Riesgos emocionales de los trabajos de olfato mal planteados.

Publicado el 21 de febrero de 2016

Kata en el sofá después de "terminar" un yogur, le encanta quedarse dormida olfateando algo que hubiera tenido comida antes, es su equivalente a leer algo en la cama para facilitar dormirse. ¿Perros histéricos por hacer olfato? ¡Not my cup of tea!

Cata en el sofá después de «terminar» un yogur, le encanta quedarse dormida olfateando algo que hubiera contenido comida, es su equivalente a leer algo en la cama para facilitar dormirse.
¿Perros histéricos por hacer olfato? Not my cup of tea! 🙂 🙂  

Mi amigo troceó varias lonchas de bacon crujiente sobre la lechuga cortada, picó encima queso cheddar, puso una generosa cantidad de croutones de pan frito y terminó su labor añadiendo tres grandes cucharadas de una espesa salsa César: “Es que quiero empezar a cuidarme y ya sabes que la ensalada es lo más saludable, lo mejor para adelgazar.”

Parece obvio que la ensalada será más o menos saludable o más o menos eficaz para adelgazar según cómo la preparemos, sin embargo a muchas personas les parece que cualquier cosa que puedan hacer entrar en la definición de ensalada será, mágicamente, saludable y ligera.

El trabajo de olfato es la ensalada de los entrenadores caninos: desde que se han descubierto sus potenciales beneficios parece que cualquier trabajo de olfato que hagamos será saludable para el perro y le ayudará a mejorar su gestión emocional.

Pero todo depende de cómo preparemos la ensalada.

En ocasiones se promueven y recomiendan, con la mejor intención del mundo, algunos modelos de entrenamiento de olfato que son eficaces -muy eficaces- para alcanzar resultados, pero que en realidad son insalubres para los perros.

Debemos saber cuáles son la premisas para que un trabajo de olfato sea emocionalmente seguro y saludable, y es muy sencillo.

Los beneficios del olfato se originan en gran medida en que el perro disfruta de lo que está haciendo, con lo que puede aplazarse la obtención de los resultados, encontrar, sin que el perro genere problemas emocionales.

Esto es importante porque (hoy) sabemos hacer muy pocas cosas con los perros que nos permitan diferir en el tiempo la obtención de una meta sin hacer que se obsesionen con ella.

Lo que permite que disfrute de todo el proceso es que el perro durante el trabajo de olfato de manera natural obtiene, llamémosles así en pro de la claridad,  tres «refuerzos»: buscar, encontrar y lo que obtiene al encontrar.

Estos tres «refuerzos» deben mantener un balance entre sí para que el perro continúe disfrutando del conjunto de la búsqueda, siendo particularmente importante mantener el placer de buscar, de explorar el olor. Y eso es lo que solemos romper.

Los perros no necesitan encontrar nada para pasarlo bien olfateando, se quedan largo rato oliendo cosas interesantes sin llegar nunca a localizar su origen: si por tu casa pasan unos gatos, verás cómo después tu perro olisquea con intensidad. Aunque nunca encuentre a los gatos no dudes que cada vez que pasen por allí tu perro volverá a pasar un largo rato oliendo. Un rato divertido.

Los principales problemas, a nivel de salud emocional, con los trabajos de olfato surgen por dos motivos, que se potencian el uno al otro:

  • Elegir mal el refuerzo que le ofrecemos cuando localiza, lo que puede generar adicciones.
  • Entrenar de manera que todo el interés del perro se concentre en encontrar, lo que desvaloriza la búsqueda.

Muchas veces lo que el perro busca es directamente lo que hace valiosa la búsqueda, como al buscar comida o los rastros de otros animales, en estos casos se da una natural proporcionalidad entre intensidad e interés en la búsqueda y satisfacción al encontrar lo buscado. Sin embargo, en otras ocasiones queremos que encuentre algo que no tiene interés directo para él, como drogas, café u otras sustancias que ni le van ni le vienen. Para lograrlo asociamos la sustancia con algo que sí le guste al perro, pero si lo que obtiene es excesivamente excitante y valioso con respecto a la búsqueda podremos generar adicciones, que es el tipo de maltrato, soterrado y discreto, que más frecuente se ha vuelto en el entrenamiento canino y del que no solemos darnos ni cuenta. Sobre ello realicé hace tiempo este artículo.

