Nuevas ediciones del BITE WORK PROYECT, más que recomendable.

Cartel del Bite Work Project con el equipo de Natural Gos que lo lleva a cabo

En septiembre publiqué este artículo sobre lo buena –buenérrima- idea que me parecía el Bite Work Project para los deportes de mordida, para los que amamos los deportes de mordida y para que más gente ame los deportes de mordida, siendo este último punto necesario para su pervivencia.

El texto molestó a alguna gente, que -muy gentilmente- me informaron por diferentes medios, y en diferentes tonos, de lo equivocado que estaba al hablar bien de este proyecto, y de Mariona Monrós, directora de Natural Gos, de manera subsidiaria.

Obviamente no escribí mi opinión para incomodar a nadie, pues escribir con ánimo de fastidiar es infantil, pero tampoco pensé demasiado en evitarlo, pues dejar de escribir lo que uno cree correcto para no molestar es cobarde.

Ahora creo que es importante volver a hablar del Bite Work Project, porque se han convocado otras dos ediciones: una en Galicia, los días 10 y 11 de febrero, y otra en Tarragona, los días 15 y 16 de septiembre, porque de la primera edición me enteré a posterior y solo pude decir lo buena idea que me parecía, pero de estas puedo informar con antelación suficiente para que quien desee conocer lo mejor de lo que pueden ser los deportes de mordida acuda y los descubra, porque, como dice la publicidad del evento, es algo distinto a lo que mucha gente piensa: es una posibilidad de diversión y cooperación única para el perro y su guía.

Este es un proyecto importante porque la afición a los deportes de mordida tiende a profundizarse más que a extenderse, y corre el riesgo de morir sepultada o desaparecer de la vista de los hombres. Si no somos capaces de llevar los deportes de mordida a los nuevos entrenadores, si no somos capaces de entrenarlos con luz y taquígrafos, si no somos capaces de asegurarnos de que los perros disfrutan cada momento… el tiempo de estos deportes habrá pasado.

Y la verdad verdadera es que muy pocas cosas pueden hacer tan felices a los perros aptos para ello como los deportes de mordida, pero esconderlos, practicarlos de manera resultadista y las antipatías preconcebidas pueden terminar sumando prejuicios suficientes como para que se prohíban. Quienes los amamos tenemos que ayudar a que se conozcan, promocionar todas las cosas buenas que implican, para que cada vez seamos más y no menos, y lo podamos ver desde el conocimiento y no desde el prejuicio.

Acude a las ediciones del Bite Work Proyect, y descubrirás que para muchos perros no hay nada más divertido que el trabajo de mordida, nada que les entusiasme más y les pueda ayudar tanto a mejorar su seguridad en su mismo, su autocontrol, su equilibrio emocionales. Acude y aficiónate sin tener que pagarle peaje al pasado, sin adquirir deudas de silencio, gratitud o respeto que te impidan hacer tu propio camino. Porque el principal lastre de los deportes de mordida es la inercia de hacer las cosas como se hicieron siempre y no como podrían hacerse, y este seminario está libre de ese peso. Si te encantan los perros, eres entrenador, pero sientes poco feeling ante esa idea de que los perros muerdan, créeme: tu vida -y la de muchos perros- puede cambiar a mejor si te permites descubrir todo lo que es el deporte de mordida, todo lo que puede ser.

Además -y para mí es más que un valor añadido- el mundo del adiestramiento es muy, muy machirulo (hace pocos años un ponente empezaba un seminario de mordida diciendo que “esto no era para mujeres ni para maricones”, lo juro), y tiene problemas para aceptar el protagonismo de mujeres fuertes, que no entren encantadas en el rol de “hola corazones, aquí estoy con mi varita mágica de piruleta traída del país de los unicornios rosas para iluminar el mundo de los peludos. Y háblame suavecito, que soy muy etérea”. Así que lo de que Mariona sea más de dar caña (literalmente) me mola todo, porque en un mundillo en el que los excesos dialécticos y el autobombo son el pan nuestro de cada día me parece muy revelador que para algunos solo sea algo terrible y que necesitan denunciar cuando es una mujer la sospechosa de hacerlo.

Mariana Monrós ejerciendo de «mujer asistente»

Para mí es muy sencillo: si alguien pone en marcha un proyecto de consecuencias potencialmente tan positivas para el deporte de mordida como el Bite Work Proyect, y además es una mujer que se empodera en/de un entorno profesional tan ultramontano no voy a dejar que un quítame allá esas proyecciones mentales me impida felicitarla, promocionar lo que hace y ser un poco más feliz por saber que se está haciendo 🙂 🙂 🙂

Mi nueva perra, de la camada B de Fontemordant

Ferro, el papuchi.

Coco, la madrinois 🙂

Como saben todos los que viven con perros, y especialmente quienes además trabajan con ellos, al decir “es MI perro”, no se hace referencia a posesión, sino a un nivel especial de conexión, entendimiento y complicidad, el mismo que al decir: “mi amigo” o “mi amor”.

Ela (von Rosembach) y Cata (Zedida de la Serralada), MIS perras, murieron en mayo y agosto respectivamente, y me ha requerido un tiempo asumirlo. En especial porque Cata no tenía aún once años y le habría debido quedar tiempo para ser cuidada y querida, para ser feliz y para ayudarme a serlo.

Ahora el único perro con el que vivo es Gastón (Astubox Edipo), que no es “mi perro”, sino el de Eva, pues aunque nos queremos mucho, ese tipo de relación de identidad mutua antes expuesto se la reservan para ellos.

