevo diamante que compartir (y lo saben, y por ello en ese momento se sienten ricos como nadie que no entrene a su perro se sentirá nunca). Y no es malo que decidan (decidamos) cobrar por ello, pues es fruto de un esfuerzo que no por deseado es menor.
Al elegir una camada los adiestradores buscan (buscamos) la mina en la que más puedan adentrarse, porque en ella habrá más conocimientos que encontrar y sacar a la luz para intervenir mejor en la conducta de todos los perros.
Y hablo de elegir una camada y no un cachorro, porque es lo que se debe elegir: los cachorros tienen muchas cosas por desarrollar, muchos momentos diferentes que pueden hacerlos más pizpiretos o apagados puntualmente sin que eso responda demasiado a lo que terminarán siendo. Hay que confiar en la sangre decía un buen amigo.
Yo he buscado una malinois que sea saludable, físicamente muy fuerte y activa, de tamaño mediano para que pueda acompañarme en la camper sin apreturas, que disfrute del entrenamiento de protección, indistintamente del reglamento, y que aporte un extra de intensidad al practicarlo, que vaya más allá de la disputa de un juguete. Una perra muy cariñosa, pero con carácter, con firmeza ante el combate deportivo, con un deseo real e intenso de vencer a su oponente.
Existen dos líneas de malinois que me encantan dentro de la cría alemana, que es la que conozco lo suficiente como para tener un criterio (malo o bueno), la primera es la representada por Alf vom Nordhang der Eifel (padre de Gastón) o Kasper Airport Hannover, perros más medianos que grandes, fuertes al modo de un practicante de MMA. En la protección son percutantes, como un latigazo, con un punch inigualable, pero muy deportivos, además de extremadamente amigables con las personas.
La otra, representada por descendientes de Lupano´s Duke como Yackson de Villalazán, son perros algo más grandes, su físico se parece más al de un Crossfitter. En protección son similares a un boxeador, cuyos golpes son penetrantes, pareciendo que quieren traspasar a su adversario, empleando con inteligencia la inercia de sus poderosos cuerpos. Más serios en el trato con personas, diferencian a la gente de casa, con la que son más tiernos que el día de la madre en El Corte Inglés, de los desconocidos. Y no les suele gustar que estos últimos se tomen excesivas confianzas con ellos.
Por desgracia son dos líneas cuyas características fácilmente se difuminan en la cría demasiado abierta, siendo problemático intentar rebajar su impetuosidad a través de incorporar perros técnicos ajenos a ellas en el programa de cría.
Soy una persona muy afortunada, porque cuando supieron que no tenía perro algunos criadores y amigos extraordinarios me ofrecieron cachorros de sus próximas camadas, de estas líneas: Juan Valero, de Orelav, que tiene ahora una camada de Amaroq Clan der Wolfe (sobre este extraordinario perro y sus hermanos hablaré más adelante) con su perra Bora, pero era demasiado pronto para mí, pese a ser una camada tan atractiva y bastante similar sobre el papel a la B de Fontemordant.
También mi amigo Mikel Pino, de Kireba, me ofreció una cachorra de la camada que hará con la hermana de Gastón, Asturbox Enchilada, una extraordinaria hija de Alf que ha mostrado los problemas de exuberancia de carácter y dificultad para ser controlados característicos de su padre: Alf solo tuvo el grado uno de IPO porque era imposible que soltara la manga en protección, a veces me preguntan si pese a ello es un reproductor –trazador diría Fidel Real- tan importante, y siempre respondo: gracias a ello, no pese a ello.
Otros criadores y amigos, que expresamente me han pedido que no les mencione, también me ofrecieron cachorros de camadas maravillosas: gracias a todos, me hicisteis sentirme querido y apoyado cuando todo se veía muy negro tras morir Cata.
Coco Chanel Clan der Wolfe, la madre de esta camada, es la única perra de mi amigo Ángel Font, es resultado de la tripitición de uno de los cruces más exitosos en la cría alemana para IPO, MecBerger Duunari (un perro en el que se muestran las características de Alf, pero suficientemente atemperadas como para lograr los mayores éxitos deportivos) X Kiss Me von der Steinteichmühle, una perra de la misma línea, que tiene a Alf y a una repetición de camada de la madre de Alf como abuelos. De este cruce salieron cuatro camadas: la A (a la que pertenece Amaroq, el padre de la camada de Orelav), la B (incluyendo a Bowie, el increíble perro de Peter Scherk, y el desmesurado Bagdad), la C, la de Coco y la E, logrando que este afijo, con los perros procedentes de este cruce reiterado, entrase en el olimpo de los criadores alemanes de malinois.
Conocí a Coco cuando aún no tenía un año, y me enamoró desde el principio, amigable, buena y divertida, pero fuerte. No sabía sus orígenes entonces, pero le dije a Ángel que era una perra maravillosa, y que era muy afortunado de vivir con ella.
El padre de la camada, Ferro du Mont Sant Aubert, es un hijo de Yackson de Villalazán, un perro de la otra línea que me gusta, que la representa con claridad: además de competir en IPO es un perro de intervención real, que trabaja con su guía, policía, en el control de incidentes violentos en un estadio de futbol alemán. Si alguien no ve la dificultad de hacer un trabajo de intervención real en un estadio, y luego competir a alto nivel en IPO, también en estadios, es que aún no tiene la suficiente experiencia en este campo. El nivel de dureza mental, la capacidad de confiar en su guía y la entrega por el trabajo que se requiere es inmenso. Y además tiene un tamaño perfecto, muy fuerte, muy potente, pero no enorme ni pesado.
Cuando Ángel hizo esta camada por primera vez me pareció muy arriesgada, pues es un outcross y una de las dos cosas que mejor pueden garantizar el éxito de una camada es la consanguinidad sobre perros relevantes. Sin embargo dos de los entrenadores más interesantes de IPO de nuestro país, Juanjo Barragán y Juan Carlos Moreda, se quedaron cachorros de la camada A, que ahora repite, y ¡¡éxito total!! Tanto Joker (Avenger de Fontemordant) de Moreda, como Arnold de Fontemordant de Barragán son dos perros extraordinarios, que pueden verse en múltiples videos de la red: aquí algunos de Arnold y aquí de Joker (Avenger de Fontemordant). Y cuando el río suena….De esta camada también he conocido a Abyss de Iván López (al que agradezco desplazarse para que pudiera conocer a A byss) y he visto vídeos de Argent, que practica Mondioring en Suecia.
Son perros más fieles al tipo mental de su padre, pero con la expresividad de la línea materna y un físico que reúne lo mejor de cada casa. Saludables, atléticos, fuertes, perros con los que salir a correr, llevarles a nadar, o ir a la montaña… Perros que disfrutan con los saltos de cualquier reglamento y pueden superarlos sin problemas, perros rápidos y coordinados de modo que la obediencia resulte vistosa, explosiva. Perros intensos y entregados en el rastro, donde parecen hundir la nariz en la tierra para tomar más el olor.
En protección son perros extremadamente poderosos, con una capacidad para el enfrentamiento de IPO superlativa y no tan fácil e encontrar en malinois, con bocas muy fuertes y poderosas, aunque pueda requerir algo de trabajo que sean tranquilas. Con capacidad para ser tanto percutantes como penetrantes en su forma de combatir, en sus entradas. Perros que disfrutan y hacen disfrutar, porque permiten mostrar la esencia de la protección deportiva, en cualquier reglamento: no son de esos perros que gustan mucho únicamente en uno de ellos, sino de los que gustan a todos quienes aman la protección deportiva. Y todos son muy cariñosos con sus guías, de hecho Ángel me decía que incluso lo eran más que Cocó.
Aquí quiero reseñar el extraordinario trabajo como figurante de Íñigo Sierra con Arnold, Íñigo es el figurante en manga de su generación que más me gusta (mi preferido en el traje es mi compañero de EDUCAN Iván Guillén), su capacidad para ofrecer un combate deportivo exigente y ordenado al perro, sabiendo exactamente cuándo y cómo perder con él, es sobresaliente. Las desavenencias que he tenido con su padre, Nacho Sierra, no deben hacerme dejar de señalar públicamente su maravilloso trabajo, porque hacen falta figurantes así, para explicar el porqué escribiré otro artículo.
Decía que la consanguinidad es una de las cosas que nos permiten elegir una camada con más probabilidad de saber cómo serán los cachorros. Obviamente la otra cosa que lo permite, aún más, es la repetición de una camada exitosa. Como sucede con esta.
La tercera baza ganadora de esta camada es la manera de criarlos: Ángel es uno de los criadores más responsables que he conocido, Cocó es su única perra, que con sus más de cuatro años ahora hace su segunda camada: la paridera está en el salón, al lado del sofá que ahora usa para dormir. Después dispone de unos patios de recreo enriquecidos para estimular la seguridad y capacidades de los cachorros, su manera de modificar el mundo para que sus cachorros lo pisen con firmeza y seguridad, empoderándose de él, es óptima. O al menos a mí me lo parece.
Todo lo anterior es lo que me hace dar el paso de que MI próxima perra sea de la camada B de Fontemordant, esa seguridad (siempre relativa) de que saldrá similar en carácter y físico a la anterior, esas líneas de sangre sólidas y excepcionales, esas capacidades físicas, mentales, emocionales y afectivas.
Al exponer estos motivos mis compañeros de EDUCAN se han decidido también por esta camada, y escribo este artículo por si es de utilidad para cualquiera que esté buscando un perro con estas características (creo que aún quedan hembras, además de las tres que se vienen a EDUCAN). También el guía de Ferro, el padre, se quedará un cachorro, esta buscando un perro que pueda hacerlo todo tan seriamente y bien como Ferro, y tras ver la primera camada, sabe que esta es una de la formas más seguras de lograrlo.
Y quiero aclarar -para que conste como declaración de intereses- que, pese a que muchos de estos amigos y criadores me han ofrecido los cachorros gratuitamente yo pagaré la cachorra al precio de venta normal del criador, pues puedo permitírmelo, y creo que así ayudo a que se puedan seguir criando perros que nos emocionen y nos ayuden a crecer, además no me sentiría cómodo hablando así de bien de la camada si creyera que es una manera de “pagar” el cachorro, de devolver el favor. Siempre que me ha parecido he hablado bien de camadas o de criadores (o de adiestradores o de empresas o de seminarios…), y actuar de este modo me permite sentirme libre para seguir haciéndolo.
Aunque debo decir que siempre he esperado que si algún día por mi situación no pudiera pagar un cachorro de malinois alguien me lo ofrezca porque piense que soy una buena opción para hacerle feliz, ahora sé que sería así.
Tengo la convicción de que la camada B de Fontemordant es una camada extraordinaria y una ocasión fabulosa de que nuestra vida se malinoisice de la mejor de las formas posibles. Gracias Ángel, gracias Coco.
Siempre que uso el blog para promocionar de algún modo a EDUCAN, como hice ayer al informar de nuestras dos nuevas delegaciones en Buenos Aires, me siento algo culpable y en deuda con los lectores a los que desatiendo dejando de escribir durante meses, y a los que someto a un «qué guais somos» en mi vuelta a la escritura. Así que para compensar he cortado un trocito del libro en el que estoy trabajando para posicionarme en un tema peliagudo: la tendencia (o no) de algunas razas hacia algunos comportamientos.
¿Qué hacer cuando el peligro te rodea?
En primer lugar es necesario ser conscientes de que es peligroso –en muchos sentidos- hacer afirmaciones generalizadas que relacionen algún tipo de comportamiento con algunas razas de perros.
Es peligroso porque es fácil igualar a la raza con algunas tendencias comportamentales y etiquetarla de manera negativa, esto ha sucedido incluso a nivel legislativo con leyes infames que condenan a sujetos que no han hecho nada, de hecho juzgan y encuentran culpables incluso a sujetos que aún no han nacido. Algo que deja el de Minority Report como un modelo de justicia excesivamente perezoso y garantista. Y está sucediendo ya, la distopía ha llegado a nuestras vidas sin que la acompañen los coches voladores o las tres conchas para el cuarto de baño.
Es peligroso porque desatiende que algo más frecuente en una raza que en otra no implica que todos, ni siquiera la mayoría, de los individuos que la integran muestren tal comportamiento. Simplemente quiere decir que es un comportamiento que aparece con más frecuencia de la media en perros de dicha raza. Es decir, que si en el conjunto de los perros hubiera un cinco por ciento de sujetos sensibles y entre los border collies un diez por ciento la raza mostraría ¡el doble de sensibilidad que la media! Pero lo cierto es que nueve de cada diez borders no serían sensibles, aunque quedaran etiquetados como raza sensible.
Es peligroso porque mucha gente iguala una tendencia comportamental con un comportamiento, como si ya no pudiera hacerse nada para evitar que aparezca. Como si fuera una profecía inexorable. Y esto es completamente falso, porque es posible trabajar para que no lo haga, además sabemos bastante bien cómo en un gran número de tendencias comportamentales.
Es muy sencillo: haz lo correcto
Pero creo que es más peligroso, lo es a un nivel más profundo, ignorar o negar que existen tendencias comportamentales que son más frecuentes en algunas razas.
Es más peligroso porque negar lo que sabemos que es cierto, ir contra lo que está probado, negar la evidencia científica, es siempre salirse del juego limpio y del trabajo técnico consistente.
La idea de que los perros, de forma innata, son todos iguales comportamentalmente, y que será la educación la que determine por completo cómo actuarán es una idea probadamente falsa, los perros no son tabulas rasas.
La afirmación de que no existen perros peores que otros es cierta a nivel de derechos y de valor intrínseco, pero no respecto a tendencias concretas de comportamiento, que –por supuesto- no implican una mayor o menor valía como sujetos. Y además todos los entrenadores, incluso los que lo niegan en su discurso, lo sabemos.
Recuerdo a un entrenador que solía escribir o hablar (en público) como un verdadero telepredicador al respecto de este tema, usando un discurso que negaba casi con furia la influencia de la raza en ningún problema de comportamiento. Debo reconocer que me desagrada quien actúa desde una profesión técnica como desde un púlpito, y un día, en una conversación informal me permití ser un poco incisivo con él.
Estaba afirmando, después de unos seminarios de pastoreo, que los border collies eran los mejores para ese trabajo, así que le comenté, como quien no se da cuenta de lo que está diciendo, que con esas prestaciones quizá fuera buena cosa emplearlos como perros de asistencia en mucha mayor medida de lo que se hacía. Entonces, porque era un tema que él creía controlar (como todos, por otra parte), me explicó con benevolencia que los labradores eran una mejor opción porque importaba más el hecho de que pudieran desenvolverse en ambientes estresantes de manera consistente que el hecho de ser capaces de atender y responder a un montón de acciones complejas.
Había caído en la trampa y no pude evitar hacérselo notar: “O sea que afirmas que, como raza, los border collies son PEORES para el trabajo de asistencia, mientras que los labradores, como raza, son PEORES para el de pastoreo.” Se quedó blanco. Creo que no había pensado hasta ese momento que el concepto MEJOR es comparativo, y que si alguien es mejor en algo es que otros son peores en eso mismo. Y eso no cambia el valor de cada uno de ellos como sujeto único y merecedor de derechos. Si crees que hay razas que son mejores de manera innata para determinadas cosas también crees que hay otras que son peores, como efectivamente así es. Aunque, por supuesto, esto no quiere decir que no existan muchísimos individuos en todas las razas que sean excelentes haciéndolo y que sea estupendo entrenarles para ello, porque se lo pasarán muy bien y lograrán grandes resultados. No son dos conceptos opuestos, son dos verdades que conviven.
Esto nos lleva al último punto – el más importante- de los que hacen más peligroso negar que existen predisposiciones comportamentales relacionadas con la raza que aceptarlo. Y es que al negarlo les negamos a los perros que más lo necesitan la posibilidad de una educación preventiva, que tome en consideración que en determinada raza sería más probable que apareciera un problema concreto y dedicarle más tiempo a evitarlo.
Si negamos las tendencias comportamentales cerramos la posibilidad de la mejor educación posible, negamos la política preventiva. Educar a todos los perros del mismo modo es una idea incorrecta: algunos requerirán más atención aprendiendo a gestionar entornos estresantes, mientras que en otros el tiempo estará mejor invertido en jornadas de socialización y trabajo de mejora de sus competencias relacionales. Y para eso es para lo que nos debe servir conocer las tendencias comportamentales que la ciencia ha demostrado reiterada y consistentemente en determinadas razas o grupos de razas caninas.
… Una última vuelta de tuerca
Hace años escribí uno de los artículos que más comentarios favorables han recibido de todos los publicados aquí: La socialización de las razas sensibles, que justamente exponía cómo ayudar con trabajos precoces a evitar que estos perros desarrollasen miedos u otros problemas emocionales ¿creéis que hubiera recibido la misma acogida cualquier propuesta de política preventiva que partiera de la tendencia de algunas razas a mostrar «otros» comportamientos problemáticos? Pues a nivel conceptual y estructural sería exactamente lo mismo, mismito, mismo. Revisemos nuestros prejuicios, pongámoslos frente a nosotros y abandonémoslos. Ya.
El trabajo de mordida es uno de los mejores regalos que podemos ofrecerles a los perros. Bien hecho, les divierte, les ayuda a gestionar sus emociones (pinchando aquí puedes leer sobre ello), a coordinarse con nosotros y construye su felicidad. Bitework Project expone y divulga estos beneficios, librando a los deportes de mordida de prejuicios, ayudando a que progresen y se incorporen de manera natural en la vida de todos los que tienen perros que pueden disfrutarlos.
Mariona Monrós, directora de Natural Gos, junto a su equipo y colaboradores, ha presentado este pasado fin de semana su Bitework Project, realizando la que ojalá sea solo la primera de mucha actividades relacionadas con dicho proyecto, cuyo objetivo es mostrar los beneficios y mejoras en la calidad de vida y la felicidad que los perros (y sus guías) pueden obtener al entrenar protección deportiva -el trabajo de mordida- cuando se realiza de manera lúdica y cooperativa entre guías, figurantes y perros.
Y esto es importante porque el trabajo de mordida -una de las formas más divertidas de hacer feliz a tu perro, de ser felices juntos- necesita amigos.
Alrededor del entrenamiento de protección existen, como decía, muchos prejuicios, los que se refieren a los perros son completamente falsos, pero bastantes de los que se refieren a la forma “dura” de entrenarles han sido ciertos.
En buena parte esto se debe a que los deportes de mordida están rodeados de una compleja malla clientelar que atrapa y limita con facilidad a quienes empiezan a practicarlos: se llega desde el desconocimiento y ser ayudado por quienes tienen experiencia es una necesidad cierta para iniciarse con una mínima competencia, creándose una red de concesiones, agradecimientos y sensaciones de deuda que pueden ser un lastre para mejorar, para cambiar las cosas. Y no es una deuda real: el respeto no es igual al inmovilismo, el cariño no es igual al estatismo, hacer algo una vez de una manera no implica tener que hacerlo siempre así.
Mariona Monrós ha mostrado lucidez e ilusión en el planteamiento de este Bitework Project, pues no descalifica las formas más antiguas de trabajo, sabe que fueron necesarias, y que quienes las aplicaron lo hicieron (mayoritariamente) desde una intención tan buena como la que todos podamos tener hacia nuestros perros. Pero también sabe que ese análisis lúcido, ese agradecimiento e incluso afecto hacia lo anterior, no debe impedir o paralizar el avance. No se debe juzgar el pasado con los criterios del presente, pero tampoco podemos quedarnos en él.
El Bitework Project trae el trabajo de mordida a lo más luminoso del presente, buscándole amigos a través de ofrecer lo que más falta le hacía: un ambiente festivo, con ausencia de trastienda, en el que se podía ver y practicar una de las actividades más divertidas y enriquecedoras que puede hacer un perro.
Invitando a bloggers de divulgación canina relevantes, como Alba Benítez de Si mi perro hablara y llegando así, a través suyo, a muchas personas que aman a los perros pero que no podrían conocer la protección deportiva de otro modo, ofreciendo un fantástico reportaje fotográfico -realizado por Marco Moretti– que muestra perros felices, frescura, interacción, juguetes…
Me hubiera gustado enterarme antes para intentar darle aún más difusión, pero estaba centrado en varios temas personales y no ha sido posible. Ahora solo me queda ofrecer mi agradecimiento y desearles el mayor de los éxitos. Porque será un éxito del que todos nos beneficiaremos, perros, entrenadores y amantes de los perros en general.
Mi amiga Ana Sánchez Rabanal me ha entrevistado para el programa Sobre perros, que dirige junto a Salvi Melguizo. El tema fue uno de mis «más muy favoritos»: la importancia del olfato y la manera de incorporarlo como elemento de mejora de la calidad de vida y de acceso a la felicidad de los perros que conviven con nosotros.
Fue todo un placer, porque con Ana todo es cómodo y fácil.
¡¡Y por ahí hablo de nuestros amigos de Kireba!! Que han implementado trabajos de olfato como parte de sus protocolos de alojamiento para mejorar la experiencia de sus huéspedes caninos durante su llegada y estadía.
Mola ver que se sistematiza el uso de trabajos de este tipo
Me hizo mucha ilusión poder estar en su programa y les agradezco enormemente a Ana y Salvi esta invitación para hablar de lo único: los perros.
Aquí os dejo el enlace a la entrevista, por si os apetece escucharla 🙂 🙂 🙂
Este fin de semana estaba impartiendo un seminario de olfato y hablé de Tripi.
Siempre que explico los beneficios del olfato hablo de Tripi.
Y justo al día siguiente Noelia, su mejor amiga, escribe para decirnos a todos que Tripi ha muerto.
Es difícil escribir sobre las personas importantes de tu vida, sean humanas, caninas o de cualquier otra especie, porque todo suena como ya dicho, todo parece poco valioso.
En el mundo del perro esto se multiplica, pues las palabras que hablan de los sentimientos más profundos han sido prostituidas por gurús que no tienen pudor en repetirlas hasta gastarlas para su propio engrandecimiento, sacrificándolas para iluminarse de buenrrollismo barato, lo que normalmente me molesta, pero hoy me enfada porque debido a ese uso negligente, egocéntrico y ligero no puedo usarlas para hablar de Tripi.
No me gusta encontrarme con que han robado o roto las mejores palabras cuando necesito escribir sobre las mejores personas.
Tripi era un labrador de dieciséis años que entró en mi vida junto con Noelia hace mucho tiempo, aunque no era ya ningún jovenzuelo, precisamente una de las grandes satisfacciones de mi vida profesional fue la prodigiosa recuperación de su alegría y de sus capacidades como consecuencia de incorporar trabajos de olfato en su día a día cuando la edad empezaba a afectarle.
Esa es una escarapela verde que Tripi me colgó en el ánimo para siempre y que siempre me refresca cuando lo recuerdo ¿cómo no mencionarlo cada vez? ¿cómo no compartir ese regalo con quienes quieren saber qué puede conseguirse con el trabajo de olfato? Gracias.
Tripi nos ha acompañado durante años, tumbado en una mantita al lado de Noelia, ha estado en seminarios y cursos, en nuestros diferentes centros, en el ayuntamiento de Brunete… Siempre contento de ver a sus amigos, fuera cual fuera su especie, y siempre dispuesto a hacer nuevos amigos.
Inicialmente no se notaban sus canas hasta que estabas cerca, porque se mezclaban con su color, fueron apareciendo poco a poco, ahora ya tenía su cara blanqueada por completo. Tenía el pelo algo rizado en el lomo y soltaba mucho, en el seminario con Irene Pepperberg, como se hizo en el Ayuntamiento de Brunete, estuve a su lado cepillándole con la mano para no dejar demasiado pelo allí ¡¡estaba encantado!! Contacto era cariño para él.
Los perros viven poco, no es posible cambiar eso. Pero sí el significado de ese tiempo: Tripi ha vivido en un mundo en el que las personas y los perros han sido compañeros confiables, en el que cada nueva experiencia era una promesa de diversión y cada nuevo lugar seguro y cómodo. Para Tripi el mundo, la vida, tenían el significado más hermoso, y eso ha sido gracias a Noelia.
