Mi nueva perra, de la camada B de Fontemordant

Ferro, el papuchi.

Coco, la madrinois 🙂

Como saben todos los que viven con perros, y especialmente quienes además trabajan con ellos, al decir “es MI perro”, no se hace referencia a posesión, sino a un nivel especial de conexión, entendimiento y complicidad, el mismo que al decir: “mi amigo” o “mi amor”.

Ela (von Rosembach) y Cata (Zedida de la Serralada), MIS perras, murieron en mayo y agosto respectivamente, y me ha requerido un tiempo asumirlo. En especial porque Cata no tenía aún once años y le habría debido quedar tiempo para ser cuidada y querida, para ser feliz y para ayudarme a serlo.

Ahora el único perro con el que vivo es Gastón (Astubox Edipo), que no es “mi perro”, sino el de Eva, pues aunque nos queremos mucho, ese tipo de relación de identidad mutua antes expuesto se la reservan para ellos.

Nunca desde mis diez años había estado sin un perro que fuera mío en el sentido en el que Eva y Gastón son el uno del otro. Nunca desde entonces había afrontado la vida sin MI perro (o perros) al lado, como un escudo de cariño y un lugar donde habitar en un mundo que (me) resulta demasiado amplio sin ellos.

En poco más de un mes llegará mi nueva perra, que ha abierto sus ojos por primera vez hace una semana: Bicho de Fontemordant, de la camada B de Fontemordant.

Los malipipiolois de la cama B de Fontemordant.

Y tras contarles mis motivos para elegir esta camada a dos compañeros de EDUCAN, Marcos, nuestro CBO, y Enrique, responsable del club de olfato y jefe de laboratorio, me han dicho que podría merecer la pena exponerlos en un texto, porque a ellos les han parecido lo suficientemente interesantes como para incorporar a sus vidas sendas hermanas de camada: Bomba del Tiempo y Brea de Fontemordant. Vamos a intentarlo.

Con los ojitos cerrados 🙂

En primer lugar diré que elegir una camada es un acto que tiene aspectos de practicismo y de egoísmo. Egoísmo porque todos sabemos que hay muchos perros en adopción, aunque es necesario señalar que aquellos que nacen de una cría responsable, amante y cuidadosa no tienen menos derecho a ser queridos y cuidados. Aquellos cuyos criadores han provisto de cariño, socialización, estímulos y, en general, un entorno perfecto para su desarrollo saludable a nivel físico, cognitivo, emocional y social, no deben ser olvidados, ni relegados. Hacer las cosas de la mejor manera posible, de la única de la que debieran hacerse, no puede penalizarse.

Práctico pues podemos elegir a un perro que no solo se adapte a nuestro tipo de vida, sino que sea feliz compartiéndolo: desde los aspectos físicos, como ser atlético y dinámico si ha de vivir con un aficionado al deporte que corre, sale a la montaña… hasta los aspectos del carácter, pues un perro más nervioso y exigente de actividad física y mental disfrutará más (¡necesitará!) al ser adiestrado para deportes complejos y progresivamente más difíciles.

Práctico porque, como decía, sabremos que su primera infancia habrá sido tutelada de manera que afronte el mundo como un lugar amigable, que le es propio, que no le asusta ni le agrede. La labor de los buenos criadores no es construir a sus perros para el mundo, sino –durante unos meses- construir el mundo para sus perros. Y eso nunca se les agradece lo bastante.

En todo caso, cuando un adiestrador elige una camada ese debiera ser un acto fértil para todos quienes tenemos perro, pues expresará lo que siente y cómo vive su relación a través de su trabajo, afinará sus capacidades y se entretejerá de manera más profunda con la conducta de SU perro, sacando de esa profundidad mejoras respecto a la manera de trabajar con todos los perros.

Porque el amor se aprende mejor ahondándose en quien se ama, como en una mina, que habitándolo brevemente, pasando de una mirada a otra, eludiendo el esfuerzo de seguir en el mismo lugar cuando el terreno se endurece y parece que no sepamos cómo avanzar. Todos los entrenadores que merecen la pena conocen esto, y por arrogante que sea su conducta en ocasiones, vibran en la misma sintonía, pues saben que hoy, ante su perro, de nada les sirven éxitos pasados, reconocimientos, seguidores o fama. Hoy, ante su perro, deben encontrar la manera de hacerse entender para avanzar un paso más.

Y cuando lo logran tendrán entre sus manos un nuevo diamante que compartir (y lo saben, y por ello en ese momento se sienten ricos como nadie que no entrene a su perro se sentirá nunca). Y no es malo que decidan (decidamos) cobrar por ello, pues es fruto de un esfuerzo que no por deseado es menor.

Al elegir una camada los adiestradores buscan (buscamos) la mina en la que más puedan adentrarse, porque en ella habrá más conocimientos que encontrar y sacar a la luz para intervenir mejor en la conducta de todos los perros.

Más B-ichos de Fontemordant

 

Y hablo de elegir una camada y no un cachorro, porque es lo que se debe elegir: los cachorros tienen muchas cosas por desarrollar, muchos momentos diferentes que pueden hacerlos más pizpiretos o apagados puntualmente sin que eso responda demasiado a lo que terminarán siendo. Hay que confiar en la sangre decía un buen amigo.

Yo he buscado una malinois que sea saludable, físicamente muy fuerte y activa, de tamaño mediano para que pueda acompañarme en la camper sin apreturas, que disfrute del entrenamiento de protección, indistintamente del reglamento, y que aporte un extra de intensidad al practicarlo, que vaya más allá de la disputa de un juguete. Una perra muy cariñosa, pero con carácter, con firmeza ante el combate deportivo, con un deseo real e intenso de vencer a su oponente.

Existen dos líneas de malinois que me encantan dentro de la cría alemana, que es la que conozco lo suficiente como para tener un criterio (malo o bueno), la primera es la representada por Alf vom Nordhang der Eifel (padre de Gastón) o Kasper Airport Hannover, perros más medianos que grandes, fuertes al modo de un practicante de MMA. En la protección son percutantes, como un latigazo, con un punch inigualable, pero muy deportivos, además de extremadamente amigables con las personas.

La otra, representada por descendientes de Lupano´s Duke como Yackson de Villalazán, son perros algo más grandes, su físico se parece más al de un Crossfitter. En protección son similares a un boxeador, cuyos golpes son penetrantes, pareciendo que quieren traspasar a su adversario, empleando con inteligencia la inercia de sus poderosos cuerpos. Más serios en el trato con personas, diferencian a la gente de casa, con la que son más tiernos que el día de la madre en El Corte Inglés, de los desconocidos. Y no les suele gustar que estos últimos se tomen excesivas confianzas con ellos.

Por desgracia son dos líneas cuyas características fácilmente se difuminan en la cría demasiado abierta, siendo problemático intentar rebajar su impetuosidad a través de incorporar perros técnicos ajenos a ellas en el programa de cría.

Soy una persona muy afortunada, porque cuando supieron que no tenía perro algunos criadores y amigos extraordinarios me ofrecieron cachorros de sus próximas camadas, de estas líneas: Juan Valero, de Orelav, que tiene ahora una camada de Amaroq Clan der Wolfe (sobre este extraordinario perro y sus hermanos hablaré más adelante) con su perra Bora, pero era demasiado pronto para mí, pese a ser una camada tan atractiva y bastante similar sobre el papel a la B de Fontemordant.

También mi amigo Mikel Pino, de Kireba, me ofreció una cachorra de la camada que hará con la hermana de Gastón, Asturbox Enchilada, una extraordinaria hija de Alf que ha mostrado los problemas de exuberancia de carácter y dificultad para ser controlados característicos de su padre: Alf solo tuvo el grado uno de IPO porque era imposible que soltara la manga en protección, a veces me preguntan si pese a ello es un reproductor –trazador diría Fidel Real- tan importante, y siempre respondo: gracias a ello, no pese a ello.

Otros criadores y amigos, que expresamente me han pedido que no les mencione, también me ofrecieron cachorros de camadas maravillosas: gracias a todos, me hicisteis sentirme querido y apoyado cuando todo se veía muy negro tras morir Cata.

Coco Chanel Clan der Wolfe, la madre de esta camada, es la única perra de mi amigo Ángel Font, es resultado de la tripitición de uno de los cruces más exitosos en la cría alemana para IPO, MecBerger Duunari (un perro en el que se muestran las características de Alf, pero suficientemente atemperadas como para lograr los mayores éxitos deportivos) X Kiss Me von der Steinteichmühle, una perra de la misma línea, que tiene a Alf y a una repetición de camada de la madre de Alf como abuelos. De este cruce salieron cuatro camadas: la A (a la que pertenece Amaroq, el padre de la camada de Orelav), la B (incluyendo a Bowie, el increíble perro de Peter Scherk, y el desmesurado Bagdad), la C, la de Coco y la E, logrando que este afijo, con los perros procedentes de este cruce reiterado, entrase en el olimpo de los criadores alemanes de malinois.

Conocí a Coco cuando aún no tenía un año, y me enamoró desde el principio, amigable, buena y divertida, pero fuerte. No sabía sus orígenes entonces, pero le dije a Ángel que era una perra maravillosa, y que era muy afortunado de vivir con ella.

El padre de la camada, Ferro du Mont Sant Aubert, es un hijo de Yackson de Villalazán, un perro de la otra línea que me gusta, que la representa con claridad: además de competir en IPO es un perro de intervención real, que trabaja con su guía, policía, en el control de incidentes violentos en un estadio de futbol alemán. Si alguien no ve la dificultad de hacer un trabajo de intervención real en un estadio, y luego competir a alto nivel en IPO, también en estadios, es que aún no tiene la suficiente experiencia en este campo. El nivel de dureza mental, la capacidad de confiar en su guía y la entrega por el trabajo que se requiere es inmenso. Y además tiene un tamaño perfecto, muy fuerte, muy potente, pero no enorme ni pesado.

Cuando Ángel hizo esta camada por primera vez me pareció muy arriesgada, pues es un outcross y una de las dos cosas que mejor pueden garantizar el éxito de una camada es la consanguinidad sobre perros relevantes. Sin embargo dos de los entrenadores más interesantes de IPO de nuestro país, Juanjo Barragán y Juan Carlos Moreda, se quedaron cachorros de la camada A, que ahora repite, y ¡¡éxito total!! Tanto Joker (Avenger de Fontemordant) de Moreda, como Arnold de Fontemordant de Barragán son dos perros extraordinarios, que pueden verse en múltiples videos de la red: aquí algunos de Arnold y aquí de Joker (Avenger de Fontemordant). Y cuando el río suena….De esta camada también he conocido a Abyss de Iván López (al que agradezco desplazarse para que pudiera conocer a A byss) y he visto vídeos de Argent, que practica Mondioring en Suecia.

Son perros más fieles al tipo mental de su padre, pero con la expresividad de la línea materna y un físico que reúne lo mejor de cada casa. Saludables, atléticos, fuertes, perros con los que salir a correr, llevarles a nadar, o ir a la montaña… Perros que disfrutan con los saltos de cualquier reglamento y pueden superarlos sin problemas, perros rápidos y coordinados de modo que la obediencia resulte vistosa, explosiva. Perros intensos y entregados en el rastro, donde parecen hundir la nariz en la tierra para tomar más el olor.

En protección son perros extremadamente poderosos, con una capacidad para el enfrentamiento de IPO superlativa y no tan fácil e encontrar en malinois, con bocas muy fuertes y poderosas, aunque pueda requerir algo de trabajo que sean tranquilas. Con capacidad para ser tanto percutantes como penetrantes en su forma de combatir, en sus entradas. Perros que disfrutan y hacen disfrutar, porque permiten mostrar la esencia de la protección deportiva, en cualquier reglamento: no son de esos perros que gustan mucho únicamente en uno de ellos, sino de los que gustan a todos quienes aman la protección deportiva. Y todos son muy cariñosos con sus guías, de hecho Ángel me decía que incluso lo eran más que Cocó.

Aquí quiero reseñar el extraordinario trabajo como figurante de Íñigo Sierra con Arnold, Íñigo es el figurante en manga de su generación que más me gusta (mi preferido en el traje es mi compañero de EDUCAN Iván Guillén), su capacidad para ofrecer un combate deportivo exigente y ordenado al perro, sabiendo exactamente cuándo y cómo perder con él, es sobresaliente. Las desavenencias que he tenido con su padre, Nacho Sierra, no deben hacerme dejar de señalar públicamente su maravilloso trabajo, porque hacen falta figurantes así, para explicar el porqué escribiré otro artículo.

Decía que la consanguinidad es una de las cosas que nos permiten elegir una camada con más probabilidad de saber cómo serán los cachorros. Obviamente la otra cosa que lo permite, aún más, es la repetición de una camada exitosa. Como sucede con esta.

La tercera baza ganadora de esta camada es la manera de criarlos: Ángel es uno de los criadores más responsables que he conocido, Cocó es su única perra, que con sus más de cuatro años ahora hace su segunda camada: la paridera está en el salón, al lado del sofá que ahora usa para dormir. Después dispone de unos patios de recreo enriquecidos para estimular la seguridad y capacidades de los cachorros, su manera de modificar el mundo para que sus cachorros lo pisen con firmeza y seguridad, empoderándose de él, es óptima. O al menos a mí me lo parece.

 

«La maternidad es menos dura en el sofá con papi a mi lado»

Todo lo anterior es lo que me hace dar el paso de que MI próxima perra sea de la camada B de Fontemordant, esa seguridad (siempre relativa) de que saldrá similar en carácter y físico a la anterior, esas líneas de sangre sólidas y excepcionales, esas capacidades físicas, mentales, emocionales y afectivas.

Al exponer estos motivos mis compañeros de EDUCAN se han decidido también por esta camada, y escribo este artículo por si es de utilidad para cualquiera que esté buscando un perro con estas características (creo que aún quedan hembras, además de las tres que se vienen a EDUCAN). También el guía de Ferro, el padre, se quedará un cachorro, esta buscando un perro que pueda hacerlo todo tan seriamente y bien como Ferro, y tras ver la primera camada, sabe que esta es una de la formas más seguras de lograrlo.

 

United Colors Of Fontemordant.

Y quiero aclarar -para que conste como declaración de intereses- que, pese a que muchos de estos amigos y criadores me han ofrecido los cachorros gratuitamente yo pagaré la cachorra al precio de venta normal del criador, pues puedo permitírmelo, y creo que así ayudo a que se puedan seguir criando perros que nos emocionen y nos ayuden a crecer, además no me sentiría cómodo hablando así de bien de la camada si creyera que es una manera de “pagar” el cachorro, de devolver el favor. Siempre que me ha parecido he hablado bien de camadas o de criadores (o de adiestradores o de empresas o de seminarios…), y actuar de este modo me permite sentirme libre para seguir haciéndolo.

Aunque debo decir que siempre he esperado que si algún día por mi situación no pudiera pagar un cachorro de malinois alguien me lo ofrezca porque piense que soy una buena opción para hacerle feliz, ahora sé que sería así.

Tengo la convicción de que la camada B de Fontemordant es una camada extraordinaria y una ocasión fabulosa de que nuestra vida se malinoisice de la mejor de las formas posibles. Gracias Ángel, gracias Coco.

Coco quiere su pelota. Ser madre no implica acabar con la diversión.

Sergio Perello y Murguia Jim: el druida y el espíritu.

Sergio Perello y Murguia Jim, el druida y el espíritu elemental.

Pocas cosas me gustan más que hablar bien de otros profesionales del mundo del perro, particularmente si, como es el caso de este post, no les conozco y no tengo que moderar mi entusiasmo por el pudor inevitable al hablar de quienes se quiere. Y pocas veces me lo ponen tan fácil como en esta ocasión.

Sergio Perello y su perro, Murguia Jim, criado por Óscar Murguia, han quedado subcampeones de Inglaterra y séptimos en categoría Supreme. Ningún español había conseguido algo así.

Cuando lo supe –aquí lo cuenta Óscar Murguia– sólo la alegría me pudo sacar del shock. Porque pienso en todo lo que supone que un español, con un perro criado en España, lo haya logrado. Me parece una noticia gigantesca para el adiestramiento en nuestro país, una tan grande que no es justo que no reciba la atención y reconocimiento que merece por todos y cada uno de quienes nos llamamos a nosotros mismos entrenadores.

Me explico.

Cuando hace muchos años –casi veinticinco- conocí el pastoreo con perro en el concurso de Oñati me pareció una disciplina difícil y hermosa.

Al igual que en las especialidades de protección el perro debe escucharnos y dejarse guiar delante de lo que más le atrae, pero el figurante es solo uno y durante los entrenamientos podemos controlar perfectamente qué hace y cómo lo hace.

Al igual que en el rescate el perro debe trabajar a distancia y combinar autonomía y capacidad de decisión con la necesidad de coordinarse con nosotros, aceptando nuestro rol directivo. Pero con ovejas (o gansos, o vacas…) de por medio. Literalmente.

Al igual que en las pruebas de caza el perro debe interactuar de manera autocontrolada ante presas que desearía perseguir y morder, pero aquí son muchas, están siempre a la vista y no aparece cobro ni nada que pueda parecer que cierra una activación predatoria.

Cuando conocí el pastoreo con perro me pareció difícil y hermoso, pero no fue hasta que, encontrándome en el Reino Unido, acudí a varios de sus campeonatos que me apercibí de lo lleno de matices que estaba, de lo que podía llegar a ser.

Aquella gente del Reino Unido no me parecieron adiestradores excelentes sino magos, porque lo que hacían no solo era algo que me sentía incapaz de lograr, sino que no podía ni empezar a imaginar cómo llegaban hasta ello: contenidos y sobrios, guiaban con un aplomo y confianza que hacía pensar que nada podía salir mal, que sencillamente estaban ayudando al mundo a funcionar de la manera en la que debía hacerlo en ese momento, en la que quería hacerlo.

Todo tenía un filtro sobrenatural. Aquellos perros sutiles e inteligentes, parecían saber cómo controlarse ante su propio entusiasmo, dosificándose para disfrutar al máximo de la situación, como expertos en vino en una cata sabrosa y compleja, donde dejarse desbordar por el deseo puede estropear los matices de la experiencia, pero no sentirlo la vacía de sentido. Iban más allá de lo que se puede reconocer como instinto embridado por el adiestramiento, más bien parecían inspirados por la disciplina, como si pastorear fuera algo trascendente para ellos que solo se pudiera entender como un todo.

Y ahora Murguia Jim está entre esos espíritus elementales del pastoreo.

Y ahora Sergio Perello se ha convertido en uno de esos druidas que reordenan y manejan el mundo natural sin que parezcan esforzarse.

Y al hacerlo ensanchan el alma de todos los entrenadores, porque nos muestran que con buen trabajo, con entrega y amor por la disciplina se puede llegar a ser uno de esos personajes de Terramar que me parecieron los pastores ingleses cuando los conocí.

Porque nos hacen ver que, como decía el chef Gusteau, quizá todos podríamos lograrlo si trabajamos cada día para ser mejores que ayer. Si somos capaces de reconocer la excelencia de otros y, en lugar de intentar estropear su brillo con comentarios grasientos que la relativizan, reconocemos toda su maravilla.

Felicidades Sergio, Jim y Óscar, porque habéis logrado un hito extraordinario, pero sobre todo porque nos habéis hecho darnos cuenta de que es posible lograr cosas que parecen inalcanzables. Cuando nos recuperemos de la impresión y la alegría podremos empezar a aprender de vosotros.

El filo de la navaja: razas y tendencias comportamentales.

Orión, destinado a peleas y recuperado completamente en EDUCAN, pidiendo un beso al conductor y gran amor de su vida Manuel Moriche (con premiso de Adriana, su primer amor).

Siempre que uso el blog para promocionar de algún modo a EDUCAN, como hice ayer al informar de nuestras dos nuevas delegaciones en Buenos Aires, me siento algo culpable y en deuda con los lectores a los que desatiendo dejando de escribir durante meses, y a los que someto a un «qué guais somos» en mi vuelta a la escritura. Así que para compensar he cortado un trocito del libro en el que estoy trabajando para posicionarme en un tema peliagudo: la tendencia (o no) de algunas razas hacia algunos comportamientos.

¿Qué hacer cuando el peligro te rodea?

En primer lugar es necesario ser conscientes de que es peligroso –en muchos sentidos- hacer afirmaciones generalizadas que relacionen algún tipo de comportamiento con algunas razas de perros.

Es peligroso porque es fácil igualar a la raza con algunas tendencias comportamentales y etiquetarla de manera negativa, esto ha sucedido incluso a nivel legislativo con leyes infames que condenan a sujetos que no han hecho nada, de hecho juzgan y encuentran culpables incluso a sujetos que aún no han nacido. Algo que deja el de Minority Report como un modelo de justicia excesivamente perezoso y garantista. Y está sucediendo ya, la distopía ha llegado a nuestras vidas sin que la acompañen los coches voladores o las tres conchas para el cuarto de baño.

Es peligroso porque desatiende que algo más frecuente en una raza que en otra no implica que todos, ni siquiera la mayoría, de los individuos que la integran muestren tal comportamiento. Simplemente quiere decir que es un comportamiento que aparece con más frecuencia de la media en perros de dicha raza. Es decir, que si en el conjunto de los perros hubiera un cinco por ciento de sujetos sensibles y entre los border collies un diez por ciento la raza mostraría ¡el doble de sensibilidad que la media! Pero lo cierto es que nueve de cada diez borders no serían sensibles, aunque quedaran etiquetados como raza sensible.

Es peligroso porque mucha gente iguala una tendencia comportamental con un comportamiento, como si ya no pudiera hacerse nada para evitar que aparezca. Como si fuera una profecía inexorable. Y esto es completamente falso, porque es posible trabajar para que no lo haga, además sabemos bastante bien cómo en un gran número de tendencias comportamentales.

Es muy sencillo: haz lo correcto

Pero creo que es más peligroso, lo es a un nivel más profundo, ignorar o negar que existen tendencias comportamentales que son más frecuentes en algunas razas.

Es más peligroso porque negar lo que sabemos que es cierto, ir contra lo que está probado, negar la evidencia científica, es siempre salirse del juego limpio y del trabajo técnico consistente.

La idea de que los perros, de forma innata, son todos iguales comportamentalmente, y que será la educación la que determine por completo cómo actuarán es una idea probadamente falsa, los perros no son tabulas rasas.

La afirmación de que no existen perros peores que otros es cierta a nivel de derechos y de valor intrínseco, pero no respecto a tendencias concretas de comportamiento, que –por supuesto- no implican una mayor o menor valía como sujetos. Y además todos los entrenadores, incluso los que lo niegan en su discurso, lo sabemos.

¿Nos asomamos a la ventana que abre la ciencia o preferimos darle la espalda? Cata y Gastón Yinyangeando en el sofá.

Recuerdo a un entrenador que solía escribir o hablar (en público) como un verdadero telepredicador al respecto de este tema, usando un discurso que negaba casi con furia la influencia de la raza en ningún problema de comportamiento. Debo reconocer que me desagrada quien actúa desde una profesión técnica como desde un púlpito, y un día, en una conversación informal me permití ser un poco incisivo con él.

Estaba afirmando, después de unos seminarios de pastoreo, que los border collies eran los mejores para ese trabajo, así que le comenté, como quien no se da cuenta de lo que está diciendo, que con esas prestaciones quizá fuera buena cosa emplearlos como perros de asistencia en mucha mayor medida de lo que se hacía. Entonces, porque era un tema que él creía controlar (como todos, por otra parte), me explicó con benevolencia que los labradores eran una mejor opción porque importaba más el hecho de que pudieran desenvolverse en ambientes estresantes de manera consistente que el hecho de ser capaces de atender y responder a un montón de acciones complejas.

Había caído en la trampa y no pude evitar hacérselo notar: “O sea que afirmas que, como raza, los border collies son PEORES para el trabajo de asistencia, mientras que los labradores, como raza, son PEORES para el de pastoreo.” Se quedó blanco. Creo que no había pensado hasta ese momento que el concepto MEJOR es comparativo, y que si alguien es mejor en algo es que otros son peores en eso mismo. Y eso no cambia el valor de cada uno de ellos como sujeto único y merecedor de derechos. Si crees que hay razas que son mejores de manera innata para determinadas cosas también crees que hay otras que son peores, como efectivamente así es. Aunque, por supuesto, esto no quiere decir que no existan muchísimos individuos en todas las razas que sean excelentes haciéndolo y que sea estupendo entrenarles para ello, porque se lo pasarán muy bien y lograrán grandes resultados. No son dos conceptos opuestos, son dos verdades que conviven.

Esto nos lleva al último punto – el más importante- de los que hacen más peligroso negar que existen predisposiciones comportamentales relacionadas con la raza que aceptarlo. Y es que al negarlo les negamos a los perros que más lo necesitan la posibilidad de una educación preventiva, que tome en consideración que en determinada raza sería más probable que apareciera un problema concreto y dedicarle más tiempo a evitarlo.

Si negamos las tendencias comportamentales cerramos la posibilidad de la mejor educación posible, negamos la política preventiva. Educar a todos los perros del mismo modo es una idea incorrecta: algunos requerirán más atención aprendiendo a gestionar entornos estresantes, mientras que en otros el tiempo estará mejor invertido en jornadas de socialización y trabajo de mejora de sus competencias relacionales. Y para eso es para lo que nos debe servir conocer las tendencias comportamentales que la ciencia ha demostrado reiterada y consistentemente en determinadas razas o grupos de razas caninas.

… Una última vuelta de tuerca

Hace años escribí uno de los artículos que más comentarios favorables han recibido de todos los publicados aquí: La socialización de las razas sensibles, que justamente exponía cómo ayudar con trabajos precoces a evitar que estos perros desarrollasen miedos u otros problemas emocionales ¿creéis que hubiera recibido la misma acogida cualquier propuesta de política preventiva que partiera de la tendencia de algunas razas a mostrar «otros» comportamientos problemáticos? Pues a nivel conceptual y estructural sería exactamente lo mismo, mismito, mismo. Revisemos nuestros prejuicios, pongámoslos frente a nosotros y abandonémoslos. Ya.

 

Dilbert siempre tiene razón en cosas de trabajo técnico

Por qué no me gusta el término «leer a los perros» (II)

Pero «leer CON el perro» sí que me gusta 😉

El post que puse ayer ¿Leer a los perros? Not my cup of tea, en el que hablaba de que no me gusta el término leer a los perros y considero que tiene efectos nocivos, ha tenido algunas respuestas interesantes, tanto en el blog como en mis redes sociales, que requieren una respuesta detallada.