Nunca desde mis diez años había estado sin un perro que fuera mío en el sentido en el que Eva y Gastón son el uno del otro. Nunca desde entonces había afrontado la vida sin MI perro (o perros) al lado, como un escudo de cariño y un lugar donde habitar en un mundo que (me) resulta demasiado amplio sin ellos.

En poco más de un mes llegará mi nueva perra, que ha abierto sus ojos por primera vez hace una semana: Bicho de Fontemordant, de la camada B de Fontemordant.

Los malipipiolois de la cama B de Fontemordant.

Y tras contarles mis motivos para elegir esta camada a dos compañeros de EDUCAN, Marcos, nuestro CBO, y Enrique, responsable del club de olfato y jefe de laboratorio, me han dicho que podría merecer la pena exponerlos en un texto, porque a ellos les han parecido lo suficientemente interesantes como para incorporar a sus vidas sendas hermanas de camada: Bomba del Tiempo y Brea de Fontemordant. Vamos a intentarlo.

Con los ojitos cerrados 🙂

En primer lugar diré que elegir una camada es un acto que tiene aspectos de practicismo y de egoísmo. Egoísmo porque todos sabemos que hay muchos perros en adopción, aunque es necesario señalar que aquellos que nacen de una cría responsable, amante y cuidadosa no tienen menos derecho a ser queridos y cuidados. Aquellos cuyos criadores han provisto de cariño, socialización, estímulos y, en general, un entorno perfecto para su desarrollo saludable a nivel físico, cognitivo, emocional y social, no deben ser olvidados, ni relegados. Hacer las cosas de la mejor manera posible, de la única de la que debieran hacerse, no puede penalizarse.

Práctico pues podemos elegir a un perro que no solo se adapte a nuestro tipo de vida, sino que sea feliz compartiéndolo: desde los aspectos físicos, como ser atlético y dinámico si ha de vivir con un aficionado al deporte que corre, sale a la montaña… hasta los aspectos del carácter, pues un perro más nervioso y exigente de actividad física y mental disfrutará más (¡necesitará!) al ser adiestrado para deportes complejos y progresivamente más difíciles.

Práctico porque, como decía, sabremos que su primera infancia habrá sido tutelada de manera que afronte el mundo como un lugar amigable, que le es propio, que no le asusta ni le agrede. La labor de los buenos criadores no es construir a sus perros para el mundo, sino –durante unos meses- construir el mundo para sus perros. Y eso nunca se les agradece lo bastante.

En todo caso, cuando un adiestrador elige una camada ese debiera ser un acto fértil para todos quienes tenemos perro, pues expresará lo que siente y cómo vive su relación a través de su trabajo, afinará sus capacidades y se entretejerá de manera más profunda con la conducta de SU perro, sacando de esa profundidad mejoras respecto a la manera de trabajar con todos los perros.

Porque el amor se aprende mejor ahondándose en quien se ama, como en una mina, que habitándolo brevemente, pasando de una mirada a otra, eludiendo el esfuerzo de seguir en el mismo lugar cuando el terreno se endurece y parece que no sepamos cómo avanzar. Todos los entrenadores que merecen la pena conocen esto, y por arrogante que sea su conducta en ocasiones, vibran en la misma sintonía, pues saben que hoy, ante su perro, de nada les sirven éxitos pasados, reconocimientos, seguidores o fama. Hoy, ante su perro, deben encontrar la manera de hacerse entender para avanzar un paso más.

Y cuando lo logran tendrán entre sus manos un nuevo diamante que compartir (y lo saben, y por ello en ese momento se sienten ricos como nadie que no entrene a su perro se sentirá nunca). Y no es malo que decidan (decidamos) cobrar por ello, pues es fruto de un esfuerzo que no por deseado es menor.

Al elegir una camada los adiestradores buscan (buscamos) la mina en la que más puedan adentrarse, porque en ella habrá más conocimientos que encontrar y sacar a la luz para intervenir mejor en la conducta de todos los perros.

Más B-ichos de Fontemordant

 

Y hablo de elegir una camada y no un cachorro, porque es lo que se debe elegir: los cachorros tienen muchas cosas por desarrollar, muchos momentos diferentes que pueden hacerlos más pizpiretos o apagados puntualmente sin que eso responda demasiado a lo que terminarán siendo. Hay que confiar en la sangre decía un buen amigo.

Yo he buscado una malinois que sea saludable, físicamente muy fuerte y activa, de tamaño mediano para que pueda acompañarme en la camper sin apreturas, que disfrute del entrenamiento de protección, indistintamente del reglamento, y que aporte un extra de intensidad al practicarlo, que vaya más allá de la disputa de un juguete. Una perra muy cariñosa, pero con carácter, con firmeza ante el combate deportivo, con un deseo real e intenso de vencer a su oponente.

Existen dos líneas de malinois que me encantan dentro de la cría alemana, que es la que conozco lo suficiente como para tener un criterio (malo o bueno), la primera es la representada por Alf vom Nordhang der Eifel (padre de Gastón) o Kasper Airport Hannover, perros más medianos que grandes, fuertes al modo de un practicante de MMA. En la protección son percutantes, como un latigazo, con un punch inigualable, pero muy deportivos, además de extremadamente amigables con las personas.

La otra, representada por descendientes de Lupano´s Duke como Yackson de Villalazán, son perros algo más grandes, su físico se parece más al de un Crossfitter. En protección son similares a un boxeador, cuyos golpes son penetrantes, pareciendo que quieren traspasar a su adversario, empleando con inteligencia la inercia de sus poderosos cuerpos. Más serios en el trato con personas, diferencian a la gente de casa, con la que son más tiernos que el día de la madre en El Corte Inglés, de los desconocidos. Y no les suele gustar que estos últimos se tomen excesivas confianzas con ellos.

