Protocolos de adiestramiento C-E (II): Estructuras de adiestramiento

Publicado el 25 de mayo de 2011

De nuevo me dispongo a adaptarme al formato blog para explicar una propuesta del trabajo Cognitivo-Emocional actual. Como el que trato hoy es un tema muy extenso y mi Webmaster me tiene loco con ser escueto y esquemático espero que si este post me sale bien se decida a manifestarse en público para felicitarme (si la cago grandemente prefiero que me trasmita su opinión en privado 🙁 ).

Tras desperdiciar un párrafo y por tanto empezar mal, me dispongo a enmendarme explicando de manera concisa qué son las estructuras de adiestramiento y cuál es su utilidad.

Una estructura de adiestramiento es una norma o conjunto de normas a través de cuyo seguimiento el perro puede ser inducido a realizar nuevas conductas o variaciones de otras ya conocidas, por ello constituyen protocolos generales de enseñanza-aprendizaje que, una vez construidas, pueden aprovecharse en cualquier momento para enseñar algo nuevo al perro o para mejorar acciones conocidas.

Con ejemplos se ve con claridad: yo puedo decidir usar luring, que es “casi” una estructura de adiestramiento por sí mismo, pero serán las normas concretas que le trasmitiré al perro lo que forma la estructura de adiestramiento, puedo optar por la sencilla norma de “si sigues la comida que te ofrezco la mano se abrirá”, pero también puedo utilizar “si sigues la comida que te ofrezco te daré comida con la otra mano” (una variación muy común y eficaz). También puedo optar por usar una estructura con más de una norma, por ejemplo puedo combinar algún tipo de luring con modelar con las manos (también una excelente estructura porque el interés por la comida me sirve de evaluador para saber que el uso del estímulo negativo del modelado no genera estados emocionales negativos), así tendré dos normas “si sigues la comida que te ofrezco (norma 1) y te dejas guiar por mis manos (norma 2) te daré la comida”. Los targets, modelados, moldeados y otras múltiples formas de enseñanza son la base de las estructuras de adiestramiento, sólo tenemos que reducir a normas concretas y fiables nuestra manera de usarlas.

Por supuesto alguien me dirá que esto no sólo se hace ya, sino que es inevitable. Y tiene razón, el uso de estructuras es inherente al adiestramiento ¡No se puede adiestrar sin usarlas! por ello, antes de que se me acuse de inventar la rueda y luego “venderla” 😉 como un nuevo protocolo de adiestramiento cognitivo, explicaré en qué consiste nuestra propuesta.

En primer lugar enseñamos la estructura ANTES de usarla para iniciar el aprendizaje de ninguna conducta valiosa
, esto es enseñamos al perro a seguir la comida para conseguirla, a dejarse modelar, a tocar un target… sin que a la vez le enseñamos a sentarse, tumbarse… Es importante que el perro aprenda cómo va a aprender antes de usar esa estructura para conseguir las conductas que son el objetivo de nuestro adiestramiento. Únicamente enseñaremos la conducta que deseamos cuando la estructura de adiestramiento elegida para hacerlo esté consistentemente aprendida por el perro. Además, una vez enseñada, utilizaremos un código de activación de la estructura, una señal, que indica al perro cuál estructura concreta de las que conoce es la que vamos a usar para enseñarle alguna cosa. O sea que informamos al perro: “Ahora voy a enseñarte de esta manera”. Por supuesto la elección de enseñar al perro unas u otras estructuras dependerá del objetivo de cada adiestramiento y del gusto y capacidad del adiestrador.

¿Qué ventajas tiene esto? Porque de primeras parece un doble trabajo: primero enseñar la estructura y luego la conducta, mientras que haciéndolo simultáneamente me ahorro un paso. Aunque existen muchas ventajas, hay tres fundamentales:

  1. Reducción del foco de atención: Cuando el perro no sabe cómo le vamos a enseñar tiene que estar atento a todo lo que sucede, pues la información útil puede llegar de cualquier sitio y manera, si trabajamos así le estaremos enseñando a aprender con un foco de atención muy amplio. Pero si el perro sabe exacta y fiablemente cómo le llegará la información relevante cerrará su foco de atención para atender únicamente al seguimiento de las normas de la estructura y a la comunicación con su guía, esto nos permite mejor concentración, que la imagen mental que tiene que procesar el perro sea más reducida, como consecuencia disminuye enormemente la necesidad de generalizar el adiestramiento obtenido y optimiza la capacidad de aprendizaje del perro.
  2. Claridad informativa y seguridad en el aprendizaje: El perro sabe exactamente cuál es la información valiosa en cada momento, lo que le genera confianza para perseverar en el seguimiento de la estructura, aun enseñando conductas difíciles, mientras que cuando el entrenador cambia frecuentemente de manera de trabajar sin informar al perro (no me sale el moldeado, pruebo con luring, no me sale con luring pruebo a modelar un poco…) es más fácil que se genere estrés y el perro termine dejando de seguir la estructura cuando no consigue llegar a la conducta rápidamente, además de que existe un mayor riesgo de que aparezcan estados emocionales negativos.
  3. Mejora de la relación con el guía y de la atención voluntaria en él: Al ser el guía quien indica al perro cuál va a ser la manera concreta de aprender en cada momento, qué estímulos serán relevantes y cuáles serán irrelevantes se vuelve inevitable el aumento de la atención, como además estamos usando una información honesta (otro concepto muy importante en nuestra manera de trabajar) el perro cada vez confía más en el guía. También es un mejorador importante de la relación el que, al enseñar cómo aprender fuera de las conductas valiosas, el adiestrador no se agobia, impacienta o afecta por no estar consiguiendo el ritmo de avance deseado en su adiestramiento y no le trasmite al perro esas emociones.

    Es importante recordar que el proceso de enseñanza-aprendizaje influye en el perro y en el adiestrador a muchos niveles, la consecución de la conducta, siendo el más evidente, no es el único ni el más importante
    . Debemos tener un enfoque holístico de cómo afecta nuestra manera de entrenar al perro para poder decidir qué adiestramiento queremos hacer. Sin conocimiento no es posible el análisis y estamos abocados a repetir técnicas, tanteando en la niebla algún asidero firme para avanzar, lo que genera una inseguridad que fácilmente se trasmitirá al perro.

Comentarios:


  1. lorena - junio 7, 2011

    Hola Carlos:
    Excelente artículo, como todos. Soy fiel seguidora del adiestramiento cognitivo-emocional y las estructuras de adiestramiento me gustan más desde que las he encontrado una aplicación clínica en mi día a día veterinario. Africa mi perra es una excelente donante de sangre «pobre gordita» y con el guiado con comida la llevo a la posición de cuello perfecta para incarle los colmillos jejeje. A mi otra perra en las primeras donaciones no lo paso bien hasta que asoció donación-lata de comida, sin embargo con Afri desde la primera todo fue genial, para ella una estructura es un estado emocional positivo y cooperación conmigo.
    Cuando tengo tiempo que por desgracia es casi nunca en los perris que odian a los veterinarios ( casi todos) y les gustan las chuches les monto dos mini estructura moldeado con manos y guiado con comida tan sólo hago 2-3 repeticiones y me permite mayor calidad en mi trabajo y un perro relajado en el veterinario. Si pudiera dedicarle más tiempo a esto, en un tiempo tendría a perros y gatos dandóme sus patitas para sacarles sangre al entrar en la consulta jejeje.

    Saludos.

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