Aprendizaje y pensamiento a través de imágenes mentales (y II)

Crear una imagen mental es más trabajoso que almacenar información simbólica, las imágenes mentales son archivos más pesados y complejos que los que consisten en símbolos.

Pero precisamente por eso, cuando ya se ha recuperado una imagen mental, el pensamiento es más rápido y fijo que el realizado a través de símbolos, que resulta menos afinado y preciso. Esto es debido al poder de evocación inmediata de la imagen mental. Almacenar un archivo fotográfico requiere más memoria en el ordenador y abrirlo es más lento que hacer lo mismo con un archivo de texto. Sin embargo una vez abierto veo «de golpe» todo el archivo, mientras que el de texto requiere un tiempo para ser leído e interpretado.

Esto se ve con claridad con un ejemplo: si pensamos en los relojes digitales y en los que tienen manecillas*, el basado en una imagen (manecillas) es más rápido para reconocer la hora, con un vistazo sabemos qué hora es, cuando miramos los números de un reloj digital necesitamos un tiempo mayor de atención y un esfuerzo mental también mayor. Por el contrario la información que nos da la imagen mental es menos exacta, será frecuente que respondamos a quien nos pregunte la hora con frases del tipo “…y diez pasadas”, mientras que el digital nos dará una información milimétrica “.. y doce”. Esto nos muestra que la forma de recepción y procesado de la información es muy diferente en los perros y en nosotros, los perros, como consecuencia de su forma de pensar a través de imágenes mentales, son más rápidos en la  evocación de una respuesta.

Esta velocidad es un problema para nosotros, que necesitamos mucho más tiempo para poner en movimiento nuestra pesada maquinaria mental, y nos lleva a que en muchas ocasiones los perros vayan por delante nuestro durante los adiestramientos y estén respondiendo a situaciones que nosotros nos estamos empezando a plantear. Si no tomamos en cuenta esta diferencia de velocidades nos encontraremos con situaciones muy frustrantes y adiestramientos poco eficaces.

*Por supuesto las manecillas son simbólicas también, pues representan unos datos de otra naturaleza, pero el aprendizaje de su lectura es claramente visual y resulta en la construcción de una consistente imagen mental que prácticamente todas las personas compartimos (como la imagen del dedo ante la boca para solicitar silencio, nuestra respuesta  de callarnos es más rápida cuando nos hacen este gesto que si nos lo solicitan con palabras que tardamos unos segundos en procesar).

Recepción de señales discretas y graduadas

¡¡Todos atentos!!

 

Aunque mis alumnos de Abril de 2008 en adelante tienen esta información en las actualizaciones al libro que se entregan en nuestros cursos, varias personas me han comentado que es un tema bastante desconocido y que merecía la pena hacer este «corta y pega», con mis disculpas a los que ya conocen el texto.

El perro es un animal capaz de recibir señales discretas y graduadas de su entorno y grupo social.

Las señales discretas son señales de todo/nada, no tienen diferentes intensidades o la diferencia de intensidad es irrelevante para el mensaje principal. Suelen estar relacionadas con la aparición de recursos o peligros, por ello la claridad es el parámetro más importante, no recibir o malinterpretar una señal de esta índole puede tener una repercusión económica o vital grave para el perro. Las señales discretas suelen relacionarse con sucesos de interés que están fuera del grupo social.

Las señales graduadas son aquellas sometidas a variaciones en forma y/o intensidad según el estado emocional del emisor. Son las más usadas dentro del grupo social y permiten situaciones interactivas entre dos sujetos. Por ello son las más relevantes para la convivencia.

Quizá uno de los efectos más nocivos en la educación de los perros que se derivan de la visión del adiestramiento como una suma de condicionamientos operantes es el “desentrenar” a los perros para la recepción y evaluación de las señales graduadas, el perro que se limita a evaluar la información que viene de sus compañeros sociales como blanco o negro será un miembro del grupo incompetente y tendrá dificultades para establecer relaciones sutiles con su guía, pues se le enseña a desatender señales no directamente relacionadas con bueno o malo. Lo que puede resultar muy beneficioso en los inicios del adiestramiento por su claridad para que el perro aprenda acciones nuevas no es lo más conveniente para el manejo del perro ya adiestrado, que se enriquecería con los matices en la información que percibe de su guía.