Además, es usual traernos nuestro enfoque en adiestramiento de obediencia al trabajo de olfato. Si nos fijamos, veremos que en la mayoría de los entrenamientos de obediencia (no en el C-E) lo que se hace es atrasar progresivamente la entrega de un refuerzo individual de interés para el perro, esto hace que se muestre activo e interesado, pero tiene un coste: el perro trabaja con concentración tensa, centrado solo en lo que obtendrá, lo que es vistoso y eficaz, pero emocionalmente insalubre, en lugar de mostrar concentración relajada, centrado en lo que está haciendo, que es el tipo de concentración que trae mejoras en la gestión emocional. Esto lo expuse en detalle cuando escribí sobre la concentración relajada. Este enfoque es completamente errado en el olfato, y, sea como sea nuestra manera de entrenar, innecesario: lo adoptamos por inercia, por la pereza, que nos tienta a hacer lo mismo que nos funciona en otra área del entrenamiento, pero si entrenas olfato con la misma cabeza que te pones para entrenar obediencia estás entrenando olfato mal.

En el trabajo de olfato es fundamental  mantener un balance entre (A) el tiempo y (B) dificultad de búsqueda, (C) el valor de lo que se obtiene al encontrar y (D) el estado emocional que genera el refuerzo elegido.

Nada más nocivo para el perro y para su formación en olfato que combinar estas dos cosas: (1) asociar al principio del entrenamiento un refuerzo demasiado valioso y excitante, típicamente un mordedor o pelota, a encontrar y (2) hacer que las primeras búsquedas sean muy cortas y sencillas en pro de una pretendida “intensidad” y facilidad.

La combinación de búsquedas muy cortas y sencillas con la obtención de refuerzos muy valiosos y excitantes lleva al perro a desvalorizar la búsqueda y obsesionarse con encontrar. Esta obsesión “parece” intensidad, pero es debido a la concentración tensa: el perro quiere llegar al punto final y hasta que lo consigue en lugar de disfrutar del proceso está mostrando ansiedad por no alcanzar su refuerzo. Quien se da un atracón de estudio porque necesita aprobar un examen, mostrará una actividad muy intensa, con ello podría parecer que tiene más interés y que logrará más resultados que quien disfruta de estudiar un tema que le gusta, y que, debido a la concentración relajada, se muestra más tranquilo cuando lo hace, sin conductas exuberantes. Pero lo cierto es que el que aprende mejor en el largo plazo y, sobre todo, el que disfruta del proceso es el segundo. Sin embargo caemos con frecuencia en la cortedad de miras que supone ver a un perro obsesivo y ansioso mientras busca y considerar deseable, incluso necesario, ese estado emocional insalubre.

La obsesión nos puede traer excelentes resultados, sobre todo a corto plazo, pero no es necesaria para lograrlos y además destruye la salud emocional del perro. El mundo del entrenamiento habrá dado un paso de gigante cuando decir que un perro “es un yonki de la pelota” sea un diagnóstico y no una alabanza.

Para hacerlo bien, en el sentido de saludablemente, es importante empezar con búsquedas que no sean demasiado cortas y con refuerzos que no exciten tanto al perro, típicamente la comida. Debemos mimar al máximo el disfrute durante la búsqueda, pues es el mecanismo que hace del trabajo de olfato algo bueno para el perro. Si lo destruimos podemos olvidarnos de la mejora de la gestión emocional. Esto no quiere decir que no usemos mordedores o pelotas, pero no al inicio, es mejor introducirlos más adelante, cuando las búsquedas son más largas y complejas y, pese a ser divertidas y satisfactorias, generan algo de eustrés en los perros, que podrán descargarlo a través del juego coordinado con su guía usando el mordedor.

Un recurso extraordinariamente útil para evolucionar las capacidades olfativas de nuestros perros de manera sana, sobre todo cuando nuestro objetivo es algún tipo de búsqueda deportiva o funcional, es entrenar los recursos de olfato con ejercicios y búsquedas alejados de los que deseamos finalmente. En el Club de Olfato EDUCAN, en nuestros cursos de trabajo de nariz  y en los seminarios que impartimos sobre este tema, como el que daré yo la semana que viene en Kireba, es frecuente que algunos entrenadores se sorprendan de ver cómo sencillos juegos de nariz pueden ser las herramientas perfectas para conseguir mejoras impresionantes en casi todo lo que es valioso para las competiciones o búsquedas funcionales: marcaje de objetos, tiempo de búsqueda, discriminación de olores, superación de dificultades…  Y sin necesidad de obsesionar al perro, ni rayarle para que se ponga como loco.

No caigamos ni en el error de mi amigo al preparar la ensalada y no supongamos que todo trabajo de olfato será necesariamente saludables, ni en el simplismo resultadista de suponer que un trabajo eficaz y que no implica pegar al perro será siempre seguro y bueno para el perro.