Comenta Chema sobre mi antipatía al término leer a los perros lo siguiente:

“Bueno, pues dentro de mi ignorancia infinita, m encuentro con que la quinta acepción del verbo “leer” según la RAE es: «Descubrir por indicios los sentimientos o pensamientos de alguien, o algo oculto que ha hecho o le ha sucedido». Luego, lingüísticamente hablando, ¿estaría correcto?. Un saludo”

Creo que es una observación muy interesante, porque contiene lo necesario para desgranar los argumentos que me llevan a opinar que: sí, pero no.

O sea, que sí es correcto, pero no creo que deba usarse.

Eso sí Marcos, cuando las explicaciones detalladas entran por la puerta, la brevedad sale por la ventana. Lamento dejar el laconismo del primer post que tanto te había gustado. No se puede tener todo.

Empezando por la conclusión: no creo que sea exactamente (y después me explico) incorrecta la expresión leer al perro, creo que es inadecuada. Que no me gusta, vaya. Porque, en mi opinión, es correcta del mismo modo que lo es amo, puesto que poseemos legalmente a los perros, que no tienen el estatus legal de sujetos, sino de objetos. Nadie puede negar la corrección literal de la expresión amo, pero lo cierto es que cuando se considera a los perros como sujetos y no como a objetos es difícil que guste, y será probable que se prefieran otras expresiones que, siendo también correctas, acoplen mejor con la forma en la que vivimos nuestra relación con los perros.

Por eso digo en el post que no me gusta, no que sea incorrecta.

Para ver porqué no me gusta debemos desplegar el motivo de que antes haya dicho que no es “exactamente” incorrecta.

Y es que, como bien citas en el significado de la RAE, la “lectura” del otro no hace referencia a la recepción de información intencional, directa y expresa, sino a “descubrir por indicios” y después a “algo oculto”. Ahí es donde está el problema.

Los indicios son, según los dos significados de la RAE (los paréntesis y negritas son míos):

  • Fenómeno que permite conocer o inferir la existencia de otro (fenómeno) no percibido.
  • Cantidad pequeñísima de algo, que no acaba de manifestarse como mensurable o significativa

O sea, que hace referencia a (1) leer esas señales sutiles que implican algo subterráneo que no se muestra y/o que nos (2) permiten descubrir que sucede algo con el perro que no vemos de manera expresa.

Ahí esta el problema. Por eso tampoco creo que sea exactamente correcta.

Si consideramos que son los indicios los que deben llevar el peso de la comunicación mal vamos (este es un tema que trate extensamente en Tu perro piensa y te quiere).

Claro que es conveniente leerlos, pero como fuente secundaria: lo primero debería ser atender a la información que se nos trasmite de forma intencional y expresa. Y potenciar que el perro use y busque usar cada vez más esa comunicación voluntaria para decirnos cómo le hace sentir lo que sucede y hacemos, con lo que cada vez sería menos necesaria la lectura de indicios como fuente principal de información sobre cómo va la relación.

Los indicios, como dice la RAE, se leen, las comunicaciones directas se escuchan. Y creo que debemos leer menos y escuchar más a los perros.

Porque si alguien me dice claramente “me molesta/gusta eso que haces” no necesito leer indicios sutiles de que está a gusto/disgusto. Y esto los perros lo hacen, lo pueden hacer, con su señalética social voluntaria.

Por eso para mí el trabajo ideal ofrece al perro una situación en la que puede, y sabe que puede, expresarse con claridad, en la que no necesitemos los indicios como fuente principal de información. En la que lo importante sea escucharle, atender a la información expresa e intencional que nos envía, y no leerle, fijarse en los indicios sutiles e involuntarios que da.

Veamos unos ejemplos:

¿Si el perro me trae el juguete y me lo pone a los pies debo leerle o más bien escucharle?

¿Cuándo se tumba conmigo en el sofá y da con la cabeza en la mano para que le acaricie debo leerle o más bien escucharle?

Esto no quiere decir que no convenga, además atender y reconocer los indicios:

Debo leerle cuando gira 22 grados una oreja y eso me muestra que está a otra cosa.

Debo leerle cuando su forma y lugares de descanso varían y eso implica una modificación de su estado de bienestar.

Porque reconocer los indicios y actuar de acuerdo con ellos es una muestra de calidad de un buen entrenador.

Pero estas lecturas deberían ser la salsa en el plato, y no su componente principal.

Si la forma de hablar de alguien expresa que la salsa es la base de su cocina, y nunca alude a la importancia de la calidad del ingrediente principal no seré yo quien vaya a comer a su restaurante.

Así pues, resumiendo, creo la expresión es correcta, pero no del todo, porque pone el foco en los indicios, que son involuntarios, y no en la comunicación voluntaria, expresa e intencional. Que es donde creo que debería estar.

Por lo anterior no me gusta, aunque sea (prácticamente) correcta la expresión leer al perro como elemento principal de la calidad de un entrenador y prefiero escuchar al perro.

¿Entonces todo esto es una cosa de esa mierda del lenguaje políticamente correcto?

Ahora se me podría hacer una objeción razonable ¿no es esto cogérsela con el papel de fumar de lo políticamente correcto?

Esta crítica es aparentemente lícita, porque en varias ocasiones yo mismo he denunciado que está apareciendo un lenguaje cursi y absurdo dentro del mundo del perro, que me parece que dificulta la comunicación técnica (entre profesionales, no con los perros) sin aportar beneficio alguno, incluso resultando perjudicial.

La base está en que yo creo que las cosas deben hacerse –decirse/escribirse en este caso- por algo, con un objetivo, cuando una expresión solo resulta más “bonita” y no evita un rumbo de pensamiento nocivo no debería adoptarse, por eso no comparto cosas como usar las palabras peludos, cuatro patas, perrihijos en lugar de perro, que no tiene ninguna connotación negativa, ni implica un rumbo de pensamiento objetualizador, especista ni peligroso o nocivo en ningún sentido para ellos.

E incluso voy más allá, tampoco me gustan los eufemismos que facilitan acciones graves, odio cosas como dormí al perro. Ni siquiera me gustan los términos eutanasia ni sacrificio, pues tienen un tono positivo que suena demasiado bien y parece facilitarnos en demasía tomar la decisión unilateral de acabar con una vida, de matar a un individuo que es, que habrá sido, irrepetible y que no volverá a sentir ni a interactuar con el mundo. Una personalidad que se borra, una manera única de actuar que desaparece. La muerte es terrible, y es terrible nuestro poder de decisión sobre la vida de los perros, y ya sucede que a veces nos pesa demasiado nuestro sufrimiento o incomodidad -no creo en absoluto en esa idea generalizada de que normalmente somos muy generosos matándoles para evitarles sufrir, antes bien creo que esta decisión suele tomarse demasiado rápido- si le sumamos palabras bonitas me parece que subimos demasiado el riesgo de tomar una decisión precipitada. Yo siempre hablo de matar, lo que creo que elimina sesgo positivo, pero entiendo que en textos técnicos sean correctos, al fin y al cabo eutanasiar es provocar la muerte para evitar el sufrimiento, pero aún así mi postura personal es preferir la palabras más duras en estos casos.

Entonces ¿cuáles son las consecuencias nocivas que veo en la expresión leer al perro?

En mi opinión son tres:

1 Desvío del foco de atención de lo prioritario. La más grave a nivel técnico.

Si nos centramos en los indicios, si les damos el primer lugar como elemento valioso para la interacción con el perro, secundarizamos el atender, promover y escuchar la comunicación voluntaria e intencional del perro, que debería ser la prioridad comunicativa. Esto es lo que he expuesto al principio en detalle.

2 Objetualización de la relación. La más grave a nivel relacional.

El enfoque en la lectura de indicios, en descubrir y aprovechar las intenciones y deseos del otro a través de su comunicación no intencional, le objetualiza. Porque buscamos cómo manejarle y actuar sobre él de acuerdo a lo que no ha expresado voluntariamente.

Aquí reconozco que influye bastante mi feminismo (sí, además de animalista soy feminista, así pongo más fáciles las descalificaciones ad hominem), y es que esta visión de lectura de indicios, de “expertos lectores de indicios” es lo que ha propulsado la existencia y fama de elementos tan repugnantes como Alvarito Reyes, que se dedica a explicar cosas como que si una chica al decirte “no quiero ver tu puta cara en el resto de mi vida, baboso de mierda” –comunicación clara, expresa e intencional- se inclina de manera que puedas entrever su escote –indicio involuntario- es que lo que quiere, aunque probablemente no sea completamente consciente de ello, es que te la folles.

Y me parece que ya tenemos rulando bastante lenguaje que lleva a justificar y promover la unilateralidad en el trato hacia los perros, si podemos ir cambiándolo por expresiones que les aporten más voz, que los conviertan en una parte más activa del proceso, deberíamos hacerlo.

Sin eliminar la unilateralidad no podemos realizar una tutela responsable y eficaz, si el perro no tiene capacidad de expresar voluntaria y directamente, no a través de indicios, lo que siente y opina sobre lo que sucede para influir en ello solo podremos aspirar a una especie despotismo ilustrado: todo para el perro, pero sin el perro.

Y aquí quiero responder a Alex, que en el post escribe:

“¿No crees que puede haber una lectura bidireccional si tenemos.en cuenta que el perro nos “lee” a nosotros también constantemente muestro lenguaje corporar, manera de actuar y demas? No estoy de acuerdo en que por leer al perro se le robe la condición de interlocutor…
Por ejemplo el término se utiliza mucho en el deporte como “leer al rival” y no se objetualiza ni se le quita a ese rival su capacidad innata de comunicarse, simplemente en leer sería la manera de otro de interpretar ciertos gestos, conductas, expresiones corporales etc..
Vaya por delante que creo entender a lo que quieres hacer alusión pero discrepo en que por leer al perro el pierda su capacidad de interlocutor y no pueda hacer él lo mismo con nosotros..”

Piensa, en primer lugar, que el ejemplo que has puesto es muy claro: leer al rival, a quien no desea comunicarnos sus intenciones, a quien deseamos ganar. Normalmente siempre que se habla de leer a alguien hacemos referencia a quien no desea o no puede comunicarse con nosotros franca y directamente. El rival no quiere que sepamos sus intenciones, por eso la lectura de indicios es tan valiosa. En aprendizaje social -como conté en TPPYTQ- es muy, muy importante la diferencia entre indicios y comunicación expresa. Los indicios nos sirven principalmente para eso, para saber lo que otros sujetos sociales no quieren que sepamos.

Además, y de eso hablé bastante en mi último libro, es falso que los entrenadores busquen una lectura bidireccional de indicios. Precisamente suele buscarse lo contrario, que el perro se siente antes de nuestra palabra sienta, porque le hemos dado indicios corporales de que se lo vamos a pedir, es algo que aprendemos a eliminar ¡¡no queremos que el perro nos lea, queremos que nos escuche!! No queremos que pueda anticiparse a nuestras indicaciones expresas, queremos que espere a nuestra comunicación intencional y clara, y bien que trabajamos para que sea así. Y cuando le damos una indicación “camuflada” antes de un ejercicio, por sutil que sea, no cuenta: porque seguimos teniendo intención comunicativa clara y expresa.

Más bien, mientras buscamos leer al perro, trabajamos para que él no nos lea, sino que nos escuche. Muy simétrico no suena. Porque no creo que nadie diga que cuando el perro se sienta al decirle sienta nos esté leyendo, al menos no en el sentido que le da la RAE y que citaba Chema.

Otra cosa es lo que plantea Olga: la importancia del reconocimiento de indicios cuando la comunicación intencional y expresa, por algún motivo, es insuficiente. Por supuesto que entonces es de máxima relevancia leer lo que desea, lo que necesita el otro a través del mínimo indicio que nos dé y debemos centrarnos en hacerlo, pero cuando la comunicación intencional y expresa es suficiente ahí es donde debe estar la prioridad. Y no hablo de dejar de atender a los indicios, sino de colocarlos en segundo lugar cuando la comunicación voluntaria pueda estar en el primero.

3 Aumento del ya excesivo misticismo que existe en nuestra profesión.

Es la menos importante, sin duda, pero todo lo que vaya quitando del mundo del perro ese rollo de gurús, “capacidades especiales” y basura de autoayuda en general me parece bueno y saludable.

Esto no es una enmienda a la totalidad, no todos quienes usan o han (hemos, que yo también la empleaba hace años) usado la expresión de leer al perro, están en el grupo de quienes promueven estas cosas. Pero para quienes promueven estas visiones lo de leer a los perros sí que suele ser uno de los pilares de su ideario, por aquello de que se necesitan años, agudeza, dones especiales y bla, bla, bla.

Afortunadamente es muy sencillo diferenciar el grano de la paja: si cambias «leer al perro” por “reconocer los indicios no intencionales del perro” y el discurso sigue siendo coherente y consistente sencillamente es una manera de expresarse (que no me gusta) dentro de una propuesta seria. Pero si al hacer el cambio la cosa se queda sin cimientos, resulta confusa, poco clara y se tambalea es que nos estaban dando mística de saldo por adiestramiento técnico. Y este es un experimento fácil que cualquiera puede hacer en casa 😉

Espero que esta exposición de los motivos por los que no me gusta la expresión leer al perro, prefiriendo escuchar al perro sea suficientemente clara y detallada, porque tengo que volver a sumergirme en el trabajo y desaparecer de las redes sociales.

EDUCAN en Valencia: lo bueno es crecer con los buenos.

¡¡Reabrimos una de nuestras delegaciones históricas, Valencia!!

Y lo hacemos de la mano de dos personas a las que quiero y admiro más allá del plano profesional: Susana González y Jorge Andreu. De hecho, este post no es tanto para anunciar la reapertura de la delegación, como para explicar cuál ha sido el proceso de cómo hemos decidido trabajar juntos. Porque ha sido bonito y emocionante.

Susana González: «Esta tía es la pera»

Susana y Moon en EDUCAN

Susana y Moon en EDUCAN

Hace un tiempo se puso en contacto conmigo, no recuerdo si por teléfono o por mail, Susana González, de ActivaDogs en Valencia.

Ya conocía a Susana -coincidimos hace años en un seminario- pero no tenía una opinión formada acerca de ella. Sabía, de manera difusa, que era entrenadora profesional, que colaboraba con protectoras y que practicaba OCI. No es mucho, pero es que Susana tiene una característica que la define: es tremendamente discreta. Y en este mundillo del perro donde todos estamos sobreactuados y tendemos a las declaraciones grandilocuentes, donde parece que buscamos por unos u otros medios ser los protagonistas de la película, quienes no emplean un discurso maximalista tienden a situarse por debajo del radar.

Así que me sorprendió cuando, clara y ordenadamente, pero con toda la gentileza posible, me contó que tenía interés en conocer el trabajo COGNITIVO-EMOCIONAL, porque le generaba dudas sobre si podría resultar demasiado invasivo con los perros o tenía limitaciones de algún otro tipo.

Me aclaró que le gustaría viajar desde Valencia, porque deseaba hablar personal y detalladamente sobre ello, dando ocasión a que pudiéramos exponer y analizar cada cosa en detalle.

Susana vino a Madrid y dedicamos una mañana a hablar sobre perros, sobre entrenamiento y sobre deontología profesional, era muy consciente de que hacer las cosas bien es un proceso complejo y continuo, más hacia dentro que hacia fuera y sin final. Porque nuevos conocimientos redefinen lo que hacíamos hasta ayer, o nos permiten hacer nuevas cosas.

Siempre valoro y agradezco que alguien se plantee conocer realmente el trabajo COGNITIVO-EMOCIONAL, salir de las simplificaciones, de los hombres de paja y de cualquier acercamiento sectario (sea a favor o en contra).

Y cuando se fue lo dije por primera vez: “Esta tía es la pera”.

Susana se apuntó a nuestro curso de Adiestrador Canino y Técnico en Gestión del Comportamiento COGNITIVO-EMOCIONAL, aquí no traté con ella demasiado, porque no daba clase en su curso. Pero cuando le pregunté a Javier Moral, nuestro jefe de estudios, por ella me resumió su impresión: “Es la pera.”

Después se apuntó al Curso Avanzado, y ahí sí tuve ocasión de trabajar y tratar con ella largamente. En ese curso «conectamos» en el ámbito profesional: no le gustaban los símiles o metáforas para simplificar la explicación de las cosas, sino que quería conocerlas en toda su complejidad. De principio a fin, desde la ciencia de base que las sustenta hasta la manera segura y eficaz de aplicarlas. Sin buscar atajos, sin buscar explicaciones “for dummies” para procesos complejos.

Sobre las sensaciones durante ese curso en concreto escribí este post.

Y empecé a descubrir a Susana.

A descubrir que lleva años siendo una entrenadora comprometida y no hablo de grandes declaraciones en las redes sociales. Que eso es fácil, y al final solo sirve para sentirse estupendo uno mismo.

Hablo de trabajar cada día, uno detrás de otro, para ayudar a los perros que están en refugios.

Hablo de preguntarse cada día, uno detrás de otro, cómo hacer que los entrenamientos sean éticos y eficaces.

Hablo de comprometerse con sus perros, con los de la protectora y con los de sus clientes cada día, uno detrás de otro, para que la convivencia entre perros y personas sea una la puerta de acceso a la felicidad para ambas partes. Pero un poco más para el perro, que es mú perrista.

A descubrir a una entrenadora extraordinariamente inteligente, pero que no hace ningún alarde de nada. Tienes que ser tú quien se fije en lo que hace, en cómo lo hace y en lo que consigue para darte cuenta. Ella ni cuenta ni exhibe que es estupenda, más bien tiene un educadísimo pudor, tan inusual como refrescante, que la lleva a ser muy, muy discreta sobre lo que sabe y hace bien. Hay que estar atento, hay que dedicar un tiempo largo a fijarse para saber lo inteligentemente que trabaja. Y eso me gusta.

Me gusta la gente que es más cuanto más te fijas.

Me gusta la gente en la que tienes que ahondarte para conocerles.

Durante el curso, aunque no en horas lectivas, analizamos juntos algunos problemas que tenía Moon, su border collie rescatada, al trabajar OCI. Al hacerlo descubrí y, sobre todo, disfruté de su agudeza para analizar las cosas, de lo afinadísima que es como entrenadora y de una cosa que quizá es la que más valoro: de manera natural trabajaba en equipo.

Esta capacidad no es frecuente de encontrar entre los entrenadores, que somos unas prima donnas del siete. Normalmente o bien intentamos hacer las cosas como nosotros creemos que deben hacerse o bien dejamos el trabajo en manos de otro entrenador, que consideramos que nos puede solventar el problema. Y luego ya veremos cómo aplico yo en casa lo que haga.

Con Susana, al realizar un trabajo conjunto, las áreas de análisis y decisión se reparten con naturalidad de acuerdo a las capacidades y conocimientos de cada uno de los entrenadores participantes, de manera fluida cada uno sabe dónde enfocarse y asumir responsabilidades directivas, y dónde dejar que sea nuestro compañero quien nos dirija mientras ponemos nuestro trabajo a su servicio, con un feedback mutuo fluido y natural, donde que el otro sepa más en algo no minimiza al compañero, ni le genera inseguridad, sino que le fortalece, le afirma en sus conocimientos y le hace crecer. Un trabajo donde ninguno pude atribuirse el mérito del avance, porque es claramente un producto cooperativo. Esto no es sencillo pero es que… ¿he mencionado ya que Susana es la pera?

Al final de nuestro curso avanzado, además del resto de conocimientos, Susana había desarrollado una técnica individualizada para Moon, que le permitía tanto gestionar el estrés que pudiera generarle el entrenamiento, como eliminar el que tuviera acumulado, llevando a la perra a lograr la concentración relajada: disfrutando de lo que hacía y mejorando su bienestar.

Después de trabajar juntos y descubrir lo bien que lo hacíamos, lo natural, enriquecedor y eficaz que nos resultaba a ambas partes, quisimos seguir haciéndolo de manera permanente. Y tras estudiarlo nos pareció que Susana sería perfecta para incorporarse a EDUCAN, como delegada en Valencia, con ella allí podríamos llevar nuestra sinergia hasta sus máximas posibilidades.

Jorge Andreu: el hombre bueno del mundo del perro.

Jorge y Rayo

Jorge y Rayo

Así que Susana acudió de nuevo a Madrid, en esta ocasión para recibir la formación interna que realizamos para nuestros delegados. Y fue entonces cuando nos dijo que había pensado en contar con Jorge Andreu para la delegación de EDUCAN en Valencia ¿Cómo lo veíamos?

Pues hombre, considerando que Jorge es mi amigo y alguien por quien siento admiración tanto personal, como profesional (ya sea como entrenador o como artesano y director de GoodCan), pues me parecía maravilloso. Un fichaje perfecto.

Además Jorge es de las pocas personas que conozco en el mundo del perro sobre las que todo el mundo tiene una opinión unánime: es un hombre bueno, que es lo mejor que se puede decir de nadie, porque es lo mejor que se puede ser. Jorge es un Botswan humano, lo que no es ser poco: la bondad sin debilidad, la honestidad sin simpleza, la ética sin vanidad…

Así que Susana llamó a Jorge para contárselo, para proponérselo y ver si le interesaba. También le comentó que tendría que hacer los cursos de EDUCAN para conocer en profundidad los protocolos de trabajo COGNITIVO-EMOCIONAL (por nuestra amistad y por diferentes seminarios Jorge ya conocía bastante del C-E), por desgracia tendría que esperar hasta Abril de 2017, porque ese mismo día empezaban nuestros cursos y él estaba justo en un seminario de OCI al otro lado de España.

¿Que si le interesaba? Jorge agarró su furgoneta y al día siguiente estaba en Madrid empezando el curso con su compañero Elvis (mi viejo, dulce y tierno amigo Elvis, de quien he podido disfrutar estos días en vivo, porque en video me lo conozco mejor que a mis perros).

Jorge no tuvo dudas porque el sí conocía bien a Susana y, como nosotros, tenía la convicción de que trabajar con ella no sólo era una garantía de éxito profesional, sino de disfrutar del camino y de hacer las cosas de manera honesta, ética y comprometida.

Y así ha empezado esta aventura en la que todos estamos muy ilusionados y felices, no por los resultados, que serán fantásticos, sino por tener la ocasión de trabajar juntos.

Me hace muy feliz que EDUCAN crezca con los buenos, porque los buenos hacen cosas buenas. Y eso es lo que importa.

#nadasepareceaEDUCAN #súmatealCOGNITIVOEMOCIONAL #tuperropiensaytequiere

Lo que dice Susana González y el final de nuestro Curso Avanzado Abril 2016.

Hoy, tras terminar nuestro curso avanzado extensivo, al encender el ordenador me encuentro con estas palabras de Susana González, directora de ActivaDog:

Post en Facebook de Susana González al terminar nuestro curso avanzado.

Post en el Facebook de Susana González al terminar nuestro curso avanzado.

 

Uno de los momentos más cansados del año para mí suele ser justo después de nuestros cursos avanzados, porque es un curso difícil con el que los alumnos adquieren un fuerte compromiso, lo que lleva a que los días de exámenes teórico y, sobre todo práctico, sean técnicamente complejos y emocionalmente agotadores para todos los que participamos.

Los exámenes tienen algo eminentemente desagradable e injusto para todas las partes: los alumnos han de mostrar su trabajo con los perros “aquí y ahora”, los profesores debemos evaluar a alumnos que también son colegas profesionales, lo que siempre es incómodo -salvo que uno tenga un cierto complejo de Napoleón- porque rompe la siempre deseable horizontalidad en la relación.

Pero tengo la convicción de que estas exigentes pruebas finales son la manera de lograr un cambio de mentalidad necesario no solo para aprovechar nuestro curso avanzado, lo que es coyuntural, sino para conseguir que los entrenadores que formamos dejen para siempre de ser únicamente replicadores de las técnicas que aprenden y pasen a ser capaces de diseñar maneras de trabajar con los perros completamente nuevas, propias y adaptadas a sus talentos y capacidades.

Y al final, con el bajón del cansancio siempre tengo la duda de si merece la pena que todos pasemos tanta tensión, si no sería mejor hacer algo más sencillo, menos duro, para evaluarles. Si no termina siendo algo que distorsiona y tensa el cariño y respeto que siento, que sentimos, por su individualidad como entrenadores.

Hoy al encender el ordenador me encuentro con estas palabras de Susana González, que durante el curso ha desarrollado de manera autónoma una técnica completamente nueva para solventar un problema de entrenamiento que arrastraba con su compañera Moon, y me ha emocionado muchísimo. Porque llega justo en el momento de las dudas y el agotamiento, porque refleja exactamente el espíritu de nuestro curso avanzado.

Llegan estas palabras con un timing ( o como se diga Noemí 😉 ) perfecto y vencen al cansancio y a las dudas, consiguiendo restaurar el primer evaluador de un buen trabajo COGNITIVO-EMOCIONAL: mi estado emocional vuelve a ser perfecto.

Gracias Susana González, pero también…

Gracias Virginia por la sangre verdísima como la esperanza. Por la lección de constancia y esfuerzo, y gracias a tu familia y amigas por el esfuerzo y el apoyo. Y: 2-3-4, tampoco tiene mucho mérito recordarlo 😛

opinion avanzado 3

Gracias Juan Manuel y Noemí por la discreción en la inteligencia y por las prorrogas para la calidad.

Gracias Iván y Vanes(s)a 😉 por la naturalidad, por la normalización, del entrenamiento.

Gracias Óscar y Rocío por el compromiso con vuestros perros, por el compromiso con vuestros amigos. A un amigo no se le deja sólo cuando tiene problemas.

Gracias Carlos por disfrutar en todo momento, aun cuando las cosas no parecían fáciles.

Gracias Álvaro y Santi Aldea por la constancia, por vencer la desconfianza y romper pronósticos.

Gracias Esther por dejarme trabajar con una persona tan grande como Zeus, y gracias Luis por ayudarle a ayudarte: e-xi-ta-zo.

Gracias Eduardo por la buena onda, el compañerismo, la discreción, los textos, las fotos de copas y por reavivar la Dobermannfilia.

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Gracias Tomás por no dejar que todo lo que está alrededor te arrastre el pensamiento y con él la forma de adiestrar.

Gracias Mario por romper tópicos sin dejar de bromear sobre ellos.

opinion avanzado

Gracias Asier por la persistencia, la implicación y… por quedarte 🙂 🙂

Gracias Diego por tomarlo tan en serio, aunque a veces eso duela.