Porque lo mejor que podemos hacer por quienes queremos es promover su felicidad, y con los perros tenemos la suerte -y con ello la obligación- de poder ayudarles a lograrla en gran medida
Y solemos ser negligentes, confundiendo el bienestar con la felicidad, lo suficiente con lo correcto.
Noelia nunca lo hizo, nunca se relajó, nunca dejó a Tripi en casa en lugar de llevarle con ella a divertirse e interacturar con el mundo, pero tampoco le pidió que hiciera nada, ni le puso en situación alguna que le hiciese dudar de que el mundo en el que vivía era un lugar bueno y seguro.
Noelia asumió su amistad con Tripi como un cargo del que se debe estar a la altura, sin descuidos, y eso dio a Tripi la posibilidad de disfrutar completamente de su tiempo.
Noelia ha dado a la vida de Tripi el mejor de los sentidos, adensándola y haciendo que sea triste que haya acabado, pues era plena y cada momento resultaba valioso.
A cambio Tripi, no sabiendo vivir fuera de la felicidad, nos ayudó a todos a conseguirla cuando estábamos con él, siendo cariñoso y guasón. Es que me sigue haciendo sonreír recordar las cosas que hacía cuando estábamos juntos.
Por eso es triste que acabe, porque ha sido alegre mientras duraba.
Y porque cada persona, sea de la especie que sea, tiene una manera de estar, de interactuar, que es única y que se pierde para siempre con ella. Nadie (me/nos) saludará moviendo todo el cuerpo mientras se acerca con los ojos entornados y la boca entreabierta como lo hacía Tripi, esa forma de ser y de querer ya no existe y es justo y bueno estar tristes.
Estoy triste, pero no me descuido, es Noelia quien leerá esto, no Tripi, y lo que más me importa es recordarle lo que ha hecho: ha logrado que otra persona sea feliz, que el tiempo de Tripi tenga sentido y que este haya sido para él el mejor de los mundos. No es posible hacer más, no es posible hacerlo mejor.
Y quiero recordarle quién ha sido: la mejor amiga de Tripi, aquella que cada día -discretamente y sin grandes palabras- cultivaba para él la felicidad.
Gracias Noelia.
Adiós Tripi.
Inserto el video de homenaje a Tripi que ha preparado Noelia, así podéis verle de nuevo quienes le conocíais y conocerle quienes no: orejas al viento, narices al suelo, considerando el mundo un lugar estupendo y haciendo del mundo un lugar estupendo.
Siempre que hablo con entrenadores que desarrollan técnicas eficaces o que tienen un enfoque de interés sobre el trabajo con perros les digo lo mismo: “Escribe un libro, en el mundo del perro escasea la información estructurada y organizada, además escribir un libro te hará entender mejor lo que haces, hacerlo mejor y que otros puedan aprovechar tu experiencia. Al escribir un libro no puedes hacer trampa y pasar lo poco por mucho o suplir carencias a través de subterfugios.»
Y eso es lo que ha hecho mi amigo porteño Hugo Daniel Victorero, licenciado en psicología con varios posgrados, entre ellos en psicología cognitiva, Entrenador Asociado a EDUCAN y director de la Escuela Canina GUMI de Buenos Aires, escribir un libro que acaba de regalarme durante mi estadía en Argentina, lo que me ha dado una alegría enorme 🙂 🙂
Pero si es solamente un PERRO… (Dunkel 2016) es un libro que tiene, pendiente de leerlo, todas mis simpatías.
En primer lugar por el título, que es genial y desmonta una de las frases hechas más usuales para despreciar tanto a nuestros amigos caninos como nuestro interés por ellos, pero sobre todo por lo ambicioso que es, en un sector editorial que parece preferir los libritos, en el que el raquitismo de temas y de páginas se está convirtiendo en norma, encontrar un libro que aspira a hablar de TODO es muy, muy refrescante.
Y cuando digo todo no exagero: historia y evolución, el cachorro, procesos de aprendizaje preasociativos, asociativos y congnitivos, modificación de conducta, mente, emociones, perros de utilidad (perros de señal, perros guía, perros de servicio, de búsqueda…), incluso primeros auxilios y técnicas de gestión emocional ¡¡para los dueños de los perros!!
Sin duda esta amplitud de temas implica que no puedan verse en profundidad, pero el libro aspira a hacer divulgación antes que a enfocarse en un punto concreto. También es seguro que habrá irregularidades, porque nadie es homogéneo al tratar un abanico tan amplio de asuntos, pero solo por aspirar a tanto el libro es merecedor de mérito.
Ha incluido un capítulo para exponer el enfoque Cognitivo-Emocional, con el extra de gentileza de dejar que sea un texto mío el que lo ilustra (citando la autoría, no como en otros casos 😉 ).
Le agradezco este detalle, así como las cariñosas citas y menciones que hace mi libro Tu perro piensa y te quiere (Dogalia 2015), como al trabajo de EDUCAN en varios puntos del texto.
Hugo es una persona maravillosa que cuenta con todo mi cariño y por ello ni soy, ni deseo ser imparcial al felicitarle y desearle que su Pero si es solamente un PERRO… sea un éxito tan grande como su índice.
Una de las cosas que más me gusta es hablar bien de la competencia de manera argumentada, porque en el mundo del perro existe una mayor tendencia a hablar mal cuando no compartimos sus puntos de vista o cuando no cuentan con nuestras simpatías, algo que no es la mejor manera de analizar el trabajo de nuestros colegas y que lleva a generar actitudes hooliganescas que enrarecen el ambiente y dificultan el análisis correcto de las buenas cosas que hacen los otros y la relación entre todos nosotros.
También, por el lado contrario, existe una costumbre de hablar bien de otras empresas únicamente porque nuestra relación personal con ellas es buena, a cambio de lo cual recibiremos una recomendación recíproca, a veces sin que ninguna de las dos partes sepa realmente cómo trabaja la otra. Esta práctica es mucho más peligrosa que la anterior, pues como consecuencia se crean redes de recomendaciones cruzadas que son profundamente corruptas, pues son fruto de un intercambio de favores y no de una valoración objetiva sobre las calidades de los trabajo. Estas redes suelen ser un recurso asociativo de los mediocres, que buscan con el autobombo y el número alcanzar una visibilidad y presencia que les permita competir con quienes sí son capaces de destacar por su calidad.
Además nuestros comentarios -buenos o malos- suelen ser totalizadores, es decir hablamos de la empresa como un todo homogéneo en lugar de analizar algún aspecto concreto, algo que siempre es injusto, puesto que nadie es (somos) igual de bueno (o malo) en todos los aspectos que debe cubrir una empresa.
Hoy quiero hablar bien de acciones de empresas competidoras de EDUCAN en un aspecto muy concreto: la publicidad, y para ello he establecido los ¡¡Cómo moláis cabrones!! EDUCAN Awards para reconocer y promocionar aquellas acciones publicitarias de nuestros competidores que me han impresionado por su buena calidad.
Y es que la publicidad en el mundo del entrenamiento da grimita en general.
Por una parte está la adopción de algunas empresas de entrenamiento del discurso cazurro, envidioso e impotente de que quien hace buena publicidad será mal profesional, algo que no resiste un análisis lógico: quien hace bien una parte fundamental de su trabajo como empresa será más lógico que haga bien las demás, pues ya está demostrando capacidad y competencia en este primer aspecto. El que ya empieza siendo incompetente debería ser sospechoso de mediocridad en el resto de su desempeño profesional, nunca de excelencia.
A partir de ahí la publicidad de las empresas relacionadas con el entrenamiento canino suele ser (1) repetitiva (todos los cursos parecen ser “imprescindibles”, todos los entrenadores “especialistas”…), de (2) pésima calidad (esos carteles imposibles con más texto que A la busca de tiempo perdido en edición bilingüe, esas fotos recortadas como para que las use un niño de seis años en un collage, esas combinaciones de todos los colores –octarino excluido- que podamos juntar… ) (3) llena de lugares comunes y (4) ñoñería (¿alguien recuerda exactamente cuándo dejó de ser políticamente correcto decir “perro” para hablar de… perros?).
La insuficiencia generalizada de nuestro sector en el aspecto publicitario viene en muchos casos de descuidar nuestra formación global, quien quiere dedicarse a una actividad de manera profesional y autónoma debe ser capaz de gestionar todos los aspectos de la explotación comercial de manera competente, la publicidad es la primera imagen que tendrán muchos potenciales clientes y competidores de nosotros, así que debe ser adecuada.
Por eso he querido dedicar este post a “premiar”, a reconocer, tres acciones publicitarias de empresas competidoras de EDUCAN que me parecen que alcanzan la excelencia, no entro en el buen hacer de estas empresas en ningún otro aspecto, pues no tengo datos suficientes para hacerlo, sin embargo la calidad de su publicidad lleva a suponer que cuidarán muy mucho todo lo que hagan.
He establecido tres categorías: página web, cartelería y audiovisual, tres grandes áreas que dominan la publicidad on-line en nuestro sector, porque todos tenemos página web, todos hacemos carteles de nuestros eventos y quien más y quien menos ha colgado un video o podcast.
Hay que fijarse en lo bueno que hace la competencia mucho más que en lo malo, porque es en lo que hacen mejor que nosotros donde pueden ganarnos y donde hemos de fortalecernos para no dejar que lo hagan. Competir mejorando es divertido y nos convierte a todos en compañeros, en una comunidad, competir descalificando es mezquino, pobre de espíritu, nos divide y nos aísla (por eso he resistido la tentación de hacer también unos premios Golden Rasperry a las peores creaciones publicitarias, pese a lo divertidísimo que sería hacerlos)
PAGINA WEB: Dogtor Animal
¡¡Adoro esta web!! La calidad es fabulosa, no hay ninguna “chapuza”, pero siempre se manteniene amigable y muy cercana, algo que no es tan fácil: muchas veces la calidad “huele” a empresa cara o seria, no sucede así en la web de Dogtor Animal, empresa dedicada a intervenciones asistidas con perros (mi amiga Nela Larrinaga y yo hubiéramos preferido “por” 😉 ) donde sentimos que estamos ante profesionales de máxima calidad, pero cercanos, amigables y accesibles.
Los videos y fotografías son de calidad profesional, la armonía de colores corporativos con el objetivo de la empresa, el eslogan “sonríe” en el botón de inicio y la relación colaborativa que se muestra en todo momento entre los perros y las personas que forman la empresa hace que naveguemos la página con una sensación creciente de complicidad y buen rollo, nunca de “buenismo” o “buenrollismo” baratuno.
La adaptación a móviles es excelente y mantiene la calidad de la experiencia sin perder ninguno de sus atributos corporativos o emocionales, algo meritorio y que hará muy difícil que quien se encuentra como primera experiencia con la página de Dogtor Animal no quede plenamente convencido de su calidad y de su relevancia en el sector.
La página es muy navegable, los contenidos son muy, muy intuitivos de consultar y unos llevan a otros de manera natural y fluida. Es una página en la que te apetece seguir navegando y visitando secciones, consigue una experiencia de usuario óptima en todos los sentidos.
Por todo ello solo puedo decir… ¡¡Cómo moláis cabrones!! y conceder el premio homónimo a esta PA-GI-NA-ZA
CARTELERÍA: El club de la calma, de Kireba:
Cuando una empresa de educación canina tiene los bemoles de hacer un cartel casi sin texto y sin imágenes de perros ya tiene toda mi atención, sé que me encontraré ante algo muy bueno o muy malo.
En este caso estamos ante el que me parece el mejor cartel que he visto este año en nuestro sector con una diferencia abrumadora, en las otras categorías he tenido dudas y había finalistas que bien podrían haber ganado, en esta no.
Cuando trabajaba en publicidad siempre decíamos que lo más difícil es encontrar una empresa que entienda y acepte que la publicidad tiene que ser creativa y provocadora, las empresas son conservadoras y suelen preferir repetir lo que hacen las demás de su sector que arriesgarse. Cuando la empresa no solo no tiene miedo de ponerlo todo patas abajo, sino que esa idea les dibuja una sonrisa en la cara es cuando la publicidad puede desplegarse y mostrar toda su capacidad expresiva.
Y eso es lo que ha sucedido en este cartel, Kireba va a iniciar una actividad de continuidad: unos días a la semana quienes se apunten y acudan realizarán actividades relajantes, generadores de estados emocionales de calma, además de darse pautas de reducción del estrés tanto para realizar en las instalaciones como para después aplicar en casa. Y le han llamado El club de la calma, usando todo el tiempo un paralelismo antagónico con El club de la lucha la película de Fincher (para mí uno de los mejores directores de cine que existen) sobre el libro de Palahniuk (autor que, en este caso, me gusta menos que al resto del mundo).
La imagen del cartel reproduce de manera emocionalmente inversa la del cartel promocional de la película, con una calidad y tratamiento de fotografía excepcionalmente bueno y evidentemente profesional, este cartel debería mostrar a todos que ese amigo/cuñado al que “se le da muy bien el photoshop” nunca es una buena elección para hacer la cartelería de una empresa que quiera destacarse por su calidad.
En la imagen original Pitt y Norton se muestran ceñudos y serios ante un fondo oscuro, en su opuesta Marian y Mikel sonríen ante un fondo claro, cerrando perfectamente la idea de un cartel que no es igual al original sino su simétrico luminoso (mucho poder en el lado luminoso también hay). Incluso el cambiar el color del jabón del fucsia original al verde corporativo de Kireba contribuye a esa imagen de inversión positiva.
Además han aprovechado un corte de la imagen, la del jabón grabado con el título, para la cabecera del evento correspondiente a El club de la calma en su Facebook, algo que muestra inteligencia para rentabilizar al máximo una pieza publicitaria de tanta calidad.
Ante una idea genial que se realiza de manera perfecta solo me queda rumiar entre dientes ¡¡Como moláis cabrones!! 🙂 🙂
AUDIOVISUAL: #PreguntaDOS, de DOS Adiestramiento
DOS Adiestramiento es una empresa muy joven, pero muy dinámica a nivel publicitario, particularmente en lo que respecta al apartado audiovisual.
Claramente han apostado por la producción de videos como herramienta promocional y diferenciadora respecto a sus competidores: tienen videos de presentación de la empresa de calidad profesional, han hecho campañas de concienciación a través de video testimonios…
Pero la acción que me parece diferenciadora y de más calidad es su sección #PreguntaDOS, en la que responden en videos a consultas que les envían a su web y que consideran representativas de situaciones comunes que puedan afectar a muchos particulares en su relación con sus perros.
Aunque no comparto alguna de las propuestas técnicas que se ofrecen como respuesta, como el uso de la extinción en ciertos casos, el planteamiento es muy cuidado y eficaz. El formato de una mano que va escribiendo, dibujando y esquematizando un problema según lo expone y explica la posibles soluciones parecía agotado hace unos años, siendo la mayoría de los videos que ahora lo usan repetitivos, monótonos y menos creativos que el sastre de Jordi Hurtado, por eso me ha sorprendido la reinterpretación que han hecho para esta sección.
Seleccionan las preguntas a través del hasthag #preguntados, lo que es una idea fabulosa para aprovechar este sistema de etiquetado propio de las redes sociales, y, tras una mini-carátula de presentación de la sección, un entrenador de la empresa expone la consulta recibida y sentado ante una pizarra blanca la responde en detalle con un formato de clase sencilla. En la pizarra esta esquematizado el contenido de la consulta y, en ocasiones, de la respuesta, con lo que funciona como apoyo didáctico y convierte cada video en un podcast con técnicas, consejos y recomendaciones prácticas y de utilidad para los visitantes de la página.
Dar información técnica útil de manera gratuita para mostrar nuestra calidad y compromiso es uno de los imperativos de la red que muchos profesionales del sector aún no han asumido. No es una opción, si eres tacaño y no das nada no puedes conseguir que ni internet ni las redes sociales te ayuden a potenciar tu negocio seriamente. Si piensas que “si les digo esto no me van a contratar” estás atrasado no en un siglo, sino en un milenio, abandona YA esa idea y empieza a ofrecer cosas de interés, verás qué cambio. DOS Adiestramiento lo sabe y está haciéndolo más que bien a través de PreguntaDOS
Así que no me queda otra que, felicitarles, repetir de nuevo ¡¡Cómo moláis cabrones!! y lamentar que esto tampoco se me haya ocurrido a mí 😛 😛
Tres acciones publicitarias que es bueno que conozcamos todos los profesionales del sector, porque ver trabajos excelentes ayuda a liberarse de inseguridades, inspira buenas ideas y provoca un deseo saludable de emulación y competitividad.
… A ver si el año que viene hay tanto y tan bueno que tengo que poner un montón de nuevas categorías y finalistas 🙂 🙂
Es frecuente que los entrenadores o quienes formamos a entrenadores cometamos un error discretamente triste y terrible, que es reducir la ilusión que les producen los perros a quienes contratan nuestros servicios profesionales.
Acudir a un entrenador para quien convive con un perro, tomar la decisión de aprender a entrenar perros para quien los ama, son experiencias que en la mayoría de los casos se inician con unas expectativas casi mágicas. Son actos cuyos primeros pasos están repletos de emocionalidad. Y eso es bueno.
Quienes llegan a nosotros nos entregan esa ilusión, que es muy frágil e inicialmente suele estar contaminada de lugares comunes y creencias equivocadas ¡si apartamos esas capas sin cuidado la romperemos! No es más profesional quien muestra asepsia e indiferencia al analizar lo que le sucede a un perro y al intervenir en su comportamiento, ni mucho menos quien parece disfrutar usando el conocimiento como una escoba para barrer esos pajaritos de la cabeza de sus clientes. Qué mezquino y qué lúgubre eran ese compañero y ese momento que nos hablaban sobre los reyes magos para mostrarnos a la vez su conocimiento y nuestra inmadurez.
A veces parece que tener conocimientos consistentes implica disfrutar viendo cómo se puede deshacer con palabras la magia que sentían quienes nos contratan. Disfrutar desarmando los argumentos que sostienen esa emoción especial que evocan los perros.
Y son esas actitudes las que mantienen vivos profesionalmente a los gurús que venden pseudociencia, energías inespecíficas y buenrollismo de saldo, porque no tienen nada de realidad pero atienden a la importancia emocional de la relación con los perros para la persona que les consulta, no la mejoran, porque ese no es su negocio, pero no la rompen, saben alimentarla pervirtiéndola y devorando el sentido crítico de quien confía en ellos para así engancharle a sus fórmulas falsas, pero fáciles, suaves y deseables.
La tecnología del comportamiento más meticulosa nada tiene que ver con la seriedad o la frialdad, con soltar un “eso es ansiedad por separación y esto es lo que tiene que hacer”, mientras alargamos una hoja impresa de pautas.
La ciencia es una herramienta para comprender e interactuar con la maravilla que es nuestra relación con los perros y así debemos trasmitir los conocimientos que de ella derivan, usándolos de manera amable para limpiar de errores y hacer más brillante la ilusión de quienes llegan a nosotros, nunca para romperla.
Es nuestra responsabilidad profesional aprender a ser cuidadosos y delicados, a que nuestros consejos, nuestras enseñanzas, nunca degraden algo tan excepcional como resulta el querer y ser querido por ¡¡un individuo de otra especie!!
Hay tres motivos para esto:
Primero estaremos dejando sin su única arma a los embaucadores, a esos vampiros que con discursos de sirena atraen a los confiados amantes de los perros hasta que naufragan en su superchería miserable
Segundo, nuestros clientes se fidelizarán y contratarán más servicios para descubrir y avanzar más en su relación con los perros. Esto es un valor cuantificable, hacer bien las cosas es rentable.
Pero, sobre todo, con la de pocas cosas que últimamente tenemos para ilusionarnos me parece un delito de lesa humanidad robarle ninguna de ellas a nadie. No tenemos derecho, en realidad nadie lo tiene.
El día 2 de este mes publicamos el trimestre formativo del Instituto Tecnológico EDUCAN, en Diciembre, los días 19 y 20, yo impartiría un seminario sobre comunicación y cooperación entre educadores caninos y propietarios/tutores.
Prácticamente de manera simultánea a que colgásemos este calendario Mariano Rajoy anunció que el día 20 serían las elecciones generales al Gobierno de España.
Yo no soy particularmente prosistema, pero creo que han pasado -que están pasando- muchas cosas muy importantes para tod@s y que no es buen momento para ponerle difícil a nadie ir a votar.
No es buen momento para quitar de la cabeza de nadie la idea de reflexionar sobre cómo está la situación y cómo actuar al respecto. Quien no quiera votar que lo haga por convicción, no porque tiene un plan más atractivo para ese día.
Así que he decidido anular mi seminario. Por desgracia, como la semana siguiente viajamos a Buenos Aires, no puede posponerse para otra fecha cercana y tendremos que buscarle acomodo a partir de Marzo.
Doce personas ya se habían apuntado y otras muchas estaban pidiendo información. Por supuesto ya se les está devolviendo el dinero, pero me duele hacerle este “feo” a quienes se han dado tanta prisa en apuntarse y tienen tanto interés por lo que yo pueda contar (que luego se lo cuento a mi madre y no se lo cree).
Así que he decidido que debemos compensar a los Cognitivo-Emocionales de algún modo. Y se me ha ocurrido lo siguiente.
El viernes día treinta de este mes de Octubre habíamos convocado una “quedada” para ir juntos al cine a ver la película Truman, los mejores amigos son para siempre, con Ricardo Darín, Javier Cámara y…. el libro Tu perro piensa y te quiere.
Pues hemos decidido ir un paso más allá.
Hemos alquilado una sala entera de Kinépolis en Madrid para EDUCAN el día 30, el día del estreno, y os invitamos a acompañarnos. Ahora ya no hay miedo de que nos echen por gritar cuando salga el libro.
Si quieres venirte con nosotros, disfrutar gratis total de una película con perros, con amigos y Cognitiva-Emocionante en un pase privado solo para nosotros, escríbenos a formacion@educan.es.
Anímate, acompáñanos: EDUCAN, todos a bordo.
Me haría muchísima ilusión veros y compartir este día treinta «de cine» con todos vosotros. Un día de fiesta para divertirnos y relajarnos, porque el día 20 necesitamos enfocar y aprovechar todas nuestras capacidades cognitivas y emocionales.
Espero que entendáis mis motivos para anular un seminario que tenía mucha ilusión por impartir. Realmente creo que es lo correcto, no me sentiría bien haciendo otra cosa.
Hoy sabemos que quien tiene sistema nervioso siente dolor y puede sufrir, esto es una obviedad científica y no tiene demasiado sentido abundar sobre ella. Si alguien prefiere pensar que no es así, que el hombre no ha llegado a la luna o que la tierra es plana estará en el territorio de la creencia y no del conocimiento y no tiene mucho objeto discutírselo, pues cualquier cosa, por absurda o falsa que sea, puede ser creída. Algo de lo que existen obvias y abundantes muestras.
Quienes nos consideramos animalistas podemos diferir en muchos puntos, pero coincidimos en que los animales, al poder sufrir, deben ser considerados sujetos en lugar de objetos y por ello tener derechos. Esa es la piedra de toque del animalismo.
A partir de aquí empiezan los debates internos, que son enriquecedores y nos hacen a todos reflexionar sobre lo que pensamos y afinar nuestra manera de actuar como animalistas.
Sin embargo estos debates no deben suponer un freno para la causa animalista, tanto en sus objetivos profundos, el reconocimiento de los derechos de los animales y su cumplimiento, como en los inmediatos, la disminución de la crueldad y el abuso hacia cualquier animal.
Yo soy entrenador y empresario, por ello tengo una óptica eminentemente práctica: busco conseguir resultados tangibles y reconocibles. Para todos los animales si es posible, pero no me parecen menores las ocasiones para defender a una sola especie, o para apoyar a un solo individuo, pues cada uno de nosotros sólo tiene una vida y el sufrimiento o la muerte son ante todo algo individual.