Porque en el trabajo de olfato es sencillo hacerlo bien, pero es igual de fácil hacerlo mal 😉

Comentarios:


  1. Agustín y crash - febrero 21, 2016

    Impresione este artículo me hace ver que no iva tan mal encaminado en el olfato del perro gracias Carlos Alfonso 

    • Carlos Alfonso López García - febrero 21, 2016

      ¡¡Muchas gracias Agustín!! Mándale un abrazo a Crash 🙂 🙂

  2. Totalmente de acuerdo Carlos.
    Creo que esto es extrapolable a muchos tipos de trabajo.
    Este fin de semana he acudido a un seminario sobre juego y he podido observar como aun hay muchos que, por ejemplo, en su empeño por conseguir un aumento de la velocidad y motivación en su disciplina, olvidan atender a la gestion emocional de su perro.
    Es bastante habitual, por desgracia, encontrarse con perros obsesionados y ansiosos, y es triste cuando esa situación ha sido generada por un guia que, para mas bemoles, ha dedicado una gran cantidad de tiempo y esfuerzo en el entrenamiento de su perro.
    Por eso creo que es tan importante empezar a estructurar los entrenoss desde un enfoque mas amplio, debemos relegar los objetivos finales a un segundo plano y priorizar el proceso de aprendizaje en si mismo atendiendo a la gestion emocional en todas las etapas.
     Incorporar este enfoque en las distintas disciplinas, creo que solo puede enriquecer el entreno y el aprendizaje.
    Salir de la zona de confort es saludable siempre y en nuestro caso no va a ser menos.
    Gran articulo y estupendo aperitivo para lo que vamos a poder disfrutar este fin de semana en Kireba.
    Hasta el sabado!!

    • Carlos Alfonso López García - febrero 21, 2016

      Es bien cierto lo que señalas Iván referido a la sobreactivación y la generación de dependencias emocionales insalubres, que además hacen parecer a los perros animales estúpidos y obsesivos, pero en otras áreas es necesario reconocer que resulta más difícil que el perro disfrute del camino ¡¡Pero es que olfato es igual de fácil hacerlo bien que hacerlo mal!! Así que está mucho más sencillo todo.
      Gracias por escribir y ¡¡deseando que llegue el finde para estar allí!! 😀

  3. TONI VIDAL - febrero 21, 2016

    Hay muchos »trabajos de olfato», desde el trabajo profesional de detección, el de busqueda tipo R.U. o mantrailing, el rastro FCI, el de »sangre», el “pistage Français”(P.F.) etc.
    Dependiendo del reglamento y del guia, el perro disfrutara mas en la pista o…..no. ……..
    No es lo mismo un reglamento en que el perro puede ventear (mantrailing y/o “pistage”) que otro en que el perro debe de pistar mas de 1 km (1800 pasos) sin levantar la nariz del suelo, ni mirar a derecha o izquierda, no es lo mismo entrenar a un perro, sometido a una obediencia rigurosa (no debe de mostrar»ganas» de trabajar, entrenado en el marcaje de objeto, con una correa atada al collar (condicionado)… que un perro que pista en »libre» (P.F.) y motivado por “l’amour a l’objet”….. .
    Y todo empieza con pistas cortas y sencillas

    …No entiendo que hay de negativo en ello en “hacer que las primeras búsquedas sean muy cortas y sencillas “, a un cachorro de 2 meses le debemos de poner una pista nivel 3 P.F o FCI?
    Saludos.

    • Carlos Alfonso López García - febrero 21, 2016

      Hola Toni, muchas gracias por escribir.

      Es cierto que hay muchos trabajos de olfato, y lo expuesto vale para todos ellos: desde los perros de IPO, de Pistage, de Mantrailing, de localización de estupefacientes, explosivos o cadáveres… Estoy hablando de dónde están las cosas que les gustan en olfato y cómo podemos cargárnoslas, independientemente de la disciplina y de cómo deba trabajar el perro estas bases siempre son homogéneas y deben ser los cimientos del diseño del trabajo, nunca la conducta final, sino las motivaciones del perro para hacerlo.

      Por supuesto no es nada negativo empezar con cosas fáciles: es necesario. Pero entonces (A) no debemos usar un premio que les vuelva loco, sino uno menos excitante. Y desde luego, que (B) algo sea fácil para la óptica del perro ¡¡no del entrenador!! Que es lo que suele suceder, porque como no estamos en el mundo sensorial del perro solemos poner criterios que nos parecen fáciles, más respondiendo a nuestra visión, que a las capacidades reales del perro. Eso y sobreexcitarles al premiarles son errores que reducen la capacidad del perro para disfrutar de buscar.