Para adiestrar nos puede resultar suficiente el uso de señales discretas, para educar necesitamos que el perro potencie su naturaleza de recibir señales graduadas, pues esto aumentará su capacidad de actuar correctamente en el entorno familiar. Los mamíferos sociales están particularmente preparados para la recepción y emisión de señales graduadas, pues esto permite que un animal sepa si su conducta es recibida con cierta alegría, con cierto enfado (o con mucho) y graduar sus acciones sociales a lo que cada individuo del grupo, en cada situación, es receptivo. Así el perro debe aprender a recibir y emitir mensajes al resto del grupo con diferentes niveles.

Aprendizaje y pensamiento a través de imágenes mentales (I)

Cata y Gastón frente a la ventana

Los perros no poseen, al contrario que nosotros, un código lingüístico que les permita operar mentalmente con símbolos (las palabras) que representan cosas. Por ello debemos suponer que operan con imágenes mentales sensoriales (uni-sensoriales o multi-sensoriales) de aquellas cosas que conocen o aprenden. Esto es lo que más nos dificulta el trabajo, su forma de pensar es totalmente distinta a la nuestra, sólo algunas personas con trastornos del espectro autista leves (como Temple Grandin), que tienen la imposibilidad de pensar con palabras nos pueden contar cómo es la experiencia mental de operar con imágenes sensoriales. De sus experiencias podemos sacar mucha información sobre cómo piensan realmente los perros.

Gran parte de nuestra extraordinaria facilidad para pensar en cosas complejas procede de nuestra capacidad de codificar la información de forma simbólica y operar estos símbolos en nuestra cabeza en lugar de usar directamente imágenes mentales, para ilustrar esto propongo al lector un pequeño ejercicio: evoque mentalmente la imagen de una persona conocida, no piense en su nombre sino visualícelo, bien, ahora imagine que está montado en un caballo, cuando lo consiga imagine que ese caballo con su amigo montado está saltando un seto. Bien, si ha realizado el ejercicio habrá notado que, según incorporaba elementos a su visualización, le costaba más esfuerzo y que probablemente la imagen no fuera todo lo precisa que pudiera ser. Ahora piense en el nombre de su amigo y repítase mentalmente la frase: Fulanito montando en un caballo y saltando un seto. Esto sí que no ha supuesto esfuerzo, en cuanto ha convertido esas imágenes en símbolos operar con ellas es muy fácil, rápido y descansado. Los perros operan de la primera y más trabajosa manera.

Manejar símbolos es una forma de optimizar la capacidad de computación del cerebro, esto es lo que hace tan listos a los ordenadores: con una combinación binaria de símbolos muy simples (ceros y unos) pueden realizar una gran cantidad de procesos mentales muy complejos. ¿Por qué sucede esto?, cuando usted piensa en imágenes su cerebro tiene que dedicar mucho esfuerzo a construir dicha imagen: debe ponerle algún tipo de ropa a su amigo, pensar en un color para el caballo, la forma y disposición del seto, pese a que yo no le he pedido nada de esto usted necesita hacerlo para poder construir la imagen, sin embargo al simbolizarlo en palabras ese esfuerzo no es necesario, no tenemos que conocer la ropa, el color del caballo ni ningún otro dato excepto el mínimo que yo le he pedido: Fulanito montado a caballo y saltando un seto. Los perros no tiene esta capacidad de traducir a símbolos, y con ello reducir al mínimo la cantidad de información relevante para ese momento, por ello su forma de pensar es más lenta y requiere una cantidad importante de recuerdos sensoriales.

Afortunadamente hoy día sabemos cómo construir, facilitar y “dirigir” estos procesos.