Por eso me parece un error, y un error grave, cuando algunos compañeros se centran públicamente en lo que nos separa y no en lo que nos une, descalificando acciones o protestas porque en su opinión no son lo bastante amplias o “conceptuales”.
El animalismo suele nacer de la empatía, y la empatía es involuntaria, se siente, no se puede convencer a nadie de que la tenga, y una vez que nace se entrena (como decía mi admirado Chani), va de lo particular a lo general. No se puede conseguir de manera reflexiva, no se puede regañar a la gente por empatizar poco ni por hacerlo sólo con un individuo o una especie, porque el resultado es la resistencia y el rechazo, así es como funcionan la emociones (lo juro, lo he estudiado).
Además cuando la crítica a lo que se considera insuficiente se hace a través de falacias dialécticas, como la reducción al absurdo, el hombre de paja u otras… se pierde la razón de inmediato ante cualquiera que sea justo en el pensamiento y consistente en su proceso de análisis.
Si un argumento «tú comes carne, no puedes hablar», “tú no protestas por todo lo injusto, así que no puedes protestar por ninguna injusticia” puede ser usado tanto por quienes se consideran los mejores defensores del animalismo como por los detractores del animalismo para descalificar una protesta podemos estar casi seguro que es una reducción al absurdo y por ello falaz.
Si una idea se descalifica porque se considera que la persona que la expone no actúa bien en otras situaciones o momentos y su forma de vivir no es integral y consustancial a su fondo estamos usando un argumento falso y tramposo, que impide hacer nada por no poder hacerlo todo, dando a entender que sólo quien ha llegado al final del camino tiene derecho a iniciarlo.
Cuando descalificamos protestas o acciones de ayuda por insuficientes dejamos desasistidos a los animales concretos a los que se está ayudando.
Cuando las descalificamos con argumentos falaces perdemos a los mejores, a los inteligentes, a los valiosos, a los que pueden pensar y convencer.
Cuando hacemos cualquiera de estas cosas tengo la convicción de que la causa animalista retrocede.
Quien sólo desee ayudar a los perros porque los conoce y no puede evitar verlos como compañeros me parece que debe ser apoyado, quien sólo desee ayudar a un toro concreto que le miró con ese ojo negrísimo de ternura desde donde esperaba ser llevado a un festejo taurino (y no, no me importa usar la nomenclatura taurina, de hecho prefiero hacerlo) me parece que debe ser apoyado.
En primer lugar porque creo el apoyo potenciará la empatía de quien emprende estas acciones, pero sobre todo porque me niego a actuar de ningún modo que pueda restarle ayuda a una sola especie o a un solo individuo, lo que me parece ineficaz e injusto. Sobre todo injusto.
Además me asustan y preocupan quienes tienen la convicción de que su animalismo es el único válido y parecen sentirse molestos de que otros se sumen a sus causas si no lo hacen como ellos. Pues en ocasiones dan la impresión de que al considerar ante sí mismos que tienen un nivel de compromiso mayor se erigen más como propietarios y jueces que como servidores de la causa animalista, actuando enfadados ante los intrusos, como haríamos si encontrásemos a alguien extraño plantando en nuestro jardín una planta, aunque esta fuera bellísima.
Sin embargo, las causas, al menos las que merecen la pena, no tienen dueños, sino sirvientes y con frecuencia son mejores y más eficaces como tales los que no están en los extremos y tienden a sumar más que a excluir.
Porque es una confusión hacer de las causas justas únicamente una regla moral para mejorarse, esto debe ser una consecuencia del servicio a la causa y no un objetivo por sí mismo, pues no se trata de ser el mejor entre los malos, sino de ayudar a los animales. Y valoro más al que sacrifica parte de su buena imagen, haciendo tratos y concesiones para ayudar a un solo animal que a quien se erige como estatua admirable pero inalcanzable, de tanta altura como muestra. Porque sólo se ayuda a sí mismo y se sirve de la causa animalista en lugar de servirla.
Y porque es fácil que su manera de actuar y sus palabras impidan actuar a otros que, después de verle y escucharle, no se consideren suficientes para hacer algo porque no se sientan capaces de hacerlo todo.
Y porque no creo que nadie tenga la verdad animalista, que es algo complejo y cuya búsqueda parte de la empatía, pero es más amplia y nos requiere usarla como inicio de un proceso cognitivo complejo de estudio ¿implica el veganismo especismo hacia los insectos? ¿es el bienestarismo una etapa o un freno del animalismo? ¿es la muerte o es el sufrimiento y el abuso la base del animalismo? Cuestiones complejas que implican un análisis informado, que partirá de la empatía pero que no tiene suficiente con ella (porque existen animales hacia los que es difícil sentir empatía, como los insectos) si aspira a la consistencia.
Pero aunque los derechos de los animales necesitan de nuestra cognición tanto como de nuestra emoción, el servicio a una especie, el apoyo a un único animal pueden ser eficaces sin necesidad de otra cosa que el sentimiento de que podemos ayudarle. Y nunca debemos frenarlo, porque es un punto de partida y quien ayuda a un único animal merece el apoyo de todo el que se llame a sí mismo animalista y no su censura, además de que, sin saberlo estará abriéndose a un animalismo más amplio, porque el sufrimiento es algo terriblemente similar y reconocible.
Si alguien ayuda a un solo animal y nunca más mueve un dedo por otro y considera al animalismo un exceso absurdo, me seguirá pareciendo que ha merecido la pena apoyarle.
Por eso me preocupan las críticas de insuficiencia hacia las acciones de defensa de un único animal, porque creo que nos divide y nos lleva a que hagamos menos, pero no me molestan, porque sé que el ánimo de quienes las hacen es el de movernos a hacer más. Sencillamente creo que tienen el efecto contrario e intento convencerles de ello.
Y por eso he escrito todo esto 😛
Carlos Dangoor, mi editor y amigo, me ha enviado el libro que acaban de publicar en Dogalia: “Cómo nos aman los perros”.
De primeras me alegré mucho por este detalle de cariño e interés, era un regalo perfecto e inesperado: un (otro) libro para el “lado cognitivo” de la estantería canina, como casi todos ellos de un científico “en activo” y mostrando investigaciones actuales, no basándose en las que se hicieron en el neolítico del estudio científico del comportamiento.
Al abrirlo la sensación positiva se intensificó brevemente, porque en su interior había una pléyade de corazones de papel. Seré (soy) un poco moñas, porque pensé ¡qué lindo detalle! Como haríais vosotros, al ser lectores de buena fe.
Por supuesto, con tan cuidadosa presentación Carlos no podía haber olvidado una dedicatoria. Fui a buscarla y ahí estaban la letra y la firma de Carlos.
Mi editor.
Mi amigo.
Mi editor: todo era una trampa que se cerraba en la dedicatoria, reclamándome el segundo tomo de Tu perro piensa y te quiere a cambio del libro. Qué sutil e ingenioso recordatorio de mi retraso en la entrega, dudo que nadie pueda discurrir una manera más delicada y atenta para darle un tirón de orejas a un autor y que este se sienta incluso contento de recibirlo.
En todo caso merecía la pena por el libro.
Conocía el trabajo científico con perros de Berns, así como algo del resto, y no tenía mucha esperanza de que su libro de divulgación mereciese demasiado la pena para mí o para quienes estamos relativamente actualizados sobre investigación en perros, por eso no lo compré en inglés en su momento. Leo con dificultad en ese idioma y no pensé que el esfuerzo compensase.
Me equivocaba.
No me iré al lugar común de señalar que debe estar en las bibliotecas de todos los entrenadores o personas interesadas en el comportamiento de los perros, puesto que yo tengo en la mía muchos tomos que no he leído.
Esta es una obra que ha de leerse.
Porque además de dar explicaciones de mucha calidad y sencillez sobre conceptos relevantes, como las emociones o la cognición canina, plantea un viaje a la ética del trabajo y la relación con los animales no humanos, un viaje inevitable para todos aquellos que somos conscientes de que los perros piensan y nos quieren. Es un libro teñido absolutamente del concepto básico de que los perros sienten y por ello deben ser considerados sujetos con derechos, lo que ha de regir toda interacción con ellos.
Y es que la ciencia no es algo frío, aunque su producto se presente de manera objetiva el proceso es pasional: la necesidad de saber cómo es lo que nos importa, de abandonar el terreno de la creencia, donde todo es válido y por ello nada es real, para conocer cómo piensan y aman los perros. Porque Gregory Berns quiere a los perros, quiere a sus perros y quiere saber cómo son de una manera intensa y profunda, de una manera científica.
Y claro cuando te pasa esto, eres un científico y te han dejado un escáner…
Berns comparte conmigo una cierta sorpresa sobre cómo desde Darwin, que reconocía emociones en los animales sin problemas y que amaba a los perros, hemos llegado a Paulov, de quien afirma que no le gustaban y al que le reconoce su mérito, sin dejar de señalar la antipatía que puede producir su trabajo.
Sobre algunos de los temas más “populares” en entrenamiento pasa rápido, pero los toca casi todos: señala los peligros de lupocentrismo, un término que me parece particularmente afortunado, y al hablar de condicionamiento operante menciona sus limitaciones y desinterés para saber o estudiar los motivos de los perros para hacer las cosas, algo sobre lo que espera arrojar luz con sus investigaciones. Sobre aprendizaje operante señalar que en el capítulo específico menciona más a Thorndike que a Skinner: cuatro frente a dos, algo que le habrá encantado al traductor ;-), aunque la proporción cambia a los largo del libro. Por cierto, la traducción de mi amigo Luis Souto es muy buena, y sus cuatro anotaciones al texto impecables y claras (yo en la cuarta me habría perdido hablando de teoría de juegos).
Como sucede con demasiada frecuencia en autores con un conocimiento poco profundo del conductismo hace una exposición de su funcionamiento básico que no está todo lo afinada que se desearía, pudiendo sacarse de su lectura el error común de que la relevancia está en los emparejamientos entre estímulos apetitivos y/o aversivos y las conductas y no en las relaciones de contingencia que establezcan entre sí. Le debo a mi amigo Eduardo Polín al menos mencionarlo.
Además, aunque indica que cree que se producían procesos de aprendizaje social cognitivo más complejo al entrenar a McKenzie (¿existe un nombre mejor para una perra?, dejando además entrever alguna de sus filiaciones), explica cómo la entrenaron usando el clicker y mencionando las ventajas de esta herramienta. Una buena cosa en un cognitivo 🙂 .
El fallo principal, en mi opinión, de la edición es que las notas se encuentren al final del libro y no a pie de página, pues son pocas y están redactadas mayoritariamente para integrarse en la lectura del texto, con lo que no encuentro motivo para obligar al lector a apartarse del punto de lectura para ir a la búsqueda de cada una de ellas. También echo de menos un índice onomástico, pues la forma narrativa se complementaría muy bien con un buscador que permitiese que encontrásemos todas las referencias en el libro sobre un mismo tema, facilitando la lectura o relectura técnica.
Aparte de este problema menor el libro físico tiene un tamaño, formato y fuente de texto cómodos para leer, solapas, que sirven como útiles marcapáginas y que protegen al libro del deterioro. Una edición muy bien planteada.
Leedlo, conocer el trabajo de Berns y sus planteamientos éticos es necesario para la comprensión y adopción de un modelo de entrenamiento cognitivo y para llegar a una deontología acorde.
Y gracias a Carlos Dangoor, a Luis Souto y a Dogalia por la publicación y por la calidad de la publicación, que son dos cosas casi igual de importantes, de estos textos tan actuales y valiosos. No es fácil arriesgarse con algo que no lleve cincuenta años vendiéndose, bastante hemos sufrido esto en el mundo del perro, donde se veía como textos obsoletos se publicaban y reeditaban sin que nadie se atreviera con nada más moderno.
En su imprescindible libro Genios, Brian Hare, director de Dognition y creador del Duke Canine Cognition Center (primer centro de investigación de la cognición canina que se ubica en y como parte de una universidad) habla de su sorpresa cuando le invitaron a dar una charla sobre la cognición canina en un conocido fórum estadounidense de adiestramiento canino y descubrió que muchos de los ponentes promovían el uso del entrenamiento con clicker.
Brian escribió cosas como: “Se proyectaron diapositivas de hacía décadas en las que se veía a ratas y palomas en cajas de Skinner”, “a continuación vino una oda a B. F. Skinner por haber descubierto los principios universales del aprendizaje” “Los clickers habían vuelto a la palestra”.
Todo esto le causó una sensación que describe perfectamente: “Fue como si una nave espacial hubiera aterrizado y un montón de alienígenas hubieran bajado de ella para anunciar que nos iban a llevar a los años cincuenta”.
Brian señala en su texto que no hay ninguna evidencia científica de que el clicker acelere o mejore el entrenamiento canino, habiendo un único estudio comparativo entre adiestramiento con clicker y enseñanza de la misma destreza sin clicker, trabajo en el que la velocidad de aprendizaje fue igual entre los perros que aprendían sólo con un reforzador primario y aquellos a los que “marcaban” la conducta con el clicker antes de entregar dicho reforzador. En esta única investigación el clicker no mostraba ningún beneficio.
Es bien sabido que estas ideas han llevado a Brian a tener duras polémicas con entrenador@s con clicker tan reputados como Jean Donaldson (cuyo libro El choque de culturas nos parece bastante nocivo para la comprensión de los perros y de la manera de relacionarnos con ellos a la mayoría de autores relacionados con la cognición canina, pero esa es otra historia y debe ser contada en otra ocasión).
En la misma línea, hace poco Claudia Fugazza publicó un estudio comparativo enseñando algunas destrezas a perros con Clicker Training (entendido este como moldeado libre) y a través de Do as I Do, una técnica de aprendizaje cognitivo basada en la imitación. El resultado es que el aprendizaje con la técnica cognitiva resulta más eficaz.
Y ahora nosotros publicamos una entrevista con Juliane Kaminski, autora de «The Social Dog: Behaviour and Cognition» en la que dice que usar el clicker no tiene sentido en la educación de un perro, que los perros entrenados con clicker parecen mostrar menos capacidades de resolución de problemas y que, de hecho, han tenido que rechazar en la investigación cognitiva perros entrenados con clicker porque parece que este entrenamiento les impide hacer inferencias complejas para resolver una situación, o sea: que parece empeorar las capacidades cognitivas de los perros, incluso que podría destruirlas de manera permanente (todo esto a partir del minuto 28 aproximadamente). Afirma que el entrenamiento con clicker «reduce al perro a algo parecido a una máquina». Tan relevante resulta esta situación que actualmente se está llevando a cabo una investigación sobre cómo afecta negativamente el Clicker Training a las capacidades cognitivas, sociales, emocionales y comunicativas de los perros, como también menciona Juliane en el video.
En EDUCAN ahora mismo estamos colaborando en un proyecto de investigación internacional sobre mejoras técnicas y éticas para el entrenamiento (que espero poder contar en detalle en unos mesecitos) y la única condición que se nos ha puesto desde la dirección del proyecto, que parte de investigadores de la cognición animal, es que los perros que preparemos no pueden ser entrenados con clicker. De hecho las palabras fueron: “Que no hayan escuchado un clicker en su vida”.
Joder, qué fuerte.
¿Qué nos pasa a los cognitivos con el clicker? ¿Es tan “malo” como parece sugerir todo lo que he escrito?
En el mundo del perro tendemos a los bandos, y esta progresiva descalificación del Clicker Training por parte de “los cognitivos” ya ha causado enfrentamientos y frentismos en EE.UU. y otros países, en donde se ha llegado a excesos como tildar de maltratadores a los entrenadores que practican Clicker Training, con la furibunda respuesta que era esperable por parte de quienes lo usan.
El objetivo de este artículo es, si no evitar la polémica, porque muchos en nuestro sector parece que se “nutren” de la confrontación y que les encanta, al menos minimizar la tensión entre los entrenadores razonables de ambas tendencias antes de que entremos en (otra) lucha absurda, debilitante y creadora de división. O sea, lo del título: poner la tirita antes de que llegue la herida.
En primer lugar deben mencionarse los argumentos en contra del clicker que aportan los cognitivos.
Un primer argumento, que es muy repetido y resulta injusto es descalificar al clicker por ser arcaico. Sin duda es cierto que es una herramienta antiquísima a nivel de tecnología del comportamiento, entiendo que a Brian y a otros investigadores de la cognición les pueda causar la misma sensación de anacronismo que un teléfono fijo con disco de marcar a un adolescente. Y desde luego no ayudan aquellos entrenadores que lo publicitan como la herramienta del “entrenamiento moderno”, y que deberían ser más cautelosos o precisos en sus expresiones.
Pero más veterana es la correa y aún no hemos encontrado nada que la sustituya para llevar al perro de manera segura y cómoda en determinadas circunstancias. Su antigüedad no es per se un motivo para descalificar al clicker y cuando escucho a alguien usar seriamente este argumento me parece que se roza el esnobismo intelectual.
Sin embargo sí existen una serie de argumentos consistentes, basados en los conocimientos actuales sobre las capacidades emocionales, cognitivas, sociales y comunicativas de los perros, que muestran riesgos reales en determinadas maneras de usar el clicker, principalmente el moldeado libre, que es el que, con algunas variaciones, siempre se ha defendido como mejor y principal forma de enseñanza con clicker desde los sectores más “ortodoxos” de uso de esta herramienta.
Veamos cuáles son esos riesgos:
Sufrimiento emocional del perro.
Cuando los perros se encuentran en situaciones de interés en las que no saben cómo actuar y están acompañados por personas queridas, emiten señales sociales intencionales para buscar su ayuda y apoyo. El perro sufre cuando ignoramos estas señales, como recomiendan algunas escuelas que plantean entrenamientos de moldeado libre sin que el entrenador o propietario se dirija al perro, sin responder a sus señales con información social de ningún tipo, sino “quedándose como un palo” y emitiendo información solo con el clicker cuando el perro realiza alguna aproximación a la conducta deseada.
También causa sufrimiento emocional el proceso de reforzamiento diferencial que implica avanzar a través aproximaciones sucesivas, pues antes de ofrecer el siguiente avance el perro debe extinguir el anterior, y hoy sabemos que los procesos de extinción de conducta causan altos niveles de estrés y ansiedad, más que el reforzamiento negativo en muchos casos. No entraré a exponer y valorar el peligro adicional de que el perro, una vez entrenado, pueda ofrecer conductas parciales en situaciones de estrés, iguales a alguna de las aproximaciones que se han premiado, porque es un problema técnico para la calidad del entrenamiento y no un riesgo para el perro.
Atrofia de las capacidades de comunicación social y deterioro de la relación afectiva.
Que no respondamos a las señales sociales de nuestro perro y que no emitamos información social durante las sesiones de moldeado libre tiene otro efecto potencialmente más grave que el sufrimiento durante la sesión: y es que el perro, viendo que su comunicación social no es recibida y que, a su vez, el entrenador no le emite ninguna información social tienda a extinguir esta forma de comunicarse. Con lo que el perro empeorará una de sus más impresionantes y potentes capacidades cognitivas sociales: la de comunicarse con nosotros como individuos queridos. Este es un riesgo real, severo y que puede empeorar para siempre tanto nuestra relación con los perros, como su capacidad de aprendizaje, puesto que hoy sabemos que el aprendizaje social es de los más «potentes» en nuestros compañeros.
Además esto impide un entrenamiento cooperativo, en el que el perro sepa que puede informarnos sobre sus emociones y capacidades durante el afrontamiento de una situación. Sin señalética social sus únicas posibilidades son hacer o no hacer y esperar nuestra respuesta. No podemos sostener su estado emocional con señales sociales para trasmitirle calma y seguridad, el perro está solo para afrontar la situación.
Esto «semaforiza» al entrenador, que para estas propuestas de entrenamiento idealmente sería un emisor de clicks y comida para el perro, al menos en las etapas iniciales de enseñanza, las que suelen generar más estrés y más demanda de apoyo. Una tristísima relación que, como dice Kaminski en el video, puede ser necesaria para el entrenamiento de animales no humanos, que no tienen relación social con las personas, no comunicándose con nosotros en este plano, pero que empeora las capacidades sociales de los perros e imposibilita que el entrenamiento pueda basarse en el afecto y confianza entre perro y entrenador. De hecho en algunos foros de clicker se ha llegado a publicar y difundir la idea de que cuando un modelo de entrenamiento o un entrenador hablan del afecto como elemento de trabajo están saliéndose de un modelo de adiestramiento científico ¡Lo juro!
Atrofia de las capacidades cognitivas de prospección e inferencia.
Esto es a lo que se refería Kaminski en el video, hoy sabemos que los perros no solo aprenden por asociaciones, sino que son capaces de hacer inferencias de manera que su conducta busque intencionalmente un fin. Esto, que puede parecer un tanto ambiguo puede verse en los siguientes vídeos:
Perro buscando cómo alcanzar su pelota naúfraga.
Whippet planificando una siesta en su mantita.
Estos perros intentan alcanzar un objetivo concreto y reconocible (un refuerzo referencial, que ahora veremos lo que es) con su conducta, no la emiten aleatoriamente, sino de manera prospectiva para alcanzar dicho objetivo. Obviamente evalúan la eficacia de la conducta según les acerque a él.
Este es el tipo de cosas que se investigan en cognición, cómo el perro es capaz de hacer inferencias sobre lo que su conducta causará en el entorno. Cómo resolver la situación.
¿Y por qué esto se afecta con el clicker? ¿No nos han dicho una y otra vez que las sesiones de moldeado libre precisamente potencian la capacidad del perro para “pensar” (un término sorprendente por parte de quienes defienden un modelo conductista de entrenamiento)?
Bueno, pues sí y no.
Es cierto que hace que el perro genere mucha conducta, pero no es conducta prospectiva sino pruebas «a ver qué pasa, a ver qué hace sonar al clicker». El perro piensa sí, pero en un nivel muy, muy básico. No hay aprendizaje inferencial, no hay interacción para modificar el entorno de manera planificada e intencional…
Para verlo partamos de uno de los conceptos importantes para la cognición, que menciono en mi último libro: los reforzadores referenciales -imprescindibles para hacer inferencias- que son aquellos que no se limitan a aparecer de manera consecutiva a la conducta del perro, sino que además guardan una correspondencia lógica y directa con el objetivo, correspondencia que es perceptible por el perro, permitiéndole planificar y elegir un rumbo conductual que previsiblemente le ayudará a modificar el entorno de manera propositiva para obtener dicho refuerzo.
Por ejemplo, el perro del video que quiere agarrar la pelota en la piscina o el cachorro de whippet que busca salir de su encierro para tumbarse en la toalla pueden proyectar que determinadas conductas les permitirán alcanzar estos objetivos, los refuerzos referenciales: alcanzar la pelota/tumbarse en la toalla. Como estos refuerzos son de este tipo especial, refuerzos referenciales, ayudan al perro a generar conductas intencionales dirigidas de manera prospectiva y proactiva hacia alcanzarlos. Esta es la cognición de calidad.
El clicker es un reforzador no referencial. El perro no puede proyectar qué conductas lo harán sonar, desea que suene, pero no puede diseñar una estrategia conductual para conseguirlo. Por tanto se ve obligado al juego de “frío” (no suena el click), “caliente” (suena el click) probando una conducta tras otra e intentando ver cuál consigue hacer sonar el clicker, con lo que la conducta no puede ser prospectiva, no hay planes, solo pruebas al azar. Un avance a tientas hacia un objetivo oscuro para el perro, un objetivo que solo está en la mente del entrenador.
El perro más bien aprende a ignorar el ambiente que a manipularlo a su favor, pues no le ayuda a predecir ni a planificar qué hacer. Además su evaluador de éxito es solo el click. Es como danzar para un dios misterioso esperando que nos envíe una señal para indicarnos cuál de nuestros pasos de baile le ha satisfecho. Le “robamos” al perro el control de su entorno, su capacidad prospectiva y le decimos que depende de fuerzas invisibles y caprichosas para saber cuándo su conducta es adecuada o no.