Por desgracia son dos líneas cuyas características fácilmente se difuminan en la cría demasiado abierta, siendo problemático intentar rebajar su impetuosidad a través de incorporar perros técnicos ajenos a ellas en el programa de cría.

Soy una persona muy afortunada, porque cuando supieron que no tenía perro algunos criadores y amigos extraordinarios me ofrecieron cachorros de sus próximas camadas, de estas líneas: Juan Valero, de Orelav, que tiene ahora una camada de Amaroq Clan der Wolfe (sobre este extraordinario perro y sus hermanos hablaré más adelante) con su perra Bora, pero era demasiado pronto para mí, pese a ser una camada tan atractiva y bastante similar sobre el papel a la B de Fontemordant.

También mi amigo Mikel Pino, de Kireba, me ofreció una cachorra de la camada que hará con la hermana de Gastón, Asturbox Enchilada, una extraordinaria hija de Alf que ha mostrado los problemas de exuberancia de carácter y dificultad para ser controlados característicos de su padre: Alf solo tuvo el grado uno de IPO porque era imposible que soltara la manga en protección, a veces me preguntan si pese a ello es un reproductor –trazador diría Fidel Real- tan importante, y siempre respondo: gracias a ello, no pese a ello.

Otros criadores y amigos, que expresamente me han pedido que no les mencione, también me ofrecieron cachorros de camadas maravillosas: gracias a todos, me hicisteis sentirme querido y apoyado cuando todo se veía muy negro tras morir Cata.

Coco Chanel Clan der Wolfe, la madre de esta camada, es la única perra de mi amigo Ángel Font, es resultado de la tripitición de uno de los cruces más exitosos en la cría alemana para IPO, MecBerger Duunari (un perro en el que se muestran las características de Alf, pero suficientemente atemperadas como para lograr los mayores éxitos deportivos) X Kiss Me von der Steinteichmühle, una perra de la misma línea, que tiene a Alf y a una repetición de camada de la madre de Alf como abuelos. De este cruce salieron cuatro camadas: la A (a la que pertenece Amaroq, el padre de la camada de Orelav), la B (incluyendo a Bowie, el increíble perro de Peter Scherk, y el desmesurado Bagdad), la C, la de Coco y la E, logrando que este afijo, con los perros procedentes de este cruce reiterado, entrase en el olimpo de los criadores alemanes de malinois.

Conocí a Coco cuando aún no tenía un año, y me enamoró desde el principio, amigable, buena y divertida, pero fuerte. No sabía sus orígenes entonces, pero le dije a Ángel que era una perra maravillosa, y que era muy afortunado de vivir con ella.

El padre de la camada, Ferro du Mont Sant Aubert, es un hijo de Yackson de Villalazán, un perro de la otra línea que me gusta, que la representa con claridad: además de competir en IPO es un perro de intervención real, que trabaja con su guía, policía, en el control de incidentes violentos en un estadio de futbol alemán. Si alguien no ve la dificultad de hacer un trabajo de intervención real en un estadio, y luego competir a alto nivel en IPO, también en estadios, es que aún no tiene la suficiente experiencia en este campo. El nivel de dureza mental, la capacidad de confiar en su guía y la entrega por el trabajo que se requiere es inmenso. Y además tiene un tamaño perfecto, muy fuerte, muy potente, pero no enorme ni pesado.

Cuando Ángel hizo esta camada por primera vez me pareció muy arriesgada, pues es un outcross y una de las dos cosas que mejor pueden garantizar el éxito de una camada es la consanguinidad sobre perros relevantes. Sin embargo dos de los entrenadores más interesantes de IPO de nuestro país, Juanjo Barragán y Juan Carlos Moreda, se quedaron cachorros de la camada A, que ahora repite, y ¡¡éxito total!! Tanto Joker (Avenger de Fontemordant) de Moreda, como Arnold de Fontemordant de Barragán son dos perros extraordinarios, que pueden verse en múltiples videos de la red: aquí algunos de Arnold y aquí de Joker (Avenger de Fontemordant). Y cuando el río suena….De esta camada también he conocido a Abyss de Iván López (al que agradezco desplazarse para que pudiera conocer a A byss) y he visto vídeos de Argent, que practica Mondioring en Suecia.

Son perros más fieles al tipo mental de su padre, pero con la expresividad de la línea materna y un físico que reúne lo mejor de cada casa. Saludables, atléticos, fuertes, perros con los que salir a correr, llevarles a nadar, o ir a la montaña… Perros que disfrutan con los saltos de cualquier reglamento y pueden superarlos sin problemas, perros rápidos y coordinados de modo que la obediencia resulte vistosa, explosiva. Perros intensos y entregados en el rastro, donde parecen hundir la nariz en la tierra para tomar más el olor.

En protección son perros extremadamente poderosos, con una capacidad para el enfrentamiento de IPO superlativa y no tan fácil e encontrar en malinois, con bocas muy fuertes y poderosas, aunque pueda requerir algo de trabajo que sean tranquilas. Con capacidad para ser tanto percutantes como penetrantes en su forma de combatir, en sus entradas. Perros que disfrutan y hacen disfrutar, porque permiten mostrar la esencia de la protección deportiva, en cualquier reglamento: no son de esos perros que gustan mucho únicamente en uno de ellos, sino de los que gustan a todos quienes aman la protección deportiva. Y todos son muy cariñosos con sus guías, de hecho Ángel me decía que incluso lo eran más que Cocó.