Gracias Gema por venirte, incluso sin carnet.

Gracias María José por el humor y por poner los puntos sobre… la perra.

Gracias Santi Bernal por cómo entiendes los protocolos y por la manera de analizar cada problema que surgía.

Gracias María Moreno por querer ir más allá de la conducta y dejarme que te ayudara a mejorar cosas más importantes.

Gracias Ío (a ver qué pongo para que llores…) por decirme cómo te había hecho pensar  y, sobre todo, sentir el curso. Fue importante y revitalizador para mí.

Gracias Andrea por dejarme llevarte por las ramas cuando tú preferías ir al turrón.

Gracias Isidro por mostrar un excelente trabajo, por reconvertirte y por empezar de nuevo con nueva ilusión.

Gracias Susana Lozano por la naturalidad en cooperar con los perros, por enseñarles y tratarles con tantísima consideración y gentileza.

Gracias Tania por el buen humor, los esfuerzos tecnológicos y la buena onda.

Y por supuesto gracias a las compañeras de EDUCAN que hacían este curso, María Martín y Pili Pérez, que solo con estar ya me alegraban el día, y a mis compañeros Javier Moral, el mejor profesor que conozco en el mundo del perro, a Eliana González, que es una de las personas más impresionantes que he tenido el lujo que conocer, Eva y a María José, que nunca fallan.

Gracias a tod@s por la confianza, por el esfuerzo, por creer que el ÉXITO se aprende y, sobre todo, por el privilegio de trabajar con vosotr@s.

curso adiestrador avanz-abril-2016

 

#elÉXITOseaprende #nadasepareceaEDUCAN #súmatealCOGNITIVOEMOCIONAL #EDUCANesEDUCAN

 

Adaptarse o perder, tendencias actuales del mercado profesional canino.

 

#elexitoseaprende

No todo lo que hace un empresa dedicada a la educación canina y la formación de profesionales está directamente relacionado con los perros. Existe mucha labor indirecta necesaria para mantenerse en una buena posición e intentar mejorarla cada día.

Uno de los trabajos “no caninos” que me corresponden en EDUCAN es interpretar los datos del mercado para detectar sus tendencias y tomarlas en consideración a la hora de diseñar, adecuar y publicitar unos u otros servicios.

Hablar de tendencias puede sonar algo rebuscado o alejado de nuestra labor como entrenadores, pero no es sino la inclinación hacia lo que hacemos del conjunto de personas que podrían contratarnos: cuán dispuestos están a invertir en educación canina, qué desean obtener al trabajar con nosotros y cómo les gustaría se desarrollase nuestra relación con ellos durante la prestación del servicio.

Y es importante, nadie es un buen profesional de nada si no tiene clientes.

No podríamos ayudar los perros y a las personas a entenderse si no interesasen nuestros servicios. Las empresas cambian el mundo en la medida exacta de su éxito: el impacto de nuestros conocimientos, de nuestra manera de entender la convivencia entre perros y personas es proporcional a la posición que tenemos en el mercado.

Hace unas semanas tuvimos una reunión destinada a redefinir el rumbo profesional de EDUCAN para adaptarnos a los cambios de tendencia en el mercado, basándonos en mi interpretación sobre cuáles son dichos cambios. Esta es de las responsabilidades directivas que más me abruman, acertar o fallar en este punto será muy determinante para el futuro de la empresa.

Si acertamos y somos de los primeros en adecuar nuestra oferta tendremos un tiempo de ventaja sobre la competencia, que seguirá ofreciendo servicios que ya no son exactamente lo que quieren sus potenciales clientes.

Si fallamos… mala cosa 🙁 🙁 . Haremos cosas que resultarán menos atractivas que las de nuestros competidores.

Pero si no hacemos nada terminaremos copiando a los que sí hayan sabido adelantarse y nos costará mucho salir de su rebufo. Siempre he creído que es mejor arriesgar que depender de agarrarse a la estela del éxito de otros.

En mi opinión (y todo este artículo debe considerarse como eso: una opinión) estamos en un momento muy fuerte de cambio de tendencia, que ha llevado a que nos planteemos acometer bastantes novedades en EDUCAN y -con permiso de nuestro Director de Marca que a veces me dice que comparto demasiada información valiosa- me gustaría exponer lo que creo que se avecina en el sector.

1 Residencias caninas, de nuevo en el juego.

Las residencias caninas, con la necesidad de mantener unas instalaciones y, en muchos casos, personal contratado, han sido de los negocios de nuestro sector más perjudicados por la crisis: sólo las mejor posicionadas han resistido bien, y aún así, en muchos casos les ha sido necesario recurrir a nuevos servicios que permitieran aprovechar de manera innovadora toda su estructura, como cursos de adiestramiento o actividades colectivas.

Afortunadamente para ellas, creo que eso ha terminado y que ahora es un buen momento para emprender acciones promocionales, porque muchos de sus potenciales clientes introdujeron un perro en sus vidas durante los peores momentos de la crisis y hasta ahora no se han planteado buscar una residencia de referencia.

Quienes sepan llegar los primeros y ofrezcan seguridad, calidad y buen trato captarán gran parte de estos nuevos clientes. Y para una residencia eso puede suponer una bolsa de ingresos fidelizados durante muchos años.

Si tienes una residencia creo firmemente que este es el momento de poner toda la carne en el asador para darte a conocer o aumentar tu presencia publicitaria.

2 La educación canina, más pero diferente.

Los servicios de adiestramiento también aumentarán su demanda (ya lo están haciendo) en un futuro próximo, y mucho. Pero aquí no se trata solo de cantidad, sino que el tipo de servicio y la forma de darlo van a sufrir transformaciones determinantes.

Hasta ahora mismo buena parte del éxito de las empresas de educación canina estaba en tres tipos de servicios:

  1. Por un lado los “packs” económicos, que fragmentaban el adiestramiento para cubrir un área concreta demandada por los propietarios. Un buen ejemplo de este primer grupo serían los cursos para que los perros no tiren de la correa.
  2. Por otro lado las clases colectivas, como las de cachorros o perros jóvenes, en las que se abarata el coste para el cliente y se optimiza el tiempo del profesional, además de darle una dimensión más social y lúdica al servicio.
  3. Por último estaban los que siempre resultan menos afectados por las crisis: los problemas de comportamiento, particularmente la gestión de problemas emocionales, como la ansiedad, la agresión o el miedo. Estos son los servicios que más se necesitan, los que no pueden posponerse o ignorarse, y por ello, salvo imposibilidad económica, son los que mantienen una demanda más homogénea en todas las circunstancias.

Ahora, EMO, van a volver unos antiguos amigos, que ya teníamos casi olvidados por su pequeño porcentaje de contratación frente a los anteriores: los servicios de comodidad. Esos adiestramientos “completos”, con un montón de sesiones en el domicilio del cliente y, consecuentemente, caros.

Pero hay que adaptarlos a los tiempos, teñirlos de diversión no solo para el perro, sino para el dueño, que en este momento espera disfrutar durante el entrenamiento tanto como obtener resultados consistentes.

Se han acabado los éxitos de los entrenadores cuya práctica se enfoca en “abroncar” a los propietarios e intentar hacerles sentir culpables por todo lo que les sucede a sus perros: bye, bye paternalismos y actitudes de suficiencia. Cuando la gente tenía que hacer más esfuerzos esa era una estrategia (desgraciadamente) eficaz, pero ahora tiene los días contados. Y de esto en concreto reconozco que me alegro bastante.

3 Formación, la fiesta ha terminado.

La formación de profesionales de la educación y el entrenamiento canino, tanto a través de cursos, como de seminarios, ha tenido una tremenda subida durante la crisis.

Esto, en realidad, se debe a un efecto artificial: puesto que había menos clientes particulares, y se había vuelto muy difícil (1) llegar hasta ellos y (2) “convencerles” de contratar, muchos profesionales se volvieron hacia este mercado, que es mucho más pequeño, pero en el que los potenciales clientes: (1) son muy activos en la búsqueda de cursos y seminarios, (2) ya tienen tomada o prácticamente tomada la decisión de contratar formación ¡solo hay que conseguir que se decidan por nosotros!

Si captar un cliente de adiestramiento era como salir al mar a pescar, y con la crisis había fuerte marejada, hacer lo mismo con un cliente de formación es como pescar en un barreño.

El problema es que los barreños son pequeños y tiene pocos peces que pescar, aunque sea fácil hacerlo. No puede explotarse un mercado tan restringido por parte de tantas empresas, con tantísima abundancia de oferta y de manera tan amplia durante mucho tiempo.

La burbuja formativa ha implosionado, lentamente, pero de manera inevitable. Ya llevamos un tiempo en el que la anulación de cursos y seminarios es frecuente, en el que parece imposible no haber tenido los más interesantes a menos de cien kilómetros de tu casa, vivas donde vivas…

Existe una sensación de hastío, no entre los que siempre han tenido un discurso paleto contra la formación organizada, que esos y su boinarrosquismo siempre han hecho más bien que mal a la venta de cursos (además de ayudarnos a comprender cuán actual y cierto es el humor de José Mota). Me refiero a los alumnos potenciales e incluso a las escuelas, que empiezan a sentir el ambiente pesado, repetitivo… Parece que el aire ya ha sido respirado demasiadas veces: es hora de terminar la fiesta y de ventilar las habitaciones.

Esto se habría traducido en un lento declive de la formación, pero el aumento de la demanda de servicios de residencia y de educación canina van a ser los últimos clavos en su ataúd.

Por una parte, muchos de los que se introdujeron en la formación para complementar sus otros servicios verán que centrarse en la que era su área principal de negocio es lo más rentable y lo que les requiere menos esfuerzo.

Por otra, quienes hacían un curso y seminario tras otro para mejorar su cualificación profesional verán que tienen trabajo abundante y que deben centrarse en explotar sus conocimientos actuales.

Además, al aplicar sus conocimientos verán cuáles aportan soluciones reales y efectivas y cuáles se diluyen entre los dedos al aplicarlos, lo que fomentará el análisis crítico, que ha sido el gran ausente en la formación durante los últimos años: hemos tenido demasiada crítica y muy poco pensamiento crítico.

Pero no hagamos una lectura simplista y binaria, esto no quiere decir que desaparezcan (desaparezcamos ¡cielos!) las escuelas, pero sí que en poco tiempo, un par de años, quedarán muchas menos. También el número de seminarios se reducirá y se ajustará a esta evolución del mercado.

Creo que en EDUCAN hemos preparado un plan de acción que nos permitirá adaptarnos muy bien a estos cambios y sacarles partido, pero los lectores entenderéis que ese plan no lo comparta aquí 😉 😉

 

#elÉXITOseaprende #EDUCANesEDUCAN #entrenarperrosesotracosa

Trabajos grupales: cambiando el chip

Perricos en el agua.

 

Mi amiga Vanessa Martínez, de Educando Peludos y algo más me ha escrito, porque va a iniciar actividades en unas nuevas instalaciones, con la característica de que serán actividades grupales, y quería consultarme sobre cómo adaptar sus conocimientos como entrenadora y educadora desde el trabajo con un solo perro al trabajo con varios de manera colectiva.

Solo con lo anterior sé que Vanessa va bien encaminada, no por preguntarme a mí, sino por darse cuenta de que el trabajo con grupos de perros, sea para la actividad que sea, no puede ser una especie de sesión individual que se hace simultáneamente con muchos perros. Para performances ya está el Christo, con los perros (y más si son de clientes) las cosas organizaditas y seguras.

Le he tenido que decir también que la manera de estructurar actividades grupales es uno de los temas con manual y prácticas propias de los que vemos en nuestro curso AVANZADO, y que no podía explicárselo en detalle, por ser demasiado extenso (y algo injusto con quienes se apuntan).

Pero me fastidia no poder ayudar, así que le he propuesto hacer este post, que a nosotros nos sirve de publicidad para el curso AVANZADO (no para el que empieza ahora, que ya está casi completo, pero sí para los siguientes), pues así nuestros alumnos pueden conocer un poco más nuestra visión de este tema, y, si les parece interesante, tendrán un argumento para apuntarse.

Además es procrastinación de la buena para escaparme un rato del f*****g libro, mi cabeza vistiendo sus ganas de escaqueo de buen rollo con una colega, si la conoceré yo a esa pájara (¡¡mi cabeza!! No Vane, que es un amor).

Lo primero debemos abandonar ¡¡YA!! los modelos grupales basados en la realización simultánea de acciones de manejo: esas clases que, de principio a fin, son una especie de coreografía paramilitar donde varios dueños exigen a la vez, una tras otra, conductas rígidas a los perros, que nunca se encuentran libres ni tienen opción a actuar de manera autónoma. Esta forma de trabajar representa un modelo obsoleto, empobrecedor, ineficaz y en última instancia son un lastre para nuestra imagen y éxito profesional. Vamos que dan pena.

La correcta integración del perro en el núcleo familiar y en su entorno así como la calidad de vida del perro, su bienestar y su felicidad son ahora objetivos importantes para los propietarios.

Las actividades grupales son una manera óptima de lograr estos objetivos, atraer nuevos clientes y fidelizarlos.  Son una herramienta de negocio perfecta: dan buenos resultados, abaratan servicios, hacen clientes felices y comprometidos ¡¡y optimizan el tiempo de trabajo de los profesionales!! Puedo seguir…

…Resultan más económicos que los realizados de manera individual, potencian la interacción de perros y personas en un ambiente controlado y convierten el adiestramiento en una afición compartida entre el perro y su propietario. Los trabajos grupales son más divertidos que los individuales, ademas hacerlos bien  puede resultar sencillo para un entrenador cualificado.

Pero para lograr todos esos beneficios debemos estructurarlos de manera diferenciada según sus dos parámetros principales:

1 Target, debemos determinar (1) el tipo de perro que pueda acudir a ellas y (2) los objetivos generales, conceptuales, que buscamos 

No existen actividades grupales eficaces para todos los perros y para todas las cosas, así podrán ser para cachorros, para perros con problemas de miedo o agresión, clubes de olfato… Debes definir cuál es el target al que se dirige tu actividad y que objetivos se persiguen: socializar y educar, mejorar la gestión emocional… ¡¡divertirse!!

Con esto en la cabeza tendrás que ver qué recursos quieres usar: clases teóricas para propietarios, laberintos y casas de la risa, juegos de avanza y resuelve, enseñanza de estructuras para la gestión de las emociones, enseñanza de conductas de manejo, construcción del juego social coordinado, inducción social de calma… Obviamente estos son recursos de trabajo COGNITIVO-EMOCIONAL, que son los que usamos nosotros (y los que vemos en nuestro curso avanzado 😉 ;-), publicidad modo on), pero trabajes con trabajes tendrás una panoplia equivalente. Y no todo sirve para todo.

2 Duración, (1) objetivos concretos y tangibles a los que se puede llegar y (2) recursos de trabajo que nos permitirán hacerlo en el plazo definido.

Las actividades pueden ser de corto, medio o largo plazo, por ejemplo cuatro sesiones en un mes, sería absurdo intentar hacer ahí completar una terapia para gestionar por completo el miedo, pero sí sería posible enseñar al perro a autocontrolarse y darle recursos de afrontamiento de las situaciones problemáticas. Al no centrarnos en solucionar el problema, sino en construir las herramientas para solucionarlo podemos sacar buen partido de cuatro sesiones.

Las de medio plazo, permiten objetivos más ambiciosos, como los grupos de socialización, que si duran un par de meses con ocho sesiones pueden incluir la enseñanza de comportamientos para el manejo, la tenencia y la convivencia responsable del perro en su casa: además de saber relacionarse con otros perros podemos enseñarle a no tirar de la correa, a acudir a la llamada ¡¡incluso mientras juega con sus nuevos amigos!! y eso son solo ejemplos.

Y recuerda que debes definir esos objetivos tomando en consideración que pueda alcanzarlos incluso el binomio más torpe de entre los que se apunten, pero sin que eso limite a los que pudieran avanzar más. Cómo lograrlo es fácil con una didáctica afinada, pero eso sí que me lo reservo para los cursos 😉 ;-)-

Por último hay actividades de continuidad, que deberían poder seguir haciéndose hasta llegar a un objetivo definido de antemano y exigente, aquí si tendrían cabida actividades para trabajar hasta la solución los problemas de miedo y/o agresión (En Zaragoza Factor Amigo tiene en marcha una actividad grupal expresamente con este objetivo), también examinar a un perro de mantrailing entraría en esta categoría.

Sin definir todas estas cosas ANTES de plantearnos nada ni podemos hacer una publicidad adecuada, ni diseñar los objetivos, ni implicar a los clientes, ni ayudar de verdad a los perros. La base de un buen trabajo grupal es tener claro estos puntos y trasmitírselos a nuestros potenciales clientes para que se emocionen, se impliquen y saquen el jugo de la actividad. Porque cuando no lo explicamos con claridad: haremos esto, conseguiremos que el perro llegue hasta aquí en este tiempo… estamos siendo negligentes.

Y eso después lleva a ir llorando por esas redes sociales de Dios del poquito caso que nos hacen los clientes, y de lo poco que se comprometen ¿Cómo van a hacerlo sin saber exactamente qué buscan y cómo buscarlo 😛 ?

En todo caso Vanessa recuerda que…

#elÉXITOseaprende

#entrenarperrosesotracosa

Pero si es solamente un PERRO…

Siempre que hablo con entrenadores que desarrollan técnicas eficaces o que tienen un enfoque de interés sobre el trabajo con perros les digo lo mismo: “Escribe un libro, en el mundo del perro escasea la información estructurada y organizada, además escribir un libro te hará entender mejor lo que haces, hacerlo mejor y que otros puedan aprovechar tu experiencia. Al escribir un libro no puedes hacer trampa y pasar lo poco por mucho o suplir carencias a través de subterfugios.»

Y eso es lo que ha hecho mi amigo porteño Hugo Daniel Victorero, licenciado en psicología con varios posgrados, entre ellos en psicología cognitiva, Entrenador Asociado a EDUCAN y director de la Escuela Canina GUMI de Buenos Aires, escribir un libro que acaba de regalarme durante mi estadía en Argentina, lo que me ha dado una alegría enorme 🙂 🙂

"Pero si es solamente un PERRO..." recién salido de la imprenta :-) :-)

«Pero si es solamente un PERRO…» recién salido de la imprenta 🙂 🙂 

Pero si es solamente un PERRO… (Dunkel 2016) es un libro que tiene, pendiente de leerlo, todas mis simpatías.

En primer lugar por el título, que es genial y desmonta una de las frases hechas más usuales para despreciar tanto a nuestros amigos caninos como nuestro interés por ellos, pero sobre todo por lo ambicioso que es, en un sector editorial que parece preferir los libritos, en el que el raquitismo de temas y de páginas se está convirtiendo en norma, encontrar un libro que aspira a hablar de TODO es muy, muy refrescante.

Y cuando digo todo no exagero: historia y evolución, el cachorro, procesos de aprendizaje preasociativos, asociativos y congnitivos, modificación de conducta, mente, emociones, perros de utilidad (perros de señal, perros guía, perros de servicio, de búsqueda…), incluso primeros auxilios y técnicas de gestión emocional ¡¡para los dueños de los perros!!

Sin duda esta amplitud de temas implica que no puedan verse en profundidad, pero el libro aspira a hacer divulgación antes que a enfocarse en un punto concreto. También es seguro que habrá irregularidades, porque nadie es homogéneo al tratar un abanico tan amplio de asuntos, pero solo por aspirar a tanto el libro es merecedor de mérito.

Ha incluido un capítulo para exponer el enfoque Cognitivo-Emocional, con el extra de gentileza de dejar que sea un texto mío el que lo ilustra (citando la autoría, no como en otros casos 😉 ).

Le agradezco este detalle, así como las cariñosas citas y menciones que hace mi libro Tu perro piensa y te quiere (Dogalia 2015), como  al trabajo de EDUCAN en varios puntos del texto.

Hugo es una persona maravillosa que cuenta con todo mi cariño y por ello ni soy, ni deseo ser imparcial al felicitarle y desearle que su Pero si es solamente un PERRO… sea un éxito tan grande como su índice.

 

 

La responsabilidad de tutelar la ilusión.

Cata y Ela en el jardín, mirándome. Más emocionante cada día que sé más sobre sus capacidades cognitivas, sociales, afectivas y emocionales.

Cata y Ela en el jardín, mirándome.
Más emocionante cada día que sé más sobre sus capacidades cognitivas, sociales, afectivas y emocionales.

Es frecuente que los entrenadores o quienes formamos a entrenadores cometamos un error discretamente triste y terrible, que es reducir la ilusión que les producen los perros a quienes contratan nuestros servicios profesionales.

Acudir a un entrenador para quien convive con un perro, tomar la decisión de aprender a entrenar perros para quien los ama, son experiencias que en la mayoría de los casos se inician con unas expectativas casi mágicas. Son actos cuyos primeros pasos están repletos de emocionalidad. Y eso es bueno.

Quienes llegan a nosotros nos entregan esa ilusión, que es muy frágil e inicialmente suele estar contaminada de lugares comunes y creencias equivocadas ¡si apartamos esas capas sin cuidado la romperemos! No es más profesional quien muestra asepsia e indiferencia al analizar lo que le sucede a un perro y al intervenir en su comportamiento, ni mucho menos quien parece disfrutar usando el conocimiento como una escoba para barrer esos pajaritos de la cabeza de sus clientes. Qué mezquino y qué lúgubre eran ese compañero y ese momento que nos hablaban sobre los reyes magos para mostrarnos a la vez su conocimiento y nuestra inmadurez.

A veces parece que tener conocimientos consistentes implica disfrutar viendo cómo se puede deshacer con palabras la magia que sentían quienes nos contratan. Disfrutar desarmando los argumentos que sostienen esa emoción especial que evocan los perros.

Y son esas actitudes las que mantienen vivos profesionalmente a los gurús que venden pseudociencia, energías inespecíficas y buenrollismo de saldo, porque no tienen nada de realidad pero atienden a la importancia emocional de la relación con los perros para la persona que les consulta, no la mejoran, porque ese no es su negocio, pero no la rompen, saben alimentarla pervirtiéndola y devorando el sentido crítico de quien confía en ellos para así engancharle a sus fórmulas falsas, pero fáciles, suaves y deseables.

La tecnología del comportamiento más meticulosa nada tiene que ver con la seriedad o la frialdad, con soltar un “eso es ansiedad por separación y esto es lo que tiene que hacer”, mientras alargamos una hoja impresa de pautas.

La ciencia es una herramienta para comprender e interactuar con la maravilla que es nuestra relación con los perros y así debemos trasmitir los conocimientos que de ella derivan, usándolos de manera amable para limpiar de errores y hacer más brillante la ilusión de quienes llegan a nosotros, nunca para romperla.

Es nuestra responsabilidad profesional aprender a ser cuidadosos y delicados, a que nuestros consejos, nuestras enseñanzas, nunca degraden algo tan excepcional como resulta el querer y ser querido por ¡¡un individuo de otra especie!!

Calvin sin Hobbes, Banksy siempre acierta.

Calvin sin Hobbes, Banksy siempre acierta.

Hay tres motivos para esto:

Primero estaremos dejando sin su única arma a los embaucadores, a esos vampiros que con discursos de sirena atraen a los confiados amantes de los perros hasta que naufragan en su superchería miserable

Segundo, nuestros clientes se fidelizarán y contratarán más servicios para descubrir y avanzar más en su relación con los perros. Esto es un valor cuantificable, hacer bien las cosas es rentable.

Pero, sobre todo, con la de pocas cosas que últimamente tenemos para ilusionarnos me parece un delito de lesa humanidad robarle ninguna de ellas a nadie. No tenemos derecho, en realidad nadie lo tiene.

Patricia MacConnell: rompiendo la campana de cristal.

«En esto consiste estar completo. Es horrible»

El pasado fin de semana EDUCAN patrocinó y prestó su estructura técnica para que todo el mundo pudiera acudir on-line y en directo a la presentación del libro “El amor no tiene edad” en castellano (Dogalia 2015) de Patricia MacConell y a la posterior charla para/con entrenadores.

Patricia tiene una de las visiones más amplias y profundas que se pueden encontrar en el mundo del perro, tanto por su doble condición de científica y entrenadora, como por su inteligencia, sentido del humor y experiencia.

Patricia, Súper-Eva, Luigi & me en el evento.

Patricia, Súper-Eva, Luigi & me en el evento.

Este fin de semana, además de todo lo prometido nos ofreció un regalo inesperado y muy necesario.

Rompió, e insistió en la necesidad de que rompamos, varias de las paredes de cristal que suponen el principal impedimento para que nuestra disciplina avance de manera colectiva.

Kata y Gastón ante la ventana

Cuando las paredes son de cristal algunos solo saben mirar hacia dentro, pero otros quieren ir a lo que ven más allá. Gastón mirando hacia el campo y Cata hacia el fotógrafo, es lo que hay 🙂

Los entrenadores tendemos a unirnos por nuestro enfoque sobre cómo trabajar con perros y poco a poco vamos creando paredes de cristal que nos permiten ver lo que hacen otros compañeros, también en su jaula invisible, pero imposibilitan el contacto. Nos definimos y luchamos más fácilmente por lo que nos separa que por lo que tenemos en común. Mala cosa, muy mala cosa.

Así, encerrados sin demasiada consciencia de ello en nuestras campanas de cristal, empezamos a respirar una y otra vez el mismo aire, las mismas premisas, los mismos axiomas que a fuerza de repetición nos intoxican y se convierten en dogmas que, por científicos o éticos que fueran en su origen, nos envenenan y nos castran.

Porque ni en ciencia ni en ética exista nada más nocivo que dar la verdad por cerrada con lo ya conocido/creído y dejar de debatir de buena fe con quienes piensan de manera diferente. En entrenamiento, además, esta manera de actuar impide el avance de los resultados prácticos y se termina culpando de nuestras limitaciones a los propietarios, a los otros entrenadores o a… la televisión. Pero es el encierro mental endogámico y tristísimo el que causa la mayoría de nuestros fracasos y el que nos limita. Siempre y en todos los casos.

La semana pasada el sapientísimo Roger Abrantes dio un seminario en Madrid, cuando modeló con la correa a un cachorro inseguro para ayudarle a vencer su miedo, “forzándole” suavísimamente a moverse muchos de los asistentes se sintieron incómodos y violentados ¿Por qué?

Patricia contó que en una charla habló de corregir a un perro (de una manera amable, solo interponiendo su cuerpo) y varios de los entrenadores presentes, considerando que esto era inaceptable, se marcharon.