Es por esto que perros que han trabajado con clicker a través de moldeado libre no funcionan en los experimentos de cognición, cuando se les plantean situaciones en las que deben deducir qué hacer analizando su entorno y generando conducta prospectiva no lo intentan, sino que prueban conductas no relacionadas con la situación, esperando a que suene el click, y cuando no lo hace se frustran y no buscan soluciones proactivas. En lugar de analizar la situación para resolverla empiezan su danza esperando hacer algo que agrade al misterioso Dios del Clicker.
Sobreexcitación al obtener el refuerzo
Me hace notar mi amigo David Ordóñez de Perruneando, que he soslayado un problema. David es una de las personas que, en mi opinión, que podría ser parcial por el cariño que le tengo, más está haciendo avanzar en nuestro país las Intervenciones Asistidas por Perros hacia el ámbito de la seriedad y la consistencia científica. Es, junto a Rafael Martos, el artífice y «padre» del Máster Universitario Oficial en Intervención Asistida por Animales por la Universidad de Jaén y la Universidad Internacional de Andalucía, único título oficial del área en España.
Sobre este tema dejo el enlace a un post del blog de David donde lo explica requetebién. David me recuerda que otro problema potencial del clicker, muy importante en su área de especialización, las Intervenciones Asistidas por Animales, es la excitación que genera en el perro. Y tiene toda la razón del mundo. Me apunto un negativo por negligencia involuntaria, edito el post y lo explico:
La forma de responder cuando obtenemos un refuerzo referencial y uno no referencial, que no podemos prever cuando aparecerá, es diferente. Al alcanzar un refuerzo referencial se consigue lo que se preveía conseguir, el whippet llega a su mantita, el perro del otro video obtiene la pelota. Como su conducta está dirigida a este fin no hay sorpresa al alcanzarlo, de hecho, según se realiza la conducta el perro va viendo si está saliendo bien o no. Esto hace que al lograr el objetivo el perro «cierre» la excitación, que ha sido necesaria para alcanzar lo que deseaba.
Sin embargo, durante los moldeados libres, el perro no sabe qué conducta hará sonar el clicker por lo que cuando lo hace no se calma sino que se excita por haber acertado, puesto que no sabía qué era lo que le haría lograr que sonase. Esto es incompatible con la calma.
Además, según postula la misma Karen Pryor, existe una reactivación de la parte emocional del cerebro al sonar el clicker, que aumentaría la alegría, lo que se traduce en excitación. Esto puede ser un problema para trabajos, como menciona David, que requieran tranquilidad de ejecución o bien para perros fácilmente sobreexcitables.
Hasta aquí vemos que sí existen problemas severos que parecen justificar la poca simpatía de los científicos y entrenadores interesados en la cognición canina hacia el Clicker Training. Pero es que las cosas no son ni blancas ni negras, como suele suceder.
Porque se pueden tomar algunas sencillas precauciones que nos eviten estos efectos nocivos del clicker, mientras que nos permiten seguir aprovechando sus ventajas.
1- En primer lugar las sesiones de moldeado libre estricto solo serán nocivas si constituyen el grueso del entrenamiento del perro, pero si la mayoría del trabajo se hace con protocolos que no incluyan el clicker y que impliquen a la comunicación social como herramienta de relación y avance no supondrá un problema usarlo para las destrezas concretas que lo requieran. Mientras sea un porcentaje pequeño e informemos al perro de cuándo trabajaremos sin comunicación social, para que sólo la abandone en dicha situación, podremos evitar los problemas antes mencionados.
2- También podemos incluir la comunicación social bidireccional dentro del trabajo con clicker, lo que hace “daño” afectivo al perro es la propuesta clásica en la que el entrenador solo activa el click y da la comida. Pero si modificamos esa práctica estricta, caduca y nociva, introduciendo señales sociales por nuestra parte y respondiendo a las del perro podemos minimizar el riesgo enormemente. En este aspecto debo decir que las propuestas innovadoras de entrenamiento con clicker que se han diseñado en España, incorporando motivaciones sociales y pautas emocionales en sus protocolos, y que están muy siendo difundidas, son un paso de gigante e infinitamente más actuales, eficaces y saludables para los perros que las espantosamente rígidas que nos suelen llegar de los países anglosajones, y que son las que han dado lugar a las acusaciones de maltrato emocional que mencionaba antes. Si la propuesta de trabajo con clicker es igual para una gallina que para un perro la cosa va mal.
3- Deberíamos plantearnos usar el clicker sólo para la enseñanza de aquellas habilidades que realmente lo necesiten, por resultar conductas que muy difícilmente el perro nos ofrezca o podamos inducir, evitándolo en los procesos educativos que regulan la relación del perro con sus personas queridas. Al final la cosa es tan sencilla como usar una herramienta como tal y no como una forma de trabajo universal, puesto que ninguna herramienta es una forma de entrenamiento en sí misma.
Con las anteriores precauciones podremos evitar suficientemente los efectos adversos del clicker a nivel global, aprovechando su utilidad como herramienta de adiestramiento, pero algunos problemas como el estrés del trabajo por aproximaciones sucesivas (no el del aprendizaje, que es conveniente e inevitable, sino el debido a los procesos de extinción de las aproximaciones anteriores, que es el chungo) o el aprendizaje de conductas en segmentos no pueden separarse del trabajo de moldeado libre o dirigido, aunque podamos minimizarlo a través de responder a las señales sociales de los perros y de trasmitirles a nuestra vez comunicación social tranquilizadora.
Otros aspectos como la falta de referencialidad del refuerzo sencillamente no pueden suplirse, porque se desvirtuarían los mecanismos que hacen eficaz al clicker, pero es que en el entrenamiento del día a día también necesitamos enseñar al perro cosas que no pueda deducir del ambiente y por ello no siempre es óptimo el uso de refuerzos referenciales.
Lo que debemos hacer es recordar que un entrenamiento moderno debe actualizarse con los nuevos conocimientos, ni la actitud ética ni el avance técnico están en las herramientas. Hay que desecharlas o cambiar su forma de uso cuando descubrimos nuevas cosas sobre cómo afectan o influyen al perro más allá del aprendizaje de destrezas. Porque lo más urgente para los entrenadores pueden ser la conductas, pero lo más importante para los perros es el bienestar, el desarrollo saludable como animales sociales y el acceso a la felicidad.
El entrenamiento con clicker es viable e incluso divertido y saludable mientras suponga una pequeña parte del entrenamiento, pero cuando es la principal manera de enseñar, de educar y de relacionarnos con los perros puede causar problemas y dar lugar a disfunciones afectivas, emocionales, sociales y cognitivas.
Winston Churchill decía que un fanático es alguien que nunca cambia de opinión, sin importar los datos. No seamos fanáticos, el clicker sin duda e históricamente ha ahorrado mucho dolor físico y emocional a los perros, pero es el momento de intentar avanzar un paso más, de hacerlo un poco mejor que ayer. Sabiendo que lo que ahora hagamos dentro de unos años será modificado o abandonado porque sabremos más y podremos mejorarlo. La ética es continua, pero la técnica es temporal, tiene fecha de caducidad.
No es justo ni razonable etiquetar como sospechosos de mala praxis a quienes utilizan el clicker, entendiendo que sigue siendo una herramienta útil para el entrenamiento (y creo que lo será durante largo tiempo, al menos para algunos tipos de entrenamiento) siempre que limitemos y afinemos su uso, asegurándonos de aprovechar los beneficios que ofrece y evitando a la vez sus peligros para los perros que entrenamos.
Pero debe entenderse también que, al no ser el clicker una herramienta cognitiva por estos riesgos y por no aportar prácticamente ninguna ventaja a la hora de «tocar» la capacidades cognitivas (objetuales y sociales) de los perros, quienes investigan estas áreas y no entrenan perros vean el clicker con cierta antipatía y sospecha.
Los nuevos conocimientos redefinen lo que es bueno o malo para los perros durante su entrenamiento, quizá debamos optar por alternativas educativas al clicker en determinadas áreas, en las que su uso deberá restringirse progresivamente, pero tampoco desechemos o demonicemos por completo una herramienta útil y eficaz, incluso necesaria, para conseguir resultados en algunas acciones complejas.
No hagamos bandos con esta situación, debatamos pero no peleemos. Más bien se pueden abrir espacios de diálogo que nos permitan aprovechar los conocimientos y experiencia de entrenadores y científicos de diferentes ópticas.
Porque del disenso sobre conceptos, sobre ideas, y no sobre personas, de la discusión donde se respeta al que piensa diferente y se le presupone la misma buena fe en sus ideas y prácticas que tenemos nosotros en las nuestras, es de donde pueden salir los avances más notables para mejorar la tecnología del comportamiento canino. Y esta es, debe ser, puede ser, una empresa colectiva donde todos podemos encontrarnos.
El maltrato
El maltrato de las personas hacia los animales no humanos es un tema que ha sido objeto de estudio y análisis con frecuencia. Por ello intentaré no extenderme en este punto, limitándome a ofrecer una definición operativizable de maltrato y mencionar quiénes están en situación, a mi entender, de cometer maltrato.
Definir competentemente el maltrato y señalar quiénes están en situación de llevarlo a cabo es un mínimo necesario para nuestra ecuación en busca de una ética y una deontología comprometida -pero objetivizada- de la práctica profesional relacionada con animales no humanos, pues serán dos operadores relevantes para la prevención, evaluación y disminución de la prácticas abusivas.
Qué es maltrato
Es muy difícil manejar y/o analizar lo que no está bien definido o aquello cuya definición no puede operativizarse, de manera que permita evaluar de manera objetiva cuándo aparece o cuándo no. Esta dificultad se vuelve crítica si, además, deseamos luchar contra algo de manera eficaz y hacer una política preventiva que incluya pautas de buena praxis.
Todo el mundo tiene una idea personal sobre lo que constituye maltrato y una sensibilidad diferente a la hora de incluir o no algo en la categoría de maltrato.
Esta “evaluación por sensibilidad” del maltrato es ineficaz y supone problemas. Quizá los principales son: que dificulta prevenirlo, puesto que hasta que una situación no sucede o no la imaginamos no podemos presuponer su gravedad, que potencia la división entre quienes tienen (tenemos) sensibilidades diferentes, dificultando unir fuerzas en un frente común de lucha contra el maltrato, lo que hace que quienes no son sensibles hacia el maltrato, tanto personas como instituciones, terminen percibiéndonos como grupúsculos sin ideas claras. Por último discrimina a las especies en base a la sensibilidad que despierten en nosotros, porque es un hecho cierto que la expresividad de un cangrejo nos genera menos empatía que la de un cachorro de perro, lo que desajusta nuestra “evaluación por sensibilidad” del maltrato. No creo que demasiada gente comiera en un lugar donde matasen los corderos lechales delante de uno, mientras escucha sus balidos asustados, pero no parece suponer un problema hacerlo mientras hierven vivos a crustáceos ante nosotros. Ojo, todavía no estoy hablando de lo adecuado o no que me parece consumir animales, ese es un punto al que tardaré bastante en llegar. Solo pretendo ejemplificar un problema obvio de la “evaluación por sensibilidad” del maltrato.
Se hace evidente que resulta necesario llegar a una definición objetiva y clara de maltrato que, además, sea funcional para su prevención y evaluación.
Propongo una definición de maltrato animal similar a la aceptada para el maltrato infantil en muchas legislaciones, y que iremos viendo a lo largo de este trabajo que es muy útil a nivel operativo:
Maltrato es cualquier acción u omisión no accidental que genera perjuicios o compromete la satisfacción de las necesidades básicas de dicho animal.
Personalmente, y es el objetivo de este trabajo, impulso una práctica profesional relacionada con animales no humanos que vaya más allá de satisfacer sus necesidades básicas, potenciando su bienestar y promoviendo su acceso a la felicidad, en mi caso desde el entrenamiento.
Pero esto es claramente excesivo como requisito mínimo para determinar el maltrato, al menos si queremos una definición útil, operativa y aceptable a nivel general. Y tengo la convicción de que la mejor manera de llegar a lo óptimo es definir con eficacia lo mínimo e ir construyendo sobre ese cimiento. Nunca será igual la práctica óptima que la práctica mínimamente aceptable, pero ambas deben ser definidas, en especial la segunda.
El maltrato, obviamente, se sale de cualquier práctica mínimamente aceptable por debajo y se define por ser lesivo para el animal, ya llegará el momento de definir la práctica óptima que resulte beneficiosa para el animal. He buscado una definición que sea válida para cualquier caso posible, sin excepciones, para toda especie y tipo de relación con los seres humanos.
Es importante la elección del término no accidental en lugar del muy usual intencional para referirnos a qué constituye maltrato. Alguien puede alimentar a un perro sólo con un mendrugo de pan al día durante años creyendo sinceramente que es lo adecuado y saludable, no existe la intención de maltratar, pero como la acción no es accidental, sino voluntaria, sí constituye maltrato pues compromete las necesidades físicas del animal. Por supuesto la intencionalidad implica un agravante del maltrato, pero no es un requisito necesario para que exista.
Según avancemos en este trabajo veremos que la elección de no accidental frente a intencional es muy valiosa como base para evaluar la calidad de las interacciones entre humanos y otros animales, pues existen muchos colectivos que trabajan (trabajamos) con animales no humanos y donde perviven prácticas que pueden implicar maltrato por acción u omisión, pero que son realizadas de buena fe por quienes las llevan a cabo. También puede suceder lo contrario, que prácticas que puedan no “gustarnos” en una primera impresión resulten finalmente beneficiosas o necesarias para el bienestar del animal y privarles de ellas pueda llegar a constituir maltrato.
Poniendo un ejemplo muy obvio, podría parecer que atar a los perros les genera perjuicios o limita su bienestar, pues preferirían estar corriendo libres, sin embargo esta práctica no siempre implicará maltrato. Cuando lo hacemos para desplazarnos por la ciudad y con materiales adecuados, estamos asegurándonos de que no puedan sufrir o causar daño al cruzar la calle, por ejemplo, y estamos ejerciendo una tutela responsable. Sin embargo cuando un perro permanece atado con un metro de cadena a un punto fijo durante horas o días sí se están desatendiendo sus necesidades y comprometiendo su bienestar, por lo que constituiría maltrato.
Veamos otros ejemplos muy sencillos (ya habrá tiempo de llegar a los complicados) de aplicación práctica de este concepto de maltrato:
Una vacuna inyectable hace daño al perro al ser aplicada, pero como no le genera perjuicios sino beneficios y no compromete sus necesidades básicas, sino que las cubre, no es maltrato. El mismo pinchazo realizado gratuitamente sí sería maltrato, puesto que solo existe perjuicio.
Pisar a un perro en un traspiés y hacerle daño sin querer (algo que a todos nos ha sucedido) no supone maltrato aunque suponga perjuicio para él, porque es accidental. El mismo pisotón hecho intencionalmente sí supondría maltrato. Descartes maltrató a la perra preñada a la que pateó, aunque tuviera la convicción de que era una “maquina de carne, un autómata sin sentimientos”, puesto que su patada no fue accidental.
Recordemos que es necesario evaluar lo más objetivamente posible cuándo existe maltrato. La definición debe facilitar el dictamen técnico del maltrato y la autoevaluación de cada profesional respecto a su (nuestro) trabajo. Cuando no es así nuestra definición será solo una declaración de intenciones, un brindis al sol, no una herramienta eficaz en la lucha contra el maltrato.
Sobre quién se comete maltrato
Cuando intervenimos en el comportamiento de un animal de manera ética, buscando una actuación profesional óptima, tenemos que considerar cómo afectará nuestra intervención tanto al individuo con el que estamos trabajando como, a nivel de imagen y conocimiento, a su especie. Esto no sucede igual al evaluar el maltrato.
El maltrato siempre se refiere a uno o varios individuos, no a la especie.
La actuación óptima sobre animales no humanos implicará al individuo y a la especie, pero el maltrato no se define por no ser una actuación óptima, sino por ser una actuación directamente lesiva y que se comete siempre sobre un animal o animales concretos.
Es decir, cuando se retienen orcas en cautividad, en condiciones que no permiten cubrir sus necesidades básicas (como pueda ser el desplazarse decenas de millas náuticas cada día), se puede estar dando una imagen nociva o tóxica sobre las orcas y sobre su relación con los seres humanos, lo que es malo, pero no se maltrata a las orcas como especie o a los cetáceos como orden, sino a los individuos concretos que se encuentran cautivos.
Insistir de nuevo en que cuando hablamos de maltrato no estamos definiendo en absoluto cómo se actúa bien, sino cómo se actúa mal. Es muy importante no mezclar estos conceptos, pues ambos son necesarios para una deontología operativa y susceptible de ser normalizada.
Quién está en situación de cometer maltrato
Otro punto relevante es definir quién puede estar cometiendo maltrato, sin ello es fácil que personas o entidades puedan escudarse en su falta de implicación directa en situaciones de maltrato.
La inacción de entidades o personas con poder para prevenir, interrumpir y eventualmente castigar el maltrato es uno de los principales problemas que existen para una lucha eficaz contra el maltrato.
Por esto es importante dejar claro quién está en situación de maltratar.
Cualquier persona, institución o entidad que tenga relación directa o indirecta con animales no humanos y cuyas acciones u omisiones no accidentales puedan generar perjuicios o comprometer la satisfacción de las necesidades básicas de algún animal o grupo de animales está en situación de cometer maltrato.
Con relación directa con los animales tendríamos a propietarios, cuidadores, entrenadores, veterinarios…
Con relación indirecta con los animales, pero no por ello libres de la posibilidad de ser responsables de maltrato, tendríamos a directores o responsables de instalaciones de alojamiento de animales, empresas, legisladores, autoridades responsables del cumplimiento de las normativas relacionadas…
Pero aquí no acaba la cosa…
Creo que la definición de maltrato que propongo es consistente, sencilla y válida como herramienta de trabajo, pero es que esta era la parte fácil.
Es muy importante que los conceptos, particularmente los que son tan importantes como el de maltrato, estén completados con formas concretas y lo más objetivas posibles de evaluación, tanto a anteriori como a posteriori, para que los técnicos del área puedan (podamos) evaluarlo en terceros y autoevaluarse (autoevaluarnos) a sí mismos durante su (nuestra) práctica profesional. Esto es lo que permite hacer operativa la definición.
Esa es la parte difícil, que veremos más adelante.
Como mencioné, estoy haciendo un trabajo amplio sobre ética y entrenamiento de animales no humanos. Varios amigos me han convencido de ir publicando en La Caja Verde extractos, para recibir feedback de quienes la leéis y así convertir este trabajo en algo más colectivo y compartido. Ya lo decían en La Bola de Cristal…
Qué y cúando es lícito entrenar animales
Para trabajar con animales no humanos, particularmente con sus emociones, es necesario tener una posición clara y determinada sobre la manera lícita de intervenir en su comportamiento.
Debemos considerar cómo influirá nuestro trabajo en aspectos que van mucho más allá de los beneficios de manejo o utilidad práctica que nos reporte.
Antes de intervenir sobre el comportamiento de un animal no humano es necesario definir previamente, y de manera clara, qué es lo que consideramos correcto. No podemos suponer que nuestro amor por los animales y nuestra capacidad como entrenadores nos servirán de guía eficaz porque:
- El amor no es igual al respeto, se cometen muchos abusos por amor. El amor por los animales tiende a sacar nuestra parte más infantil, la que desea poseer. Yo, como tanta gente a la que le gustan los animales, de niño quería tener muchos animales. Hoy he aprendido que solo debo tener conmigo animales domésticos, que los salvajes deben estar en su entorno o, si han sido sacados de él, en centros dedicados a su cuidado y recuperación.
- Además saber cómo entrenar a un animal nos da poder sobre él, y eso tiende a potenciar por nuestra parte una búsqueda excesiva del control de su naturaleza. El que algo pueda hacerse no indica que esté bien hacerlo, aunque los medios para lograrlo sean amables.
La posesión y el exceso de control cosifican a los animales, da igual que nuestras intenciones sean buenas y sintamos un profundo y sincero amor por ellos
La manera de ejercer de los entrenadores profesionales y de los especialistas en gestión del comportamiento, además de a los animales y a su imagen, afecta a la imagen, desarrollo y rumbo de nuestra profesión.
Podría parecer que defiendo dejar de entrenar animales no humanos. Pero no es así en absoluto.
Muchos animales no humanos requieren entrenamiento. Obviamente los que conviven con nosotros, como los perros, pero también los salvajes que están en centros de recuperación necesitan que los entrenadores les ayudemos. Sin esta ayuda el manejo, el cuidado veterinario e incluso el entrenamiento que les permitiese reintegrarse a su entorno serían imposibles.
Además, si quienes tenemos una visión animalista renunciamos a ser entrenadores porque resulta difícil hacerlo bien, estaremos dejando el terreno libre a quienes no tengan consideración hacia aspectos que vayan más allá de entrenar para conseguir las conductas que les resultan rentables.
Debemos asumir que nuestro papel es similar al de profesores, que han de explicar y enseñar, pero no cualquier cosa, ni de cualquier manera: hay que seguir un plan de estudios que estará siempre al servicio del alumno.
El entrenamiento debe estar diseñado y ejecutado de este modo. Admitimos que nuestros hijos se esfuercen y que sus profesores les programen tareas en áreas que serán necesarias para su desarrollo personal, pero si les enseñan únicamente a realizar conductas que redundan en el interés directo de quien las está enseñando no podemos hablar de enseñanza, sino de preparación para la explotación. Sin duda en las fábricas que emplean niños en Asia para la confección de ropas se les enseñará a usar los útiles necesarios para su labor, pero nunca consideraríamos eso como un programa de formación profesional. Con los animales, con su entrenamiento, sucede lo mismo: debe tener como directriz principal el beneficio que obtendrá el animal.
Esto, que es cierto en todos los casos, se vuelve crítico al trabajar con animales salvajes. Porque hay cosas que es lícito y adecuado trabajar en los perros, que deben compartir su vida con nosotros y adaptarse a nuestro entorno, que no deberíamos hacer con animales salvajes, incluyendo el quitarles el miedo o la agresión en determinados momentos: un animal salvaje que pierda el miedo a las personas fácilmente será cazado si se reintroduce, eliminar ese miedo puede ser incorrecto. Un animal al que se le corrige por perseguir y cazar a otros animales que deben ser sus presas también está dejando de ser adaptativo.
Por todo lo anterior es necesario definir unos parámetros generales sobre lo que es correcto y lo que no lo es para hacer intervenciones sobre el comportamiento que sean beneficiosas para los animales.
¿Qué tener en consideración antes de intervenir en el comportamiento de un animal?
La calidad de vida del animal y su derecho a la felicidad.
Las intervenciones sobre el comportamiento deben ser compatibles con la calidad de vida del animal y promover su acceso a la felicidad. Por ejemplo: en una ocasión me preguntaron si era posible entrenar a un perro pequeño a hacer sus necesidades en una bandeja de gato para no tener que sacarle a la calle. Este es un ejemplo óptimo: es posible, pero impedirá que el perro pasee, conozca a otros perros, haga ejercicio… Es una intervención incompatible con el derecho del animal a acceder a la felicidad.
La intervención sobre un comportamiento debe mejorar, o al menos no empeorar, la calidad vida del animal en el contexto en el que trabajemos con dicho comportamiento. Por ejemplo: en una ocasión me pidieron que un perro adulto, al que le entusiasmaba perseguir y cazar conejos, algo potenciado por sus propietarios y con una evidente base innata, dejara de hacerlo porque querían hacerse con unos conejitos blancos para su hija y tenerlos sueltos por el piso con el perro de manera permanente, aun cuando ellos no estuvieran. Es posible, pero ¿a costa de qué? ¿será saludable emocionalmente para el perro? ¿es justo para el perro?