Aquí quiero reseñar el extraordinario trabajo como figurante de Íñigo Sierra con Arnold, Íñigo es el figurante en manga de su generación que más me gusta (mi preferido en el traje es mi compañero de EDUCAN Iván Guillén), su capacidad para ofrecer un combate deportivo exigente y ordenado al perro, sabiendo exactamente cuándo y cómo perder con él, es sobresaliente. Las desavenencias que he tenido con su padre, Nacho Sierra, no deben hacerme dejar de señalar públicamente su maravilloso trabajo, porque hacen falta figurantes así, para explicar el porqué escribiré otro artículo.

Decía que la consanguinidad es una de las cosas que nos permiten elegir una camada con más probabilidad de saber cómo serán los cachorros. Obviamente la otra cosa que lo permite, aún más, es la repetición de una camada exitosa. Como sucede con esta.

La tercera baza ganadora de esta camada es la manera de criarlos: Ángel es uno de los criadores más responsables que he conocido, Cocó es su única perra, que con sus más de cuatro años ahora hace su segunda camada: la paridera está en el salón, al lado del sofá que ahora usa para dormir. Después dispone de unos patios de recreo enriquecidos para estimular la seguridad y capacidades de los cachorros, su manera de modificar el mundo para que sus cachorros lo pisen con firmeza y seguridad, empoderándose de él, es óptima. O al menos a mí me lo parece.

 

«La maternidad es menos dura en el sofá con papi a mi lado»

Todo lo anterior es lo que me hace dar el paso de que MI próxima perra sea de la camada B de Fontemordant, esa seguridad (siempre relativa) de que saldrá similar en carácter y físico a la anterior, esas líneas de sangre sólidas y excepcionales, esas capacidades físicas, mentales, emocionales y afectivas.

Al exponer estos motivos mis compañeros de EDUCAN se han decidido también por esta camada, y escribo este artículo por si es de utilidad para cualquiera que esté buscando un perro con estas características (creo que aún quedan hembras, además de las tres que se vienen a EDUCAN). También el guía de Ferro, el padre, se quedará un cachorro, esta buscando un perro que pueda hacerlo todo tan seriamente y bien como Ferro, y tras ver la primera camada, sabe que esta es una de la formas más seguras de lograrlo.

 

United Colors Of Fontemordant.

Y quiero aclarar -para que conste como declaración de intereses- que, pese a que muchos de estos amigos y criadores me han ofrecido los cachorros gratuitamente yo pagaré la cachorra al precio de venta normal del criador, pues puedo permitírmelo, y creo que así ayudo a que se puedan seguir criando perros que nos emocionen y nos ayuden a crecer, además no me sentiría cómodo hablando así de bien de la camada si creyera que es una manera de “pagar” el cachorro, de devolver el favor. Siempre que me ha parecido he hablado bien de camadas o de criadores (o de adiestradores o de empresas o de seminarios…), y actuar de este modo me permite sentirme libre para seguir haciéndolo.

Aunque debo decir que siempre he esperado que si algún día por mi situación no pudiera pagar un cachorro de malinois alguien me lo ofrezca porque piense que soy una buena opción para hacerle feliz, ahora sé que sería así.

Tengo la convicción de que la camada B de Fontemordant es una camada extraordinaria y una ocasión fabulosa de que nuestra vida se malinoisice de la mejor de las formas posibles. Gracias Ángel, gracias Coco.

Coco quiere su pelota. Ser madre no implica acabar con la diversión.

Algunas ventajas emocionales del entrenamiento de la propiocepción y el equilibrio.

El trabajo de mejora de la propiocepción y el equilibrio no sólo sirve para conseguir complejas habilidades caninas, también aporta una serie de beneficios globales que hace recomendable su entreno en todos nuestros perros, llegando a tener utilidad terapéutica en algunos casos.

Por ejemplo: los perros tienden a tener una mala percepción de su parte trasera, esto hace que se sientan inseguros al tropezar sus patas posteriores con alguna cosa, al intentar andar hacia atrás o, simplemente, al moverse por entornos abigarrados y notar que algo les toca el tercio posterior. Esto es importante, por ejemplo, para los perros de terapia que tendrán que trabajar en lugares cerrados, con múltiples “cacharros” con los que puede topar su parte de atrás, si su propiocepción no está entrenada es fácil que el perro (que ya está en un ambiente generador de estrés) tenga una respuesta excesiva que le pueda llevar a negativizar la situación de trabajo e incluso dar al traste con la sesión.

También los perros sensibles y muy activos (como muchos malinois y border collies) muestran normalmente una respuesta excesiva al verse sorprendidos cuando algo toca su parte trasera, esta activación tan alta fácilmente puede convertirse en miedo, dando lugar a múltiples problemas. Si el perro tiene una buena propiocepción de dicha parte trasera la respuesta de sorpresa no desaparecerá del todo, pero disminuirá notablemente, evitándonos que aparezcan y se fijen las reacciones emocionales negativas de las que hablábamos.

El entrenar a tocar y mantener el contacto en targets con aquellas partes del cuerpo que provocan en el perro una respuesta emocional excesiva es una buena medida para aplicar la propiocepción a la mejora de la conducta e incluso la salud de los perros. Es frecuente que animales que muestran respuestas inadecuadas al tocarles, por ejemplo, las patas puedan eliminar su problema si les moldeamos que toquen un target con ellas: evitamos conflictos, malestar emocional y problemas, cuando esto se consigue podemos generalizar con facilidad el estado emocional positivo, además al ser el perro el que “decide” tocar es proactivo durante el avance del trabajo y no tienen por qué aparecer reacciones problemáticas. Incluso hemos usado esta técnica para perros que después de una operación no se atrevían a usar la extremidad operada, con el consiguiente riesgo de atrofia, así empezaban a utilizarla voluntariamente, mostrando confianza y seguridad crecientes, en pocas sesiones apoyaban y andaban con normalidad.