Y nos dijo: “que tengan buen viaje.”

Afirmó que uno de los problemas más graves  que tenemos es que algunos entrenadores muestran actitudes sectarias, puso varios ejemplos, el primero de ellos, ilustrado por los dos ejemplos de Abrantes y de su charla, son los de quienes solo quieren usar reforzamiento positivo, y deshechan todas las demás herramientas, por respetuosas o eficaces que resulten, como la interposición de Patricia o el modelado de Abrantes, el BAT, el CAT, el trabajo de no tirar de la correa con arneses… que usan reforzamiento negativo, pero mejorando el estado emocional del perro.

También existen en los EE.UU. quienes piensan que sólo es válido un entrenamiento usando el clicker y el moldeado libre -pese al potencial estrés y sufrimiento que esta forma de trabajo puede suponer- la consideran la única ética/correcta. Siendo sospechoso ante ellos de mala praxis incluso el que emplea luring, algo sobre lo que hablé en este artículo.

Pero no atacaba el clicker, sino la actitud cerrada, porque tampoco está de acuerdo con algunos cognitivos de peso de los EE.UU. que consideran al clicker una herramienta del pasado que debe ser desterrada de un adiestramiento ético y moderno. Afirmó que lo usaba con sus perros, pero únicamente para enseñarle habilidades (el eufemismo con el que hemos traducido al castellano la palabra “tricks”, “trucos”, como si tuviera algo de malo), porque al no poder conseguirse de una vez el moldeado, pudiendo marcar el momento exacto de avance, es la mejor opción, pero que jamás se le ocurriría usarlo para un sentado o alguna otra acción que pueda conseguirse con más sencillez (justamente, por cierto, la misma postura que expuse y defendí en mi artículo “Click or think?” 😉 ).

Afirmó contundentemente también la necesidad de salir del discurso conductista radical, que es frecuente en el entrenamiento, incorporando los conocimientos de otras ciencias del comportamiento, como la etología (de la que procede ella misma), la neurología, la ciencia cognitiva… Pero sin descartar ni condenar a la hoguera a los buenos recursos técnicos que el conductismo nos aporta y que son necesarios, pero no suficientes, para la praxis ética y eficaz.

Incluso expuso la posibilidad de remitir a un cliente completamente “cerrado” a nuestra visión del entrenamiento a otros profesionales que tengan otra óptica diferente para que perro y persona puedan ser ayudados. Esto me pareció fantástico, generoso e inteligente: si alguien es incapaz de entender y asumir nuestra manera de entender la intervención en el comportamiento no tendrá adherencia a los tratamientos y no tiene sentido querer “convertirle”. Lo mejor será remitirle a un entrenador competente con el que pueda compartir su enfoque para que, finalmente, aunque no sea como nosotros consideremos mejor, perro y persona puedan ser ayudados y mejoren su convivencia. No se trata de nuestro karma, se trata de la vida de un perro.

Así de repente, solo con sus palabras, en la sala se iban derribando sin sonido ni violencia la barreras invisibles que demasiadas veces separan a positivos de tradicionales, a cognitivos de conductistas, a moldeadores de modeladores y luringeros…

Y solo fue quedando la idea de entrenadores, de educadores, que pese a sus diferentes orígenes y bagajes tenemos en común lo más importante: queremos ayudar a perros y personas a entenderse, a convivir.

Y se respiraba mejor.

«No seas mezquino: estoy preparada para la enormidad.

Sentémonos a su vera, uno a cada lado, admirando el fulgor» 

NOTA: Ambas citas son de Ariel, de Sylvia Plath, en la edición bilingüe de Hiperión, maravillosamente traducida por Ramón Buenaventura. Ojalá Sylvia hubiera encontrado su Patricia MacConnell 🙁 🙁

Click or Think? La tirita antes que la herida.

El futuro es ahora

En su imprescindible libro Genios, Brian Hare, director de Dognition y creador del Duke Canine Cognition Center (primer centro de investigación de la cognición canina que se ubica en y como parte de una universidad) habla de su sorpresa cuando le invitaron a dar una charla sobre la cognición canina en un conocido fórum estadounidense de adiestramiento canino y descubrió que muchos de los ponentes promovían el uso del entrenamiento con clicker.

Brian escribió cosas como: “Se proyectaron diapositivas de hacía décadas en las que se veía a ratas y palomas en cajas de Skinner”, “a continuación vino una oda a B. F. Skinner por haber descubierto los principios universales del aprendizaje” “Los clickers habían vuelto a la palestra”.

Todo esto le causó una sensación que describe perfectamente: “Fue como si una nave espacial hubiera aterrizado y un montón de alienígenas hubieran bajado de ella para anunciar que nos iban a llevar a los años cincuenta”.

Brian señala en su texto que no hay ninguna evidencia científica de que el clicker acelere o mejore el entrenamiento canino, habiendo un único estudio comparativo entre adiestramiento con clicker y enseñanza de la misma destreza sin clicker, trabajo en el que la velocidad de aprendizaje fue igual entre los perros que aprendían sólo con un reforzador primario y aquellos a los que “marcaban” la conducta con el clicker antes de entregar dicho reforzador. En esta única investigación el clicker no mostraba ningún beneficio.

Es bien sabido que estas ideas han llevado a Brian a tener duras polémicas con entrenador@s con clicker tan reputados como Jean Donaldson (cuyo libro El choque de culturas nos parece bastante nocivo para la comprensión de los perros y de la manera de relacionarnos con ellos a la mayoría de autores relacionados con la cognición canina, pero esa es otra historia y debe ser contada en otra ocasión).

En la misma línea, hace poco Claudia Fugazza publicó un estudio comparativo enseñando algunas destrezas a perros con Clicker Training (entendido este como moldeado libre) y a través de Do as I Do, una técnica de aprendizaje cognitivo basada en la imitación. El resultado es que el aprendizaje con la técnica cognitiva resulta más eficaz.

Y ahora nosotros publicamos una entrevista con Juliane Kaminski, autora de «The Social Dog: Behaviour and Cognition» en la que dice que usar el clicker no tiene sentido en la educación de un perro, que los perros entrenados con clicker parecen mostrar menos capacidades de resolución de problemas y que, de hecho, han tenido que rechazar en la investigación cognitiva perros entrenados con clicker porque parece que este entrenamiento les impide hacer inferencias complejas para resolver una situación, o sea: que parece empeorar las capacidades cognitivas de los perros, incluso que podría destruirlas de manera permanente (todo esto a partir del minuto 28 aproximadamente). Afirma que el entrenamiento con clicker «reduce al perro a algo parecido a una máquina». Tan relevante resulta esta situación que actualmente se está llevando a cabo una investigación sobre cómo afecta negativamente el Clicker Training a las capacidades cognitivas, sociales, emocionales y comunicativas de los perros, como también menciona Juliane en el video.

En EDUCAN ahora mismo estamos colaborando en un proyecto de investigación internacional sobre mejoras técnicas y éticas para el entrenamiento (que espero poder contar en detalle en unos mesecitos) y la única condición que se nos ha puesto desde la dirección del proyecto, que parte de investigadores de la cognición animal, es que los perros que preparemos no pueden ser entrenados con clicker. De hecho las palabras fueron: “Que no hayan escuchado un clicker en su vida”.

Joder, qué fuerte.

¿Qué nos pasa a los cognitivos con el clicker? ¿Es tan “malo” como parece sugerir todo lo que he escrito?

En el mundo del perro tendemos a los bandos, y esta progresiva descalificación del Clicker Training por parte de “los cognitivos” ya ha causado enfrentamientos y frentismos en EE.UU. y otros países, en donde se ha llegado a excesos como tildar de maltratadores a los entrenadores que practican Clicker Training, con la furibunda respuesta que era esperable por parte de quienes lo usan.

El objetivo de este artículo es, si no evitar la polémica, porque muchos en nuestro sector parece que se “nutren” de la confrontación y que les encanta, al menos minimizar la tensión entre los entrenadores razonables de ambas tendencias antes de que entremos en (otra) lucha absurda, debilitante y creadora de división. O sea, lo del título: poner la tirita antes de que llegue la herida.

En primer lugar deben mencionarse los argumentos en contra del clicker que aportan los cognitivos.

Un primer argumento, que es muy repetido y resulta injusto es descalificar al clicker por ser arcaico. Sin duda es cierto que es una herramienta antiquísima a nivel de tecnología del comportamiento, entiendo que a Brian y a otros investigadores de la cognición les pueda causar la misma sensación de anacronismo que un teléfono fijo con disco de marcar a un adolescente. Y desde luego no ayudan aquellos entrenadores que lo publicitan como la herramienta del “entrenamiento moderno”, y que deberían ser más cautelosos o precisos en sus expresiones.

Pero más veterana es la correa y aún no hemos encontrado nada que la sustituya para llevar al perro de manera segura y cómoda en determinadas circunstancias. Su antigüedad no es per se un motivo para descalificar al clicker y cuando escucho a alguien usar seriamente este argumento me parece que se roza el esnobismo intelectual.

Sin embargo sí existen una serie de argumentos consistentes, basados en los conocimientos actuales sobre las capacidades emocionales, cognitivas, sociales y comunicativas de los perros, que muestran riesgos reales en determinadas maneras de usar el clicker, principalmente el moldeado libre, que es el que, con algunas variaciones, siempre se ha defendido como mejor y principal forma de enseñanza con clicker desde los sectores más “ortodoxos” de uso de esta herramienta.

Veamos cuáles son esos riesgos:

Sufrimiento emocional del perro.

Cuando los perros se encuentran en situaciones de interés en las que no saben cómo actuar y están acompañados por personas queridas, emiten señales sociales intencionales para buscar su ayuda y apoyo. El perro sufre cuando ignoramos estas señales, como recomiendan algunas escuelas que plantean entrenamientos de moldeado libre sin que el entrenador o propietario se dirija al perro, sin responder a sus señales con información social de ningún tipo, sino “quedándose como un palo” y emitiendo información solo con el clicker cuando el perro realiza alguna aproximación a la conducta deseada.

También causa sufrimiento emocional el proceso de reforzamiento diferencial que implica avanzar a través aproximaciones sucesivas, pues antes de ofrecer el siguiente avance el perro debe extinguir el anterior, y hoy sabemos que los procesos de extinción de conducta causan altos niveles de estrés y ansiedad, más que el reforzamiento negativo en muchos casos. No entraré a exponer y valorar el peligro adicional de que el perro, una vez entrenado, pueda ofrecer conductas parciales en situaciones de estrés, iguales a alguna de las aproximaciones que se han premiado, porque es un problema técnico para la calidad del entrenamiento y no un riesgo para el perro.

Atrofia de las capacidades de comunicación social y deterioro de la relación afectiva.

Que no respondamos a las señales sociales de nuestro perro y que no emitamos información social durante las sesiones de moldeado libre tiene otro efecto potencialmente más grave que el sufrimiento durante la sesión: y es que el perro, viendo que su comunicación social no es recibida y que, a su vez, el entrenador no le emite ninguna información social tienda a extinguir esta forma de comunicarse. Con lo que el perro empeorará una de sus más impresionantes y potentes capacidades cognitivas sociales: la de comunicarse con nosotros como individuos queridos. Este es un riesgo real, severo y que puede empeorar para siempre tanto nuestra relación con los perros, como su capacidad de aprendizaje, puesto que hoy sabemos que el aprendizaje social es de los más «potentes» en nuestros compañeros.

Además esto impide un entrenamiento cooperativo, en el que el perro sepa que puede informarnos sobre sus emociones y capacidades durante el afrontamiento de una situación. Sin señalética social sus únicas posibilidades son hacer o no hacer y esperar nuestra respuesta. No podemos sostener su estado emocional con señales sociales para trasmitirle calma y seguridad, el perro está solo para afrontar la situación.

Esto «semaforiza» al entrenador, que para estas propuestas de entrenamiento idealmente sería un emisor de clicks y comida para el perro, al menos en las etapas iniciales de enseñanza, las que suelen generar más estrés y más demanda de apoyo. Una tristísima relación que, como dice Kaminski en el video, puede ser necesaria para el entrenamiento de animales no humanos, que no tienen relación social con las personas, no comunicándose con nosotros en este plano, pero que empeora las capacidades sociales de los perros e imposibilita que el entrenamiento pueda basarse en el afecto y confianza entre perro y entrenador. De hecho en algunos foros de clicker se ha llegado a publicar y difundir la idea de que cuando un modelo de entrenamiento o un entrenador hablan del afecto como elemento de trabajo están saliéndose de un modelo de adiestramiento científico ¡Lo juro!

Atrofia de las capacidades cognitivas de prospección e inferencia.

Esto es a lo que se refería Kaminski en el video, hoy sabemos que los perros no solo aprenden por asociaciones, sino que son capaces de hacer inferencias de manera que su conducta busque intencionalmente un fin. Esto, que puede parecer un tanto ambiguo puede verse en los siguientes vídeos:

Perro buscando cómo alcanzar su pelota naúfraga.

Whippet planificando una siesta en su mantita.

Estos perros intentan alcanzar un objetivo concreto y reconocible (un refuerzo referencial, que ahora veremos lo que es) con su conducta, no la emiten aleatoriamente, sino de manera prospectiva para alcanzar dicho objetivo. Obviamente evalúan la eficacia de la conducta según les acerque a él.

Este es el tipo de cosas que se investigan en cognición, cómo el perro es capaz de hacer inferencias sobre lo que su conducta causará en el entorno. Cómo resolver la situación.

¿Y por qué esto se afecta con el clicker? ¿No nos han dicho una y otra vez que las sesiones de moldeado libre precisamente potencian la capacidad del perro para “pensar” (un término sorprendente por parte de quienes defienden un modelo conductista de entrenamiento)?

Bueno, pues sí y no.

Es cierto que hace que el perro genere mucha conducta, pero no es conducta prospectiva sino pruebas «a ver qué pasa, a ver qué hace sonar al clicker». El perro piensa sí, pero en un nivel muy, muy básico. No hay aprendizaje inferencial, no hay interacción para modificar el entorno de manera planificada e intencional…

Para verlo partamos de uno de los conceptos importantes para la cognición, que menciono en mi último libro: los reforzadores referenciales -imprescindibles para hacer inferencias- que son aquellos que no se limitan a aparecer de manera consecutiva a la conducta del perro, sino que además guardan una correspondencia lógica y directa con el objetivo, correspondencia que es perceptible por el perro,  permitiéndole planificar y elegir un rumbo conductual que previsiblemente le ayudará a modificar el entorno de manera propositiva para obtener dicho refuerzo.

Por ejemplo, el perro del video que quiere agarrar la pelota en la piscina o el cachorro de whippet que busca salir de su encierro para tumbarse en la toalla pueden proyectar que determinadas conductas les permitirán alcanzar estos objetivos, los refuerzos referenciales: alcanzar la pelota/tumbarse en la toalla. Como estos refuerzos son de este tipo especial, refuerzos referenciales, ayudan al perro a generar conductas intencionales dirigidas de manera prospectiva y proactiva hacia alcanzarlos. Esta es la cognición de calidad.

El clicker es un reforzador no referencial. El perro no puede proyectar qué conductas lo harán sonar, desea que suene, pero no puede diseñar una estrategia conductual para conseguirlo. Por tanto se ve obligado al juego de “frío” (no suena el click), “caliente” (suena el click) probando una conducta tras otra e intentando ver cuál consigue hacer sonar el clicker, con lo que la conducta no puede ser prospectiva, no hay planes, solo pruebas al azar. Un avance a tientas hacia un objetivo oscuro para el perro, un objetivo que solo está en la mente del entrenador.

El perro más bien aprende a ignorar el ambiente que a manipularlo a su favor, pues no le ayuda a predecir ni a planificar qué hacer. Además su evaluador de éxito es solo el click. Es como danzar para un dios misterioso esperando que nos envíe una señal para indicarnos cuál de nuestros pasos de baile le ha satisfecho. Le “robamos” al perro el control de su entorno, su capacidad prospectiva y le decimos que depende de fuerzas invisibles y caprichosas para saber cuándo su conducta es adecuada o no.

Es por esto que perros que han trabajado con clicker a través de moldeado libre no funcionan en los experimentos de cognición, cuando se les plantean situaciones en las que deben deducir qué hacer analizando su entorno y generando conducta prospectiva no lo intentan, sino que prueban conductas no relacionadas con la situación, esperando a que suene el click, y cuando no lo hace se frustran y no buscan soluciones proactivas. En lugar de analizar la situación para resolverla empiezan su danza esperando hacer algo que agrade al misterioso Dios del Clicker.

Sobreexcitación al obtener el refuerzo

Me hace notar mi amigo David Ordóñez de Perruneando, que he soslayado un problema. David es una de las personas que, en mi opinión, que podría ser parcial por el cariño que le tengo, más está haciendo avanzar en nuestro país las Intervenciones Asistidas por Perros hacia el ámbito de la seriedad y la consistencia científica. Es, junto a Rafael Martos, el artífice y «padre» del Máster Universitario Oficial en Intervención Asistida por Animales por la Universidad de Jaén y la Universidad Internacional de Andalucía, único título oficial del área en España.

Sobre este tema dejo el enlace a un post del blog de David donde lo explica requetebién. David me recuerda que otro problema potencial del clicker, muy importante en su área de especialización, las Intervenciones Asistidas por Animales, es la excitación que genera en el perro. Y tiene toda la razón del mundo. Me apunto un negativo por negligencia involuntaria, edito el post y lo explico:

La forma de responder cuando obtenemos un refuerzo referencial y uno no referencial, que no podemos prever cuando aparecerá, es diferente. Al alcanzar un refuerzo referencial se consigue lo que se preveía conseguir, el whippet llega a su mantita, el perro del otro video obtiene la pelota. Como su conducta está dirigida a este fin no hay sorpresa al alcanzarlo, de hecho, según se realiza la conducta el perro va viendo si está saliendo bien o no. Esto hace que al lograr el objetivo el perro «cierre» la excitación, que ha sido necesaria para alcanzar lo que deseaba.

Sin embargo, durante los moldeados libres, el perro no sabe qué conducta hará sonar el clicker por lo que cuando lo hace no se calma sino que se excita por haber acertado, puesto que no sabía qué era lo que le haría lograr que sonase. Esto es incompatible con la calma.

Además, según postula la misma Karen Pryor, existe una reactivación de la parte emocional del cerebro al sonar el clicker, que aumentaría la alegría, lo que se traduce en excitación. Esto puede ser un problema para trabajos, como menciona David, que requieran tranquilidad de ejecución o bien para perros fácilmente sobreexcitables.

Hasta aquí vemos que sí existen problemas severos que parecen justificar la poca simpatía de los científicos y entrenadores interesados en la cognición canina hacia el Clicker Training. Pero es que las cosas no son ni blancas ni negras, como suele suceder.

Porque se pueden tomar algunas sencillas precauciones que nos eviten estos efectos nocivos del clicker, mientras que nos permiten seguir aprovechando sus ventajas.

1- En primer lugar las sesiones de moldeado libre estricto solo serán nocivas si constituyen el grueso del entrenamiento del perro, pero si la mayoría del trabajo se hace con protocolos que no incluyan el clicker y que impliquen a la comunicación social como herramienta de relación y avance no supondrá un problema usarlo para las destrezas concretas que lo requieran. Mientras sea un porcentaje pequeño e informemos al perro de cuándo trabajaremos sin comunicación social, para que sólo la abandone en dicha situación, podremos evitar los problemas antes mencionados.

2- También podemos incluir la comunicación social bidireccional dentro del trabajo con clicker, lo que hace “daño” afectivo al perro es la propuesta clásica en la que el entrenador solo activa el click y da la comida. Pero si modificamos esa práctica estricta, caduca y nociva, introduciendo señales sociales por nuestra parte y respondiendo a las del perro podemos minimizar el riesgo enormemente. En este aspecto debo decir que las propuestas innovadoras de entrenamiento con clicker que se han diseñado en España, incorporando motivaciones sociales y pautas emocionales en sus protocolos, y que están muy siendo difundidas, son un paso de gigante e infinitamente más actuales, eficaces y saludables para los perros que las espantosamente rígidas que nos suelen llegar de los países anglosajones, y que son las que han dado lugar a las acusaciones de maltrato emocional que mencionaba antes. Si la propuesta de trabajo con clicker es igual para una gallina que para un perro la cosa va mal.

3- Deberíamos plantearnos usar el clicker sólo para la enseñanza de aquellas habilidades que realmente lo necesiten, por resultar conductas que muy difícilmente el perro nos ofrezca o podamos inducir, evitándolo en los procesos educativos que regulan la relación del perro con sus personas queridas. Al final la cosa es tan sencilla como usar una herramienta como tal y no como una forma de trabajo universal, puesto que ninguna herramienta es una forma de entrenamiento en sí misma.

Con las anteriores precauciones podremos evitar suficientemente los efectos adversos del clicker a nivel global, aprovechando su utilidad como herramienta de adiestramiento, pero algunos problemas como el estrés del trabajo por aproximaciones sucesivas (no el del aprendizaje, que es conveniente e inevitable, sino el debido a los procesos de extinción de las aproximaciones anteriores, que es el chungo) o el aprendizaje de conductas en segmentos no pueden separarse del trabajo de moldeado libre o dirigido, aunque podamos minimizarlo a través de responder a las señales sociales de los perros y de trasmitirles a nuestra vez comunicación social tranquilizadora.

Otros aspectos como la falta de referencialidad del refuerzo sencillamente no pueden suplirse, porque se desvirtuarían los mecanismos que hacen eficaz al clicker, pero es que en el entrenamiento del día a día también necesitamos enseñar al perro cosas que no pueda deducir del ambiente y por ello no siempre es óptimo el uso de refuerzos referenciales.

Lo que debemos hacer es recordar que un entrenamiento moderno debe actualizarse con los nuevos conocimientos, ni la actitud ética ni el avance técnico están en las herramientas. Hay que desecharlas o cambiar su forma de uso cuando descubrimos nuevas cosas sobre cómo afectan o influyen al perro más allá del aprendizaje de destrezas. Porque lo más urgente para los entrenadores pueden ser la conductas, pero lo más importante para los perros es el bienestar, el desarrollo saludable como animales sociales y el acceso a la felicidad.

El entrenamiento con clicker es viable e incluso divertido y saludable mientras suponga una pequeña parte del entrenamiento, pero cuando es la principal manera de enseñar, de educar y de relacionarnos con los perros puede causar problemas y dar lugar a disfunciones afectivas, emocionales, sociales y cognitivas.

Winston Churchill decía que un fanático es alguien que nunca cambia de opinión, sin importar los datos. No seamos fanáticos, el clicker sin duda e históricamente ha ahorrado mucho dolor físico y emocional a los perros, pero es el momento de intentar avanzar un paso más, de hacerlo un poco mejor que ayer. Sabiendo que lo que ahora hagamos dentro de unos años será modificado o abandonado porque sabremos más y podremos mejorarlo. La ética es continua, pero la técnica es temporal, tiene fecha de caducidad.

No es justo ni razonable etiquetar como sospechosos de mala praxis a quienes utilizan el  clicker, entendiendo que sigue siendo una herramienta útil para el entrenamiento (y creo que lo será durante largo tiempo, al menos para algunos tipos de entrenamiento) siempre que limitemos y afinemos su uso, asegurándonos de aprovechar los beneficios que ofrece y evitando a la vez sus peligros para los perros que entrenamos.

Pero debe entenderse también que, al no ser el clicker una herramienta cognitiva por  estos riesgos y por no aportar prácticamente ninguna ventaja a la hora de «tocar» la capacidades cognitivas (objetuales y sociales) de los perros, quienes investigan estas áreas y no entrenan perros vean el clicker con cierta antipatía y sospecha. 

Los nuevos conocimientos redefinen lo que es bueno o malo para los perros durante su entrenamiento, quizá debamos optar por alternativas educativas al clicker en determinadas áreas, en las que su uso deberá restringirse progresivamente, pero tampoco desechemos o demonicemos por completo una herramienta útil y eficaz, incluso necesaria, para conseguir resultados en algunas acciones complejas.

No hagamos bandos con esta situación, debatamos pero no peleemos. Más bien se pueden abrir espacios de diálogo que nos permitan aprovechar los conocimientos y experiencia de entrenadores y científicos de diferentes ópticas.

Porque del disenso sobre conceptos, sobre ideas, y no sobre personas, de la discusión donde se respeta al que piensa diferente y se le presupone la misma buena fe en sus ideas y prácticas que tenemos nosotros en las nuestras, es de donde pueden salir los avances más notables para mejorar la tecnología del comportamiento canino. Y esta es, debe ser, puede ser, una empresa colectiva donde todos podemos encontrarnos.

 

Teóricamente hablando…

En el mundo de la educación y gestión del comportamiento canino existe una cierta resistencia hacia la teoría. Puesto que la nuestra es –y debe seguir siendo- una disciplina práctica, parece que un poco de teoría está bien, pero que mucha no tiene demasiada utilidad. Parece mejor tener en la cabeza un buen resumen o una buena frase que transmita la idea general sobre la teoría que estudiarla y conocerla en profundidad.

Estoy en desacuerdo con esta idea, creo que hay motivos de peso para que quienes trabajamos con el comportamiento de los animales mantengamos un estudio constante, actualizado y consistente sobre sus bases teóricas.

En primer lugar cuando se intentan simplificar excesivamente conocimientos científicos amplios se termina por desvirtuar y distorsionar su sentido, dándoles un carácter mucho más absoluto y radical del que realmente tienen. Por eso hay tanto hooligan canino que agarra algún dato científico aislado para que le sirva como cachiporra frente a los que no piensan como él.

Puede ser necesario resumir, sinoptizar o poner ejemplos metafóricos para entender o explicar determinadas ideas, pero si empezamos a convertir estas metáforas, comparaciones y simplificaciones en nuestra única manera de estudiar o comunicar hemos entrado de lleno en el terreno de la pseudociencia, donde, como todo se parece a algo (que diría Ferrant), y todo puede explicarse como mejor convenga, al final todo vale. Que es lo mismo que decir que nada vale. La ciencia es delicada, por buena que sea si se maneja de manera imprudente o errónea deja de ser ciencia.

Además la teoría es necesaria para que se hagan cambios revolucionarios, algo que es imposible desde un enfoque exclusivamente práctico.

En todas las disciplinas -y el entrenamiento y educación canina no es una excepción- la teoría aporta las revoluciones, los cambios radicales, el avance rupturista, mientras que la práctica nos trae las reformas, la mejora progresiva de lo que ya se conoce, el afinado y ajuste sobre lo que se está haciendo en un proceso de avance continuo.