La intervención sobre el comportamiento debe mantener o mejorar la capacidad posterior del animal de gestionar su entorno y adaptarse a él, así como mejorar sus capacidades de relación con coespecíficos y con otras especies con las que interactúe. El ejemplo paradigmático está en los chimpancés a los que se les enseñó lenguaje de signos, después ya no se comunicaban bien con otros chimpancés y languidecían durante años en zoos haciendo signos desesperadamente a los visitantes a la espera de volver a ser escuchados, a la espera de recuperar la posibilidad de comunicarse con otros. Una posibilidad que el entrenamiento les había robado.
Puedo entender a la persona sin recursos y sin formación en un país deprimido de África, que por unos dólares mata a una hembra de chimpancé para arrebatarle a su bebé y vendérselo a un turista. Lo entiendo porque no ama a los animales y está en una situación de necesidad.
Comprendo un poco menos a quien compra a la cría, porque esa persona dice que ama a los animales, piensa que los ama… tanto que quiere poseerlos. Tan mal que por poseer a animal se pone una venda sobre lo que se hace para conseguirlo y sobre la infelicidad a la que le condena.
Pero al que no puedo entender ni perdonar en absoluto es a quien, con conocimientos, le roba a un animal la posibilidad de comunicarse con los suyos, a quien aplica un entrenamiento que le aísla de sus congéneres y le arrebata su condición de chimpancé. Porque ese sí sabe lo que se hace y, pese a todos los argumentos que dé, en el fondo lo hace porque puede. Ese es el tipo de poder al que me refería antes.
La imagen del animal y de su especie.
Las intervenciones sobre el comportamiento deben promover en quienes observen y/o interactúen con el animal una imagen digna de este y concordante con los conocimientos científicos sobre el comportamiento y necesidades de su especie.
La intervención sobre el comportamiento no debe dar al público una imagen ridícula, idealizada, demagógica, objetualizada o antropomórfica del animal concreto con el que hemos trabajado o de su especie.
Aquí abundan los ejemplos: desde los más evidentes, como el entrenamiento de la “sonrisa” en los chimpancés, que para ellos es una señal de miedo y se entrena a través del miedo, hasta los más sutiles, que por ello son los más peligrosos, pues parecen “buenos”: como entrenar a un tigre para hacerse fotografías con personas, a unas orcas para cantar y bailar con sus entrenadores o a un perro a montar en bicicleta.
Todas esas cosas vejan la dignidad del animal entrenado y muestran a su especie de una manera irreal y discorde con los conocimientos científicos sobre cada una de ellas: el tigre no debe parecer amigable, la imagen de que los tigres no son peligrosos y pueden actuar amigablemente con las personas es demagógica e idealizada, es bonita, pero falsa, y dañina para el conocimiento y respeto de la especie. Las orcas no son personajes de una película de Disney, que se organizan de manera coreográfica cuando están contentos. Ese entrenamiento es antieducativo para quien lo ve, no es beneficioso para las orcas, sólo para quien las explota. Adiestrar a un perro para montar en bicicleta es técnicamente admirable y muestra una gran capacidad por parte de quien lo consigue, sin duda el perro será un animal querido por su entrenador. Pero es un entrenamiento antropomórfico que, en realidad, le da un papel paródico y bufonesco al perro, vulnera su dignidad como individuo y hace que las personas que lo contemplan se alejen del conocimiento real de las necesidades y capacidades de su especie. Por no hablar del riesgo absolutamente innecesario de sufrir una caída.
La calidad del trabajo de los profesionales del comportamiento.
Las intervenciones profesionales sobre el comportamiento de los animales no humanos deben poder ser (A) supervisadas en su desarrollo, para evitar excesos, aunque no lleguen al nivel de maltrato, y (B) evaluadas en su éxito de manera objetiva, para evitar a quienes no obtienen resultados y sólo venden humo.
Pero debemos entender el éxito no solo como la consecución, eliminación o variación de uno o varios comportamientos, sino también, y especialmente, de los puntos anteriores: cómo se ha influido en la calidad de vida, el acceso a la felicidad, la imagen del animal y en el conocimiento de su especie.
La intervención profesional sobre el comportamiento de los animales no humanos debe hacerse de manera acorde al conocimiento científico de cada especie y adaptada para cada individuo concreto, así como mostrando el respeto, entendido como consideración de que el animal tiene un valor por sí mismo y no solo en función de su papel respecto a nosotros, y cariño, entendido como inclinación afectiva que reconoce su valor como individuo y busca su desarrollo saludable y feliz, del profesional hacia el animal con el que está trabajando.
Fijaos en todos y cada uno los ejemplos anteriores, fijaos que ninguno de los casos que he mencionado mejoraban la calidad de vida de los animales entrenados, más allá de conseguir unos trocitos de comida en el momento. No son intervenciones exitosas. No son intervenciones justas sobre el comportamiento, aunque se hagan de manera amable.
En el mundo de la educación y gestión del comportamiento canino existe una cierta resistencia hacia la teoría. Puesto que la nuestra es –y debe seguir siendo- una disciplina práctica, parece que un poco de teoría está bien, pero que mucha no tiene demasiada utilidad. Parece mejor tener en la cabeza un buen resumen o una buena frase que transmita la idea general sobre la teoría que estudiarla y conocerla en profundidad.
Estoy en desacuerdo con esta idea, creo que hay motivos de peso para que quienes trabajamos con el comportamiento de los animales mantengamos un estudio constante, actualizado y consistente sobre sus bases teóricas.
En primer lugar cuando se intentan simplificar excesivamente conocimientos científicos amplios se termina por desvirtuar y distorsionar su sentido, dándoles un carácter mucho más absoluto y radical del que realmente tienen. Por eso hay tanto hooligan canino que agarra algún dato científico aislado para que le sirva como cachiporra frente a los que no piensan como él.
Puede ser necesario resumir, sinoptizar o poner ejemplos metafóricos para entender o explicar determinadas ideas, pero si empezamos a convertir estas metáforas, comparaciones y simplificaciones en nuestra única manera de estudiar o comunicar hemos entrado de lleno en el terreno de la pseudociencia, donde, como todo se parece a algo (que diría Ferrant), y todo puede explicarse como mejor convenga, al final todo vale. Que es lo mismo que decir que nada vale. La ciencia es delicada, por buena que sea si se maneja de manera imprudente o errónea deja de ser ciencia.
Además la teoría es necesaria para que se hagan cambios revolucionarios, algo que es imposible desde un enfoque exclusivamente práctico.
En todas las disciplinas -y el entrenamiento y educación canina no es una excepción- la teoría aporta las revoluciones, los cambios radicales, el avance rupturista, mientras que la práctica nos trae las reformas, la mejora progresiva de lo que ya se conoce, el afinado y ajuste sobre lo que se está haciendo en un proceso de avance continuo.
Una práctica eficaz es incompatible con los enfoques completamente novedosos, porque nadie que sea experto en un trabajo y obtenga buenos resultados estará dispuesto a arriesgarlo todo, a perderlo todo inicialmente, para probar algo que nunca se ha hecho antes y, por novedoso, algo en lo que le resultará imposible mantener su nivel de destreza. Desde la práctica eficaz no se pueden hacer revoluciones radicales en la manera de trabajar, esto es un hecho, no una opinión.
Si quieres ajustar un pequeño problema, si quieres avanzar un paso más en lo que haces, ser más preciso, acude a las enseñanzas de la práctica. Pero si quieres cambiarlo todo por completo, si quieres reinventar tu campo de trabajo, necesitas la teoría.
Sin teoría no existe revolución alguna en ningún campo, tampoco en el nuestro.
¿De verdad queremos quedarnos puliendo las herramientas que ya tenemos para siempre? Yo espero, deseo, que dentro de veinte años la tecnología actual del comportamiento esté tan desfasada como la tecnología de un coche de igual antigüedad. Ojo, que esto no implica que dicho coche sea malo o ineficaz, puede ser excelente, pero sin duda estará tecnológicamente obsoleto.
Citaré una última razón por la que el estudio de la teoría me parece importante, una razón que tiene que ver con tomar perspectiva sobre nuestra profesión y con la ética.
Los especialistas de la educación y la gestión del comportamiento canino tendemos a preferir que nos expliquen técnicas que obtengan resultados más que los conceptos sobre los que esas técnicas se diseñan.
Esto crea un problema, cuando las técnicas fallan no sabemos qué hacer, sabemos pilotar el comportamiento, pero no conocemos su mecánica interna. Mala cosa, puesto que los “mecánicos” del comportamiento canino somos nosotros. En los coches (sí, es una metáfora, no se trata de desterrarlas, sino de dosificarlas) después del piloto, está el mecánico, que conoce cómo funciona el motor, pero no hay nadie detrás nuestro que pueda arreglar las cosas si nosotros fallamos: los científicos que nos proveen de conocimientos no están preparados para convertir sus descubrimientos en aplicaciones prácticas. Antes que pilotos del comportamiento debemos vernos como mecánicos del comportamiento, porque si no entendemos el funcionamiento del motor dejamos una brecha entre la ciencia de base y el entrenamiento de animales y la gestión de su comportamiento. Es como si en fórmula 1 solo hubiera pilotos e ingenieros, sin mecánicos que enlacen ambas cosas para una práctica de calidad.
Si los entrenadores no asumimos esta necesidad de formarnos para comprender la mecánica del comportamiento estamos faltando a nuestros deberes profesionales y dejando sin asistencia de calidad a los perros cuando muestren cualquier problema que vaya más allá de aplicar una fórmula de solución porque… ¿qué tiene más sentido, que conozcamos unas técnicas para solucionar la ansiedad por separación o que sepamos cómo funciona la ansiedad y cómo podemos mejorar su gestión y prevenir su aparición en cualquier circunstancia? Porque si atendemos a muchos textos formativos la ansiedad en los perros solo parece ser un problema, solo se diagnostica y se trata, cuando esta relacionada con la separación ¿Y que hacemos cuándo un perro sufre problemas de ansiedad por otras causas? ¿Cómo evaluarlo fiablemente? ¿Cómo tratarlo y comprobar su mejoría?
La teoría de calidad es la que nos dará la herramientas de análisis e intervención sobre el comportamiento que nos permita entender y ayudar a todos los perros con problemas. Sin conocimientos teóricos nos tendremos que limitar a aplicar fórmulas de diagnosis y pautas de tratamiento cuyo funcionamiento real no comprendemos, que tienen un ámbito limitado y que son un verdadero “aserejé” para muchos de los profesionales que llevan años usándolas, una forma de ejercer la profesión que no solo es éticamente dudosa, sino que deja sin atención de calidad a todos los perros que no cuadran claramente con nuestras plantillas de trabajo.
Por supuesto, la teoría no es más importante que la práctica ni la sustituye, pero la complementa de manera necesaria para un ejercicio profesional correcto. No creo que nadie se plantee que en su coche solo dos de las ruedas son necesarias para circular, aunque esta metáfora quizá distorsione el sentido real de este post ¿o no? 😉
A raíz de mi post sobre la manera tradicionalmente tendenciosa de explicar el antropomorfismo, sin explicar el sesgo opuesto: la objetualización, me ha escrito Nela Larrinaga, de Lagunkan, organización dedicada a las Intervenciones Asistidas… ¿por? ¿con? Perros.
Porque ese era el motivo de su mensaje, me decía que tras leer mi post le parecía que usar con implica un sesgo de objetualización que lo hacía menos adecuado que usar, por, que reconocía mejor la condición de sujeto del perro. Yo pienso lo mismo, así que entre los dos hemos decidido que podía hacer un post explicando mi opinión.
Aunque este no es un problema grave, pues conozco gente que realiza intervenciones con y por perros que mantienen con ellos una relación intersubjetiva impecable y que les tratan como a compañeros de trabajo cuya labor tienen bien definida y acotada.
No es grave, pero tampoco es indiferente, porque las palabras tienen poder. Cuando hablamos de un sujeto como un objeto le estamos robando, precisamente, el derecho a su condición como sujeto. Además cuando nos referimos a alguien como a un algo nuestra manera de pensar sobre él (¿ello?) cambia sutilmente. Y cambia a peor.
En EDUCAN llevamos muchos años usando el por, sin embargo en muchos lugares parece más aceptado el uso de con. Este uso del con se defiende principalmente con los siguientes argumentos:
- Deja claro que el perro no es el protagonista de la intervención.
- Pasa a un primer plano al terapeuta/especialista humano responsable de la intervención y deja al perro en segundo plano.
- Mantiene la visión funcionalista sobre la labor del perro.
Estos tres argumentos son relevantes y deben tomarse en consideración para realizar una Intervención Asistida por Perros de calidad.
El primero impide que el perro tome un papel de “vedette” y, como consecuencia, evita que el mero hecho de contactar perros y personas con algún problema sea tomado como un trabajo técnico de terapia o intervención. Que demasiadas veces hemos visto como la gente llega incluso a poner en peligro a los sujetos de una terapia al ponerlos a interactuar de manera desordenada (aquí sí) con perros.
El segundo incide en que el responsable, director y realizador de la terapia es una persona cualificada y preparada (un psicólogo, un neuropediatra, un fisioterapeuta…) y no el perro. Es necesario que la terapia sea dirigida por quien puede determinar las necesidades individuales de cada sujeto en cada momento, así como de evaluar su respuesta a la intervención. Esto es evidente.
El tercero es importante también, el perro tiene una labor instrumental dentro de la intervención, es un medio para alcanzar un fin. En algunas ocasiones se han realizado intervenciones con perros con carácter inadecuado por motivos peregrinos “a él también le viene bien estar aquí, porque es un poco gruñón y así se acostumbra a la gente”. El perro debe estar seleccionado para que su carácter y comportamiento sean los que les convienen a las personas receptoras de la intervención ¡nunca al contrario!
Pero de estas tres verdades se da un salto inferencial excesivo e incorrecto, pues ninguna de ellas justifica que se le dé tratamiento de objeto y no de sujeto al perro. De hecho no está relacionado en absoluto.
Lo explico.
En primer lugar vayámonos al desarrollo completo de la frase “Intervenciones Asistidas con/por Perro”, pues existe una parte que está omitida y que cuando se hace explícita ayuda mucho a entender cuál es la preposición adecuada para referirse al perro.
En realidad lo que hacemos son:
“Intervenciones Realizadas/Dirigidas por Psicólogos/Neuropediatras/ Fisioterapeutas… y Asistidas por Perros/ Bedeles/Enfermeros/Familiares”.
Vemos que el papel secundario del perro queda claro en su labor de asistente (ayudante) en la intervención, ni la dirige ni la realiza. Es al omitir en la frase quién dirige y realiza la intervención y mencionar solo al asistente cuando puede dar esa impresión, pero en realidad su labor secundaria se deja clara al definir la labor del perro como la de un asistente.
Al omitir la primera parte de la frase somos nosotros los que decidimos darle protagonismo al perro, como elemento diferencial, característico o atractivo de nuestra oferta terapéutica o de intervenciones. El que después nos la queramos coger con papel de fumar y «pecar y ser absueltos a la vez» a través de elegir una preposición es sólo un intento de nadar y guardar la ropa.
Hay que asumir que el protagonismo «mediático», emocional y publicitario es del perro, nuestro deber, nuestra responsabilidad será que eso no fagocite la correcta puesta en marcha y desarrollo de la terapia o intervención. El perro es nuestro «pie en la puerta» para que nos contraten, a partir de ahí que tengamos una buena praxis o que nos dediquemos a pasear al perro con las personas que reciben la terapia o intervención y hacernos fotos para molar mil es cosa nuestra, no de Lázaro Carreter.
Con respecto a la labor instrumental del perro debemos decir que no es diferente a la que tendría un asistente humano, como un bedel o un monitor de tiempo libre. En última instancia incluso el psicólogo/neuropediatra/fisioterapeuta… responsable de la intervención, durante el desarrollo de su trabajo, también es un instrumento para la mejora de sus pacientes. Sin embargo eso no justifica nombrar a ninguno de ellos como objetos:
“Intervenciones Dirigidas/Realizadas con Psicólogos/Neuropediatras/Fisioterapeutas… y Asistidas con Perros/Bedeles/Enfermeros/Familiares”.
Por tanto creo que, la redacción más justa con la labor del perro es la que usa la preposición por, sin que eso implique caer en ninguno de los tres errores de valoración que se suelen argumentar para defender el uso del con.
Pero además de perrero soy aficionado a la gramática. Y siempre es bueno saber qué es lo correcto desde el punto de vista gramatical, pues suele ayudar mucho a dirimir problemas de este tipo.
En el nivel gramatical la cuestión está en determinar si perro es un complemento agente, el que realiza la acción de asistir, y debería usarse la preposición por , o es un complemento circunstancial de modo, el que informa sobre las circunstancias en las que transcurre la acción y debería usarse la preposición con.
En la redacción “intervenciones asistidas por perro” el perro es un agente, puesto que es el que realiza la acción del verbo, que es asistir, no intervenir. El perro es el que asiste y consecuentemente debe usarse por.
El uso de con sería correcto en redacciones que ponen la labor de asistencia como complemento circunstancial de modo, como por ejemplo:
“El psicólogo realiza la terapia con la asistencia de un perro.”
“El psicólogo realiza la terapia con la asistencia de un bedel”.
“El psicólogo realiza la terapia con la ayuda de un test.”
Que sería equivalente a:
“Mi amigo está curándose con la ayuda del fisioterapeuta.”
“Mi amigo está curándose con la ayuda de un perro”.
“Mi amigo está curándose con la ayuda de unas pastillas”.
Como vemos el uso de la preposición nada que ver con que sea un perro, una persona o un objeto en este nivel gramatical.
Por lo anterior, tanto desde el punto de vista del reconocimiento de la condición del perro como sujeto y no como objeto, como desde el punto de vista de la corrección gramatical, creo que debería usarse “Terapias/Intervenciones Asistidas por Perros”.
Pero sin que la cosa sea tan relevante como para que dejemos de hablarnos los partidarios de una u otra preposición 🙂 . Que hay gente muy maja y con muy buenos trabajos usando ambas nomenclaturas.
Yo estoy POR los perros y CON todos los que hacen intervenciones y terapias de calidad con esta misma visión, para ir HACIA un enfoque más colaborativo 😉
Referido a animales no humanos, el antropomorfismo implica interpretar alguna conducta de un animal no humano de manera equivalente a cómo la interpretaríamos en una persona, en lugar de hacerlo de manera que se corresponda con su etología.
El antropomorfismo es un sesgo, es decir, una desviación en el análisis de lo que percibimos que nos aleja de la conclusión o actuación correcta. Los sesgos son chungos cuando estudiamos o entrenamos a un perro porque nos sacan de la buena ciencia.
Pero cuando el antropomorfismo se explica de manera parcial, interesada y tramposa también supone un peligro. Y, por desgracia, es algo muy frecuente en el mundo del perro.
Siempre que doy clase a entrenadores, ya sean expertos o estén iniciando su formación, les hago la misma pregunta:
«¿Habéis oído hablar del antropomorfismo y de sus peligros?»
Y siempre me responden afirmativamente, se les ha insistido en que el antropomorfismo es un abismo que se encuentra a uno de los lados de la carretera de la ciencia y que deben evitarlo a toda costa para no despeñarse.
Todos los entrenadores que he conocido han recibido una y otra vez este mensaje. Consecuentemente se preocupan mucho de conducirse de manera lo más alejada posible de ese temible peligro.
Pero les han hecho trampa.
Porque lo siguiente que les pregunto es si conocen el sesgo contrario, el que te hace caer por el otro lado de la carretera.
Y nunca les han hablado de él. Ninguno de los entrenadores a los que les he preguntado conocían cuál era el sesgo opuesto al antropomorfismo. Eso es mala praxis formativa.
El sesgo contrario al antropomorfismo es el sesgo de objetualización, que implica interpretar las conductas de un perro (u otro ANH) de manera equivalente a como interpretaríamos las acciones de un objeto. La objetualización causa una desviación de la calidad del análisis de la conducta de los perros mucho mayor que la derivada del antropomorfismo.
Porque es bastante evidente que los perros -mamíferos sociales, emocionales y comunicativos- son bastante más parecidos a las personas que a los microondas. Y que la interpretación correcta de sus motivaciones y de sus acciones están más alejadas del conocimiento de las funciones de cada tecla del microondas y de la manera correcta de programarlo, que de las equivalencias con las motivaciones y acciones de otro mamífero social, emocional y comunicativo.
Cuando alguien informa enfáticamente sobre el peligro en un lado de la carretera y omite decir que al otro lado acecha un abismo aún más peligroso está actuando negligentemente, bien por ignorancia, bien por mala fe, y quien confíe en esta información parcial terminará despeñándose por el lado que pensaba seguro.
Porque las medias verdades son las peores mentiras.
Para estudiar y entrenar a los perros sin soltar la mano de la ciencia es muy importante conocer ambos sesgos, antromorfizar y objetualizar. Cuando nos informan solo de uno nos empujan hacia el otro, provocando que caigamos en el sesgo contrario al que conocemos. En muchas ocasiones esto se hace con plena intencionalidad.
Demasiada gente está aprovechando el fantasma de la antropomorfización, sacudiendo su esqueleto como una amenaza, para conseguir que cada vez más entrenadores objetualicen a los perros, los cosifiquen y vean su entrenamiento y la convivencia con ellos como la programación de un complejo electrodoméstico, que funcionará eficazmente conociendo y pulsando la secuencia de botones adecuada.
Los perros no funcionan así. Porque los perros son sujetos y no objetos.
Por eso, aunque hay que evitar ambos sesgos, tengo claro en cuál de ellos preferiría incurrir ¿Y tú? ¿En qué lado de la carretera te sientes más cómodo y seguro cuando llegan las curvas?
En este post voy a recomendar la comida de NatuKa y debo empezar haciendo una declaración de intereses.
Ni he recibido, ni recibo ningún beneficio económico -ni en dinero ni en especies- por esta recomendación. Muchas empresas que producen alimentación “natural y saludable” han contactado conmigo para promocionar sus productos. Todas me han ofrecido beneficios por hacerlo. Siempre les informé de que probaría la comida y comprobaría la veracidad y ética de su publicidad y, si me convencían estos tres parámetros, la recomendaría sin aceptar compensaciones económicas. Eso sí, de mis criterios en la búsqueda de la calidad y de una publicidad honesta no pensaba moverme.
Hasta hoy nunca había recomendado públicamente ningún tipo de alimentación comercial.
Los lectores deben saber que mi opinión puede estar equivocada, pero no está influida por ninguna “bonificación”, más allá de la alegría que me produce recomendar la que, en mi opinión, es la mejor comida preparada (y digo «preparada» para referirme a que está lista para usar con solo dejar que se descongele, porque es alimentación cruda) para perros y gatos que puede comprarse en Europa, y probablemente en el mundo (siempre quise usar el discurso de Anton Ego para decir algo así 🙂 ).
Os voy a contar la historia de cómo Carla y Germán han conseguido cambiar para siempre la alimentación comercial. La historia de NatuKa.
El día 15 de Abril de 2013 me llegó un email con el asunto Opinión proyecto. Lo enviaba una alumna de EDUCAN, Carla Gómez. Estaba pensando en importar piensos ecológicos de Alemania.
Germán, la pareja de Carla y Ricardo, su suegro, estaban muy implicados en la agricultura y ganadería ecológica y les había espantado (con razón) lo que dábamos de comer a los perros. Creían que era una buena idea montar una empresa que permitiera a los que compartiesen estas inquietudes acceder a una alimentación ecológica y natural para sus perros.
Carla sabía que hace un par de años estudié la calidad de diferentes propuestas de alimentación “de gama alta” en Europa, aunque entonces decidí no publicar mis impresiones. Le expuse a Carla los resultados y mi decepción con el panorama, indicándoles que, en mi opinión había productos buenos, pero ninguno óptimo.
Pero no les convencí. Germán se había criado con esta filosofía de alimentación y de vida y es muuuuy cabezón. Dedicaron varios meses a estudiar todas las opciones de comidas preparadas que había en el mercado. Me gusta que no querían revolucionar, ni inventar nada: solo encontrar un producto ecológico, natural y saludable. El mundo es grande, así que debía haber algo así.