También se puede conseguir en los zoos que animales muy tímidos y reactivos mejoren su autocontrol y permitan el manejo de cara a recibir cuidados veterinarios o ser trasladados sin generar altos niveles de estrés, incluso mostrando un estado emocional positivo.

En general el trabajo de propiocepción permite que animales muy nerviosos y sensibles mejoren su calidad de vida, generen menos estrés y disminuyan sus reacciones emocionales exageradas al sorprenderse o asustarse.

El entreno del equilibrio tiene un similar efecto terapéutico: al destinar buena parte de su atención a mantenerse equilibrado el perro recibirá la información del entorno atenuada, con lo que reaccionará menos y la desensibilización a cualquier estímulo será más rápida y eficaz. Esto lo hemos utilizado en Reina, una leona marina (bueno es cruce de león y oso marino, pero ella no lo sabe) del Zoo de Madrid que tiende a ser miedosa. Introduciendo los estímulos causantes de miedo (por supuesto atenuados, esto no es Vietnam) mientras se le solicitan conductas de equilibrio la respuesta miedosa disminuía casi hasta mostrarse normal y confiada, trabajando así en poquísimas sesiones se puede hacer desaparecer el miedo.

Para los alumnos de EDUCAN: Sí, habéis acertado, todos estos trabajos tienen un componente de mejora emocional y por ello se entrenan de manera piramidal. Podéis apuntaros un mini-punto 😉

Beneficios y aplicaciones de los targets dinámicos en el entrenamiento de perros

En adiestramiento de perros es común el uso de targets (dianas) que el perro debe contactar con alguna parte de su cuerpo para conseguir ser reforzado, siendo lo más frecuente que use su nariz o sus patas.

Los targets son una estructura de adiestramiento muy útil para enseñar con facilidad y consistencia una multitud de conductas: el entrenamiento de las zonas de contacto en Agility con la técnica “dos dentro dos fuera”, encender y apagar luces con la nariz, el comando “adelante”…

Los targets tradicionales son estructuras de adiestramiento fundamentalmente estáticas
: el perro busca llegar al contacto con el target y su movimiento o conducta viene, bien de querer llegar al target o bien de querer seguir en contacto mientras el target se mueve, cuando el target se para el perro se aquieta para mantener el contacto, esto también facilita entrenarlos con estabilidad.

Sin embargo se ha achacado a los targets el lastre tradicional de enlentecer al perro cuando nuestro objetivo es que realice una serie de conductas muy rápidas al final de su adiestramiento, como sucede, por ejemplo, en Agility, donde el “dos dentro dos fuera” es considerada una técnica para “asegurar” mientras que, por ejemplo, el “running contact”, que no se entrena a través de targets, es una técnica para conseguir mayor velocidad, si bien más arriesgada.

Algunos adiestradores han conseguido minimizar esta carencia de los targets desarrollando una gran destreza al mover el target, esto ayuda, pero el perro siempre mantendrá una tendencia a buscar un punto final estático, además haciendo esto la atención del perro puede centrarse demasiado en el target en movimiento (he visto perros tropezar por no ver un obstáculo mientras seguían un target :() y desatender el resto de información del entorno.

La mejor manera de combinar la precisión de los targets tradicionales con la velocidad es a través del uso de targets dinámicos ¿Y, me preguntaréis, eso qué es?

Muy sencillo: Un target dinámico es una diana a la que el perro no sólo debe llegar sino que debe cruzar, el ejemplo más fácil es un aro. Cuando se enseña a un delfín es frecuente usar esta estructura para “guiarle” sobre cómo debe ser el salto que deseamos que realice, aunque los targets tradicionales (estáticos) son la estructura más común en el entrenamiento de delfines, los targets dinámicos son muy útiles cuando nos interesa tanto el “cómo” salte el delfín que el “dónde” lo haga (lo que se enseñaría perfectamente con el target tradicional.

Esto es perfectamente aplicable y aprovechable en los perros, pondré algunos ejemplos: cuando en agility queremos que el perro salte ciñéndose a uno u otro lado del salto no nos podemos plantear usar un target de patas (con una alfombrilla como plaza final) después del salto, porque el perro sabría dónde debe colocarse al salir pero enlentecería la ejecución, pues el perro debe pararse y luego continuar (como en el “dos dentro dos fuera”). Esto podría ser válido para los saltos de Ring Francés (y de hecho se entrenan habitualmente de esta manera) donde el perro debe pararse en el sitio adecuado después de saltar, pero no es la mejor estrategia en agility.

Igualmente al querer ceñir un perro a los escondites de RCI no es lo más conveniente usar targets estáticos porque pararíamos al perro después de cada registro, teniendo que reactivarle para continuar.

Sin embargo sí que podemos enseñar al perro una estructura de target dinámico pasando por un aro, así, después podremos colocar los aros no donde queremos que llegue el perro como sucede con los targets estáticos, sean alfombrillas, sticks, la mano o cualquier otro elemento, sino por donde queremos que pase, cuando el perro pasa por el target dinámico conseguimos cuatro ventajas:

  • Primero: No se frena para llegar al target, sino que acelera para pasarlo a toda velocidad, con lo que no habrá pérdida de velocidad ¡todo lo contrario!
  • Segundo: El perro no debe esperar una orden para “romper” el contacto con el target y continuar, por lo que es más fácil enlazarlo con otro comando o indicación.
  • Tercero: Si hemos situado bien el target dinámico no sólo conseguimos la correcta realización del ejercicio anterior, sino que facilitamos en el perro el enfoque óptimo para el siguiente.
  • Cuarto: Retirar la estructura y dejar que permanezca el aprendizaje es mucho más fácil, porque el target tradicional consigue una acción final: cuando tocas el target has tenido éxito, mientras que el target dinámico enseña un patrón motor: si saltas o sales del revir de esta manera concreta pasarás el target mejor y más rápido, lo que crea una memoria muscular y es auto-reforzante, pues el perro aprende una manera de saltar o de salir del revir (el “cómo” realizar la conducta que decíamos antes), que hará suya, pues le permite moverse con más eficacia.