Una práctica eficaz es incompatible con los enfoques completamente novedosos, porque nadie que sea experto en un trabajo y obtenga buenos resultados estará dispuesto a arriesgarlo todo, a perderlo todo inicialmente, para probar algo que nunca se ha hecho antes y, por novedoso, algo en lo que le resultará imposible mantener su nivel de destreza. Desde la práctica eficaz no se pueden hacer revoluciones radicales en la manera de trabajar, esto es un hecho, no una opinión.

Si quieres ajustar un pequeño problema, si quieres avanzar un paso más en lo que haces, ser más preciso, acude a las enseñanzas de la práctica. Pero si quieres cambiarlo todo por completo, si quieres reinventar tu campo de trabajo, necesitas la teoría.

Sin teoría no existe revolución alguna en ningún campo, tampoco en el nuestro.

¿De verdad queremos quedarnos puliendo las herramientas que ya tenemos para siempre? Yo espero, deseo, que dentro de veinte años la tecnología actual del comportamiento esté tan desfasada como la tecnología de un coche de igual antigüedad. Ojo, que esto no implica que dicho coche sea malo o ineficaz, puede ser excelente, pero sin duda estará tecnológicamente obsoleto.

Citaré una última razón por la que el estudio de la teoría me parece importante, una razón que tiene que ver con tomar perspectiva sobre nuestra profesión y con la ética.

Los especialistas de la educación y la gestión del comportamiento canino tendemos a preferir que nos expliquen técnicas que obtengan resultados más que los conceptos sobre los que esas técnicas se diseñan.

Esto crea un problema, cuando las técnicas fallan no sabemos qué hacer, sabemos pilotar el comportamiento, pero no conocemos su mecánica interna. Mala cosa, puesto que los “mecánicos” del comportamiento canino somos nosotros. En los coches (sí, es una metáfora, no se trata de desterrarlas, sino de dosificarlas) después del piloto, está el mecánico, que conoce cómo funciona el motor, pero no hay nadie detrás nuestro que pueda arreglar las cosas si nosotros fallamos: los científicos que nos proveen de conocimientos no están preparados para convertir sus descubrimientos en aplicaciones prácticas. Antes que pilotos del comportamiento debemos vernos como mecánicos del comportamiento, porque si no entendemos el funcionamiento del motor dejamos una brecha entre la ciencia de base y el entrenamiento de animales y la gestión de su comportamiento. Es como si en fórmula 1 solo hubiera pilotos e ingenieros, sin mecánicos que enlacen ambas cosas para una práctica de calidad.

Si los entrenadores no asumimos esta necesidad de formarnos para comprender la mecánica del comportamiento estamos faltando a nuestros deberes profesionales y dejando sin asistencia de calidad a los perros cuando muestren cualquier problema que vaya más allá de aplicar una fórmula de solución porque… ¿qué tiene más sentido, que conozcamos unas técnicas para solucionar la ansiedad por separación o que sepamos cómo funciona la ansiedad y cómo podemos mejorar su gestión y prevenir su aparición en cualquier circunstancia? Porque si atendemos a muchos textos formativos la ansiedad en los perros solo parece ser un problema, solo se diagnostica y se trata, cuando esta relacionada con la separación ¿Y que hacemos cuándo un perro sufre problemas de ansiedad por otras causas? ¿Cómo evaluarlo fiablemente? ¿Cómo tratarlo y comprobar su mejoría?

La teoría de calidad es la que nos dará la herramientas de análisis e intervención sobre el comportamiento que nos permita entender y ayudar a todos los perros con problemas. Sin conocimientos teóricos nos tendremos que limitar a aplicar fórmulas de diagnosis y pautas de tratamiento cuyo funcionamiento real no comprendemos, que tienen un ámbito limitado y que son un verdadero “aserejé” para muchos de los profesionales que llevan años usándolas, una forma de ejercer la profesión que no solo es éticamente dudosa, sino que deja sin atención de calidad a todos los perros que no cuadran claramente con nuestras plantillas de trabajo.

Por supuesto, la teoría no es más importante que la práctica ni la sustituye, pero la complementa de manera necesaria para un ejercicio profesional correcto. No creo que nadie se plantee que en su coche solo dos de las ruedas son necesarias para circular, aunque esta metáfora quizá distorsione el sentido real de este post ¿o no? 😉

Javier Boracchia: El Perro Urbano.

Cuando hace más de quince años propusimos trabajar en base a las capacidades emocionales y cognitivas de los perros cambiamos la manera que era la usual al abordar el entrenamiento, que se limitaba a aplicar las normas del aprendizaje asociativo.

Usamos el pensamiento lateral: abordar una problemática desde un punto de vista completamente diferente al que se aplica normalmente.

El mundo del entrenamiento tiene una gran necesidad de ver los problemas con otras “gafas de realidad”. Creo que los enfoques innovadores aportan frescura y nos enriquecen a todos. Los nuevos términos, la relevancia sobre otros aspectos y la introducción de otros procesos en la ecuación terminan por mejorar nuestro trabajo a nivel colectivo. Términos como gestión emocional o aprendizaje conceptual de conductas, que introdujimos en el glosario del entrenamiento canino, hoy se han normalizado y son usados eficaz e inteligentemente por parte de entrenadores de todo tipo y afiliación sin conocer siquiera su origen.

Javier Boracchia, El Perro urbano, es un entrenador y formador de entrenadores argentino que ha mirado el trabajo con los perros con una óptica diferente, desde su formación como psicólogo social. Desarrollando una manera de entender el entrenamiento renovadora y muy interesante: antes se pensaba en cómo “acoplar” al perro a las necesidades de las personas con las que convivía, hoy hemos avanzado y los entrenadores también buscamos que las personas demos posibilidad al perro de desarrollarse y ser feliz de acuerdo a sus pautas e inclinaciones naturales.

Boracchia ha ido un paso más allá entendiendo el conjunto familiar como un sistema. Esto hace que su abordaje sea global: cuando existen problemas es porque el sistema no está funcionando, y no debemos fijarnos únicamente en las partes (el perro, las personas) de manera aislada, porque lo importante es generar un funcionamiento armónico del sistema.

Como siempre que alguien aporta algo nuevo se dirá que es lo que siempre se ha hecho (si lo sabré yo 😉 ), porque todos quienes entrenamos buscamos que la familia funcione.

Pero lo hacemos a través de arreglar cada pieza, no empezamos tratando el conjunto. Por supuesto, solucionamos el problema y hacemos que el sistema funcione, sumamos intervenciones locales (en el perro y en las personas) hasta conseguir que el conjunto salga a flote. La propuesta de Boracchia es analizar el conjunto e intervenir a nivel global antes de plantear las acciones locales concretas.

Conozco bien el trabajo de Javier Boracchia, he tenido la suerte de leer en detalle su propuesta en su libro inédito, que tiene el mismo título que su proyecto profesional y vital: El Perro Urbano. Es un amigo muy querido desde hace años. Pero tengo la convicción de que esto no me nubla el juicio: su trabajo es fresco y muestra un pensamiento lateral innovador e inteligente.

Por supuesto, se le encontrarán debilidades a algunos aspectos de su propuesta, pero es que plantear un nuevo paradigma es algo arduo. Los que ahora manejamos han pasado en muchos casos décadas de pulimiento y afinado, por eso ahora son tan consistentes. Que Javier Boracchia nos regale un nuevo y glorioso traje que podemos vestir los entrenadores para entender la convivencia entre perros y personas y que alguien se fije sólo en que uno de los botones del puño está mal cosido no solo muestra miopía, sino mezquindad.

Simplemente con introducir el concepto del conjunto familiar como sistema sobre el que intervenir se cambia, enriqueciéndola, la forma de ver el trabajo y la nomenclatura de los entrenadores y especialistas en comportamiento canino.

Javier además es un excelente comunicador (qué esperabais, es porteño de pura cepa ;-)), que está divulgando una manera respetuosa de entrenamiento y de convivencia a través de radio, televisión y prensa.

El trabajo conceptual de Javier es una semilla de novedad que con buena tierra nos terminará dando sombra a todos. Pero no es su mejor aporte, porque Javier Boracchia está profundamente comprometido con la protección animal y en particular en ayudar a los galgos, que parecen ver malpagada su ternura por igual en muchos países. Y recuerdo a Ramón, a Campeona, a Hortensia… tantos veloces, delicados y queridos amigos recuperados por la buena labor de entidades como Galgos 112 o SOS Galgos, de personas como mis queridas Sonia Bueno o Christina Fernández y sé que eso es lo más importante que hace mi compañero, el Perro Urbano Porteño.

Instituto Tecnológico EDUCAN: Tú puedes ser parte del cambio. El futuro empieza ahora.

Aprender técnicas de otros entrenadores, afinar las que ya tenemos o desarrollar nuevas a través de nuestra intuición y capacidad de lectura de los perros es una labor de artesanía muy valiosa para mejorar en nuestro trabajo, pero no permite sustituir antiguas tecnologías del comportamiento con alternativas conceptuales innovadoras. Mejorando los carromatos, aportándoles nuevos diseños o materiales, es imposible descubrir el motor de explosión, si en la industria de la locomoción hubieran actuado así hoy no existirían los coches.

La ciencia de base que estudia el comportamiento está en plena ebullición, se han encontrado nuevas capacidades cognitivas y nuevas formas de aprendizaje en los animales, muchas de ellas en los perros, que por fin son protagonistas en la investigación.

Pero, como decía en un post anterior, la ciencia de base no es ágil para convertir esos conocimientos en tecnología de entrenamiento. Los entrenadores con conocimientos conceptuales somos quienes debemos ejercer como tecnólogos, diseñando nuevos protocolos y formas de trabajo que aprovechen cada descubrimiento. Esa es buena parte de mi actual labor en Dognition: ellos me proveen de nuevos conocimientos consistentes y yo debo encontrarles aplicaciones prácticas.

No es algo tan complejo como pudiera parecer, en nuestro país conozco muchos entrenadores con más talento, creatividad y capacidad que yo. Solo les faltan los nuevos conocimientos que les permitan pensar de una manera diferente.

El avance dependerá de combinar conocimientos novedosos con (1) la experiencia manejando competentemente los conocimientos y técnicas actualmente en uso, (2) la amplitud de miras suficiente como para saber que, por bien que  funcione lo que hacemos ahora, puede y debe superarse y (3) la valentía de estar dispuesto a sustituir algo que está funcionando bien en este momento por algo nuevo, que debe ser probado y ajustado para funcionar aún mejor mañana. Hay que dejar a un lado la sensación de seguridad, la demagogia vacía y el autobombo. Asumir que no solo podremos equivocarnos, sino que con, seguridad, lo haremos más de una vez. No importa. También acertaremos y cada acierto de cada uno de nosotros se sumará en poco tiempo en un nuevo paradigma de entrenamiento.

Esta idea es la que nos llevó a crear el Instituto Tecnológico EDUCAN (ITE) y programar seminarios completamente inusuales en el mundo del entrenamiento canino. Siento ser inmodesto pero hoy día en ningún otro lugar del mundo se ofrece una formación de ciencia básica adaptada para los entrenadores tan actual, amplia, consistente y continuada. El objetivo del ITE no es que mejoremos nuestro entrenamiento mañana, sino que mejoremos el entrenamiento del mañana. Que se parece, pero no es lo mismo ;-).

El Adiestramiento Cognitivo-Emocional de EDUCAN, la individualización del entrenamiento acorde al perfil cognitivo de Dognition o el Do As I Do de Claudia Fugazza son resultados tangibles de esta idea de nuevas tecnologías de entrenamiento diseñadas por entrenadores con acceso a nuevos conocimientos. Queremos que los entrenadores que sigan el programa formativo del ITE no se limiten a aprender los desarrollos de otros, sino que, en poco tiempo, sean ellos quienes hagan propuestas igual de audaces, interesantes e innovadoras. Podemos, debemos, ser una generación de entrenadores que cambie por completo lo que había, no hay que limitarse a mejorarlo y afinarlo un poco. Podemos, debemos, cambiarlo por algo mejor.

Con ese objetivo hemos programado este trimestre en el ITE:

  • Los días 11 y 12 de Octubre Juliane Brauer con “Más listos de lo que pensamos”, quizá este seminario sea la mejor opción que se ha ofrecido hasta ahora para actualizarse a nivel científico sobre cómo aprenden y se comportan los animales. Conoceremos los experimentos que han hecho posible el cambio de mentalidad sobre los animales más importante de la historia de la ciencia y que deben ser la base para que diseñemos nuevas técnicas de adiestramiento concordantes con sus resultados. Un seminario central para cambiar nuestra manera de interpretar las motivaciones, objetivos y conducta de los perros. Imprescindible para cambiar el “chip”.
  • El 22 y 23 noviembre Juliane Kaminski impartirá el seminario “El perro social: conducta y cognición”, el mismo título que su reciente libro, el más actual y uno de los más relevantes que se han publicado nunca para conocer lo que la ciencia piensa hoy día sobre la manera de los perros de aprender y relacionarse con las personas. Juliane ha tenido la gentileza de haber diseñado el seminario que impartirá en el ITE específicamente para su aprovechamiento por parte de entrenadores caninos. Ofreciendo la posibilidad de responder a consultas sobre la actualidad o validez científica de las técnicas concretas de entrenamiento sobre las que quieran consultar los asistentes, una ocasión única para que nos ayuden a reinterpretar lo que hacemos.
  • Los días 13 y 14 de Diciembre será el momento de “La cognición y la empatía en primates y perros”, un seminario benéfico para recaudar fondos destinados el Centro de Rescate de Primates Rainfer, que será el lugar donde se realice este seminario tan especial, para así conocer a sus huéspedes: los primates rescatados. Tendremos varias ponencias de Guillermo Bustelo, director de Rainfer e investigador de la cognición en primates, Ignacio Ezquerro, jefe de cuidadores de Rainfer y mías (¡glups! Espero mantener el tipo). La cognición es la base que permite emociones complejas en los animales, la empatía permite reaccionar y responder ante las emociones de otros.

Pero no solo en EDUCAN estamos trayendo a ponentes del máximo interés para una formación más profunda, os recuerdo que nuestros compañeros de Implican traen los días 20 y 21 de Diciembre a Monique Udell, con el seminario “Cognición canina y su aplicación a la modificación de conducta”. Una ocasión excepcional para conocer la forma de trabajar de alguien que aúna la condición de investigadora con la de entrenadora, lo que hace que pueda entender perfectamente las inquietudes de nuestro colectivo.

Por último mencionaré que en el 2015, los días 25 y 26 de Abril no vuelva a visitar Josep Call para un seminario que cambiará muchas cosas, porque todos los asistentes podrán formar parte de la iniciativa de investigación aplicada al entrenamiento más importante que se haya llevado a cabo nunca en nuestro  país, con repercusiones y alianzas en todo el mundo. Con la opción de que os incorporéis a un proyecto de largo plazo para desarrollar técnicas de enseñanza probadas científicamente y acordes con las capacidades cognitivas de cada perro. Por cierto que cuantos más de estos seminarios que estamos programando hayáis cursado más cosas podréis  hacer dentro de esta iniciativa, así que: sin presión :-). Pero esta es otra (y gran, gran) historia y debe ser contada en otra ocasión.  A mi Carla ya la tengo apuntada 😉

Adiestramiento cognitivo-emocional: Sin revelación no hay revolución

Cuando hace tres años formamos al equipo de entrenadores del Zoo de Madrid para cambiar de un entrenamiento conductista a uno cognitivo-emocional escribí un post, Corazón de León, explicando el momento en el que uno de los leones marinos de California cambió el chip y empezó a trabajar para disfrutar con lo que hacía y de su relación afectiva con su entrenadora en lugar de buscando un arenque. Entonces escribí este párrafo.

“… no pudimos evitar emocionarnos, después de años de trabajo en los que lo único importante era obtener un premio de comida habíamos conseguido que Elvis prefiriese estar con su entrenadora y realizar las conductas “de gratis” que un seguro y suculento refuerzo de comida a cambio de una conducta.”

Este verano la responsable de EDUCAN en Argentina, como parte de su formación para incorporarse a nuestra empresa realizó todos nuestros cursos de entrenamiento comercial en España. Creía en el sistema, había decidido dar un giro a su trabajo y hacer adiestramiento cognitivo-emocional. Es una decisión valiente.

Como la mayoría de quienes hacen formación con nosotros su decisión se basaba en la consistencia de la propuesta de adiestramiento cognitivo-emocional y la idea de conseguir que su perro disfrutara de su trabajo y lo realizase basándose en su relación afectiva. Aun no había hecho «contacto».

Pasarse al adiestramiento cognitivo-emocional es un paso que da vértigo, hasta el momento del «contacto», en el que todo cambia, puedes sentirte inseguro. Pero puedes darlo tranquilo, la ciencia del comportamiento más actual, la más reconocida te sujetará. No en vano TODOS los investigadores actuales relevantes que estudian el comportamiento de los perros (Miklosi, Hare, Horowitz…) lo hacen desde una óptica cognitiva y relacional. Ninguno piensa ya que el conductismo permita explicar el conjunto de su comportamiento, ni mucho menos que sea la manera más ética ni eficaz de relacionarnos con ellos.

Un día, en el segundo curso, su perro tuvo su cambió de chip, fue tan rápido como todo en los border collies… Y empezó a trabajar en base al afecto. Ella empezó a llorar, primero lentamente y después como un manantial: su border, que meditaba cada cosa que le pedían, que parecía sopesar cada ventaja e inconveniente de realizar las conductas de una manera egoísta y manipuladora digna de Maquiavelo había cambiado. Estaba trabajando (que no es lo mismo que realizando conductas, le pese a quien le pese) en equipo, porque se querían, sin importarle otra cosa que disfrutar del trabajo y de su comunicación mutua.

El trabajo cognitivo-emocional es una revolución, pero para entrar del todo, con el corazón y no sólo con la cabeza, es necesario ver, sentir, a tu compañero de una manera completamente diferente: trabajando en equipo.

Cuando tienes la experiencia personal de dejar de funcionar como un expendedor de premios para ser un compañero, ese momento en el que dejas de ser el semáforo de las señales para realizar conductas y empieza la comunicación, cuando sobrepasas el aprendizaje asociativo para entrar en la didáctica ya no hay vuelta atrás.

Por eso entiendo a quienes necesitan afirmar que todo es aprendizaje asociativo, que los perros no sienten afecto por las personas y que solo se nos acercan y se mueven para obtener recursos individuales. Ellos nunca han sentido ese momento en el que todo cambia, en el que la conexión es personal y el perro y tú sólo queréis manteneros conectados, sincronizados a través del entrenamiento, en una intimidad en la que no tiene cabida ni sentido la expectativa de conseguir un trozo de salchicha.

Les entiendo y me apena su situación. Porque sin revelación no hay revolución.

Y por eso agradezco a los entrenadores del Zoo de Madrid y a todos nuestros alumnos que hayan salido de su zona de confort, renunciando a «programar» conductas, renunciando al control total que objetualiza al animal entrenado, para aceptar una didáctica negociada con él.

Es muy generoso y valiente dar un paso adelante y ofrecerles a los animales con los que convivimos y entrenamos la posibilidad de ser nuestros compañeros, de demostrarnos que piensan y que nos quieren.

EDUCAN, los certificados de profesionalidad estatales, los perros de asistencia y el Reishiki.

Ayer publicamos en el Facebook de EDUCAN que hemos sido la primera escuela de adiestradores de la CAM (la inspectora comentó que tenía la casi total seguridad de que éramos los primeros a nivel nacional) que puede emitir directamente el Certificado de Profesionalidad Oficial del Estado Español de Instructor de Perros de Asistencia.

Esto es un mérito importante para EDUCAN, puesto que las condiciones son exigentes y las evalúa el estado. No es un mero trámite administrativo, sino un elemento objetivo de valoración y reconocimiento de la calidad. Y si no ya veremos cuántos pueden realizar ese “trámite” 😉 .

Pero sin duda, además de EDUCAN, existen otras buenas empresas que cumplen o cumplirán sin problema las condiciones exigidas y se acreditarán, como nuestros archienemigos (cordiales por otra parte) de Bocalán, que es la otra escuela de entrenadores de referencia en nuestro país, o Animal Nature de mi amigo Carlos Bueren. De hecho sin ellos (y otros más en toda España, pero hago referencia a empresas cuya labor está enfocada en la CAM) este sería un sector que quedaría cojo y que daría la espalda a la realidad. Son una competencia muy difícil, la más difícil, pero no me gustaría una regulación hecha a medida para obligar a los alumnos a pasar por el aro de una sola empresa. Eso sería injusto e iría contra el libre mercado y contra todo lo que creo y defiendo.

Pero lo que es sí bueno para todos, es que el proceso de evaluación e inspección ayudará a separar el grano de la paja y a “ordenar” el sector de la formación de entrenadores en España en un momento en el que las medias verdades y la picaresca parecen más la norma que la excepción en la oferta formativa canina.

Cuando se publiquen los otros dos Certificados de Profesionalidad, “Adiestramiento de Base y Educación Canina” e “Instrucción Canina en Operaciones de Seguridad y Protección Civil” también intentaremos acreditarnos. Hasta dicha publicación toda empresa que dé a entender que su formación tiene algún tipo de carácter oficial a nivel nacional respaldado por el Estado está falseando la información y actuando de una manera engañosa. Y si empiezan siendo poco claros….

Curiosamente ni EDUCAN ni Bocalán, las Oxford y Cambridge (¿o las Cambridge y Oxford? 😉 ) de la formación de entrenadores de animales en España, ambas asesoras del Estado español en el proceso de creación y puesta en marcha de estos certificados, han/hemos “vendido” una falsa oficialidad de nuestros cursos.

EDUCAN y Bocalán hacen publicidad veraz en este aspecto: Bocalán consiguió hace poco incluir su formación de entrenadores de perros de terapia en el programa Europeo Leonardo, EDUCAN ha sido reconocido como Centro Oficial para impartir la formación y emitir directamente el título oficial de entrenador de perro de asistencia, el Certificado de Profesionalidad. Estos son méritos reales de ambas empresas, concedidos por entidades públicas de gran calado, no hay “yo me lo guiso, yo me lo como”, ni cortinas de humos para que los alumnos crean que somos más de lo somos.

No hacemos trampa y no exageramos: no es necesario pasar por nuestras escuelas, a modo de impuesto revolucionario, para poder ejercer legalmente como técnico de terapia asistida por perros o como entrenador de perros de asistencia.

Los técnicos de terapia asistida no están regulados en nuestro país y es absolutamente innecesario tener ninguna titulación concreta para ejercer; basta con darse de alta en hacienda (y cotizar, of course my dear) para estar 100% legal.

En el caso de los perros de asistencia el tema es algo más restrictivo, porque será necesario que un perro esté adiestrado por una entidad o entrenador que posea el Certificado de Profesionalidad para ser incluido en el registro oficial de perros de asistencia y así beneficiarse de las diferentes leyes autonómicas de accesibilidad para acompañar a su usuario. Pero eso no quiere decir que haya que pasar por EDUCAN (u otra de las escuelas que posteriormente entren en la oficialidad) como única vía: existe también un proceso de acreditación al que quienes se consideren cualificados pueden presentarse, exponiendo su experiencia y formación, para obtener el Certificado de Profesionalidad como Instructor de Perros de Asistencia.

Es cierto que este proceso tiene un par de “peros”, el primero es no saber la frecuencia con la que se convocarán estos procesos de acreditación, aunque inicialmente no serán demasiado frecuentes, es lógico pensar que progresivamente irán siéndolo más. En todo caso, existe la posibilidad de solicitar un proceso de acreditación a través de empresas u otras entidades del sector.

El segundo problema se ha manifestado en el proceso de acreditación en Catalunya, que reguló el perro de asistencia a nivel autonómico antes de que saliera publicado el Certificado de Profesionalidad de carácter nacional en el BOE: el que las convocatorias de acreditación no se publiciten suficientemente, limitando las posibilidades de presentarse de quienes desean certificarse. En este aspecto únicamente puedo asegurar que desde EDUCAN se informará ampliamente y desde todos nuestros canales de aquellas convocatorias que conozcamos, facilitando que cualquier interesado, tenga relación con nuestra empresa o no, tenga opción acudir. Es cuanto está en nuestra mano hacer, y podéis contar con que lo haremos.

Pero además del área “legal” el perro de asistencia, y, más en concreto, la formación de entrenadores de perros de asistencia son temas que no están exentos de problemas profundos, estructurales en muchos casos, que conviene exponer con claridad antes de que el entusiasmo de nuestros alumnos les lleve a apuntarse de manera impulsiva ¡Porque ya hemos recibido más de cincuenta peticiones de información para veinte plazas convocadas en Octubre de 2015! Y antes de que nadie se tire al agua es mejor que sepa bien cómo están las cosas.

Hay dos problemas principales, a mi entender, con el perro de asistencia:

  • Garantizar la calidad de vida del perro
  • La situación del mercado laboral.

A los que se añade para quienes quieran formarse y para las escuelas:

  • El coste de la formación.

Ninguno de estos problemas es sencillo de afrontar, pero para hacerlo lo primero es exponerlos.

EDUCAN fue pionero tanto en la introducción del perro de asistencia como de la formación de entrenadores especializados en su preparación. Sin embargo las dificultades que encontrábamos para garantizar la calidad óptima de vida de los perros una vez entregados nos llevó a desvincularnos del sector durante largo tiempo. Lo explicaré mejor para evitar malas interpretaciones: al hablar de calidad de vida no me refiero ni a maltrato ni a sufrimiento del perro, sino a la imposibilidad de acceder a la felicidad. Las formas de entrenar más usadas implican programas de condicionamiento demasiado centrados en refuerzos individuales (típicamente comida y juguetes) que relegan a un segundo término el desarrollo social del perro. El trabajo así planteado no es colaborativo sino un intercambio de conductas por comida, imposibilitando que realizar la conducta de manera coordinada sea un fin social en sí mismo, lo que tiende a objetualizar la relación. Esto, que puede no ser demasiado grave en un adiestramiento de manejo o incluso en un adiestramiento deportivo, pues el trabajo supone un subconjunto relativamente pequeño del tiempo de relación entre la persona y el perro, pasa a ser más peligroso en un perro de asistencia, que usa mucho más del entrenamiento durante la convivencia. Insisto en que esta es mi opinión y no hace referencia a desatender los mínimos de calidad de vida, sino a limitar los máximos.