Durante este proceso mantuvimos activamente el contacto y colaboré en lo que pude. Aunque creía que se habían marcado un objetivo imposible Carla y Germán son de los buenos. Y hay que apoyar a los buenos, porque es más importante elegir bando que ganar 😉
En Octubre de 2013 empezaron interesarse por la alimentación que se conoce como BARF (acrónimo de Biologically Appropriate Raw Food). Les pareció la mejor opción posible.
¡Pues claro! Pero todo el mundo sabe que no es viable a nivel comercial. Y menos con ingredientes ecológicos, si se pudiera alguien lo habría hecho.
¿Os he dicho lo cabezón que es Germán? Recurrió a todos los contactos de su padre, Ricardo, que ha ayudado a poner en marcha y hacer viables muchísimos proyectos de agricultura y ganadería ecológica.
Bueno, cuanto más se informasen antes asumirían la imposibilidad de comercializar una alimentación natural, ecológica y óptima. Yo me había dado cuenta. Y me considero un chico listo.
En Enero de 2014 tenían un plan de viabilidad para preparar y comercializar comida ecológica.
En Febrero de 2014 tenían una nave equipada para producir y congelar alimentación BARF ecológica. También me tenían muy impresionado.
A finales de nuestro curso avanzado, Marzo de 2014, nos trajeron las primeras muestras de NatuKa, que aún no tenía nombre (esta primera remesa de no-name-NatuKa es la única que no he pagado).
Yo aun estaba escéptico, había visto y probado todos los intentos de “alimentación natural” y, a mi entender, presentaban limitaciones. Creía sinceramente que Carla y Germán lo mejorarían, una diferencia de grado. Sin duda sería lo mejor que hubiera, pero no alcanzarían su objetivo inicial: no llegarían a la luna, pero tocarían las estrellas.
Pero no habían conseguido una diferencia de grado.
Habían creado una nueva categoría.
Para que os hagáis una idea, si un pienso barato es un Lada y uno normal un Renault, podríamos decir que las mejores opciones de alimentación natural son un Mercedes o un Audi, algunas incluso podrían ser un Ferrari.
NatuKa es el Halcón Milenario.
Me entusiasmé, les dije que lo comercializaran, que sería un exitazo. Pues no, no creían que fuera correcto hasta probarlo un tiempo mínimo, ajustarlo perfectamente y comprobar su capacidad para mantener la calidad durante una producción prolongada. También tenían que asegurar una distribución que garantizase la cadena de frío, puesto que es un alimento fresco y crudo que se sirve congelado. Me estaban dando lecciones de capitalismo ético unos mocosos de veinte años. Qué bien. 🙂 🙂 🙂
Han dedicado catorce meses en el que solo los amigos y conocidos hemos sido clientes de NatuKa para que hoy se inicie la venta al público ¿Quién es capaz de aguantar más de un año solo con gastos para que el producto sea perfecto?
No quiero incluir en este post demasiadas explicaciones técnicas ni descripciones, porque en la web de NatuKa hay una amplia sección explicando casi todas las dudas al respecto, pero sí decir que una alimentación Barf ecológica y libre de cereales aporta, a mi entender, tres beneficios fundamentales.
La salud: el modelo “normalizado” de alimentación es potenciadora, en perros y personas, de múltiples desajustes hormonales, alergias e intolerancias entre otros problemas. Evitar plaguicidas, aditivos, hormonas y otros elementos con efectos potencialmente perniciosos es importante. También disminuir el nivel de procesamiento de los alimentos es algo necesario, nadie se alimentaría de harinas, purés o batidos durante demasiado tiempo (por no decir que estas preparaciones hacen imposible “ver” de qué están hechos en realidad, la legislación permite llamar “carne” a cosas sorprendentes). Pero eso es lo que hay en el mercado.
La sostenibilidad: los modelos de explotación agrícola y ganadera rapaces y abusivos son el reflejo de la enfermedad más grave del mercado: la rapiña cortoplacista a la que únicamente le importa facturar lo máximo en el momento sin importar las consecuencias. Esto ha creado un tipo de empresarios que quemarían su propia alma si pudieran vender las cenizas.
La calidad de vida de los animales usados para alimentación: no quiero entrar demasiado en temas éticos sobre este punto, tan complejo. Pero todos quienes nos sentimos compañeros y amigos de los animales estaremos de acuerdo en que lo mínimo –minimísimo- es garantizar el bienestar de aquellos criados para su consumo. La ganadería ecológica es la única que aporta calidad de vida suficiente. Entiendo que esto pueda ser secundario para otros, para mí es muy relevante y quería al menos mencionarlo.
Además hay varias ideas brillantes en NatuKa, como sus propuestas de recetas o el uso de las verduras –también ecológicas- que, al estar batidas no son dejadas a un lado por el perro y, además, hace que nos llegue una aroma vegetal, fresco y agradable al abrir los paquetes (particularmente las que contienen pimiento rojo). Tengo muchos amig@s que dan carne a sus perros y/o gatos, pero ellos no la consumen en sus dietas e incluso encuentran desagradable su olor, esta opción es perfecta para ell@s.
La variedad de opciones es muy grande y permite cubrir casi todas las problemáticas de alimentación normales. Yo alterno los menús de pollo, vaca y pollo y vaca, uno por la mañana y otro por la noche. Pero Gastón, uno de mis malinois, adelgaza con facilidad, así que a veces le añado a su menú un taco de grasa de pavo o pollo. Cata, mi otra malinois, sin embargo tiene tendencia a engordar y divido un solo menú para las dos tomas pero lo complemento con tacos de ternera, que más magro imposible. Pongo unas foticos para estrenar nuevas utilidades del blog 🙂
Me alegra poder ayudarles hablando bien de NatuKa. Me encanta escribir cosas buenas de otros, creo que la sinergia y el apoyo a las empresas que no solo tienen un producto excelente, sino un compromiso ético firme, es necesario para un capitalismo sostenible y sano. Hay que dejar de entender los beneficios como algo exclusivamente económico, si algo es realmente bueno al recomendarlo ganamos todos.
«La búsqueda de la felicidad» no es solo un eslogan, es la filosofía que construye a NatuKa.
Hace unos días publiqué una nota sobre el sacrificio de Excálibur, el perro de la auxiliar de enfermería contagiada del ébola, desde entonces he recibido muchos mensajes recriminándomelo (aunque muchos más de apoyo).
El tono de estas críticas era muy variado pero coincidían tanto en la manera de referirse a Excálibur, nadie usó su nombre y siempre se refirieron a “un perro”, como en los argumentos usados para descalificar mi opinión, que eran:
1. Resulta hipócrita o estúpido y es un desperdicio de “energía solidaria” preocuparse por la vida de “un perro” (se llamaba Excálibur) cuando muere mucha gente de ébola en África.
2. Es ilógico y peligroso mantener vivo a “un perro” (se llamaba Excálibur) cuyo sacrificio podía disminuir, por mínimamente que fuera, el riesgo de expansión del ébola.
Me gusta responder a todos quienes me escriben, en este caso lo haré públicamente con esta nota.
Los argumentos que dais no valen, no es que no los comparta o tenga otros mejores, es que son falsos.
El primero usa la trampa de absolutizar la solidaridad: quien no se ha movido por los muertos de ébola no tiene derecho a protestar por la muerte de “un perro” (se llamaba Excálibur). Pero el hilo de este argumento es infinito: quienes se han levantado por los muertos del ébola antes deberían haber pensado en quienes mueren de SIDA, pues son más, y quienes lo hicieron tampoco se salvan, muere más gente de hambre y esos hubieran debido preocuparles en primer lugar…
Así, deberíamos “invertir” nuestra preocupación y apoyo según una lista de gravedad, y quienes no siguen esa jerarquía actúan con ligereza. Con este argumento nadie da la talla para alzar la voz. El mensaje de fondo es que cualquier activismo es hipócrita y está injustificado, que no tenemos derecho a protestar por nada porque no lo hacemos por todo. Falso.
La realidad es que protestamos primero por lo más cercano a nosotros y por lo que creemos –creíamos- que podemos cambiar. Siempre es así. Y así es como debe ser, pues no solo es lo más humano, sino que es lo más útil porque permite que todos los que son tratados con injusticia tengan algún apoyo, alguien que les preste su fuerza. Y ningún animal no humano tiene voz propia, todos los que son abusados nos necesitan para hablar por ellos. Me acompañan en mi vida y en mi trabajo, me he dedicado a entenderlos y no admito que haya que dejarlos solos hasta que el ultimo ser humano sea feliz.
Además, la solidaridad no es una economía de fichas, donde debas preocuparte de invertir bien lo poco que tienes. Porque no se gasta: cuanto más das, más queda. La solidaridad se ensancha y se hace más fuerte con el uso. Quien se preocupa por Excálibur esta ampliando su corazón, entrenándolo, para entender y apoyar a todos quienes sufren.
El segundo argumento es peor, porque sacrificar a “un perro” (se llamaba Excálibur) para evitar riesgos a las personas no es lo que se ha hecho. No se ha seguido el criterio, mínimamente lógico, de “por si acaso”, sino el completamente anticientífico de “daño no va a hacer”. No es el argumento de la ciencia para evitar riesgos que ha sido llevado al extremo, pues con el perro aislado en su vivienda el riesgo era estable y se podía preparar una actuación adecuada, es el argumento de la peor pseudociencia, usado para vender remedios milagrosos y falsos a los desesperados. A quienes creen que se ha actuado con precaución científica les han vendido un frasco de crecepelo, esa es la verdad. Este segundo argumento también es falso.
Lo que ha sucedido es un acto vacío de sentido y utilidad, realizado exclusivamente para interpretar, con gestos teatrales, la firmeza y el criterio técnico que siempre han estado ausentes en la gestión de este problema.
No era “un perro”, le han robado la vida pero no dejaremos que le roben el nombre, se llamaba Excálibur, tenía doce años, una familia que le quería, un lugar donde vivir y esperar y su muerte es injustificable.
Lo más doloroso del sacrificio de Excálibur no es la muerte ligera e irreflexiva de un perro anciano, después de obligar a sus propietarios a dejarle solo en su piso durante días.
Lo más doloroso no es saber que con doce años enfrentó sus últimos momentos desorientado y desasistido de sus personas queridas. Y es difícil que esto no lo sea.
Lo más doloroso no es descubrir cómo se cuida a una profesional de la sanidad que, desde la seguridad de los despachos, fue enviada a las trincheras y cayó en ese frente silencioso: como medallas ha obtenido las insinuaciones de negligencia y el sacrificio apresurado de su compañero canino.
Tampoco pensar cómo la muerte de su perro puede afectar a la ilusión, a las ganas de vivir y a las posibilidades de recuperarse de quien está luchando con una terrible enfermedad es lo que más duele.
Ni siquiera es lo más doloroso constatar que, como tantas veces ha sucedido en la historia, los negligentes intentan a posteriori simular firmeza y criterio actuando con atropellada crueldad.
Lo más doloroso sería que no lo recordásemos al votar, que es cuando el recuerdo puede hacer justicia.
Mi amiga María Daniela Balduzzi, que lidera el Big Team Argentina dedicado a la terapia y las actividades asistidas por perros, me ha animado a escribir este post, sobre lo que ambos creemos que son problemas extendidos en el área de la Terapia Asistida por Perros (TAP).
En nuestras conversaciones privadas ambos coincidimos en que existen prácticas negligentes que se han vuelto tan habituales en la TAP que se llegan a considerar normales y correctas. María Daniela me animó a escribir este post exponiéndolas, defendiendo la necesidad de que estos problemas se conozcan, pues muchas veces quienes se inician en este área no están sobre aviso y llegan a adoptarlas de buena fe.
La causa primera de muchos de estos problemas son determinados modelos formativos que afectan a la forma de realizar TAP de quienes aprenden con ellos.
En muchos países, entre ellos España y, según me dice María Daniela, Argentina, se ha generalizado en la formación de los futuros Técnicos de Terapia Asistido por Perros (TTAP) un modelo de trabajo en el que se asocia una discapacidad, patología o problemática con unos objetivos de mejora comunes a dicha discapacidad, patología o problemática («esto» es lo que se hace con ancianos, «esto» es lo que se hace con menores en situación de exclusión social…)
Este modelo no solo es equivocado, sino que potencia fuertemente la discriminación que implica evaluar y clasificar a quienes reciben la terapia por su discapacidad, patología o problemática y no por sus necesidades y circunstancias individuales y únicas. Etiquetar a las personas de esta manera es un fortísimo generador de discriminación, paternalismo y otras consecuencias igualmente severas para los potenciales beneficiarios de la terapia. Por ello lo consideramos no solo un enfoque equivocado sino peligroso.
Además es un modelo que potencia que los TTAP “suplanten” a los terapeutas especialistas (psicólogos, fisioterapeutas, neuropediatras…) en la dirección de la terapia, causando que muchas de sus acciones supuestamente terapéuticas no lo sean realmente: en primer lugar no se evalúa objetivamente su eficacia, con lo que no se puede saber si existe mejoría, algunas de estas actuaciones podrían resultar problemáticas, ya sea durante su realización, ya sea al finalizarlas por los problemas emocionales que puedan darse en los sujetos de terapia y que no se han previsto (¿en cuántos casos se implementan las necesarias sesiones de finalización que preparan emocionalmente a los sujetos de terapia para terminar el proceso y dejar de ver a sus amigos caninos?).
Por esto siempre hemos defendido un modelo formativo muy diferente, que se basa en las áreas de mejora potenciales de cada persona, permitiendo individualizar el proceso y dejando el protagonismo técnico, la dirección y la evaluación de la terapia al especialista y no al TTAP. Puedes conocer más sobre nuestro modelo formativo pinchando aquí.
Pero el modelo de trabajo que proponemos choca con varios escollos, más relacionados con las tres Ps: Pereza, Poder y Pasta (en Argentina la tercera sería Plata) del entrenamiento de animales, que con aspectos técnicos.
En primer lugar muchas personas, al formarse y después al trabajar como TTAP, prefieren un modelo tranquilizador que les aporte fórmulas de trabajo generales a las que acogerse. Individualizar el diseño de cada terapia, coordinarse (y subordinarse) con el especialista y evaluar objetivamente los resultados sobre el papel resultan cosas sencillas, pero en la práctica profesional exigen mucho más trabajo que repetir sesiones tipo por colectivos, trabajar a nuestro aire o apelar al “buenismo” autocomplaciente para validar los resultados únicamente con frases como “su sonrisa es mi evaluación”. Esto tiene que ver con la pereza.
En segundo lugar muchas entidades dedicadas a la TAP están formadas única o principalmente por especialistas caninos, que prefieren mantener un mayor rol directivo en su trabajo, para así funcionar de la manera más autónoma y con el mayor control de la terapia que sea posible. Es normal, pues algunas de estas entidades llegan a ser muy grandes y no les gusta depender de especialistas ajenos, que además pudieran dar una valoración negativa de su trabajo en alguna ocasión. Esto tiene que ver con el poder.
Por último la TAP es un negocio rentable y muchas entidades tienen intereses económicos notables, dependiendo sus beneficios e incluso su supervivencia de mantener un trabajo fácil de realizar y de delegar, a veces tan sencillo que puedan llevarlo a cabo por completo alumnos en formación. Esto tiene que ver con la pasta/plata.
Aunque debe asumirse que la terapia ha ser rentable para resultar una actividad viable, esta rentabilidad no puede basarse en un modelo que dependa (1) de la discriminación de los sujetos de terapia reduciéndolos, igualándolos, a su discapacidad, patología o problemática, (2) de trabajadores de baja cualificación y escasamente remunerados y (3) de la evaluación propia, autocomplaciente y siempre positiva, de los resultados.
Finalmente los actores principales no somos nosotros, ni los perros, sino individuos diferenciados que confían en un protocolo terapéutico y cuya potencial mejora está comprometida. No basta con que la terapia no haga daño, debe exigírsenos a quienes estamos implicados una continua y rigurosa evaluación de que estamos consiguiendo todo lo posible en el tiempo y con los medios de los que disponemos, pues finalmente este tiempo y estos medios están dejando de invertirse de otros modos en la mejora de los sujetos de terapia. No basta con hacer algo, si no hacemos más que otras acciones que requieran medios y tiempo equivalentes estamos «robando» a los sujetos de terapia su mejora potencial. La visión de la TAP como canal de autorrealización del TTAP debe acabarse y debemos verla como la herramienta terapéutica que es, que debe ser. La felicidad y realización de quienes disfrutamos con esto ha de ser una consecuencia del trabajo y no su objetivo.
Aunque, por supuesto, esto es mi opinión y tiendo a ser algo severo en este tema, puesto que creo que se ha generalizado un discurso «buenista» que tapa muchas carencias, actuaciones deficientes y una cierta pereza para analizar en profundidad y con consistencia lo que realmente aporta la TAP a quienes la reciben.
Compromiso y evaluación de resultados objetivos y fiables, diseño del trabajo técnico, personalizado y dirigido por un especialista en el área. Y todo el corazón para llevarlo a cabo, no para sustituir las premisas técnicas.
Siempre he reconocido públicamente la posición relevante de Bocalán como entidad formativa, pero nunca había entrado a valorar técnicamente las cosas que hacen. Es normal, por cortesía profesional no me parecía correcto. Además ellos basan su trabajo en ABA, una forma de estudiar el comportamiento e intervenir sobre él radicalmente conductista, completamente diferente al nuestro. Como argumento en detalle en mi nuevo libro.
Pero esta mañana tengo la ocasión de decir abiertamente que un texto de Bocalán, al menos en su mayor parte, me parece impecable, perfecto: es claro, es sensible con las necesidades de la gente y está redactado con estilo. Por desgracia, tengo que hacer notar que dicho texto es un plagio de uno mío escrito en el año dos mil doce y que aún está colgado en nuestra web de Madrid.
Ahora en serio, unas amigas han recibido el siguiente texto desde Bocalán Argentina al solicitar información sobre sus cursos allá, y me lo han enviado, señalando en negrita una parte que redacté yo cuando iniciamos la financiación de nuestros cursos. Al copiarlo aquí he ocultado o cortado aquella información que no nos corresponde exponer públicamente, como fechas o costos:
«Estimada, gracias por contactarse con Bocalán Argentina.
Adjuntamos la información que tenemos al momento.
El cronograma no está definido, el curso de Asistencia
inicia el XX de Agosto y finaliza en XXX, y el de Taa
inicia el XXX y finaliza en XXXX; pudiéndose presentar
cambios en la agenda que serán avisados con la mayor antelación
posible.
Se cursará CASI todos los XXXXXXX, XXXXXX XXXX
días completos ( XXXXXXXXXX), y a su vez hay posibilidad de prácticas
en días XXXXXx a definir.
El profesorado está formado por profesionales expertos en el
área a nivel internacional, también contamos con ponentes
argentinos.
Estamos en un momento económicamente difícil en Argentina, lo que
con frecuencia lleva a que sólo quienes tienen una situación
económica privilegiada puedan permitirse estudiar lo que les gusta
en los mejores centros formativos.
Creemos que la posibilidad de decidir lo que deseamos hacer
en nuestra vida es un derecho, el de tener acceso a una
profesión
que nos brinde satisfacción y un desarrollo personal pleno.
No queremos que nadie renuncie a estudiar con nosotros porque
le suponga un coste inasumible, por eso podemos ofrecerle las
siguientes formas de pago:
La inversión en el curso es de XXXXX
-XXX
-XXXXXXXXXX
– XXXXXXXX
XXXXXXXXX XXXXXXXXXX.
XXXXXXXX.
XXXXXXXXXXXUn saludo, cualquier consulta a disposición.
Máxima Soto-Administración.-«
Y aquí el enlace a mi texto, afortunadamente para mí muy divulgado, pues lo redacté cuando iniciamos un plan de financiación en Marzo del 2012.
¡Mis amigas querían iniciar una auténtica guerra! Querían compartir los textos en Facebook, hacer campañas acusatorias. Me alegro de tener gente que quiere a EDUCAN así y siente como propias estas cosas ¡es emocionante y os lo agradezco!. Pero les he dicho que fuera de la guerra dialéctica que tenemos Teo y yo sobre ABA versus enfoque cognitivo-emocional, que es una pelea dura pero deportiva (con el libro creo que marcaré un sanbon), no soy muy de este tipo de enfrentamientos.
Así que he hablado con Teo, que no sabía que sus compañeros de Argentina habían usado este texto de origen «cognitivo-emocional» 😉 y me ha pedido disculpas, asegurándome que lo retirarán.
En todo caso entiéndase este post como una forma de promover la creatividad publicitaria por parte de nuestros colegas y competidores de Bocalán en Argentina, más que de ninguna otra forma. Al fin y al cabo, plagiar algo es la forma más sincera de reconocer su calidad ;). Tienen todo mi agradecimiento como autor por considerar mi texto lo suficientemente bueno como para usarlo para potenciar la contratación de sus cursos. 🙂 🙂 ¡También nosotros lo deseamos usar en nuestra nueva página!
Por mi parte está todo solucionado y no considero gravísimo de la muerte este suceso, Bocalán es una gran entidad, aunque sigan pensando (en pleno 2014) que el ABA es la mejor base para intervenir y mejorar el comportamiento canino. He pedido a mis amigas que no hagan ninguna difusión de este suceso ni lo usen para desacreditar a nuestros competidores a cambio de escribir este post, os rogaría a todos los demás que hayáis recibido esta información y os sintáis tentados a usarla de ese modo que consideréis este post como desagravio suficiente y no deis caña con esto, que finalmente es un tema menor. Desde EDUCAN no nos sentimos cómodos con que se ataque a Bocalán por nuestra causa, os ruego que respetéis este enfoque y nuestra forma de solucionar el problema y la deis por válida.
Aunque ahora pienso que esto es una trampa para convencerme de que me pase al ABA: Teo, como Eduardo Polín, quiere que discutamos sobre conceptos tomando cervezas, y claro, esas ya son muchas cervezas para que yo esté lúcido y para discutir con ellos ¡¡necesito toda mi cognición!! 😉 Además, si no quedamos pronto, al final no van a resultar contingentes, leche 🙂 🙂
Un abrazo a tod@s, incluyendo Bocalanitas.
Uno de los problemas generalizados que existen en el entrenamiento y gestión del comportamiento canino es la falta de sentido crítico.
Sin duda prefiero a quien no coincide en nada conmigo, pero que discrepa desde un análisis profundo y consistente, a aquel que opina como yo sin hacerse preguntas y aceptando un razonamiento ya hecho sólo porque cuadra con sus ideas previas sobre cómo deberían ser las cosas. Opinará como yo, pero no piensa como yo, pues nunca he compartido que se pueda tener una convicción técnica sin un análisis profundo de una cantidad suficiente de información de calidad.
La falta de sentido crítico trae una consecuencia inevitable y torrencial, los prejuicios, en su sentido literal: opiniones negativas y tenaces sobre algo previas a conocerlo suficientemente. Un tremendo lastre.
Y quiero ilustrar esto con un ejemplo de prejuicio que se acepta sin pensar demasiado sobre ello, porque coincide con lo que algunos prefieren pensar. Me refiero al uso de la palabra señal y/o de la palabra comando refiriéndose a las indicaciones que aportamos al perro para que realice alguna conducta.
En España se ha hecho un lugar común en algunos sectores del entrenamiento considerar la palabra señal como la correcta y afirmar que la palabra comando es incorrecta y tiene un sesgo negativo, una oscura connotación paramilitar, al relacionarse de algún modo con los cuerpos especiales denominados comandos.
Sin embargo ese argumento es falso, porque, en realidad, no se dan “comandos a los comandos”, lo que daría lugar a malos entendidos cómicos. Pocas películas bélicas veréis en las que un aguerrido sargento de los Marines inicie una peligrosa operación gritando a sus hombres: “Seguid mis comandos”. Comando no es ni una palabra técnica ni jerga del ámbito militar que signifique orden (de mandar, no de poner juntos los calcetines). Nunca lo ha sido.