Como digo los targets dinámicos son una de las estructuras que, en mi opinión, van a ser más utilizadas en un futuro próximo para los entrenamientos de perros que requieran velocidad y precisión (así que mi amigo Pablo Caballero debe tomar nota). Dentro de poco estoy seguro de que se comercializarán un sinfín de productos que nos permitan aprovechar esta fantástica estructura de adiestramiento que ahora mismo sólo utilizan ocasional y parcialmente algunos adiestradores concretos.

Sí quiero mencionar aquí al excelente adiestrador Juan Carlos Aparicio que ha sido de los primeros en ver el potencial de los targets dinámicos e incorporarlos a su entrenamiento de manera sistemática ¡Y él no ha necesitado trabajar con delfines para darse cuenta de su potencial!

Enseñar al perro a alejarse.

Sin duda la conducta más importante para tener un perro con una buena calidad de vida es la llamada.

Que el perro acuda consistentemente y pese a estar distraído o entretenido nos permite soltarle para que juegue con sus amigos o corra y explore en el campo.

En este artículo no hablaré de cómo llegar a una llamada consistente, sino de algunos riesgos que corremos, sobre todo los adiestradores, al entrenar “bien” la llamada y de cómo preparo yo a mis cachorros antes de iniciar la llamada para evitarlos.

Hace muchos años Jaime Parejo y yo teníamos mucho contacto. Jaime es un gran adiestrador y una persona a la que quiero mucho, en ese momento estaba elaborando el libro que le granjearía el reconocimiento mundial: “El método Arcón” y, como es lógico, hablábamos mucho de su trabajo.

Jaime definió como “efecto yo-yo” la tendencia de algunos perros a volver hacia su guía cuando llegaban a una lejanía determinada. Había observado que este problema viene por el exceso de trabajo de la llamada y que es muy nocivo para el perro de rescate porque merma enormemente su autonomía de trabajo.

La verdad es que Jaime tenía razón, una gran parte de los perros de adiestradores no eran capaces de alejarse más allá de un punto de su guía.

Mi interés siempre ha estado más en buscar los por qués generales de la conducta de los perros y cómo aprovecharlas que en el diseño de técnicas concretas, y desde esta óptica analicé el fenómeno.

Me di cuenta de que, hasta ese momento y de forma inconsciente, yo consideraba que este era un efecto beneficioso: es el perro el que se preocupa de estar cerca de su guía. Pero al reflexionar sobre ello cambiaron mi opinión, mi manera de entrenar las llamadas y, en general, mi manera de tener perros. Además de mi cariño Jaime siempre tendrá mi agradecimiento por hacer que me fijara en esto, gracias a él mis perros son más felices.

Los perros que muestran este “efecto yo-yo” no disfrutan tanto de sus exploraciones por el campo, no hacen un ejercicio igual de expansivo y liberador de estrés, no pueden dar total libertad a sus patrones motores innatos. Este es un problema común en los perros de profesionales (y lo era en mis perros), permanecen siempre pendientes de sus guía y necesitan que estos les den indicaciones de qué hacer para poder divertirse, si por casualidad salen persiguiendo un conejo luego vuelven agobiados porque al terminar la persecución se han encontrado lejos del guía y esto les causa malestar. (Otros perros tienen el problema contrario: se lo pasan como grajos en el campo, pero vienen más o menos cuando les apetece, eso lo comentaré en otro momento.)

En razas activas la posibilidad de correr libres y de explorar amplias zonas es determinante para alcanzar una situación de bienestar, ya hemos superado la visión de la salud como ausencia de enfermedad: es más importante alcanzar bienestar, que el perro se desarrolle como perro feliz más que pensar sólo en evitar el estrés o la ansiedad.

Así ahora lo primero que enseño a mis cachorros no es a venir sino a alejarse, a separarse de mí, a disfrutar de sus paseos al máximo. Los cachorros son muy permeables y es una etapa en la que es muy fácil que los adiestradores los hagamos demasiado dependientes pues también a nosotros nos cuesta sacar a los perros sin ponernos a entrenar algo, y luego los perros no se hayan cuando no están haciendo algo con nosotros.

Es bien cierto que mis condiciones de vida me permiten que entrenar al perro a alejarse sea fácil: en primer lugar la puerta trasera de mi casa sale directamente al campo y en segundo lugar mis perros adultos que ya tienen construida esta conducta ayudan a que el cachorro se aleje al acompañarlos en sus exploraciones. En esta etapa nunca hago nada que potencie la dependencia: no me escondo para que se preocupe por dónde estoy, no le felicito cada vez que se me acerca voluntariamente, sólo paseo y le dejo que se dé cuenta de lo divertido e interesante que es todo: olores, sonidos. Que vea lo bien que se siente cuando corre, salta y aprende a usar su cuerpo. Que haga cosas de perro con mis otros perros, que aprenda que, en el campo, los compañeros más divertidos son mis otros perros y no yo.

Casi parece un contra-decálogo de lo que algunos textos aconsejan para enseñar la llamada a un cachorro, y sin embargo estoy particularmente contento de mi trabajo de llamada, de hecho es lo que más gusta e interesa a otros colegas cuando lo ven. Los perros acuden consistentemente, sin esperar más refuerzo que el social y cuando los libero vuelven a correr y explorar sin quedarse atentos a mi por si hay otra llamada, pero cuando les vuelvo a llamar vuelven a acudir de igual manera.