Muchos años nos ha costado desarrollar un nuevo modelo de entrenamiento que evite estos riesgos manteniendo la calidad operativa de los resultados, pero creemos haberlo conseguido de manera consistente. Ahora iniciamos la publicación de varios libros exponiendo nuestras propuestas de trabajo, en dos meses aproximadamente saldrá el primero. Por ello este primer problema, el más grave, lo hemos conseguido superar. Aunque nos haya costado más de diez años de I+D+I 😛

El segundo problema es la situación del mercado laboral, algo particularmente importante para quienes deseen dedicarse al perro de asistencia profesionalmente. Lo cierto y verdad es que no existen empresas que oferten puestos de trabajo para entrenadores de perros de asistencia. Después de esta frase parece lógico pensar que no tiene mucho sentido formarse u ofertar formación como entrenador de perros de asistencia.

Ese razonamiento parte de un error de base: cuando EDUCAN y Bocalán iniciamos nuestra actividad formando entrenadores (no me refiero ahora sólo a los de asistencia) no había demanda de cursos, ambas empresas podíamos considerar un buen curso uno con diez alumnos, y ambas empresas tuvimos menos en bastantes cursos. Y dábamos uno o dos cursos al año. No existía cultura de formarse a través de cursos en el mundo del entrenamiento canino, no existía la demanda. La creamos nosotros, creyendo en su calidad, en sus beneficios y trabajando para promocionarlos. Mi amigo Iñaki Pardo opina que el negocio está en la formación, pero es porque en su momento creamos ese negocio que no existía.

En la película “La red social” el rector de Harvard recrimina a unos alumnos que, como en Harvard todo el mundo tiene tanto talento, nadie quiere ser contratado por una empresa, todos quieren crear su propio trabajo. Aquí parece suceder lo contrario: la gente espera ser contratada por una gran empresa y eso no existe, cierto. Pero todos los que hemos estado y perseverado en el perro de asistencia hemos encontrado usuarios y financiación. Cuando en EDUCAN hicimos los primeros cursos para la CAM entregamos seis perros, ahora Bocalán, en un verdadero hito por el que ya felicité en privado a Teo Mariscal, van a entregar ¡once perros! Carlos Bueren, de Animal Nature, está trabajando e investigando con perros de asistencia para afectados por trastornos del espectro autista.

Bocalán no entrega perros de asistencia porque tiene suerte, es el resultado de un equipo excelente trabajando a lo largo del tiempo, creyendo en la utilidad y viabilidad de su proyecto: Teo es un máquina con el Foundraising, Elena, a la que conocí el otro día, me pareció un lujo como responsable de los perros entregados, es tan buena que incluso podría trabajar en EDUCAN (con un pequeño exorcismo para expulsar algo de ABA y hacer hueco a las ciencias del comportamiento actuales). Ellos han creído y han creado.

Es trabajo de quienes deseáis ser entrenadores de perros de asistencia, de quienes creéis en la importancia del perro de asistencia para mejorar la calidad de vida de sus usuarios, informar, promocionar, presentar proyectos ilusionantes y hacer que ese mercado crezca para os incluya y os permita vivir de lo que amáis. Si no eres emprendedor y asumes el riesgo y la responsabilidad no merece la pena que hagas el curso, ni el nuestro ni ninguno, porque no te servirán para nada. En esto hay que desear volar alto y saber volar solo, es un trabajo para halcones, no para gallinas ;). EDUCAN y Bocalán al principio éramos una persona, una correa, convicción y ganas. Si te falta la correa te la regalamos.

El último punto es el coste de una formación tan larga, mi amigo Iñaki, haciendo una regla de tres con nuestros precios, ha calculado que el curso de Instructor de Perros de Asistencia costaría cerca de doce mil euros por alumno. Aquí creo que también las empresas debemos mojarnos y ayudar a quienes se atrevan y arriesguen a trabajar duro para crecer y hacer crecer el perro de asistencia en España. Por eso en EDUCAN estamos buscando la manera de que sea lo más barato posible, y aunque varias cosas están en el aire y por ello no puedo dar un precio ahora, aseguro que este curso costará sustancialmente menos que lo calculado por Iñaki. Palabrita del niño Jesús.

Suerte y Reishiki para todos.

Señales, comandos y una cierta falta de sentido crítico.

Uno de los problemas generalizados que existen en el entrenamiento y gestión del comportamiento canino es la falta de sentido crítico.

Sin duda prefiero a quien no coincide en nada conmigo, pero que discrepa desde un análisis profundo y consistente, a aquel que opina como yo sin hacerse preguntas y aceptando un razonamiento ya hecho sólo porque cuadra con sus ideas previas sobre cómo deberían ser las cosas. Opinará como yo, pero no piensa como yo, pues nunca he compartido que se pueda tener una convicción técnica sin un análisis profundo de una cantidad suficiente de información de calidad.

La falta de sentido crítico trae una consecuencia inevitable y torrencial, los prejuicios, en su sentido literal: opiniones negativas y tenaces sobre algo previas a conocerlo suficientemente. Un tremendo lastre.

Y quiero ilustrar esto con un ejemplo de prejuicio que se acepta sin pensar demasiado sobre ello, porque coincide con lo que algunos prefieren pensar. Me refiero al uso de la palabra señal y/o de la palabra comando refiriéndose a las indicaciones que aportamos al perro para que realice alguna conducta.

En España se ha hecho un lugar común en algunos sectores del entrenamiento considerar la palabra señal como la correcta y afirmar que la palabra comando es incorrecta y tiene un sesgo negativo, una oscura connotación paramilitar, al relacionarse de algún modo con los cuerpos especiales denominados comandos.

Sin embargo ese argumento es falso, porque, en realidad, no se dan “comandos a los comandos”, lo que daría lugar a malos entendidos cómicos. Pocas películas bélicas veréis en las que un aguerrido sargento de los Marines inicie una peligrosa operación gritando a sus hombres: “Seguid mis comandos”. Comando no es ni una palabra técnica ni jerga del ámbito militar que signifique orden (de mandar, no de poner juntos los calcetines). Nunca lo ha sido.

Evidentemente, por lo anterior, usar comandos no da ningún carácter paramilitar ni a quien los da, ni a quien los recibe, si fuera así todos nuestros ordenadores, incluso los elegantísimos y claramente civiles y pacifistas Macs, serían sospechosos de militarismo. Es una asociación ridícula, que no resiste el más mínimo análisis crítico y que, tras pensar sobre ello, produce un cierto rubor haber aceptado como válida.

Porque la diferencia real es que señal es un término de psicología conductista y comando es un término de computación y cognición, que son las disciplinas de donde se adoptan, por más que la imaginación poco leída de algunos les atribuya orígenes más sospechosos.

Señal hace alusión a un estímulo que indica y marca el momento en el que será valioso realizar determinada conducta, de manera similar a las señales de tráfico que informan de cuándo realizar o dejar de realizar algún acto de conducción. Así, simplificando, las señales informan al perro de la posibilidad de recibir un refuerzo realizando alguna acción concreta. En entrenamiento C-E usamos el término señal cuando estamos realizando aprendizaje asociativo, las señales para ser eficaces en un entorno enriquecido y variable requieren largos procesos de generalización.

Comando, sin embargo, está referido a un estímulo que pone en marcha un proceso cognitivo interno determinado, de manera equivalente al funcionamiento de un comando de programación informático (de donde se toma el término) y está más relacionado con el aprendizaje conceptual, proactivo y estructural. El adiestramiento C-E cambia de usar la palabra señal a la palabra comando cuando el perro, teniendo asociada la señal a alguna acción, ha de usar dicha acción de manera proactiva para responder y solucionar una situación problemática y con información ambigua que le llevaría a realizar otras acciones diferentes. Así, la señal pasa de indicar el valor conductual de un momento a funcionar como una instrucción (un comando, vaya) que requiere atención, esfuerzo consciente y procesado novedoso para ser eficaz en circunstancias complejas, multiestimulares, descontextualizadas y con variables extrañas, lo que minimiza las necesidades de generalización.

Si comando no tiene ninguna relación con la jerga paramilitar, donde no se utiliza en absoluto como sinónimo de orden, indicación o señal ¿por qué se ha popularizado y perpetuado esa asociación tramposa que descalifica comando como palabra técnica? Pues sinceramente, me parece una fea maniobra de algunos sectores radicalmente conductistas para “vendernos” como buena y técnica su nomenclatura y hacer sospechosa y darle un cariz negativo y de poca calidad a los términos que vienen de otras ciencias del comportamiento.

Recalco: de algunos sectores conductistas inseguros y tramposos, porque la mayoría de conductistas radicales que conozco optarían por discutir con argumentos técnicos y consistentes sobre los beneficios de su término frente al otro (he disfrutado mucho debatiendo este tema con amigos que pensaban de manera diferente a la mía), sin necesidad de asociarle previamente emociones negativas, cargándole con prejuicios que enturbian el debate de los conceptos y crean una situación de sospecha moral sobre quienes optan por el término cognitivo.

Otro tema de debate, que prometo abordar en otro post, es el uso, las implicaciones y los matices de las palabras orden e indicación de manera diferenciada respecto a señal y comando. Pero esa es otra historia y debe ser contada en otra ocasión…

Tengamos cuidado porque las palabras a veces pesan demasiado para que se las lleve el viento, tanto como para ser usadas como armas. Y aquí nadie está en guerra ¿o sí?

¿Formación? Mucho bueno amigo.

Hace poco intercambiaba mensajes públicos en mi Facebook con Teo Mariscal, el CEO de Bocalán. Hablamos, entre otras cosas, de cómo el buen hacer de ambos había llevado a que EDUCAN y Bocalán fueran las dos entidades más relevantes en la formación de profesionales del mundo canino. El Face es lo que tiene: que te pones tierno, permite llegar a la exaltación de la amistad con un ahorro considerable de tiempo (y de alcohol, pero esto segundo no sé si es una ventaja).

Es evidente que EDUCAN y Bocalán son las dos escuelas de referencia en nuestro país, las más grandes y antiguas. Esto, en el panorama actual, donde han surgido muchas ofertas formativas dudosas, mucha fórmula de “galleta de la fortuna” (el copyleft es de mi amiga Mercedes Iacovello, que es lo más) y mucha picaresca homologadora, podría hacer pensar que consideramos (Teo y yo), que nuestras empresas son las últimas islas de calidad y seriedad en un océano tempestuoso de abusos y mala praxis. Esto no es cierto (aunque un poco, un poquito, un poquitito, durante un breve momento, un momentito, un momentitito, lo mismo se nos ha pasado por la cabeza).

Como Teo se ha ido a Marruecos a subir una montaña (:O) no puedo hablar por él (por supuesto he intentado pagar a los sherpas para que le corten las cuerdas cuando este bien alto y así quitarme de en medio a la competencia más dura y difícil de EDUCAN, pero resulta que en Africa no hay sherpas, así que es muy probable que vuelva), pero yo personalmente no creo que puede haber otras ofertas formativas excelentes, sé que las hay.

Siempre ha sido vocación de EDUCAN potenciar la calidad, aunque sea la de la competencia, porque eso nos hará esforzarnos y ayudará a la mejora de la oferta para quienes deseen formarse como adiestradores.

Pero todo lo anterior no serían más que hermosas palabras, un brindis al sol para hacer ver lo enrrolladísimo que soy, si no las acompañase de una lista de cursos y seminarios de la competencia que me parecen excelentes. Una lista que no puede ser un «ráscame tú, que ahora te rasco yo», algo muy usual en este momento y que consiste en que la gente sólo recomienda a quien le contrata y/o solo contrata a quien le recomienda, ni tampoco un «mis amiguitos molan y son los mejores aunque no he visto nunca cómo lo hacen». La ética choni (término gentileza de mi adorada Castroverde) no es la que le hubiéramos enseñado a Nicómaco. Se verá que la promoción de todos los cursos y empresas que hago aquí nada tiene que ver con eso.

En primer lugar quiero mencionar el seminario de Mantrailing con Kevin Kocher, organizado en BCN por Ernest Belchi. Este seminario me parece un lujo, Ernest y yo hemos mantenido mucho contacto durante su organización, Ernest incluso tuvo la gentileza de proponerme la inclusión del logotipo de EDUCAN en el cartel de promoción del evento. Me parece una gran ocasión, por desgracia hemos tenido un problema de fechas y coincide con nuestro seminario de ABA actual con Jesús Rosales-Ruiz.

No podré acudir al seminario de Kocher y, por supuesto, desearía que todo el mundo mundial viniera al nuestro, pero si te interesa el trabajo de búsqueda de personas el seminario de Kocher es una ocasión irrepetible y no deberías perdértelo, además Ernest es garantía de que todo estará bien preparado y los asistentes se sentirán cuidados y atendidos.

La coincidencia de este seminario con el nuestro, junto a las peticiones de mis amigos de Hispanoámerica y la de Carol Aguza (apúntate otra), me ha llevado a que hoy mismo vayamos a anunciar que el seminario de Jesús Rosales-Ruiz y los posteriores que organicemos desde el Instituto EDUCAN, se podrán realizar, más baratos, por streaming, teniendo tanto los asistentes presenciales como los e-asistentes, disponible de manera privada la grabación íntegra del seminario durante un espacio de tiempo suficiente como para revisitar aquellas partes o momentos que inicialmente no nos hubieran quedado claros ¿Veis cómo la competencia obliga a mejorar? Sin este seminario no hubiéramos visto tan urgente e importante la necesidad de poner en marcha la formación on-line. Mejoras para EDUCAN, que aumenta sus opciones de recibir alumnos, mejora para los potenciales alumnos, que podrán realizar nuestros seminarios de una manera más sencilla, cómoda y barata, disponiendo de más tiempo para revisar los contenidos y pudiendo recibirlos estén donde estén. También mejoras para Ernest, porque la gente podrá acudir a ver a Kevin Kocher sin perderse el seminario de Jesús Rosales, pues pueden verlo en diferido.

También llevaba tiempo queriendo hablar (bien) de las chicas de Dogtor Animal y su curso de terapia asistida por animales, pero me faltaban algunos datos que ahora tengo, lo cierto es que, aunque pueda disentir en algunos puntos conceptuales de su propuesta, es una formación seria, de calidad y muy bien impartida. Merece la pena. Felicidades.

Muy emocionante para mí es poder decir que el adiestrador de IPO que me parece más interesante para formarse está en España, es emocionante porque es una persona que inició su formación en EDUCAN, fue adiestrador de EDUCAN, delegado de EDUCAN, su primer perro de competición fue un regalo del Jefe de Estudios de EDUCAN, Javier Moral, hijo de un perro mío con su perra y le ayudé a preparar a ese perro y a su figurante para su primer campeonato.

Es por tanto alguien muy cercano y querido, así que dejo claro que quizá no sea todo lo imparcial que creo ser: Juan Carlos Moreda, de Krusaiker. Juan Carlos ha impartido seminarios sobre IPO por todo el mundo explicando su sistema Coachingdog, ahora tiene varios previstos en España, ningún practicante o interesado en esta disciplina debería perdérselos, porque le darán otra perspectiva, una perspectiva mejor. Juan Carlos en este momento se encuentra en Philadelphia para participar en la WUSV, desde aquí le deseo públicamente la mejor suerte del mundo.

Tres opciones formativas de calidad e interés que compiten directamente con EDUCAN: el seminario de Kevin Kocher por coincidencia de fechas, los de Dogtor Animal porque tenemos un curso de exactamente la misma temática y el de Krusaiker porque, además de los seminarios de IPO, dan formación para adiestradores profesionales en competencia directa con nuestros cursos más importantes. Y ni os cuento de Bocalán, nuestro archienemigo eterno (tanto que ya nos hemos cogido hasta cariño), pero las cosas son las que son.

Por supuesto no pretendo decir que sólo la formación de esta lista sea de excelente, seguro que hay muchos excelentes cursos que no conozco, bueno muchos no ;), pero sí alguno. También hay otros que tengo la convicción de que serán excelentes, como el de educador canino de Lealcan, pero del que no puedo afirmar en este momento que es bueno por no haberse impartido aún (ahora empieza la primera convocatoria), por más que sepa que está coordinado e impartido por alguna de las mejores cabezas y corazones del mundo del perro. El año que viene será otra cosa.

Obviamente sé de algunos, bastantes, cursos que son calamitosos o tienen más truco que el Gran Mago de Oz y siempre tienta hacer una lista de “los diez peores”, que sería -como dice Antón Ego- divertida de escribir y aún más de leer, pero en EDUCAN está prohibido hablar mal de la competencia, aunque sea verdad ¡Qué le vamos a hacer!

Como se puede comprobar esto no son buenas palabras, son acciones. Hay que ser activos en la recomendación de lo bueno, mucho más que en la denuncia de lo malo. Una empresa de calidad no puede basar su publicidad en lo mal que lo hace la competencia, sino en que, pese a que otros lo hacen bien, nuestro producto resiste y destaca. Los alumnos deben elegir entre los mejores, no entre los menos malos, es su derecho, pero también es nuestra responsabilidad.

La aventura formativa.

Escribo este post justo antes de partir hacia Buenos Aires para impartir allí dos seminarios, Introducción al adiestramiento C-E y Gestión emocional para la mejora del comportamiento en perros. Ya he comentado mi antipatía ante los viajes, únicamente consiguen ilusionarme cuando son una parte fundamental de la gran aventura de mi vida: la aventura formativa.

Quienes lleven poco tiempo en el mundo del perro -y me refiero a menos de quince años- no pueden entender ni emocionarse de la misma manera ante la idea de la formación, ya sea como ponente o como alumno.

Hace ya bastantes años unas pocas empresas en España empezamos a estructurar los conocimientos necesarios para ser adiestrador de tal manera que la formación en lugar de ir “a saltos” tuviera una línea clara de progresión, desde la base hasta el trabajo especializado. Mostrando en la práctica la aplicación de los conocimientos teóricos y consolidando esta la fiabilidad de los primeros, además de enseñar cómo la teoría, cuando nos encontrábamos en la realidad del adiestramiento, parecía mucho menos “pura” y manejable que sobre la pizarra.

Fuimos atrevidos, teníamos conocimientos de adiestramiento, pero iba un mundo desde ahí hasta diseñar la didáctica, preparar la documentación y organizar todos los aspectos referentes a la puesta en marcha de un nuevo modelo de formación. Quienes organizan cursos articulados por otros o adoptan modelos ya terminados y funcionales nunca podrán entender lo bien y lo mal que se pasa montándolos. Por ello, cada vez más, creo que esa fue nuestra gran aventura, nos lanzamos con ilusión, pensando que llegaríamos a algún sitio interesante. Como los primeros exploradores íbamos escribiendo nuestros mapas según avanzábamos. Y cuando las cosas cuadraban parecía que las hubiéramos conocido de antemano, porque la formación, cuando sale bien, se asemeja más al regreso a un lugar conocido que a la llegada a un destino novedoso.

Hoy España tiene una amplia oferta formativa, con una variedad de criterios didácticos suficiente para satisfacer a los alumnos de cualquier nivel. También esta surgiendo picaresca y formación peligrosa -que roza o entra de lleno en la pseudociencia- llamando de una manera muy seductora a nuestras idealizaciones o miedos sobre el mundo del perro y el ejercicio profesional del adiestramiento. Es inevitable que cuando se ha creado una tierra fértil aparezcan también aquellos que están dispuestos a exprimir sus recursos hasta agotarla. Siempre hay quienes están dispuestos a la cosecha, pero se encuentran muchos menos voluntarios para el lento proceso de sembrar.

En todo caso yo sigo inmerso en esta aventura gigante de diseñar e impartir formación, buena formación, es el motor que puso en marcha nuestra escuela, el que ha puesto en marcha el Instituto EDUCAN -cuya óptica formativa es diferente y arriesgada- y es el que me lleva a Buenos Aires, es el motor, pero lo que me llena de energía y ganas, el combustible, es la ilusión y buena onda que tienen y me han trasmitido de todas las formas posibles las organizadoras y los asistentes a los seminarios. Ahora (me) toca responder.

El «arte» de adiestrar.

Es sabido que soy un firme y activo defensor de la necesidad de incorporar conocimientos consistentes a la base de nuestro trabajo, sin eso nuestro oficio quedaría, por anacrónico, fuera del mundo que lo rodea. El adiestramiento de perros ha evolucionado mucho en los últimos años, y ha sido para bien.

Sin embargo el rumbo actual también tiene escollos, algunos más insidiosos por estar más ocultos y no mostrarse con claridad.

Uno de los peores es, por seguir principios generales demostrados, ignorar la importancia de los individuos concretos, adiestrador y perro, que participan en el adiestramiento. Por muy técnico y científico que queramos que sea nuestro trabajo, negar o considerar secundario el hecho -evidente para cualquier adiestrador con oficio- de que no existen dos perros que aprendan y trabajen exactamente igual, necesitando de un entrenamiento individualizado, sólo es una muestra de pedantería y, si no de ignorancia, sí de inexperiencia.

Todos los que preparan perros para alguna disciplina deportiva o de utilidad saben que es usual que al aconsejar a un compañero sobre un punto problemático de su entrenamiento -y todos hemos estado a ambos lados del consejo- la respuesta sea: “sí, sí, pero es que este perro es muy especial en algunas cosas”. Y es cierto, es un recordatorio de que si todos funcionaran igual con las mismas técnicas, nadie tendría problemas, vienen a decirnos “yo también me sé los conceptos básicos y estuve en ese mismo seminario, pero con mi perro el trabajo estándar no da los resultados estándar, si fuera así no fallaría en ese ejercicio. Ahora necesito algo particular y exclusivo para este perro”.

Ese es el arte de adiestrar, un concepto que quizá ha sido usado de una manera algo hiperbólica durante mucho tiempo y que ahora la ciencia de adiestrar parece haber convertido en sospechoso. Para mí no lo es, porque conozco y he vivido los tiempos en los que no existía el caudal de información actual, donde la dificultad formativa está en seleccionar los textos, los seminarios, los curso, los vídeos a los que vamos a dedicar nuestros recursos y atención.

Hace no tantos años la información era un goteo escaso y angustioso, los adiestradores tenían que hacer mucho con muy poco, usando un diez por ciento de conocimientos y un noventa de arte, entendiendo por arte la primera de las acepciones de la academia: virtud, disposición y habilidad para hacer algo. Y había mucho de las tres cosas en los adiestradores y en el adiestramiento.

Esto exigía mucha sinceridad y modestia frente al adiestramiento, frente al perro. Era imposible olvidar que adiestrar y guiar cada perro es un camino propio, no una generalidad, y que cada adiestrador tenía más talento para unos u otros perros y con cada nuevo ejemplar que entrenaba y guiaba era necesario volver a aprender a adiestrar, porque intentar los mismo con todos era una vía directa y segura al fracaso o, lo que es peor, a la atonía, a un adiestramiento vacío de emociones (en una ocasión uno de mis formadores me hizo notar que un figurante técnicamente impecable, por su falta de pasión, hacía que los perros que trabajaba sistemáticamente se fueran apagando hasta mostrar un servicio de protección cumplidor pero soso y anodino). Y esa es la peor de las mediocridades.

Es cierto que eso llevaba en muchos casos a sensaciones de frustración y estas en demasiadas ocasiones al maltrato, pero no es menos cierto que el esfuerzo, la implicación e ilusión también eran mayores y cuando las cosas salían había una cierta sensación de magia que se ha perdido. Ahora si algo no funciona enseguida es frecuente ver a gente que tuerce el gesto o empieza a desconfiar del adiestrador, la técnica o el sistema, lo que no es mejor ni peor, sino una consecuencia de la evolución y tecnificación del proceso. Pero yo no cambiaría por nada esos momentos de sorpresa.

Conrad (siempre Conrad) vivió como marino el paso de la navegación comercial a vela a la navegación a vapor y describió perfectamente lo que sucedía: hasta ese momento todos los navegantes eran descendientes de los anteriores, era un mismo arte perfeccionado y afinado con el paso del tiempo, sin embargo la navegación a vapor, que se basaba en principios diferentes y vivía otro tipo de dificultades y riesgos rompía la línea continua. Los navegantes a vapor eran sucesores y no descendientes de quienes les precedían y no tendrían las mismas incertidumbres y miedos, llegado el momento dejarían de entender por qué hacían lo que hacían los navegantes a vela.

Algo muy semejante parece estar pasándonos en el adiestramiento, donde algunos nuevos compañeros, formados única o principalmente en la ciencia de adiestrar yerran al mirar con desconfianza o superioridad a esos predecesores nobles que supieron hacer tanto con tan poco, allanando el camino y sufriendo (pero también disfrutando) el adiestramiento como quienes empiezan ahora no podrán nunca imaginar.

No debemos abandonar la ciencia del adiestramiento, que es la realidad actual, y la mejor respuesta a los interrogantes de la profesión, pues intentar una vuelta al pasado, por atractivo que nos parezca, no es sino artificio y fingimiento, pero mejoraremos sustancialmente si dejamos que nuestra ciencia de adiestrar sea lo bastante permeable como para que, en sus abundantes huecos y límites, nos penetre y ayude al arte de adiestrar, que nunca debió soltar nuestra mano, para llevarnos por el camino correcto, recordándonos que, en cierta medida, es necesario olvidar todo y aprenderlo de nuevo al entrenar y guiar a cada perro que entra en nuestras vidas, ya sea a nivel personal, profesional o deportivo.

Nueva línea de formación en EDUCAN.

Aunque he bajado a Rapture, ascendido a Columbia y acompañado a Thursday Next en sus aventuras, nunca he conocido nada tan steampunk como la organización empresarial y el marketing de las empresas de entrenamiento y gestión de la conducta canina en nuestro país.

El que seamos entidades pequeñas puede explicar que no estemos a la ultimísima en cuanto a la manera de organizar, promocionar y hacer rodar nuestra empresa en el mercado. Pero es que en un mundo de naves espaciales nuestro sector parece moverse en máquinas de vapor, intentando mejorarlas -con ideas que llegan a ser brillantísimas- en lugar de asumir que existen unas líneas de actuación alternativas probadas y eficaces. Si dejamos de intentar reinventar la rueda, encarrilando nuestro esfuerzo y creatividad en estas formas conocidas y fiables de trabajo nuestra empresa mejorará rápidamente, tanto para nosotros como para nuestros potenciales clientes. Ignorar la forma adecuada de hacer las cosas era viable (y sólo eso) en época de bonanza, ahora es un lento suicidio de nuestras aspiraciones e ilusión de poder vivir de lo que amamos, lleno de te lo dijes de quienes no ven en esto una profesión que se pueda considerar seria.