Evidentemente, por lo anterior, usar comandos no da ningún carácter paramilitar ni a quien los da, ni a quien los recibe, si fuera así todos nuestros ordenadores, incluso los elegantísimos y claramente civiles y pacifistas Macs, serían sospechosos de militarismo. Es una asociación ridícula, que no resiste el más mínimo análisis crítico y que, tras pensar sobre ello, produce un cierto rubor haber aceptado como válida.
Porque la diferencia real es que señal es un término de psicología conductista y comando es un término de computación y cognición, que son las disciplinas de donde se adoptan, por más que la imaginación poco leída de algunos les atribuya orígenes más sospechosos.
Señal hace alusión a un estímulo que indica y marca el momento en el que será valioso realizar determinada conducta, de manera similar a las señales de tráfico que informan de cuándo realizar o dejar de realizar algún acto de conducción. Así, simplificando, las señales informan al perro de la posibilidad de recibir un refuerzo realizando alguna acción concreta. En entrenamiento C-E usamos el término señal cuando estamos realizando aprendizaje asociativo, las señales para ser eficaces en un entorno enriquecido y variable requieren largos procesos de generalización.
Comando, sin embargo, está referido a un estímulo que pone en marcha un proceso cognitivo interno determinado, de manera equivalente al funcionamiento de un comando de programación informático (de donde se toma el término) y está más relacionado con el aprendizaje conceptual, proactivo y estructural. El adiestramiento C-E cambia de usar la palabra señal a la palabra comando cuando el perro, teniendo asociada la señal a alguna acción, ha de usar dicha acción de manera proactiva para responder y solucionar una situación problemática y con información ambigua que le llevaría a realizar otras acciones diferentes. Así, la señal pasa de indicar el valor conductual de un momento a funcionar como una instrucción (un comando, vaya) que requiere atención, esfuerzo consciente y procesado novedoso para ser eficaz en circunstancias complejas, multiestimulares, descontextualizadas y con variables extrañas, lo que minimiza las necesidades de generalización.
Si comando no tiene ninguna relación con la jerga paramilitar, donde no se utiliza en absoluto como sinónimo de orden, indicación o señal ¿por qué se ha popularizado y perpetuado esa asociación tramposa que descalifica comando como palabra técnica? Pues sinceramente, me parece una fea maniobra de algunos sectores radicalmente conductistas para “vendernos” como buena y técnica su nomenclatura y hacer sospechosa y darle un cariz negativo y de poca calidad a los términos que vienen de otras ciencias del comportamiento.
Recalco: de algunos sectores conductistas inseguros y tramposos, porque la mayoría de conductistas radicales que conozco optarían por discutir con argumentos técnicos y consistentes sobre los beneficios de su término frente al otro (he disfrutado mucho debatiendo este tema con amigos que pensaban de manera diferente a la mía), sin necesidad de asociarle previamente emociones negativas, cargándole con prejuicios que enturbian el debate de los conceptos y crean una situación de sospecha moral sobre quienes optan por el término cognitivo.
Otro tema de debate, que prometo abordar en otro post, es el uso, las implicaciones y los matices de las palabras orden e indicación de manera diferenciada respecto a señal y comando. Pero esa es otra historia y debe ser contada en otra ocasión…
Tengamos cuidado porque las palabras a veces pesan demasiado para que se las lleve el viento, tanto como para ser usadas como armas. Y aquí nadie está en guerra ¿o sí?
Hace poco intercambiaba mensajes públicos en mi Facebook con Teo Mariscal, el CEO de Bocalán. Hablamos, entre otras cosas, de cómo el buen hacer de ambos había llevado a que EDUCAN y Bocalán fueran las dos entidades más relevantes en la formación de profesionales del mundo canino. El Face es lo que tiene: que te pones tierno, permite llegar a la exaltación de la amistad con un ahorro considerable de tiempo (y de alcohol, pero esto segundo no sé si es una ventaja).
Es evidente que EDUCAN y Bocalán son las dos escuelas de referencia en nuestro país, las más grandes y antiguas. Esto, en el panorama actual, donde han surgido muchas ofertas formativas dudosas, mucha fórmula de “galleta de la fortuna” (el copyleft es de mi amiga Mercedes Iacovello, que es lo más) y mucha picaresca homologadora, podría hacer pensar que consideramos (Teo y yo), que nuestras empresas son las últimas islas de calidad y seriedad en un océano tempestuoso de abusos y mala praxis. Esto no es cierto (aunque un poco, un poquito, un poquitito, durante un breve momento, un momentito, un momentitito, lo mismo se nos ha pasado por la cabeza).
Como Teo se ha ido a Marruecos a subir una montaña (:O) no puedo hablar por él (por supuesto he intentado pagar a los sherpas para que le corten las cuerdas cuando este bien alto y así quitarme de en medio a la competencia más dura y difícil de EDUCAN, pero resulta que en Africa no hay sherpas, así que es muy probable que vuelva), pero yo personalmente no creo que puede haber otras ofertas formativas excelentes, sé que las hay.
Siempre ha sido vocación de EDUCAN potenciar la calidad, aunque sea la de la competencia, porque eso nos hará esforzarnos y ayudará a la mejora de la oferta para quienes deseen formarse como adiestradores.
Pero todo lo anterior no serían más que hermosas palabras, un brindis al sol para hacer ver lo enrrolladísimo que soy, si no las acompañase de una lista de cursos y seminarios de la competencia que me parecen excelentes. Una lista que no puede ser un «ráscame tú, que ahora te rasco yo», algo muy usual en este momento y que consiste en que la gente sólo recomienda a quien le contrata y/o solo contrata a quien le recomienda, ni tampoco un «mis amiguitos molan y son los mejores aunque no he visto nunca cómo lo hacen». La ética choni (término gentileza de mi adorada Castroverde) no es la que le hubiéramos enseñado a Nicómaco. Se verá que la promoción de todos los cursos y empresas que hago aquí nada tiene que ver con eso.
En primer lugar quiero mencionar el seminario de Mantrailing con Kevin Kocher, organizado en BCN por Ernest Belchi. Este seminario me parece un lujo, Ernest y yo hemos mantenido mucho contacto durante su organización, Ernest incluso tuvo la gentileza de proponerme la inclusión del logotipo de EDUCAN en el cartel de promoción del evento. Me parece una gran ocasión, por desgracia hemos tenido un problema de fechas y coincide con nuestro seminario de ABA actual con Jesús Rosales-Ruiz.
No podré acudir al seminario de Kocher y, por supuesto, desearía que todo el mundo mundial viniera al nuestro, pero si te interesa el trabajo de búsqueda de personas el seminario de Kocher es una ocasión irrepetible y no deberías perdértelo, además Ernest es garantía de que todo estará bien preparado y los asistentes se sentirán cuidados y atendidos.
La coincidencia de este seminario con el nuestro, junto a las peticiones de mis amigos de Hispanoámerica y la de Carol Aguza (apúntate otra), me ha llevado a que hoy mismo vayamos a anunciar que el seminario de Jesús Rosales-Ruiz y los posteriores que organicemos desde el Instituto EDUCAN, se podrán realizar, más baratos, por streaming, teniendo tanto los asistentes presenciales como los e-asistentes, disponible de manera privada la grabación íntegra del seminario durante un espacio de tiempo suficiente como para revisitar aquellas partes o momentos que inicialmente no nos hubieran quedado claros ¿Veis cómo la competencia obliga a mejorar? Sin este seminario no hubiéramos visto tan urgente e importante la necesidad de poner en marcha la formación on-line. Mejoras para EDUCAN, que aumenta sus opciones de recibir alumnos, mejora para los potenciales alumnos, que podrán realizar nuestros seminarios de una manera más sencilla, cómoda y barata, disponiendo de más tiempo para revisar los contenidos y pudiendo recibirlos estén donde estén. También mejoras para Ernest, porque la gente podrá acudir a ver a Kevin Kocher sin perderse el seminario de Jesús Rosales, pues pueden verlo en diferido.
También llevaba tiempo queriendo hablar (bien) de las chicas de Dogtor Animal y su curso de terapia asistida por animales, pero me faltaban algunos datos que ahora tengo, lo cierto es que, aunque pueda disentir en algunos puntos conceptuales de su propuesta, es una formación seria, de calidad y muy bien impartida. Merece la pena. Felicidades.
Muy emocionante para mí es poder decir que el adiestrador de IPO que me parece más interesante para formarse está en España, es emocionante porque es una persona que inició su formación en EDUCAN, fue adiestrador de EDUCAN, delegado de EDUCAN, su primer perro de competición fue un regalo del Jefe de Estudios de EDUCAN, Javier Moral, hijo de un perro mío con su perra y le ayudé a preparar a ese perro y a su figurante para su primer campeonato.
Es por tanto alguien muy cercano y querido, así que dejo claro que quizá no sea todo lo imparcial que creo ser: Juan Carlos Moreda, de Krusaiker. Juan Carlos ha impartido seminarios sobre IPO por todo el mundo explicando su sistema Coachingdog, ahora tiene varios previstos en España, ningún practicante o interesado en esta disciplina debería perdérselos, porque le darán otra perspectiva, una perspectiva mejor. Juan Carlos en este momento se encuentra en Philadelphia para participar en la WUSV, desde aquí le deseo públicamente la mejor suerte del mundo.
Tres opciones formativas de calidad e interés que compiten directamente con EDUCAN: el seminario de Kevin Kocher por coincidencia de fechas, los de Dogtor Animal porque tenemos un curso de exactamente la misma temática y el de Krusaiker porque, además de los seminarios de IPO, dan formación para adiestradores profesionales en competencia directa con nuestros cursos más importantes. Y ni os cuento de Bocalán, nuestro archienemigo eterno (tanto que ya nos hemos cogido hasta cariño), pero las cosas son las que son.
Por supuesto no pretendo decir que sólo la formación de esta lista sea de excelente, seguro que hay muchos excelentes cursos que no conozco, bueno muchos no ;), pero sí alguno. También hay otros que tengo la convicción de que serán excelentes, como el de educador canino de Lealcan, pero del que no puedo afirmar en este momento que es bueno por no haberse impartido aún (ahora empieza la primera convocatoria), por más que sepa que está coordinado e impartido por alguna de las mejores cabezas y corazones del mundo del perro. El año que viene será otra cosa.
Obviamente sé de algunos, bastantes, cursos que son calamitosos o tienen más truco que el Gran Mago de Oz y siempre tienta hacer una lista de “los diez peores”, que sería -como dice Antón Ego- divertida de escribir y aún más de leer, pero en EDUCAN está prohibido hablar mal de la competencia, aunque sea verdad ¡Qué le vamos a hacer!
Como se puede comprobar esto no son buenas palabras, son acciones. Hay que ser activos en la recomendación de lo bueno, mucho más que en la denuncia de lo malo. Una empresa de calidad no puede basar su publicidad en lo mal que lo hace la competencia, sino en que, pese a que otros lo hacen bien, nuestro producto resiste y destaca. Los alumnos deben elegir entre los mejores, no entre los menos malos, es su derecho, pero también es nuestra responsabilidad.
Hay varios puntos en el adiestramiento y la modificación del comportamiento actuales que me preocupan, creo que las fuerzas que han sido nuestros principales aliados y que han impulsado el avance de nuestra disciplina están empezando a ser lastres para el progreso más que sus socios eficaces.
El adiestramiento de perros es un trabajo multidisciplinar, en el que necesitamos beber de muchas fuentes para conseguir un resultado óptimo. Ha sido necesario importar conocimientos de aquellas disciplinas científicas que estudian diferentes áreas relacionadas, más o menos directamente, con el comportamiento y la conducta. Esta debe ser el ancla que nos impida derivar hacia las explicaciones míticas, tan atractivas y seductoras por su acariciadora sencillez y su perfecto acople con nuestros deseos sobre cómo debe ser un perro y nuestra relación con él.
Sin embargo ese saber no es suficiente, pues el adiestramiento no es, no puede ser únicamente, una reproducción, más o menos exacta, del trabajo experimental. Existen dos factores relevantes que implican la necesidad de incorporar otro tipo de conocimientos para llegar a un resultado eficaz y aplicable:
- La especial relación afectiva de los perros con las personas, que ha sido la causa de repetidos fracasos al intentar usarlos como sujetos de análisis experimental de la conducta. Sería extraño que pudiéramos obtener unos resultados completos aplicando unos conocimientos que en perros no pueden experimentarse y contrastarse con calidad debido a la gran cantidad de variables extrañas que incluye su relación con las personas.
- Los entornos diversos, muy cambiantes y poco susceptibles de ser controlados en los que debe funcionar un adiestramiento. Esta es una particularidad del trabajo con perros, que no se da en el entreno de otros animales, que suelen tener condiciones regulares y controladas en sus entornos y/o limitadas las situaciones en las que solicitaremos las conductas enseñadas. Por ello no podemos basar nuestro trabajo únicamente en la posibilidad de un control completo del entorno, de los estímulos que aparecerán y de cómo aparecerán, pues esto lo volverá un trabajo “de salón”, cuya eficacia se diluirá como azúcar cuando salgamos de las situaciones bien medidas que podemos crear en un laboratorio o durante un curso de formación. Los perros viven con nosotros y debemos manejarlos en una diversidad casi infinita de lugares y situaciones, lo que hace que sea irreal y falsa la idea de conocer, y no digamos controlar, todas las variables posibles.
Por ello, aunque el entrenamiento de perros debe necesariamente incluir estos procesos y conocimientos no puede limitarse a ellos.
En mi opinión hay tres cosas que debemos incorporar de manera sistemática y protagónica al trabajo con perros:
- La didáctica: A los que provienen de disciplinas científicas “duras” la didáctica puede no parecerles ciencia en absoluto, pero si nos ha servido para educar a todos los científicos que en el mundo han sido, a nuestros hijos y a nosotros mismos quizá deberíamos darle una oportunidad. Al fin y al cabo Brunner una vez me dijo “no toda la ciencia es estadística, no toda la estadística es ciencia”. Si el perro nos ve de una manera tan determinante como se ha demostrado, quizá, en lugar de intentar neutralizar nuestro protagonismo a través de herramientas y técnicas para relegarlo a un segundo plano, ha llegado el momento de ponerlo a trabajar para conseguir animar, implicar y dirigir el proceso de entrenamiento del perro, siendo enseñantes activos y protagónicos en la experiencia conjunta de enseñanza/aprendizaje.
- La negociación: Una vez aceptada la didáctica como herramienta necesaria y prioritaria debemos entender que existen múltiples opciones didácticas. En el mundo del entrenamiento de animales nos acechan tres grandes riesgos: el maltrato, la bambificación (Vicchio definió en 1986 esta forma concreta y nociva de antropomorfismo que consiste en la atribución de sentimientos y pensamientos humanos a los animales. La bambificación, además, intenta dar una visión de los animales extremadamente positiva y amigable, obviando cualquier cariz desagradable) y la despersonalización objetualizadora del aprendiz. El plantear el proceso de enseñanza/aprendizaje como una negociación entre dos partes, con protocolos y técnicas que nos exigen atender a las demandas del perro, además de enseñarle -como parte imprescindible del proceso- que tiene derecho y opción a exigirnos determinadas cosas como enseñantes, nos vacuna contra los tres riesgos antes mencionados: si maltratamos rompemos la negociación y por ello la posibilidad de mantener la didáctica, tenemos que recoger las demandas del perro y tomarlas en consideración para avanzar, lo que no permite atribuirle pensamientos o intenciones imaginarios, y su condición de sujeto dinámico e interactivo durante la enseñanza, nos impide objetualizarlo como un mero receptor de técnicas que genera conductas según le dosificamos estímulos.
- La valoración ponderada: La incorporación de consistentes conocimientos científicos ha llevado a que se busque la valoración objetiva de los casos y la elección de las técnicas en base al análisis de variables mensurables y definidas. Pero, puesto que los entornos y situaciones que tendremos con el perro son tan heterogéneos que las variables extrañas tienden a ser infinitas y además el didacta -me refiero al entrenador, no al malo de Halo 4, pedazo de juego- es otra fuente de variables extrañas, la valoración objetiva no es suficiente excepto en un reducido número de casos. Esto sucede en muchas disciplinas (si no en todas) que tienen un enfoque de aplicación practica y no es ningún drama: la medicina, la psicología (yo soy de los que considera la conductología otra disciplina diferente a esta), la enseñanza… que optan como mejor solución para ser eficientes por la existencia de un mediador cualificado que pondere cada caso para decidir qué es relevante y cuál es el rumbo a seguir para ese caso en concreto. Médicos, psicólogos, profesores y entrenadores caninos debemos tener una formación suficiente para analizar cuándo un caso nos permite una valoración objetiva, porque podamos recoger y analizar todas las variables relevantes, y cuándo eso es imposible o insuficiente y se hace necesario que realicemos una labor de mediación y valoración subjetiva ponderada para poder ofrecer resultados idóneos y un trabajo válido.
Tenemos que importar conocimientos de muchas disciplinas, pero si nos asimilamos a ellas perderemos el rumbo de nuestra actividad, que tiene características, necesidades y respuestas propias. Algunos enfoques empiezan a parecer visitas pesadas que al prolongar su estancia en nuestra casa generan una incómoda tensión y una evidente falta de naturalidad en nuestros movimientos. Han estado, han aportado mucho y nos ha hecho felices que vinieran, pero esta es nuestra profesión y tenemos que ser los entrenadores de perros quienes decidamos su dirección.
En EDUCAN hemos dedicado los últimos años a diseñar y probar nuevos protocolos basándonos en la incorporación de estas premisas: didáctica, negociación y análisis ponderado. Me alegra decir que a partir de Enero del 2014 presentaremos nuestras nuevas, y creo sinceramente que revolucionarias, propuestas para diferentes áreas del adiestramiento y la intervención en el comportamiento de los perros.
Y este es el primer anuncio de este tipo que he realizado en toda mi vida profesional.
Es sabido que soy un firme y activo defensor de la necesidad de incorporar conocimientos consistentes a la base de nuestro trabajo, sin eso nuestro oficio quedaría, por anacrónico, fuera del mundo que lo rodea. El adiestramiento de perros ha evolucionado mucho en los últimos años, y ha sido para bien.
Sin embargo el rumbo actual también tiene escollos, algunos más insidiosos por estar más ocultos y no mostrarse con claridad.
Uno de los peores es, por seguir principios generales demostrados, ignorar la importancia de los individuos concretos, adiestrador y perro, que participan en el adiestramiento. Por muy técnico y científico que queramos que sea nuestro trabajo, negar o considerar secundario el hecho -evidente para cualquier adiestrador con oficio- de que no existen dos perros que aprendan y trabajen exactamente igual, necesitando de un entrenamiento individualizado, sólo es una muestra de pedantería y, si no de ignorancia, sí de inexperiencia.
Todos los que preparan perros para alguna disciplina deportiva o de utilidad saben que es usual que al aconsejar a un compañero sobre un punto problemático de su entrenamiento -y todos hemos estado a ambos lados del consejo- la respuesta sea: “sí, sí, pero es que este perro es muy especial en algunas cosas”. Y es cierto, es un recordatorio de que si todos funcionaran igual con las mismas técnicas, nadie tendría problemas, vienen a decirnos “yo también me sé los conceptos básicos y estuve en ese mismo seminario, pero con mi perro el trabajo estándar no da los resultados estándar, si fuera así no fallaría en ese ejercicio. Ahora necesito algo particular y exclusivo para este perro”.
Ese es el arte de adiestrar, un concepto que quizá ha sido usado de una manera algo hiperbólica durante mucho tiempo y que ahora la ciencia de adiestrar parece haber convertido en sospechoso. Para mí no lo es, porque conozco y he vivido los tiempos en los que no existía el caudal de información actual, donde la dificultad formativa está en seleccionar los textos, los seminarios, los curso, los vídeos a los que vamos a dedicar nuestros recursos y atención.
Hace no tantos años la información era un goteo escaso y angustioso, los adiestradores tenían que hacer mucho con muy poco, usando un diez por ciento de conocimientos y un noventa de arte, entendiendo por arte la primera de las acepciones de la academia: virtud, disposición y habilidad para hacer algo. Y había mucho de las tres cosas en los adiestradores y en el adiestramiento.
Esto exigía mucha sinceridad y modestia frente al adiestramiento, frente al perro. Era imposible olvidar que adiestrar y guiar cada perro es un camino propio, no una generalidad, y que cada adiestrador tenía más talento para unos u otros perros y con cada nuevo ejemplar que entrenaba y guiaba era necesario volver a aprender a adiestrar, porque intentar los mismo con todos era una vía directa y segura al fracaso o, lo que es peor, a la atonía, a un adiestramiento vacío de emociones (en una ocasión uno de mis formadores me hizo notar que un figurante técnicamente impecable, por su falta de pasión, hacía que los perros que trabajaba sistemáticamente se fueran apagando hasta mostrar un servicio de protección cumplidor pero soso y anodino). Y esa es la peor de las mediocridades.
Es cierto que eso llevaba en muchos casos a sensaciones de frustración y estas en demasiadas ocasiones al maltrato, pero no es menos cierto que el esfuerzo, la implicación e ilusión también eran mayores y cuando las cosas salían había una cierta sensación de magia que se ha perdido. Ahora si algo no funciona enseguida es frecuente ver a gente que tuerce el gesto o empieza a desconfiar del adiestrador, la técnica o el sistema, lo que no es mejor ni peor, sino una consecuencia de la evolución y tecnificación del proceso. Pero yo no cambiaría por nada esos momentos de sorpresa.
Conrad (siempre Conrad) vivió como marino el paso de la navegación comercial a vela a la navegación a vapor y describió perfectamente lo que sucedía: hasta ese momento todos los navegantes eran descendientes de los anteriores, era un mismo arte perfeccionado y afinado con el paso del tiempo, sin embargo la navegación a vapor, que se basaba en principios diferentes y vivía otro tipo de dificultades y riesgos rompía la línea continua. Los navegantes a vapor eran sucesores y no descendientes de quienes les precedían y no tendrían las mismas incertidumbres y miedos, llegado el momento dejarían de entender por qué hacían lo que hacían los navegantes a vela.
Algo muy semejante parece estar pasándonos en el adiestramiento, donde algunos nuevos compañeros, formados única o principalmente en la ciencia de adiestrar yerran al mirar con desconfianza o superioridad a esos predecesores nobles que supieron hacer tanto con tan poco, allanando el camino y sufriendo (pero también disfrutando) el adiestramiento como quienes empiezan ahora no podrán nunca imaginar.
No debemos abandonar la ciencia del adiestramiento, que es la realidad actual, y la mejor respuesta a los interrogantes de la profesión, pues intentar una vuelta al pasado, por atractivo que nos parezca, no es sino artificio y fingimiento, pero mejoraremos sustancialmente si dejamos que nuestra ciencia de adiestrar sea lo bastante permeable como para que, en sus abundantes huecos y límites, nos penetre y ayude al arte de adiestrar, que nunca debió soltar nuestra mano, para llevarnos por el camino correcto, recordándonos que, en cierta medida, es necesario olvidar todo y aprenderlo de nuevo al entrenar y guiar a cada perro que entra en nuestras vidas, ya sea a nivel personal, profesional o deportivo.
Escribo este post, algo alejado de la temática del blog, porque los múltiples artículos que he publicado sobre cómo hacer funcionar una empresa de entrenamiento de animales y la nueva línea de formación que iniciamos en EDUCAN sobre ese mismo tema me hacen sentirme obligado a exponer los principios sobre los que se basa nuestra visión empresarial.
Siempre he pensado que una sociedad competitiva donde los méritos conducen a ventajas es deseable por vigorosa y salutífera, porque, en su mejor cara, es generadora de valores como la implicación, la originalidad y el esfuerzo mantenido, ya sea en el trabajo, ya en el estudio, que consiguen su justo reconocimiento en forma de éxito.
Sin embargo la competitividad es un arma de doble filo, pues cuando no se ponen límites puede llevar, por arriba, a la búsqueda despiadada del beneficio económico a costa de cualquier cosa y, por debajo, a la pobreza, a la miseria y a la más absoluta falta de responsabilidad común.