Por supuesto he comentado que mis condiciones son muy facilitadoras, pues puedo entrenar en una zona segura y sé que al llamar a mis otros perros estos acudirán y el cachorro vendrá con ellos.

Como siempre he pensado que si conocemos cómo funciona algo -aunque sea algo negativo en general- le podremos sacar partido en el adiestramiento, aunque evito que mis tengan ese «efecto yo-yo»  permanentemente empleo una técnica que me permite activarlo a voluntad: como no siempre paseo por el campo y a veces es necesario limitar la distancia de los perros por seguridad, he creado un código con mis perros: si deseo limitar su radio lo que hago es llamarlos diez o doce veces seguidas nada más empezar la salida cuando alcanzan la distancia que he decidido, cuando inicio una salida con este trabajo los perros saben que deben mantenerse en este radio y así puedo sacarlos por diferentes lugares con seguridad. Pero nunca hago este trabajo hasta que he completado la llamada sin dependencia.

Si potenciáis que los cachorros se alejen, exploren, tengan conductas expansivas conseguiréis un máximo de disfrute de las salidas: de ellos que pueden ser y actuar como perros con mayúsculas y vuestro al poder verlos en su máxima expresión. Un perro sin autonomía es un perro menos feliz.

La socialización de las razas sensibles

Siguiendo con problemas comunes a razas de trabajo sensibles (característicamente los border collie, shetland, malinois y pastores australianos) hay un tema que empezó a intrigarme hace ya algunos años, se veían muchos perros de estas características en manos de competidores o profesionales que mostraban miedos e inseguridades que siempre eran achacadas a una mala socialización.

Cuando el propietario afirmaba haber socializado correctamente al perro y este seguía mostrando estos “fantasmas” se atribuía a:

  1. El dueño miente y no lo ha sacado a tantos sitios como dice.
  2. El propietario es un tío bruto y como estos perros son así le ha roto el carácter.
  3. Con estos perros ya se sabe, siempre sale alguno con fantasmas por bien que lo hagas.

Estos tres argumentos son reales y en muchos casos el mal carácter final se debía al menos a uno de ellos.

Pero en un momento determinado, cuando me impliqué más seriamente con los malinois, decidí fijarme más.

Lo cierto es que había mucha gente que hacía lo que entendemos por un trabajo modélico de socialización: desde que el cachorro llegaba a casa con una edad correcta y criado por un criador responsable y amante de la raza se le empezaba a llevar a mil sitios y situaciones nuevas. Se reservaban tardes para ir al aeropuerto, a las fiestas del barrio, al centro comercial…

Todos los días se trabajaba para evitar que nuestro cachorro llegara a ser uno de los ejemplares que se afectaban exageradamente, además en muchos casos estos propietarios preocupados eran profesionales o competidores del adiestramiento, con un nivel de conocimiento, experiencia e implicación superior a la media.

Al hacer un pequeño censo (sin rigor de estudio) entre conocidos encontré un dato preocupante: el porcentaje de perros con miedos era igual entre aquellos cuya socialización era modélica y entre los que estaban a la buena de Dios, criándose en perreras u otros tipos de aislamiento. Recordemos que siempre me estoy refiriendo a individuos de las razas antes citadas.

Esto nos podría llevar a pensar que este problema era totalmente innato y resultaba indiferente lo que hiciésemos durante el tan temido periodo crítico.

Pero había dos datos que nos decían que esto no era así:

  1. El primero, el más general, eran los estudios en un abanico más amplio de razas que mostraban que los individuos aislados tenían más problemas que los que entendemos por bien socializados.
  2. El otro era más especifico, si tomábamos un tercer grupo de individuos de estas razas, los que se habían criado con un nivel intermedio de socialización, encontrábamos que eran estos los que mostraban un número sustancialmente menor de problemas.

Este grupo corresponde a particulares que llevaban el perro a los mismos sitios de paseo una y otra vez y a profesionales menos entusiastas que cuando podían llevaban al perro a algún sitio nuevo, pero sin hacer de ello una obligación diaria. Ellos eran los que tenían más calidad de carácter en sus perros.

Obviamente se deduce que hay un rango óptimo de salidas a sitios nuevos, pero a mi me interesaba saber el por qué más que encontrar dicho rango a través de un análisis estadístico.

Encontré la solución en los estudios sobre estrés, el estrés genera una activación extra del organismo. Aunque se supere y gestione ese estrés correctamente será necesario un tiempo mínimo para que el perro se recupere y no acumule estrés residual, esto sucede también con los procesos de eustrés (estrés positivo, como el que teníamos a los quince antes de una cita).

Al hacer tantas salidas a ambientes nuevos los perros más sensibles se sometían a una activación continua del estrés y cuando llegaba la siguiente salida aún no se habían podido recuperar, hasta llegar al punto donde la acumulación de estrés residual hacía el mismo efecto nocivo que la falta de socialización, y quien piense que no hay que recuperarse del estrés positivo que después de una vacaciones activas y estimulantes no vuelva a decir que necesita un par de días de recuperación antes de volver al trabajo.

Por lo anterior debemos tomar preocupación especial en que el cachorro se recupere y elimine el estrés residual correctamente: jugando con perros o personas conocidas en un ambiente seguro, recordemos que personas y lugares habituales (¡y seguros!) son un inductor de calma en mamíferos sociales. Además en la socialización es más importante la interacción continuada con individuos conocidos (miembros del grupo social) que la introducción en ambientes nuevos, y nosotros trabajamos como si el elemento principal socializador fuera conocer cosas nuevas. Error.