Varias veces he insistido en cómo me molesta el vedetismo de algunos adiestradores, que parecen ofenderse ante la idea de formarse como empresarios y organizarse de manera consecuente, alterando así algún tipo intangible de esencia y pureza, me molesta porque tengo la convicción de que cuando se cobra por un servicio es una obligación ética hacerlo de una manera competente, no basta con la buena voluntad y el esfuerzo: ¿cuántas veces, cuántos de nosotros, hemos insistido en la necesidad de que un profesional esté preparado antes de ponerse manos a la obra con un perro? ¿nos parece aceptable que alguien sin ningún conocimiento previo adiestre sólo porque sus intenciones y voluntad son buenas? ¿eso es suficiente para asegurar que no se corren riesgos? No basta con que te gusten los perros para ser adiestrador, no basta con saber adiestrar para tener una empresa de adiestramiento, ponerse al frente de una empresa, incluyendo las unipersonales, implica la necesidad de formación específica para ofrecer un trabajo de calidad y competitivo.

Estamos en un momento en el que debemos planificar adecuadamente nuestras inversiones: de tiempo, de esfuerzo, de dinero… si queremos volverlas rentables. Han pasado los tiempos de atar los perros con longanizas y ha llegado la hora de hilar fino.

Con todo tenemos suerte; nuestro mercado es uno de los que los analistas consideran congelado, (Frozen en la lengua de Shakespeare y de los negocios, que siempre hay un término anglosajón para estas cosas), lo que implica que al pasar la crisis no habrá retrocedido como, por ejemplo, el inmobiliario. Esto son buenas noticias. Siempre que nuestra empresa aguante hasta que pase la crisis.

Existen múltiples sitios en la red (desde blogs hasta cursos on-line) y fuera de ella para ayudarnos a colocar nuestra empresa en el buen camino. No son fórmulas mágicas, ese buen camino no es un camino fácil, ya no hay de eso, pero es el único que nos permitirá sobrevivir comercialmente sin necesidad de recurrir al abuso, a la picaresca o a la pérdida de la calidad. Para mí esto es importante, hemos elegido una profesión vocacional precisamente para hacerlo bien, si se vuelve una carrera de ratas mejor nos hubiéramos dedicado a otra cosa.

Por desgracia nuestro sector es más rarito que un perro verde y la traducción de los conocimientos generales en acciones concretas eficaces se vuelve complejo. Para facilitarlo en EDUCAN vamos a iniciar -dentro de nuestros nuevos programas de formación continua- la impartición de una serie de seminarios y talleres dedicados a esos otros aspectos de nuestra profesión, complementando así la oferta formativa sobre conocimientos aplicables al perro con otros enfocados en conseguir rentabilidad, calidad y eficacia para las empresas y personas que se dedican al adiestramiento.

Inicialmente hemos programado dos seminarios que pensamos que cubren las necesidades más urgentes que tendremos/tenemos como profesionales:

Habíamos centrado nuestros esfuerzos formativos en los aspectos técnicos del adiestramiento, creemos que ahora debemos compartir y potenciar la difusión de conocimientos que permitan la viabilidad económica y profesional de quienes se dedican a este sector o piensan en hacerlo. Me ha costado dar este paso, pues en EDUCAN hemos conseguido -absurdo es negarlo- un muy notable éxito comercial y compartir las estrategias que nos han llevado hasta él genera unas ciertas mariposas de inseguridad en el estómago, pero creo que con la crisis no es honesto preparar adiestradores sin ofrecerles de manera complementaria información para que su práctica profesional sea exitosa: Quien sólo desee aprender por crecimiento personal (o tenga una sólida formación como empresario) podrá centrar su formación con EDUCAN exclusivamente en aprender cómo adiestrar perros, pero quienes sean o deseen ser profesionales del sector tendrán una puerta abierta para avanzar con seguridad como empresarios viables, eficaces y éticos.

Volvernos empresarios en tiempos revueltos.

Decir que en España estamos en un momento difícil para los profesionales de cualquier sector es algo absolutamente obvio.

Las empresas dedicadas al entrenamiento y gestión de la conducta de perros suelen ser pequeñas y de marcado aspecto vocacional. Esto es bueno: dedicarnos a lo que nos gusta hace más fácil aumentar las horas de trabajo y permite soportar mejor una pequeña merma en los ingresos, pero puede limitarnos en otros aspectos importantes.

El problema más usual es la tendencia a centrarnos en la parte técnica del trabajo, desatendiendo la empresarial. Son frecuentes los ejercicios de diletantismo en los que un adiestrador muestra desinterés e incluso desprecio hacia la idea de promocionar su negocio, dando por hecho que quienes se dedican a mimar estas áreas son una suerte de mercenarios desaprensivos, poco interesados en la calidad del servicio.

Para ser una empresa seria y de calidad debemos ser competentes no únicamente como adiestradores, sino también como empresarios. En España tenemos grandes adiestradores, pero muy pocos empresarios del adiestramiento realmente buenos.

Aunque he comentado lo que pienso sobre qué es una buena empresa y qué no lo es, reconozco que en el necesario camino hacia la competencia como empresario abundan las tentaciones y los momentos de debilidad. Una peligrosa combinación que lleva, en ocasiones, a que, cuando un profesional empieza a pensar en la rentabilidad y funcionalidad de la empresa, termine volviéndose un creyente de esa nefasta visión que plantea que los beneficios económicos son el único parámetro de evaluación del triunfo, lo que llevará a una inevitable cuesta abajo ética y cualitativa de su empresa.

Creo que existen unas cuantas normas cuyo seguimiento nos permitirá llevar a cabo nuestra evolución empresarial minimizando los riesgos de abandonar a un lado la ética y la búsqueda de la excelencia técnica, yo las he usado con éxito e incluiré ejemplos personales sobre cada una de ellas:

  1. Escribe tus normas y criterios de calidad: Todos sabemos intuitivamente cuándo lo hacemos bien y cuándo no, sin embargo existe una zona gris donde es fácil caer para mejorar la facturación o ampliar la clientela, lo que inicia una merma inconsciente de la calidad que no tiene un punto final claro. Este riesgo de movernos en el filo de lo correcto disminuye cuando nuestras normas están recogidas de manera explícita y clara en un texto.

    En ocasiones nos hemos planteado llevar nuestro curso de olfato a BCN: Es un curso divertido para los alumnos y que aumentaría la facturación. Sin embargo tenemos manuales internos para cada curso en los que se explicitan tanto los procedimientos de trabajo clase por clase, como las necesidades del curso. Una de estas necesidades es disponer de un espacio arado justo antes de cada día de curso, de un mínimo de cinco mil metros (que va aumentando según avanza el curso) y a menos de quince minutos del aula teórica. Como no hemos podido encontrarlo, y la norma está negro sobre blanco, es fácil decidir que no podemos llevar todavía este curso a BCN, de no ser así podríamos intentar hacer viable alguna alternativa a través de concesiones para finalmente encontrarnos con que la calidad se hubiera afectado.

  2. Imponte límites: Mucho hablamos de la importancia de que los perros conozcan límites, es cuando menos justo que hagamos lo propio. Si hemos definido previamente nuestros límites,lo que estamos dispuestos a hacer y lo que no, será más fácil evitar tentaciones, pues no tendremos que buscarlos en el momento en el que nos hagan una oferta económicamente atractiva, con el elemento emocionalmente desestabilizador que supone tener la pasta al alcance de los dedos.

    En EDUCAN decidimos no aceptar contratas de recogida y/o eutanasia de animales (lo que no digo que sea una mala praxis, simplemente que nosotros preferimos que quede fuera de nuestras fronteras profesionales), teniéndolo claro es sencillo desoír las ofertas en este aspecto, pero si no te lo has planteado y aparece la posibilidad de aumentar tus ingresos en treinta mil euros al año las emociones pueden abrumarnos, haciendo que nos metamos en proyectos que en realidad no deseamos acometer.

  3. No hagas nada que no puedas contarle a tus competidores: En cada acción publicitaria, en cada conversación con un potencial cliente, mantén la norma de no mentir ni retorcer la realidad de manera que las cosas parezcan lo que no son. Actúa como si tu competidor más feroz fuera testigo de lo que le dices al cliente: diferencia tu empresa, enumera tus ventajas, compara tu servicio con el de tu competencia para mostrar tus ventajas, pero no hagas trampa.

    Yo he informado de cursos a potenciales alumnos delante de colegas que también imparten formación y son competencia directa de EDUCAN y no he tenido que quitar ni una coma de mi argumentario, aunque alguna coña sí que añadí :).

  4. Cuando hagas algo mal no te justifiques: Por bien que trabajes, por cuidado que pongas, en algún momento harás una cagada. No pasa nada, nos sucede a todos (al menos eso espero, sería muy triste descubrir que sólo me sucede a mí), el problema es negarse a verlo o ser indulgentes con nosotros mismos, excusando nuestro fallo. Es razonable analizarlo y necesario entenderlo, pero una explicación nunca es una justificación.

    En uno de nuestros últimos cursos he tenido ocasionalmente un trato menos afinado con los alumnos, tras analizarlo veo que ha sido debido a que problemas personales, tanto míos como de personas muy queridas para mí, me han llevado a desajustarme en algunos momentos. Pero saber los motivos no lo vuelve aceptable. Los alumnos han contratado un servicio y es nuestra responsabilidad, particularmente la mía en este caso, que lo reciban de manera óptima. Espero que no vuelva a sucederme y agradezco de corazón que me lo hayan hecho notar.

  5. Oblígate a ver lo positivo de la competencia: En un mercado deprimido, donde las formas no siempre son óptimas es fácil caer en la tentación de ver la peor cara de nuestros competidores e ir convirtiéndolos progresivamente en enemigos. Cuando ves argumentos comerciales sesgados, descalificaciones hacia la propia labor y otras cosillas de semejante calado el ánimo se puede envenenar. Hay que hacer el esfuerzo consciente de analizar qué tiene de bueno la competencia, tanto en su oferta, para poder contrarrestarlo, como en su publicidad, para aprender y tomar contramedidas. Especialmente tenemos que agradecer a la competencia que nos obligue a mejorar y ampliar nuestros servicios, haciendo que el mercado sea dinámico y progrese.

Este año a nuestros tradicionales competidores en el área de formación de profesionales en Madrid, que eran Bocalán y la UCM, se han unido varios pesos pesados:

Santi Vidal -un auténtico primer espada del trabajo en positivo y uno de los formadores más carismáticos de nuestro país- se vino a vivir a Madrid, donde, lógicamente, abrió su escuela de formación. Esto puede preocupar a quienes impartimos formación en Madrid, aunque en este caso he encontrado un buen amigo en Santi y el tenerle cerca me aporta, a través de divertidas tertulias, más de lo que puedan mermarse nuestros ingresos por su competencia.

Además el mediático Ignacio Sierra volvió a la palestra formativa, trayendo como jefe de estudios de su escuela a un excelente profesional de la formación: Antonio Lence, que ya ejerciera -más o menos oficialmente- la misma función en Bocalán. Podrá compartirse o no la visión del adiestramiento de Antonio Lence, pero no se puede dudar de su competencia y aptitudes didácticas.

Por si fuera poco Lealcan, una empresa con una trayectoria más que sólida, anuncia que la próxima temporada también se lanza a la formación de profesionales, incluyendo profesores como Eliseo Rodríguez, que es una de las pocas personas que considero necesarias para mantener el equilibrio ético del conjunto de mundo del perro. Me doy cuenta de que al hablar de Eliseo es la primera vez que le encuentro todo el sentido a la frase “un pilar de la comunidad”. Y, sí, también es un amigo muy querido.

El caso, momentos tiernos aparte, es que la cosa de la formación está poniéndose dura con todos estos operadores sumándose a la oferta actual en un momento de crisis. Sería fácil caer en destacar los puntos flojos o que son motivo de divergencia técnica o ética con estas escuelas, pero eso es un rumbo inadecuado que termina en verlos como a el enemigo, yo prefiero fijarme en las cosas que tienen de bueno. Gracias a esa visión todas estas escuelas competidoras me están ayudando a ampliar y rediseñar nuestra oferta formativa de una manera que jamás se me habría ocurrido sin su presencia en el mercado, por eso no me supone problema citarlos de manera expresa, me han ayudado, aunque sea de manera involuntaria, y les estoy agradecido. Gracias a ellos en parte espero sorprenderos (y sorprenderles 😉 ) en breve con lo que EDUCAN va a ofrecer en formación.

La crisis ha vuelto imprescindible que quienes desarrollamos trabajos vocacionales en nuestra propia empresa seamos empresarios competentes, dejándonos de milongas autocomplacientes, pero para ello no hace falta, ni mucho menos, perder calidad técnica o ética, ni considerar a todos los que compiten con nosotros como el enemigo. Estamos en esto porque disfrutamos, no hagamos nada que nos impida seguir haciéndolo.

No nos volvamos locos.

El adiestramiento C-E ha sido una de las primeras propuestas de adiestramiento en diferenciar entre la manera de funcionar de los refuerzos sociales e individuales, centrando buena parte de nuestros protocolos en conseguir que el perro disfrute del entrenamiento como una actividad conjunta con su guía y evitando que lo vea como un contexto de interés puramente egoísta en el que sólo le preocupen los refuerzos individuales.

He escrito un montón de artículos explicando los beneficios que tiene esto, frente al perjuicio social y relacional que causa la visión conductista de “si refuerza da lo mismo, cuanto más primario mejor reforzador”, que creo que ha causado bastantes males.

Incluso he diseñado un modelo tetradimensional (los espacios de aprendizaje) en el que se valoran las dimensiones social, cognitiva, emocional y física del perro para que siempre sepamos dónde estamos durante el adiestramiento y cómo afecta al perro nuestra línea de trabajo, permitiéndonos a través de evaluadores fiables ir adaptándolo a lo que consideramos eficaz y saludable.

Creo que he contribuido, en la medida de mis posibilidades, a que en nuestro país se vea el afecto como un elemento de calidad de vida necesario para el perro y para su entrenamiento que se puede evaluar, construir y optimizar desde criterios técnicos y no únicamente una declaración inespecífica de buenismo como sucede en muchos otros lugares.

Y precisamente por todo lo anterior me siento parcialmente responsable de una situación que empieza a ser preocupante.

Creo que es de Wilde la popular frase “cuando los dioses quieren castigarnos atienden nuestras plegarias” (no estoy seguro de la autoría pero sigo el consejo de mi hermana, que dice que una cita brillante estadísticamente será de Wilde, que básicamente era un señor que escribía frases citables, ahora con la moda de los microrrelatos sería lo más de lo más), desde luego yo he deseado mucho que se viera la importancia de diferenciar y trabajar de manera diferente los motores individuales y sociales de aprendizaje y generación de conducta, dándole la mayor relevancia a la parte afectiva de la relación. He trabajado todo lo que he podido en esta línea, tanto en el entrenamiento de perros, como en el de otros animales.

Pues ahora que parece que esta visión está calando me encuentro con que se está usando como otro martillo de herejes para machacar a quienes no utilizan/consiguen la activación social deseada de su perro durante el entrenamiento.

Yo reconozco que mi principal problema en el mundo del perro es que no las veo venir, estas cosas siempre me pillan por sorpresa.

Precisamente comento de manera recurrente con mis amigos que practican adiestramiento en positivo que encuentro un problema, el principal en mi opinión, en los tribunales de la ortodoxia que han surgido en torno a esta visión del entrenamiento, que aunque no comparto plenamente sí creo que ha sido necesaria y ha hecho mucho para reducir la trastienda de maltrato que existe en el entrenamiento de animales.

A veces lo importante no es tener razón, sino lo que haces con ella cuando la tienes. Algunos parecen desearla como guadaña de discrepantes o como el pedestal perfecto desde el que apedrear a los equivocados y a los confusos.

… Y ya me he encontrado con varios entrenadores novatos de los que me consta que su preocupación principal es el respeto y bienestar del perro -muchos de ellos adiestradores en positivo- a los que se les ha puesto en evidencia, acusándoles de no tener una relación saludable con su perro porque al trabajar éste se centraba en atender los refuerzos individuales, como la comida o el juguete, sin ser capaz de mostrar una interacción afectiva fuerte con su guía. Estos entrenadores se mostraban abrumados ante la posibilidad de que el vínculo con su perro resultara insalubre y que esto además fuera debido a su trabajo (trabajos, insisto, que usan refuerzos de valencia emocional positiva).

No os podéis imaginar lo que me jode afecta que el principal concepto que he defendido en los últimos diez años -cuando hablar de ello era como hablar en marciano- se haya convertido en una herramienta para hacer sentirse mal a buenas personas que quieren lo mejor para su perro. Porque además el análisis y el discurso de quienes hacen estas descalificaciones es de un reduccionismo tal que falsea el concepto, mostrando un desconocimiento de fondo del funcionamiento del afecto como parte integrada en el conjunto de procesos que generan el aprendizaje y la conducta. Menos almíbar y más conceptos.

Los perros, como nosotros y otros animales sociales, tenemos y necesitamos -Frans de Waal dixit– una parte egoísta y una parte altruista, una parte centrada en los intereses individuales y otra centrada en los motores sociales. No siempre están activas de la misma manera y eso no implica que no funcionen o no sean saludables. Patricia McConnell pone un ejemplo que me permitiré usar y extender: que un niño mientras juega al futbol con sus amigos no esté demasiado receptivo a los mimos de su madre no significa que no la quiera y que la madre deba sentirse fatal, de hecho probablemente sería más preocupante que el niño se fuera a abrazarla después de cada jugada.

Todos conocemos a parejas que durante cualquier actividad, un partido de tenis, una visita al museo, hacen tropecientas interrupciones para mostrarse afectivos, lo que a veces nos resulta chocante. Y con razón, puesto que no se puede estar realmente implicado en una actividad que exige concentración, como el deporte o el arte, haciendo continuas desconexiones emocionales de dicha actividad. Cuando esto sucede implica o bien ligereza e inconsistencia al realizarla o bien que las aparentes muestras de afecto se han convertido en rituales que se llevan a cabo de manera casi mecánica, por lo que no suponen una interacción afectiva real (bueno a un conductista le daría lo mismo mientras la conducta sea igual, pero si le damos peso real y no únicamente figurativo a la coordenada emocional y creemos que es relevante lo que pasa en la caja negra no podemos considerarlo así 😉 ).

Cada actividad permite un nivel de interacción afectiva determinado y concordante con lo absorbente, compleja y cómoda que resulte, para seguir con el ejemplo de McConnell consideraríamos razonable que el niño después de meter un gol o hacer una jugada excepcional mirase y sonriera a su madre para compartir esa emoción positiva de manera afectiva y social, así como que al final del juego fuera corriendo a rememorarlo con ella, pero si mantiene continua y repetidamente un contacto afectivo durante el desarrollo del partido es difícil creer que tenga mucho interés en el juego y será muy difícil que lo haga demasiado bien.

Con los perros sucede lo mismo: según sus capacidades, la dificultad y compromiso en la tarea y, sí por supuesto, la manera de entrenar, podrán mostrar una mayor o menor interacción afectiva durante los diferentes momentos del adiestramiento, precisamente por eso desarrollamos el modelo multidimensional que antes he comentado, que nos permite evaluar cuándo nos vamos por debajo de los mínimos adecuados para cada situación (que son muy variables) y debemos reevaluar el trabajo.

Pero no alcanzar la interacción social mínima en un momento concreto no señala necesariamente una mala o insuficiente relación afectiva del perro con su guía, de hecho este es el problema menos común de cuantos provocan esta desconexión, más frecuente es que el trabajo resulte demasiado difícil a nivel cognitivo o emocional y/o la información poco clara, requiriendo en ambos casos demasiada atención por parte del perro como para atender además al guía, esto es razonable: ¿qué hacemos nosotros cuando nos llama al trabajo nuestra pareja y estamos en un momento particularmente difícil o confuso? También, es cierto, resulta frecuente que la manera de trabajar, usando únicamente refuerzos individuales, haga que el perro en ese contexto no quiera saber nada de nosotros, pero esto suele estar circunscrito al ámbito del entrenamiento, mientras que la relación con el perro el resto del tiempo es saludable. Para solucionarlo tenemos diseñadas unas sesiones de transición que permiten enlazar el afecto del perro por su guía con el adiestramiento. Los casos en los que el problema es realmente un vínculo insuficiente son residuales y suelen darse en perros que viven fuera del núcleo familiar y única o principalmente se relacionan con su guía a través del adiestramiento, por lo que si éste no utiliza refuerzos sociales sí que afectará al conjunto de la relación.

Así que no hay que preocuparse tanto y sencillamente se ha de ir cambiando la manera de entrenar para cambiar con ello la óptica social, asumiendo que durante un trabajo que sea muy absorbente y divertido para el perro (como los trabajos avanzados de olfato, los más complejos, junto con los de protección para conseguirlo) no tiene sentido esperar más de lo que esperaríamos de nuestro hijo durante su partido, al fin y al cabo los perros solo son humanos 🙂 (premio al que sepa a quién le dijeron esta frase, sobre qué especie, por qué motivo y quién lo hizo).

La relevancia que están tomando las emociones, y particularmente las relaciones afectivas entre el perro y su guía, no debería servir para trazar otra línea divisoria entre los que lo hacen bien y lo hacen mal, sino ayudarnos a todos para avanzar y mejorar. Que algunos lo hayamos incorporado primero a nuestra manera de entrenar no nos genera ningún privilegio ni el derecho de veto. El conocimiento no tiene puertas, solo caminos, algunos son más largos y algunas personas viajan desde más lejos, a ellos es a quienes más hay que animar para que sigan caminando.

Adicción: El riesgo invisible.

Es frecuente que los adiestradores nos refiramos a perros con un enorme interés por jugar con mordedores o pelotas como “yonkis”. Lo curioso es que le damos un valor positivo a esta expresión, porque gracias a ello podremos obtener un adiestramiento deportivo o de utilidad (aquí no me refiero al adiestramiento destinado a mejorar la convivencia) positivo, implicado, proactivo y de calidad.

Sin embargo esta fuerte predisposición puede generar lo que es, en mi opinión, uno de los principales “riesgos ocultos” del entrenamiento: convertir a los perros en adictos, ya sea a los juguetes, la mordida, las pistas de obstáculos… Y cuando hablo de adictos me refiero exactamente a eso.

El límite entre la implicación y el disfrute de algo muy divertido y la adicción es difuso. ¿Cuándo pasa una gran afición al deporte a convertirse en vigorexia? ¿En qué momento exacto podemos decir que estamos rozando lo insalubre?

Para encontrar esa frontera debemos definir claramente el concepto:

La adicción se caracteriza por la pérdida más o menos completa del control al aparecer estímulos que anuncien la posibilidad de realizar la conducta a la que se es adicto, como sucede cuando un ludópata escucha el tintineo de una máquina tragaperras o cuando algunos perros practicantes de Agility esperan el inicio de la pista. Esto implica actuar incluso de maneras autolesivas o que serían inaceptables en situaciones de control cognitivo saludable, ignorando las consecuencias negativas de la conducta adoptada, así como ser incapaz de iniciar otras conductas altamente valiosas que impidan la realización de la conducta adictiva.

No debemos confundir la adicción con la dependencia que implica un síndrome de abstinencia físico cuando deja de suministrarse una sustancia, mientras que en la dependencia las alteraciones se relacionan con la carencia, en la adicción están relacionadas con la obtención, al parecer existe un desequilibrio entre los circuitos neuronales de búsqueda, que activan al perro para realizar una conducta, y los de gratificación, que hacen que se sienta satisfecho al haber obtenido lo deseado (como la pelota). Este desequilibrio se construye a través del aprendizaje, particularmente cuando se hacen programas de refuerzo de expectativa y programas de refuerzo intermitente. Obviamente esto no quiere decir que siempre que realicemos entrenamientos de este tipo vayamos a generar adicciones, pero debe ser tenido en cuenta al entrenar a perros que ya muestran un altísimo interés por los juguetes que le ofrecemos como reforzadores.

Evitar la adicción en determinados individuos y razas es algo difícil cuando se entrenan trabajos deportivos y es uno de los puntos sobre los que tengo más enfocada mi atención actualmente. Afortunadamente hay varias cosas que podemos hacer para disminuir este riesgo y mantener en el perro una alta implicación que permita una evolución máxima del entrenamiento. Y lo bueno es que puede hacerse casi con cualquier sistema de entrenamiento, no vale únicamente para el adiestramiento cognitivo-emocional.

1- Respeta su infancia:

Los cachorros están construyendo su forma de entender el mundo, si le das una relevancia excesiva al entrenamiento durante esta etapa, independientemente de lo respetuosa o positiva que sea tu manera de entrenar, potenciaras que el perro lo vea como el centro de su vida. Es importante trabajar con el cachorro, en ningún caso defiendo que no se inicie el adiestramiento hasta la madurez, pero desde luego nunca debería ser su actividad principal: clases grupales para cachorros (en EDUCAN tenemos unas estupendas), salidas de socialización… son opciones más interesantes para ocupar la mayoría de la puppy-agenda. Cuando veo cachorros con menos de seis meses que hacen prácticamente todo su reglamento siempre tengo la misma impresión que al ver a las gimnastas de doce años: que no han podido elegir si les gusta lo que hacen y que a esa edad hay opciones más saludables.

2-Convive con el perro:

Nada potencia más la adicción que mantener a un perro viviendo todo el día en una perrera y sacarle únicamente a entrenar. La convivencia implica la interacción con los perros en muchos contextos emocionales y sociales, y por ello una educación social mínima. Nadie tendría en su casa a un perro que le muerde la mano cuanto sacude una servilleta o que se pase toda la noche empujando una pelota para que se la tires. La convivencia hace del entrenamiento otra actividad con su dueño, si todo sale como debe, será la más divertida, pero no la única en la que el perro puede interactuar con él y obtener refuerzos sociales e individuales.

3-Pasea por el campo:

Sé que Dani Pardos, que es lo máximo en cordura que se sirve en adiestradores, cree que se ha abusado de la expresión “dejar al perro ser perro” hasta convertirlo en un mantra sentimentaloide y sin sentido, pero creo sinceramente que pasear con los perros libres por el campo les permite y potencia disfrutar de sus capacidades naturales mejor que ninguna otra cosa, recordándoles que no solo pelotas, mangas o saltos son divertidos. Sólo son algunas de las opciones para pasarlo bien.