  4. Aun a riesgo de meterme donde no me llaman, hay una cuestion de la que suelo acabar discutiendo a menudo y que creo relevante, aunque no sea de ambito exclusivo de olfato.
    Cuando un perro trabaja una determinada disciplina debe acogerse a sus reglamentos.
    Estos han sido elaborados por humanos y, pese a que no dudo de la profesionalidad y buena fe de ninguno de ellos, creo que es justo que, como todo,pueda y deba revisitarse de vez en cuando.
    Y cuando hay algo revolucionario creo que con mas motivo.
    Bajo mi punto de vista es algo asi como el ciclismo en la actualidad: no hay un hombre capaz de subir lo que ellos suben. Por eso se sobreexplotan sus cuerpos y se recurre al dopaje.
    Pero el reglamento lo exige.
    Si un perro es expuesto a un trabajo que requiere una sobrexcitacion por su parte para cumplir con las normas del mismo, creo que es importante que nos planteemos lo que estamos haciendo.

     

    • Carlos Alfonso López García - febrero 23, 2016

      Hola Iván,

      Plenamente de acuerdo en que los nuevos conocimientos sobre cómo aprenden, se relacionan y acceden a la felicidad los perros deberían causar reajustes acordes en los reglamentos, de tal modo que promuevan su bienestar de manera objetiva, cuiden su dignidad e imagen y además sean modélicos para el público, mostrando a quienes los ven un tipo de relación entre perro y guía basada en la confianza y la colaboración. Es razonable cuestionarse partes de los reglamentos o incluso reglamentos enteros que van contra estas ideas, muchas veces se ha apuntado que la rigidez de los guías en las obediencias IPO, la realización de actividades paródicas de los humanos en Trickdogging, la exigencia de saltos potencialmente lesivos en Ring o la generación de estrés en Agility deberían llevar a revisiones de estos reglamentos o, al menos, de la forma de juzgarlos. Ciertamente se van introduciendo cambios en la manera de valorarlos por parte del juez de manera que se potencien las características deseables y se penalicen las indeseables, aunque como es lógico en algo muy establecido, se avanza más despacio de lo que quisiéramos, pero se avanza en la dirección correcta.

      Sin embargo, precisamente en los trabajos de olfato actuales, sean de IPO/FH, de localización de sustancias, rescate de personas u otros creo que no es necesario ningún cambio reglamentario para que los perros puedan lograr el máximo éxito con un entrenamiento saludable. Todos tienen una fase de búsqueda y todos terminan encontrando algo (en el mejor de los casos 🙂 ), que normalmente asociamos a algo valioso para el perro, por lo que todos pueden entrenarse, según mi opinión y experiencia, de acuerdo a los consejos del post. Precisamente en las disciplinas de olfato creo que no hay ningún problema de concepto de los arriba expuestos para cumplir exitosamente el reglamento y alcanzar el éxito.

      En el trabajo de olfato, en los trabajos de olfato, tengo la convicción de que solo será la manera de entrenar la que determine el cuidado de la dignidad, salud emocional y social del perro, no creo necesario modificar estos reglamentos para lograrlo, sólo algunas de las maneras de entrenarlos.

  5. Muy acertado el artículo Carlos!
    Con los trabajos de olfato he encontrado una hermosa actividad para realizar con Dana, mi vizsla ciega pero si bien eran trabajos entretenidos para ella, supe darme cuenta que, muchos de ellos, por más sencillos que fueran, le generaban ansiedad al tener que buscar «sin ver».
    Eso me pareció poco saludable emocionalmente aunque ella siguiera buscando y he bajado muchísimo la complejidad o mejor aún sin complejidad…. juegos que sean mas naturales para ella y que los haría día a día si pudiera ver. 
    Pero gracias a ti, he encontrado esta actividad que tanto nos gusta! 🙂

    • Carlos Alfonso López García - febrero 23, 2016

      ¡¡Qué alegría leerte Andrea!!

      Precisamente esto es lo óptimo: que el estado emocional del perro sea el primer evaluador sobre cuándo un trabajo es adecuado (no creo que esto sorprenda a ninguno de nuestros alumnos 😉 ), no únicamente la obtención de resultados exitosos de búsqueda. Porque con el olfato es fácil obtener resultados a costa de salud emocional, y esto es sobre lo que pretende alertar este post.

      Si tenemos siempre en la cabeza la primera premisa de adiestramiento C-E (la que está en negrita en el manual 🙂 ): que el perro muestre un estado emocional adecuado y saludable, no habrá riesgo de abuso, mal uso o error mantenido en el tiempo.

      Felicidades por tu trabajo, que evalúa primero lo importante y así logra que es adiestramiento esté al servicio del perro, en lugar de poner al perro al servicio del adiestramiento 🙂 🙂

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