Existen tres grandes males que pueden envenenar el sistema competitivo, haciéndolo insostenible y dañino: la explotación, la especulación y la picaresca.
El estado puede (y debe) poner frenos legales a estas prácticas, pero si quienes estamos en el sistema y lo componemos no asumimos personal e íntimamente una serie de reglas estrictas para la puesta en marcha y explotación de un negocio nada será de verdad.
Para construir un modelo de capitalismo sostenible y solidario una empresa debería asumir, al menos, los siguientes compromisos:
Generar riqueza: El balance de una empresa no puede limitarse al de sus beneficios, si quemo un país entero, reduciendo a la pobreza a buena parte de su población, acabando con sus ecosistemas, para luego plantar aceite de palma, podré obtener unos extraordinarios beneficios, pero no creo riqueza, la destruyo. La pobreza es el cáncer del sistema social, una empresa no debe hacer nada que genere pobreza ni alimentarse de ella.
Asegúrate de que tu empresa crea algo, que aumenta las cosas que había sin destruir las anteriores, que tu entorno obtiene mejoras con tu actividad. Esto es imperativo, pues automáticamente te vacuna contra las dos de las tres prácticas del capitalismo insostenible que nos ha llevado a donde estamos: la especulación, que revende subiendo el precio y sin crear nada y la explotación, que quita la riqueza a los trabajadores para conseguir beneficios, como un vampiro.
Compartir los beneficios: Si la empresa gana todos los que contribuyen a su éxito deben ganar con ella (empleados, clientes…), no solo los económicos: las atribuciones de mérito, los momentos de avance…Los beneficios económicos son necesarios para que una empresa sea viable, pero eso no debe hacernos pensar que son los únicos que existen.
Ser solidaria con sus proveedores: Negociar no es pelear, negociar bien no es ganar. Negociar es entender las necesidades y posibilidades del otro e intentar encontrar un punto de acuerdo que permita beneficiarse a ambas partes, no es conseguir que una pierda para que la otra gane. Si puedes elegir trabaja con proveedores que tengan una visión sostenible de la actividad empresarial. Te entenderás mejor con ellos y potenciarás la práctica de estos principios.
Ser honesta y útil con los clientes: La tercera de las malas prácticas que llevan al capitalismo destructivo e insolidario es la picaresca.Una empresa debe hacer publicidad sin timidez, pero veraz, es lícito y adecuado que enarboles tus méritos, pero no que mientas o coloques medias verdades para que el potencial cliente se haga la idea de que va a obtener una cosa diferente, mayor o mejor que la que realmente recibirá.
Tampoco debes vender servicios excesivos, innecesarios o que sabes que serán ineficaces. La mejor empresa no es la que vende el servicio más caro, sino la que vende el servicio que su cliente necesita y que le hará sentir que ha sido un buen negocio contratarnos.
Acotar los sueldos: Es bueno y conveniente que quienes más trabajan, los que tienen las ideas más originales, los que siempre están ahí, tengan su reconocimiento a través de mejores sueldos. Eso estimula y refuerza el esfuerzo, la creatividad y el compromiso con el proyecto, pero sin perder el norte.
Las diferencias de sueldos no pueden ser tales que causen una fractura insalvable entre las personas, colocándolas en universos diferentes. Se ha calculado que los más altos directivos actualmente cobran más de doscientas veces el sueldo de un directivo medio y más de dos mil veces el de los trabajadores menos cualificados de sus empresas. Esto es una locura.
Una buena norma es que los sueldos máximos estén limitados a quince veces el sueldo medio. Obviamente quien recibe estos sueldos debe asumir que se comerá quince veces más marrones que los demás.
Los sueldos mínimos deben ser dignos, que ningún sueldo sea menor al 50% del sueldo medio de tu empresa (si son más altos mejor), da lo mismo el trabajo que se haga. Si eres de los que te quejas de los políticos en el Facebook y luego pagas trescientos euros por diez horas diarias de trabajo eres un mierda y punto.
Controlar el crédito: El abuso del crédito ha llevado a situaciones irreales e insostenibles, arriesgando no solo el futuro de las empresas sino la de los trabajadores y clientes que se comprometen con ella. Es mejor dejar de crecer o incluso reducir el volumen de la empresa que endeudarla excesivamente. La autofinanciación es otro freno a la especulación y nos mantiene con los pies en la tierra.
Controlar el crecimiento: El objetivo básico de una empresa es dar servicios de calidad. El crecimiento, si llega, debería ser consecuencia de la eficacia al dar dichos servicios, lo que aumenta su demanda, nunca un objetivo por sí mismo.
Todo se resume en tres puntos muy sencillos: NO a la explotación, NO a la especulación y NO a la picaresca.
Y recuerda que ninguna empresa es demasiado grande o demasiado pequeña como para estar eximida de actuar correctamente.
En Los combates cotidianos de Manu Larcenet -probablemente uno de los comics más hermosos que nunca se han escrito- hay una escena en la que Pablo, un viejo trabajador de los astilleros, sale al porche de su casa junto al protagonista, silba y de la noche llega una lechuza a la que arroja carne picada que ella come. El protagonista le dice que es un auténtico mago, pero Pablo responde que la mágica es ella, la lechuza, porque tirarle trocitos de carne es fácil, el misterio está en que los acepte.
Los perros son el mayor regalo que nos ha hecho la naturaleza a los hombres, entendiendo que nos ha dotado de muchas maravillas necesarias para que seamos adaptativos: nuestro cerebro, capaz de aprehender el tiempo, del estudio y de la comprensión, nuestros sentidos, esos canales de cristal que sirven para que el mundo entre torrencialmente en nosotros, las emociones, que llenan de significado lo anterior, siendo el nudo que nos enlaza para que tengamos, sintamos que tenemos, un sentido. Pero todo esto, tan lleno de posibilidades, en el fondo son herramientas para nuestra eficacia biológica.
Los perros son un regalo, no era necesario -no es necesario- que nos quieran para que seamos una especie viable (quizá lo sea para que ellos resulten viables, pero hemos domesticado muchas especies y los perros siguen llegando un paso más allá).
Hemos estudiado, desde enfoques diferentes, muchos procesos sobre el aprendizaje animal y tenemos cada vez más y mejores técnicas para entrenarlos, todo eso nos hace olvidarnos un poco del verdadero milagro: Los perros nos quieren como ninguna otra especie que no sea la nuestra, los perros nos toleran de buen ánimo cosas que serían impensables con otros animales.
Los perros nos quieren, los perros se alegran de vernos, de estar con nosotros, nada tienen que ver con otros animales que se puedan limitar a activar un estado emocional positivo al asociarnos con premios. A los perros les gusta que les acariciemos y tumbarse con nosotros para que les rasquemos y toquemos. Se me podrá decir que eso es un refuerzo finalmente, por supuesto: el milagro es que acariciarles les resulte reforzante. Si no me crees intenta acariciar a un cocodrilo ;).
Se podrá objetar que nosotros también queremos a los perros y en eso hay el mismo nivel de maravilla. Ni por asomo, nosotros tenemos una mente capaz de proyecciones muy complejas que nos hace sencillo canalizar nuestras emociones no solo hacia otros animales sino incluso hacia las cosas: conozco gente que ama el arte y gente que se enfada con las puertas que abren mal. Pero los perros, que no tienen esta capacidad, nos quieren.
También se puede decir que otras especies sienten afecto por nosotros, yo he trabajado con muchas y lo sé. Pero el amor de otras especies requiere un mayor trabajo por nuestra parte y es infinitamente más condicional: solo dos nos permiten cagarla de manera sistemática sin que eso rompa la relación afectiva, la nuestra y los perros. Y no apostaría sobre cuál tiene el primer puesto. Eso no ha sido bueno para los perros, cuando los entrenadores de otras especies ven algunas cosas que se hacen con los perros flipan en colores: si hicieran eso con los animales con los que trabajan no volverían a confiar en ellos y desde luego no seguirían trabajando. Pero los perros tienen anchas espaldas con nosotros por el amor que nos profesan, en ese aspecto parecen una madre incondicional que reconociendo las maldades de su hijo mantienen intacto el amor por él. Es triste que esa capacidad, que es uno de los destilados más potentes que el amor en cualquiera de su formas nos brinda, sea abusada y explotada con tanta frecuencia.
Los perros no son el animal más inteligente del mundo, desde luego no son el más cercano filogenéticamente a nosotros ¿por qué es el que mejor se adapta a nuestras increíblemente tensas, limitantes y artificiosas condiciones de vida? Porque los perros nos quieren.
Mantengamos abiertos los ojos sobre esta realidad, no dejemos que los árboles nos impidan ver el bosque. Es bueno y necesario el análisis conceptual y técnico de los diferentes aspectos de los perros y de nuestra relación con ellos, demasiado tiempo, demasiadas veces, el buenismo indeterminado y demagógico ha sustituido a la visión científica (que no por ello es menos amante, puesto que nos hace amar desde el conocimiento, no desde las proyecciones falsas que convierten al perro no en lo que es, sino en lo que querríamos que fuera o necesitamos creer que es). Pero no olvidemos el milagro, el regalo, la premisa inicial, la chispa que enciende e ilumina el camino: los perros nos quieren. Nos quieren mucho.
Antes de empezar a dar mi opinión sobre este tema tan polémico voy a “arroparme” con unos cuantos argumentos de autoridad:
“El miedo al antropomorfismo y sus peligros ha hecho a los etólogos pasar por alto muchos fenómenos interesantes, resultando obvio que podrían haberse permitido el lujo de caer en una mínima indulgencia disciplinada”.
ROBERT HINDE
“Conseguir unir el entendimiento intuitivo con la recogida sistemática de datos supone tanto el desafío como el placer de estudiar el comportamiento animal. No creo que uno pueda realmente investigar sobre un animal al que no quiere”.
KONRAD LORENZ (Varias de estas y me reconcilio para siempre con él, ya estoy en camino).
“El antropomorfismo es un riesgo que debemos correr porque debemos partir de nuestra propia experiencia para poder formular preguntas sobre los animales”.
CENAMI SPADA
“El antropomorfismo ha demostrado su valor al servicio de una ciencia buena y sólida. El vocabulario tan ampliamente utilizado para describir la conducta animal, con términos como agresión, miedo, dominancia, juego, alarma y lazos de parentesco, se han tomado directamente del lenguaje utilizado para estudiar el comportamiento humano”.
FRANS DE WAAL
Una vez visto que si alguien piensa que estoy loco, al menos reconocerá que es una afección que ha contagiado a alguno de los estudiosos más serios y reconocidos de etología, puedo empezar a exponer mi idea.
En el mundo del perro se arroja la acusación de antropomorfismo como la máxima expresión de ignorancia sentimentaloide, quien cae dicho pecado es el último eslabón de la incompetencia.
Y yo creo que de esta visión pacata, corta de miras y que conlleva en realidad un fondo pseudo-religioso (el hombre no es un animal más, es otra categoría, solo por ignorancia o un sentimentalismo blando y fácil se pueden comparar animales y personas), ha hecho más daño al avance de la etología –que ya lo va superando- y del adiestramiento que casi ninguna otra cosa.
Sabiendo que hay que tener una serie de precauciones tales como recordar que entre hombre y perro se pueden establecer analogías pero no homologías, que estas deben manejarse con una visión heurística y no estricta y que sin un conocimiento previo de la etología estructural del perro (los retroconductistas se lo pueden ahorrar, al cabo Skinner dijo: “ Una paloma, rata, mono ¿cuál es cuál? No tiene ninguna importancia”) no se puede llegar a ningún sitio bueno.
Tomando dichas precauciones el uso del antropomorfismo es óptimo para estudiar cómo son los perros en un nivel más profundo del que actualmente conocemos, es una herramienta de análisis, una ayuda para “ver más allá” y plantear hipótesis a contrastar… una gran herramienta para la ciencia de base y para el desarrollo de tecnología.
Como ejemplo pondré el afecto, ¡cuánto ha costado aceptar que el afecto es un poderoso motor de conducta del perro! Todo porque parecía que DEBÍA ser una cualidad estrictamente humana.
En cuanto hacemos el análisis de la utilidad del afecto (mantener cohesionadas a los grupos de especies sociales) vemos que la practicidad es análoga en personas y perros, puesto que ambas especies tienen necesidades equivalentes en esta área. Por ello lo ilógico, lo irracional, sería pensar que no tienen una estructura equivalente (pero no igual a la nuestra).
Por eso yo os recomiendo: un estudio serio del perro, un buen conocimiento de la etopsicología humana, un criterio riguroso y ¡¡¡mucho antropomorfizar!!!
Como prometí dejar por un tiempo los posts técnicos y para darle una alegría a mi amigo Jesús B, que sé que le molan las listas de consejos, voy a aprovechar para poner un decálogo de cosas que NO debe hacer un adiestrador. Por supuesto lo escrito es mi opinión y es perfectamente razonable que haya quien no la comparta.
- No cortes las explicaciones del cliente en cuanto localices el problema (“no me cuentes más, esto es ansiedad por separación”), no estamos en un concurso ni en un examen, la gente quiere y agradece sentirse escuchada. Es probable que en su entorno le quiten importancia o no le presten interés suficiente cuando habla de su perro. Su profesional debe darle tiempo para trasmitir los datos y para liberar la tensión que le supone su problema ¡La gestión emocional no sólo es cosa de perros!
- No “remates a gol”, si el cliente te habla de otro profesional al que ha consultado y con el que no está contento o cuyo argumentario no le ha gustado no aproveches esto para hacer notar sus carencias o errores. Esto pasa con demasiada frecuencia y al final enturbia el ambiente entre compañeros, nos aísla como profesionales, da una mala imagen a largo plazo ¡y que no está bien hacerlo, leche!
- No pierdas la actitud profesional. Las características de nuestro trabajo potencian la implicación a nivel emocional. Esto es un aliciente: quienes empiezan como clientes suelen terminar como amigos, pero esto no debe alterar el trato durante el proceso que tenemos en marcha. La confianza fácilmente puede llevar a que nos relajemos durante el adiestramiento, con lo que los resultados empeorarán.
- No regañes a tu cliente, es demasiado frecuente ver adiestradores que, cuando el cliente ha cometido un fallo en el manejo de su perro o no ha seguido las pautas indicadas por ellos, se enfadan y le echan en cara todo lo que están haciendo por él, que no es capaz de implicarse siguiendo unas sencillas instrucciones. Nadie contrata a un adiestrador para esto (todos tenemos un familiar que disfruta haciéndolo gratis), además conseguirás que tu cliente te oculte sus errores para evitarse broncas. En muchos problemas de conducta será imposible seguir la evolución del trabajo sin estos datos. Para conseguir la colaboración del cliente el enfado es una mala estrategia.
- No hagas exhibiciones de erudición, a veces sucede que cuando el adiestrador explica el problema de un perro lo hace con una profundidad técnica innecesaria. La mayoría de los clientes no desean conocer la bioquímica del estrés, aportar estos datos hará que se empachen de información y enfoquen peor la referida a cómo deben tratar el problema y por qué. No hablo de no informar, me refiero a hacerlo en el nivel adecuado. Si voy al mecánico no quiero saber cómo funciona el motor de mi coche, quiero que me indique qué está roto, cómo lo va a arreglar y qué debo hacer con el coche para evitar que el problema reaparezca (vale, vale, también quiero saber cuánto me va a costar). La mayoría de propietarios tienen el mismo enfoque sobre la solución de los problemas de su perro.
- No trates al cliente como si fuera tonto, a veces se cae en el error contrario al anterior, dándole una información insuficiente o diciéndole que determinados temas son demasiado complejos para explicárselos en detalle. Salvo que nos dirijamos a alguien de menos de doce años esto es ofensivo y muy descortés.
- Diagnosticar no es el final del trabajo, aún veo profesionales de la modificación del comportamiento que hacen un gran esfuerzo para conseguir una buena diagnosis, pero cuando la tienen se limitan a pasar al cliente un papel con una terapia estándar del problema que han localizado. Las pautas generales son la base del trabajo (no el final), tienes que personalizarlo para las características del perro, del propietario y tomando en cuenta sus circunstancias concretas. Si tratas exactamente igual todos los casos no tratas óptimamente ninguno.
- No bases la valoración que hacen tus clientes sobre ti sólo en lo que te dicen, piensa que es muy violento comentarte a la cara los puntos flojos de tu trabajo, máxime si les ayudaste a solucionar un problema. Esto puede hacer que tengamos pequeñas cosas que podemos mejorar y que nadie nos hace notar: quizá nuestro lenguaje sea demasiado técnico o brusco, nuestras clases se perciban como demasiado cortas o largas… mil detalles. Debemos acudir a otras fuentes de información para captarlos: hablar con el veterinario de nuestro cliente, su tienda de animales o incluso enviar una encuesta de satisfacción. Es importante pulir esos pequeños defectos para mejorar el servicio, además si no los percibimos tienden a consolidarse.
- No tienes que saberlo todo para ser un buen profesional. Puedes consultar a otros profesionales en los casos complejos e incluso derivar clientes a otros compañeros, nadie es especialista en todo ¡No la tienes más pequeña por eso! (La capacidad de adiestrar, ¿o qué pensabais?).
- No descuides tu imagen, ya ha pasado a la historia ese adiestrador impuntual, con ropa de color y antigüedad indescifrables y cuyo olor a perro llega veinte minutos antes que él. Ser auténtico no tiene nada que ver con la informalidad ni con el jabón.
Y como consejo extra…
No demuestres más asombro que tu cliente cuando el trabajo salga bien, recuerda que detrás de todo adiestramiento perfecto siempre hay un adiestrador sorprendido ;).
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Ser adiestrador profesional suele ser una elección personal que nos permite dedicarnos a lo que más nos gusta, sin embargo ese mismo entusiasmo suele volvernos menos sistemáticos y menos críticos cuando elegimos y analizamos la manera de gestionar nuestro negocio, esto puede ser suplido por nuestro buen hacer técnico o por nuestras capacidades de comunicación durante las épocas de bonanza: estos últimos años, cuando parecía que todos teníamos dinero para todo, han florecido más empresas de adiestramiento que en toda la historia de la profesión en nuestro país. Pero cuando llegan las vacas flacas no es suficiente ser bueno adiestrando o tener mucho carisma, si queremos mantenernos en el mercado debemos actuar consistentemente a nivel empresarial.
Estamos en un momento delicado, la economía está fastidiada y eso nos afecta a todos, particularmente a quienes nos dedicamos al sector de servicios, pero crisis en chino se escribe uniendo el ideograma que significa “peligro” con el ideograma que significa “oportunidad” así que este puede ser el momento en el que una revisión adecuada de cómo trabaja tu empresa puede hacerte destacar de la competencia y aumentar tu facturación y presencia en el mercado. En EDUCAN hemos aumentado la facturación en estos últimos dos años más de un treinta por ciento ¿Cómo? Tomando una serie de medidas muy sencillas:
- Aumenta el presupuesto en publicidad: En muchas ocasiones (o sea, casi siempre) las empresas de adiestramiento vamos “ajustados” de presupuesto y en cuanto baja la facturación nos duele enormemente el soltar pasta para publicidad, siempre se empieza uno a argumentar que los clientes vendrán por otros clientes satisfechos, que nuestros proveedores de confianza (normalmente veterinarios) mantendrán un buen flujo de envío de clientes… Tonterías: la empresa que no se publicita no se posiciona y a la larga lo paga.
- Optimiza tu publicidad: La publicidad no consiste en gastar por gastar, comprueba dónde es eficaz tu publicidad y dónde no lo es y no reduzcas el gasto eliminando la publicidad ineficaz, reinvierte ese dinero en los canales que te traen más clientes.
- Comprueba y mejora tus protocolos de primer contacto con el cliente: El trabajo de la publicidad no es, como mucha gente cree, que te contraten, sino presentar el servicio a los posibles consumidores y hacer apetecible que elijan a nuestra empresa. La publicidad trae el potencial cliente a nuestra puerta, pero que pase es trabajo de quien recibe la llamada o el mail. Sigo viendo colegas que malatienden las llamadas mientras conducen, dan una clase a otro cliente o hacen otras mil cosas, también sé de mailes sin responder durante días o que se responden con faltas de ortografía o con respuestas extra breves más propias de un SMS entre adolescentes que de un profesional que quiere convencer de su capacidad (he llegado a ver un mail de respuesta a un cliente, que contaba una larga historia sobre su perro, contestado con la siguiente frase: “Dame tu tfno. y te llamo yo. Adiós”) Revisar y depurar estos protocolos de primer contacto es fundamental para mantenernos en el mercado.
- Cuida a los trabajadores competentes: Si tenéis personas o empresas contratadas para diferentes servicios (informáticos, adiestradores, paseadores, personal de mantenimiento) y funcionan bien mimadles, subidles el sueldo, bajadles las horas, dadles incentivos… pero no los perdáis. El capital humano es fundamental en una empresa pequeña de servicios. Nosotros hace dos años bajamos a treinta y seis horas la jornada de los trabajadores de residencia y la hicimos intensiva, también subimos un cien por cien el sueldo de nuestros informáticos ¡y el año pasado se lo subimos un doscientos por cien!
- Quítate de encima a los malos trabajadores: Como decíamos al principio en este sector hay mucha gente que, teniendo una excelente capacidad y preparación, no son serios trabajando, se toman el adiestramiento como una afición que les da dinero y no como un trabajo “adulto”, también es un problema común que la gente desarrolle una necesidad de protagonismo exagerada cuando sus resultados son buenos. Ambas cosas son incompatibles con el trabajo y desarrollo serio de una empresa (salvo que sea el Real Madrid), afrontar una crisis requiere trabajadores, ni diletantes, ni primas donnas. Siempre es rentable deshacerse de los malos trabajadores.
- Revisa y adecúa los servicios que ofreces: En muchos casos las empresas de adiestramiento creemos que hay que ofrecer muchísimos servicios (perros de caza, de asistencia, detectores, de seguridad…) para dar una imagen de calidad o de tamaño, esto lleva a que con frecuencia suceda que cuando nos piden algún servicio de los ofertados, pero que es muy inusual, nos genere más costes e incomodidades al darlo que el beneficio obtenido. Cuando sale un cliente de este servicio –de pascuas a ramos- hay que dedicar un tiempo extra a conseguir todo el material necesario para entrenarlo, planificar un adiestramiento que requiere un esfuerzo extra porque no es habitual… un embrollo que, en realidad, termina siendo perjudicial para el profesional.
- Fideliza al cliente: El mayor esfuerzo para un buen profesional es captar un cliente nuevo, requiere tiempo y dinero. Sin embargo si nuestro trabajo es de calidad el cliente quedará satisfecho y encantado de habernos elegido, el adiestramiento de perros es un trabajo muy especial y los clientes suelen vincularse y valorar mucho al profesional que les ha ayudado, por eso debemos ofrecerle otros servicios que le permitan continuar trabajando con nosotros: salidas al campo, reuniones de socialización, actividades con su perro…
- Usa con cuidado Internet y las redes sociales: Todos sabemos que Internet y las redes sociales son un método barato y eficaz de publicidad y comunicación, sin embargo cada vez existen más abusos con bombardeos de correos, invitaciones, repeticiones de invitaciones y comunicaciones infinitas. Esto al final tiene un efecto contrario y hará que la gente termine dando al botón “ocultar” o “eliminar” para que nuestra empresa deje de darle la brasa. Tampoco más es mejor, a veces llenamos nuestros espacios de comunicaciones irrelevantes que causan desinterés en quien acude allí a buscar información de calidad. Antes de colgar algo piensa ¿para quién es interesante? Imagina la misma comunicación en el muro/blog/página de otro compañero ¿te resulta de interés? Si la respuesta es NO, no lo publiques tú. En este punto y en el anterior me parece modélico el trabajo de la empresa de residencia y adiestramiento WELCOME de Valencia. Lo que me lleva al último consejo: habla de la competencia sólo cuando puedas hacerlo bien 😉