También el tiempo de descanso es importante. Los masajes ayudan si el perro los acepta (en Dinamarca y Noruega empiezan a ser habituales los masajistas de perros a domicilio, y los agilitistas son uno de sus principales clientes).

Con respecto a la frecuencia óptima, aunque los datos que tomamos fueron recogidos de manera guarripey y no deben ser tomados de otra manera, encontramos que dos, máximo tres salidas semanales a lo nuevo son suficientes y que a partir de ahí empieza el riesgo de exceso.

¡Pero de jugar con los amiguetes no hay más límite que el del cansancio! Así que: Más parque y menos fiestas del barrio (aunque no haya churros).

También es muy importante el tiempo y distribución de actividades en esas salidas, pero eso lo voy a desarrollar en otro artículo para no soltar un ladrillako ultramortal.

Gestión de estados emocionales negativos en perros sensibles

Hace unos días una nueva amiga me consultó por los problemas de su sheltie de siete meses: ante determinadas situaciones mostraba miedo y se bloqueaba. Esto era un problema para su calidad de vida y para su potencial futuro en el Agilty.

Concretamente el coche y el trasportín provocaban babeo, bloqueo emocional e incluso respuestas de huida, cuando vino a casa tardó más de diez minutos en recuperarse y empezar a jugar con mi cachorro.

Últimamente aparecen muchos perros de razas sensibles e inteligentes, particularmente border collie, shetland, pastores australianos y malinois, con problemas de bloqueo o mala gestión de las emociones negativas.

Es normal que razas sensibles y con respuestas nerviosas puedan afectarse puntualmente por algo, si no se les enseña a gestionar correctamente las emociones negativas pueden generar inseguridad, respuestas miedosas e incluso problemas más severos.

Según parece la sheltie tuvo un mal traslado de cachorra cuando fue enviada por mensajería (no suele ser buena idea enviar un cachorro por mensajería, aunque a veces es la única opción). Esto generó una mala asociación emocional tanto con el coche como con el trasportín.

Las emociones se asocian por condicionamiento clásico y son más consistentes que una asociación realizada de forma operante, además es frecuente que aparezcan procesos de autoalimentación del estado emocional: el tener miedo (el conjunto de estado interno, reacción fisiológica y  tendencia a la acción) genera más miedo por sí mismo, sin que haya más estímulos externos. Cuando esto sucede la asociación no puede ser extinguida, además será frecuente que empiece a asociar otras cosas a ese miedo, por ejemplo nuestra sheltie podría llegar en coche a la pista de trabajo y, al bajarse con el miedo provocado por el coche, asociarlo a la pista generando miedo a esta, estas transferencias pueden aumentar de forma indefinida.

Es fundamental para la calidad de vida de un perro estar preparado para gestionar correctamente los estados emocionales negativos o tendremos poca tolerancia y mala gestión del estrés, tendencia a la inconsistencia de las conductas, inseguridad e infelicidad del perro.

En este caso le recomendé lo siguiente:

Juegos de entrar en el trasportín y en el coche: Poniéndole alguna comida apetitosa dentro dejamos que sea la perra quien decide entrar,  progresivamente vamos poniéndole dificultades para acceder tanto al trasportín como al coche (trasportín lateral, puerta entreabierta, puerta pegada a una pared para que necesite mover el trasportín para entrar, periódicos arrugados llenando el trasportín…). Aquí es muy importante hacerlo bien, no deben aparecer comandos de “muy bien”, ni se deben clickar los aciertos. No estamos enseñando una acción por condicionamiento operante, no queremos que los refuerzos y confirmaciones sean externos, lo que estamos haciendo es poner al perro en una situación que percibe como emocionalmente negativa (¡cielos, el trasportín!), al aparecer algo de su interés creamos un pequeño conflicto: quiero la comida, pero me da miedo entrar. Es importante que el perro decida si le compensa afrontar lo negativo o no, si decide hacerlo va a estar aprendiendo algo mucho más importante que hacer positivo el trasportín: aprenderá que aunque tenga una emoción negativa puede trabajar y que con ese afrontamiento voluntario del miedo consigue resultados y llega a un estado emocional positivo. Le estamos enseñando a gestionar correctamente el miedo, no eliminándolo de un punto concreto. El refuerzo debe ser el menor posible y la dificultad cada vez mayor, así sustituimos el refuerzo externo (comida) por el refuerzo interno (solución de problemas). Al final conseguiremos que entrar al trasportín y al coche sea divertido y un fin por sí mismo, con lo que habremos “vuelto la tortilla” de la asociación emocional.

Pero si sólo hacemos esto, aunque mejoremos al perro de su problema concreto, no estamos terminando de prepararlo para gestionar correctamente emociones negativas.

A partir de que superemos este problema seguiremos trabajando: dentro de sus sesiones de adiestramiento normales usaremos ocasionalmente estímulos negativos de baja intensidad (una goma del pelo en una pata, un post-it en una oreja…) para que vea que trabajando accede a un estado emocional positivo aunque aparezcan ligeras incomodidades..

En mi opinión un adiestramiento debe conseguir que el perro pueda acceder a un estado emocional positivo más que evitar a toda costa los estímulos negativos, creo que hay mucha confusión entre estímulo negativo y estado emocional negativo y eso lleva a adiestramientos sobreprotectores  muy nocivos en los cachorros, que deben construir sus herramientas de gestión de las situaciones negativas, debemos saber cómo introducir elementos suavemente negativos para enseñar al perro que se pueden superar, sin esto no le estaremos preparando para tener una calidad de vida óptima.