4-Que se relacione con otros perros:

Los perros tienen que relacionarse con perros, les permite sutilezas de comunicación e interacción que engrasan sus capacidades sociales y evitan que haga de un juguete el centro de su mundo, por mucho que le guste. Si tienes un perro al que no le gusta interactuar con perros desconocidos (no me refiero a casos patológicos) te recomiendo incluir en tu familia un cachorro del sexo opuesto al de tu perro: en este caso dos en mejor que uno, se relacionarán entre sí y tú podrás pasar horas viéndoles jugar. Tampoco tienes que ser el centro del mundo de tu perro (ni de tu pareja, ni de tus amigos humanos) tooodo el tiempo ¿verdad? ¿O eres así de inseguro?

5-Trabaja en equipo:

Es curioso que todas las conductas adictivas en personas son conductas individuales (podríamos excluir las adicciones sexuales, pero en realidad también lo son, pues el partenaire está objetualizado), por ello el trabajo en equipo es muy eficaz para evitar la adicción. Al existir reglas de coordinación y subordinación que ambas partes –perro y adiestrador- deben conocer y seguir, necesitando de la interacción para alcanzar los objetivos, evitamos que el perro vea la pista, el juguete… lo que sea como algo que buscar obsesivamente: la pista es algo que requiere la colaboración de ambos y la pelota o el mordedor son elementos para jugar con su guía, no objetivos por sí mismos.

6-Ten una manera de indicarle cuándo ha terminado de trabajar:

Si a tu perro le encanta el adiestramiento y no sabe claramente cuando termina una sesión será fácil que mantenga la expectativa de continuarla, requiriéndote a ello de manera insistente. Ten un comando o señal que uses siempre cuando termines una sesión, si eres consistente en muy poco tiempo sabrá diferenciar cuándo puede acceder a la pelota y cuándo no, mejorando su autocontrol y aprendiendo a desconectarse del juguete.

7-Mantén una comunicación honesta con tu perro:

Debo reconocer mi antipatía a todo programa de refuerzo intermitente, cuando el perro no sabe si aparecerá o no el premio se obsesiona con él y no puede conectar su concentración relajada, disfrutando de lo que está haciendo sin pensar únicamente “pelota, pelota, ¡¡peloooota!!”. Veo muchos perros de razas afectuosas e inteligentes, como los malinois, convertidos en adictos por programas de este tipo. La comunicación honesta quiere decir que el perro sabe qué es lo que va a pasar cuando realiza una conducta: si le hemos indicado que conseguirá la pelota por hacer algo debe obtenerla siempre, si no se la vamos a dar el perro debe saberlo también. Quizá este es el punto que más excluyente resulte para determinados modelos de adiestramiento y es que es una seña muy identificativa del trabajo C-E. Pero si practicas otro modelo de entrenamiento que hace imposible la comunicación honesta no te preocupes, sé más escrupuloso al seguir el resto de los consejos de este artículo y mantendrás a tu perro lejos de la adicción sin necesidad de cambiar tu forma de entrenar.

8-No seas obsesivo adiestrando:

Los perros son muy empáticos, para tu perro será muy difícil no obsesionarse con el entrenamiento si tú lo estás. Hace muchos años un excelente entrenador y amigo me propuso dejarme a su perro un tiempo porque lo tenía sobreentrenado y no se consideraba capaz de parar si lo tenía en casa. A los lectores que no tengan interés en el adiestramiento deportivo les podrá parecer un caso exagerado, no creo que coincida con ellos nadie que lo practique. Es difícil cambiar nuestra actitud hacia el adiestramiento, pero es fácil ponernos unos límites: deja un par de días a la semana libres de entrenamientos, tú puedes pasar el mono viendo videos de adiestramiento en internet, leyendo sobre ello o incluso opinando en foros (pero sin abusar Payno, sin abusar en ningún sentido 😉 ). Además oblígate a pagarle al perro por cada hora que dedica al entrenamiento a la semana con otra hora de actividades divertidas de otro tipo, valen las descritas de pasear por el campo o jugar con perros, pero también sesiones de masaje relajante o (si no es lo que entrenas) sesiones lúdicas de trabajo de olfato, llévalo a nadar en un pantano o rio…. Esa contabilidad te asegura que le remuneras en calidad emocional por implicarse tanto en el adiestramiento, al fin y al cabo en Google, empresa famosa por los resultados y compromiso de sus trabajadores, tienen sillones de masaje y videojuegos para los empleados. Y no parece que les vaya mal.

La adicción es un riesgo real en los perros seleccionados y destinados al trabajo deportivo o funcional de casi cualquier especialidad, es nuestra responsabilidad mantenerles emocionalmente saludables para que disfruten del adiestramiento tanto como nosotros, pero se obsesionen con él bastante menos.

Pardo, por dos no me ha salido un decálogo, cada vez estoy más cerca.

Qué es un buen negocio.

Me gusta mucho el trabajo con animales, sobre todo con perros, y me gusta mucho diseñar e impartir formación, pero también me gusta el trabajo de empresario, vocación heredada de mi padre que siempre la alentó, siendo para mi un motivo de tristeza recurrente que falleciera cuando EDUCAN estaba empezando y no pudiese ver cómo ha crecido y se ha consolidado. Es algo que ha sido posible gracias a sus enseñanzas y que se ha llevado a cabo de acuerdo a sus premisas sobre los negocios, por ello sé que le hubiera hecho muy feliz.

Pero no solo por tener un hijo que siguiera exitosamente sus consejos, sino porque tenía, como yo tengo, la convicción de que el trabajo de empresario es una vía de crecimiento ético de la persona, pues te enfrenta a atajos y concesiones morales. Y así como la fidelidad está en rechazar las ocasiones de infidelidad, no en que no existan (si no existen no se es fiel, sino, muy probablemente, feo), la fidelidad a la ética personal está en desestimar estos atajos y no aceptar concesiones, no en que no existan ocasiones para actuar indebidamente.

Por lo anterior me duele que mucha gente aún vea como sospechoso el hecho de obtener beneficios del entrenamiento de perros, dándole tintes oscuros a frases como “vive de los perros”, que hacen que los profesionales a veces sintamos que somos vistos como una especie de Nosferatus que cobran (léase con tono tenebroso) por ayudar a perros y personas con problemas. Es como desconfiar de los médicos porque obtienen su dinero de las enfermedades.

Será más sencillo entender lo que digo si se tiene claro qué es, en mi opinión, un buen negocio:

Un buen negocio es aquel en el que ganan todas las partes que participan, que normalmente son al menos tres.

La empresa: Una empresa debe generar beneficios para ser viable, lo que redundará en pagar y formar mejor a sus profesionales, ofrecer servicios de mayor calidad y mantenerse en el mercado. Si alguien monta una empresa o trabaja como autónomo y no considera parte de sus responsabilidades el obtener beneficios no es moralmente mejor, sencillamente es un mal profesional, un diletante que terminará renunciando a trabajar en lo que le gusta (o a comer, lo que suele llevarse peor).

Los empleados: Si para que una empresa funcione debe abusar de sus empleados, pagando sueldos de miseria o aprovechándose de personas en situaciones precarias para obtener personal low-cost, esa empresa no está haciendo negocios, sino succionando sus beneficios de los derechos de sus empleados, como garrapatas.

Por supuesto en EDUCAN nadie trabaja horarios imposibles cobrando infrasalarios, ya he hablado en varias ocasiones sobre este tema, bueno nadie excepto mi equipo de I+D+I, que están tan frikados como yo (era necesario encontrar una contracción para los términos friki y flipado porque siempre usábamos ambos para referirnos a nosotros mismos y se hacía largo) y dedican todo su tiempo a estas cosas, de hecho una compañera va a plantear su doctorado sobre entrenamiento cognitivo-emocional en diferentes especies (casualmente perros, leones marinos y delfines). Y si consigo que Super-Laura vuelva a ayudarnos como documentalista estaremos de nuevo full-equipe (esto no era necesario ponerlo aquí, pero como lo leerá aprovecho para darle un empujoncito 😉 ).

Los clientes
: Si el cliente no ha obtenido el producto o servicio que esperaba tampoco podemos hablar de un buen negocio. Será un caso de picaresca, que ha sabido vender productos malos o innecesarios, abusando de la buena fe de la gente. Un cliente debe sentir que ha sido bien asesorado, que ha merecido la pena el dinero invertido y que no se ha abusado de su necesidad o desconocimiento.

Nosotros hacemos muchos esfuerzos para aumentar nuestros beneficios como empresa a la vez que aumentan los beneficios de nuestros clientes, esto puede parecer una contradicción pero no lo es en absoluto. Pondré un ejemplo: por la situación actual mucha gente encuentra difícil apuntarse a nuestros cursos porque deben pagar más de mil euros en aproximadamente cuatro meses si es un curso trimestral y en un par de meses cuando hablamos de los cursos intensivos de verano. Llevamos varias semanas de reuniones de mini-ingeniería financiera con nuestros bancos y ACABAMOS DE CONSEGUIR QUE TODOS NUESTROS CURSOS SE PUEDAN FINANCIAR HASTA EN UN AÑO SIN INTERESES, hoy día es todo un éxito y ha sido una dura negociación. Esto aumentará nuestros beneficios, pues mucha más gente se animará a matricularse en los cursos, pero también es un beneficio para los alumnos, que podrán pagar de manera más cómoda, desde unos ochenta euros al mes, sin que suponga el recargo de unos intereses. Al contar esto sé que hago promoción de nuestros cursos, pero a través de una práctica honesta y del esfuerzo por mejorar las condiciones de nuestros potenciales alumnos, no siento ningún rubor, sino un cierto orgullo de haber obtenido de los bancos un trato preferente para quienes confíen en EDUCAN.

En nuestro caso aparece una cuarta parte muy importante:

Los perros: El adiestramiento o la modificación de conducta tiene que mejorar la relación entre el propietario y su perro, así como la calidad de vida de ambos, particularmente del perro. Al formar adiestradores es necesario transmitirles estas premisas, dotándoles de instrumentos eficaces para llevarlas a cabo. Como los beneficios que obtienen los perros cuando son entrenados adecuadamente o se resuelven sus problemas de conducta son el leitmotiv de este blog no abundaré en este punto concreto.

Cuando los beneficios se obtienen a costa de un perjuicio para alguna de las otras partes no es un buen negocio, es picaresca, abuso o especulación
. No me interesa.

Así que no tengo ninguna vergüenza, y sí mucho orgullo, de reconocer que EDUCAN es un buen negocio.

El conocimiento estéril.

Es bien sabida por quienes están cercanos a mí la alergia profunda que siento hacia las militancias sectarias en las diferentes maneras de adiestrar –incluyendo el adiestramiento cognitivo-emocional– así como mi antipatía por los debates que enfrentan dichas visiones “a cara de perro” (mira tú, qué bien traído :)). Esto en gran medida es porque conozco y admiro a excelentes adiestradores que obtienen grandes resultados queriendo y respetando a sus perros en casi todas las visiones en discusión: adiestradores en positivo, cognitivos, conductistas, tradicionales… Conozco adiestradores que son verdaderamente buenos nada más terminar su primer curso de formación y otros que llegan a serlo a través de la experiencia, sin recibir formación académica nunca.

Obviamente también he tenido que tratar con adiestradores de todas las tendencias antes mencionadas que, en mi opinión, son decepcionantes en sus resultados y/o en su trato hacia el perro. Adiestradores que después de veinte años de experiencia sólo han aprendido a ser unos incapaces arrogantes que arrojan esos años a la cara de quien les discute como único argumento de autoridad y alumnos de cursos, recién licenciados, que parecen haber aprendido únicamente a ser marisabidillas insufribles que llenan de citas y polisílabos su falta de capacidad real. Pero esa es la peor cara de la moneda y creo que las cosas deben juzgarse por la mejor, por ello no creo que estos elementos desafortunados justifiquen las críticas generales hacia el colectivo que los englobe.

Pero es que, además, hay en estas discusiones tan ácidas un factor que siempre me afecta: el uso que en ellas se hace del conocimiento, entendiendo aquí conocimiento como el conjunto de información relativa al campo concreto de la conducta, aprendizaje y entrenamiento de animales.

Me duele profundamente ver a la gente importar conocimientos sólo para defender/atacar técnicas y protocolos de adiestramiento en lugar de, como debiera ser, para modificarlos o sustituirlos por otros más avanzados y eficaces.

El objeto del conocimiento no es la autoafirmación ni la descalificación del enemigo sino el progreso y mejora, el conocimiento no debería ser un arma ni una excusa para hacer/seguir haciendo mal las cosas.

Me duele ver cómo trabajos honestos de investigación se sesgan para usarlos solo por su parte más afilada, sin atender a sus sentidos profundos y a las connotaciones globales que implican.

Esto es bastante culpa de este medio en el que estamos, la red, donde es fácil acceder a la información y aparentar una erudición que está carente de sabiduría, pues esta implica la comprensión de los datos y su relación provechosa con otros datos para llegar a nuevas conclusiones. El uso correcto del conocimiento es el de una herramienta que construye, no el de un arma que se esgrime, dejándola después a un lado, ignorada e inútil hasta la siguiente batalla dialéctica. Hay ahora muchas personas, que como los sabios de salón, pueden recitar con fluidez datos y trabajos, que en muchos casos no conocen o comprenden en profundidad, para defender su manera de adiestrar y atacar aquellas que discrepan en la filosofía, sin que esa información resulte fértil en ellos de ninguna otra manera, parece que se acude a la investigación como a una armería.

Debo confesar que siento una particular antipatía por el uso parcial, parásito e hipócrita que hacen del conocimiento los inmovilistas del adiestramiento, que adiestran con técnicas ancestrales que no requieren ni se apoyan en desarrollos avanzados y sólo importan aquel conocimiento que justifica y valida lo que hacen, únicamente con ese fin, sin interés ninguno por avanzar. Puede, esto es cierto, haber alguna técnica antigua concreta que se vea refrendada por los nuevos conocimientos, pero en su conjunto los nuevos conocimientos deberían dar lugar a nuevas maneras y protocolos, pues nadie estudiaría ingeniería naval para justificar que el bote de remos es el acabose del diseño náutico moderno, pero tampoco para decir que es lo peor del mundo y que no debería construirse ni uno más, sino para construir nuevos y mejores barcos. El que algo funcione no implica que no pueda haber algo que funcione mejor o de manera más especializada, lo que debe suceder es que determinadas técnicas, que son funcionales se irán destinando a un ámbito reducido de uso, siendo sustituidas en muchos otros casos por nuevas técnicas más eficaces, y entiendo la eficacia no sólo como la obtención de resultados sino como el hecho de que para obtenerlos se siga una vía que implique respeto y cariño hacia el perro.

Me gusta estudiar, que no acumular datos citables, sobre conducta y aprendizaje desde diferentes perspectivas, en buena parte porque al hacerlo puedo cambiar y mejorar la manera que tengo y propongo a nuestros alumnos de trabajar con los perros y otros animales.

Si el conocimiento no es útil para avanzar no tiene ningún sentido en nuestra profesión.

En fin, que me he levantado grave y seriote, porque me daba la impresión de que desde hace rato había un montón de babosos borrachos tocándole las tetas de mala manera a una amiga muy querida y delicada despues de arrinconarla en lo más oscuro del garito, pero seguro que en un ratito se me pasa.

Mamá, quiero ser adiestrador.

Dándonos un respiro antes de publicar el siguiente (y espero que último) artículo sobre las Cualificaciones Profesionales referidas al adiestramiento canino voy a escribir sobre un tema relacionado: La extraña impresión y reacciones que causa en nuestro entorno la decisión de dedicarnos profesionalmente al entrenamiento de perros.

Estoy convencido de que comunicar que uno quiere prepararse para ser adiestrador y posteriormente trabajar como tal no provoca ni de lejos la misma sensación en nuestro interlocutor que causaría que dijéramos que queremos ser médicos, mecánicos, conductores de ambulancia o torneros-fresadores. La reacción es más bien similar a la que tendrían si hubiéramos optado por ser cantantes de rock, cazadores de tesoros o buscadores de ovnis.

Por algún motivo inicialmente nuestras familias parecen considerar que esto del adiestramiento es una especie de aventura digna de Indiana Jones, que bien es sabido que después de jugar a ser él mismo vuelve a su trabajo de verdad como profesor de arqueología, trabajo que debió aceptar para que su madre se callara de una buena vez y le dejara calzarse la chupa de cuero y largarse por esos mundos a desenterrar tesoros, que era lo que de verdad le apetecía.

Lo cierto es que si tomamos a Madonna o a Indy como elementos de comparación parece que nuestras familias tienen algo de fundamento en sus advertencias. Seamos sinceros, no hay demasiadas Arcas de la Alianza o Santos Griales por el mundo y, obviamente, reina del pop sólo hay una (con perdón de Lady Gaga). Por ello estos trabajos son un poco chungos para absorber a muchos profesionales y como meta laboral parecen nutrirse más de ilusión que de estimaciones mínimamente realistas.

Pero el entrenamiento de perros y el trabajo sobre su conducta es uno de los sectores que, pese al parón de la crisis, más está creciendo y que cada vez necesitará más profesionales para cubrir una demanda continuamente en aumento, por lo que es muy injusto comparar a quien quiere ser adiestrador con quien aspira a montar una banda de Rock, que también está muy bien pero que tiene menos demanda.

Así que la comparación de nuestro trabajo con el de estas profesiones no puede sostenerse tomando en cuenta las posibilidades laborales ¿en qué se basa entonces? En una sola cosa: la ilusión de dedicarnos a lo que nos gusta disfrutando de cada jornada de formación o trabajo. Esto siempre le parece sospechoso a nuestro entorno, parece que un trabajo debe ser penoso y desagradable (o al menos no puede ser divertido) para ser un trabajo de verdad, y esto no es cierto. En momentos duros, como los que la crisis nos está trayendo, el dedicarse a lo que a uno le gusta le puede ayudar mucho a superar una menor remuneración o la exigencia de más horas para facturar lo mismo. Es ahora, cuando los trabajos de toda la vida ya no son seguros y que no disfrutar de tu jornada laboral lo único que te garantiza son ocho horas de aburrimiento, cuando muchos están volviendo a sus verdaderas vocaciones, a esas profesiones que son un premio en sí mismas. Si te gusta, creo que debes apostar por dedicarte al adiestramiento: Tendrás los pies en la tierra al entrar en un sector en crecimiento, pero también estarás tocando las nubes y cada día se hará más ligero y enriquecedor.

Apuesta por lo seguro, apuesta por disfrutar con lo que haces ;).

Cualificaciones profesionales (II): Algunas ventajas, algunos fraudes y el espinoso tema de las autonomías

En el anterior post comentábamos que, en principio, los Certificados de Profesionalidad vinculados a las Cualificaciones Profesionales relacionadas con el entrenamiento de perros no resultarían obligatorios para ejercer la profesión, pero esta falta de obligatoriedad no debe ocultarnos las múltiples ventajas que supone obtener dichos Certificados.

Recordemos que el objetivo de las Cualificaciones Profesionales era posibilitar a los trabajadores que así lo deseen obtener una Acreditación Oficial sobre su competencia en el desempeño de su trabajo, esto obviamente ya es una ventaja porque al hacernos publicidad, si nos decidimos por el auto-empleo, u optar a un puesto de trabajo, no tenemos que “convencer” de nuestra preparación para realizar el adiestramiento: el Certificado de Profesionalidad o la acreditación de alguna de las Unidades de Competencia valida nuestra capacidad para el ejercicio de las acciones profesionales descritas en ella.

Además es un objetivo importante de las Cualificaciones Profesionales facilitar la movilidad de los trabajadores en el mercado nacional y europeo, por lo que los certificados tienen validez en toda Europa ¿esto qué supone a nivel práctico?

Bien, aquí tenemos que entrar en el farragoso tema de las legislaciones autonómicas: Quienes lleven un rato metidos en esto del adiestramiento profesional sabrán que, a raíz de la publicación de la polémica Ley Nacional de animales potencialmente peligrosos y el Real Decreto asociado, es cuando empiezan a surgir estos temas de la necesidad de cumplir determinados requisitos para ser adiestrador puesto que en esta ley se citaba expresamente la necesidad de regular a los adiestradores de guarda y defensa (y únicamente a estos) pues, por la relación de estos tipos de entrenamiento con la agresión, se consideraba que estos adiestramientos podrían suponer un factor de riesgo.

La puesta en marcha de dicha ley debía ser llevada a cabo por las autonomías, y aparecieron tres posibles afrontamientos autonómicos del problema:

  1. Autonomías que aún no han legislado al respecto.
  2. Autonomías que han legislado exactamente lo que requería la ley nacional: a los adiestradores que llevan a cabo adiestramientos de guarda y defensa, requiriéndoles unas condiciones y el registro de su actividad laboral en este aspecto.
  3. Autonomías que, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, (y que el/los profesional/es experto/s que les asesoraba/n tenía intereses directos en el sector) decidieron ir más allá del texto de la ley nacional que, recordemos, hacía mención EXPRESA y ÚNICA a los adiestradores de guarda y defensa, y exigir el cumplimiento de determinadas condiciones para ser adiestrador de perros de cualquier especialidad e incluso para trabajar en núcleos zoológicos. Normalmente parecía que parte de estas condiciones (¡oh casualidad!) eran pasar por la escuela de formación de estos asesores. Esto en realidad nunca fue así, porque el estado no otorga este tipo de monopolios y en todas estas autonomías a nuestros alumnos, cuando presentaban los certificados formativos obtenidos en nuestra escuela, se les concedía la capacitación en esa Comunidad, si bien es cierto que en algún caso desde la Consejería correspondiente se pusieron en contacto con nosotros para recabar algún dato sobre nuestra empresa o sobre el curso que había recibido el alumno, con el objeto de confirmar la idoneidad de la formación. En el cien por cien de los casos consultados nuestros alumnos obtuvieron su capacitación para ejercer a nivel autonómico. Nunca ha sido cierto que hubiera que pasar por determinadas escuelas para poder ejercer, han sido maniobras de mediocres para conseguir gracias al miedo unos clientes que eran incapaces de captar en el libre mercado, bien por la falta de calidad de sus productos formativos, bien por la incompetente gestión de sus responsables.

En otras comunidades también surgían convocatorias de exámenes para capacitarse como adiestrador a nivel autonómico que, por la tardanza en convocarse, paraban las posibilidades de ejercer cumpliendo este requisito de muchos jóvenes profesionales.

Un caos vaya.

Las Cualificaciones Profesionales, a partir de que se termine el proceso y se publiquen los Certificados de Profesionalidad (porque la publicación de las Cualificaciones en el BOE no suponen la culminación del proceso sino un paso intermedio, aunque uno muy importante), por su carácter nacional y europeo, debe llevar a que las Comunidades Autónomas que exigen algún tipo de capacitación para ejercer como adiestrador en su territorio (pues aunque a nivel nacional no se obligue a certificarse sí se podrá hacer a nivel autonómico) se adapten a los temarios y condiciones de dichos Certificados de Profesionalidad, siendo igualmente válidos los Certificados de Profesionalidad que se hubieran obtenido en cualquier punto de España.

Otra cosa es que, a día de hoy, por lo que comentaba sobre que el proceso no ha terminado, ningún centro puede impartir esta formación de manera homologada, pues nadie puede homologarse antes de que se publique el Real Decreto que regule los Certificados de Profesionalidad. Lo que sí se puede hacer, y es ventajoso para las escuelas de formación que lo hagan, es adaptar los temarios a las Unidades de Competencia de las Cualificaciones Profesionales (como ya hemos hecho en EDUCAN y también en muchas otras escuelas), porque así la formación que reciban sus alumnos les servirá para certificarse posteriormente.

Es importante saber esto porque, en este momento del proceso, no existe ni formación homologada ni homologación oficial de la formación que se ha recibido (por cierto los centros de formación son los que se homologan, no los alumnos, estos se certifican) y está apareciendo publicidad engañosa mencionando ambos temas. Debe huirse de quienes la hacen porque, o bien no se han enterado de cómo va la cosa o están jugando a las medias verdades para captar a sus alumnos, dos buenos motivos para no querer formarse con ellos.

También han surgido entidades que se ofrecen a “homologarnos/certificarnos” la formación que hayamos cursado en otras escuelas, esto va más allá de la mentira y lo que realmente ofrecen es un fraude en toda regla: les pagas un dinero y “certifican” que las horas formativas realizadas en otras academias se han realizado con ellos (¿?) y que el temario corresponde al de la Unidades de Competencia de las Cualificaciones Profesionales. Lo que “venden” son certificados falsos de cursos inexistentes, lo que les vale para dos cosas: ganar dinero sin ningún esfuerzo real y presentarse en un futuro próximo como escuelas o entidades relevantes al tener un alto número de alumnos que han “cursado” formación con ellos. Igual les podría dar cobrar algo más de dinero y “certificar” que se han realizado horas lectivas con ellos que en realidad no existen, o sea tú me pagas y yo te firmo que te he dado un curso chupi-guay con todas las horas necesarias para que te acredites, así nos ahorraríamos el engorroso trámite de hacer realmente el curso. Como digo esta práctica es fraudulenta y por ello ilegal.

En todo caso este proceso, cuando pase esta primera marejada de picaresca, será ventajoso para el sector y para los que trabajamos en él, en una u otra área.

Y siempre recordad que la práctica profesional es tan válida para certificarse como la formación, si llevas tiempo ejerciendo no necesitarás pasar por una escuela, basta con que aportes tu currículo detallado. Aunque volveré sobre este tema en el próximo post de esta serie.

Cualificaciones profesionales referidas al entrenamiento de perros (I): Una visión general

Recientemente se han publicado en el BOE tres cualificaciones profesionales referidas al sector del entrenamiento y modificación de conducta canina:

“Adiestramiento de base y educación canina”

Unidades de competencia (lo que sería el equivalente a asignaturas) que componen la cualificación:

  • Técnicas de adiestramiento de base aplicadas a perros. (Módulo formativo asociado de 150 horas)
  • Modificación de conductas no deseadas a perros. (Módulo formativo asociado de 90 horas)
  • Cuidados higiénicos aplicados a perros. (Módulo formativo asociado de 30 horas)
  • Primeros auxilios aplicados a perros. (Módulo formativo asociado de 60 horas)

Ver BOE.

“Instrucción canina en operaciones de seguridad y protección civil”

Unidades de competencia que componen la cualificación:

  • Técnicas de adiestramiento de base aplicadas a perros. (Módulo formativo asociado de 150 horas)
  • Adiestramiento de perros para defensa y vigilancia. (Módulo formativo asociado de 120 horas)
  • Adiestramiento de perros para detección, búsqueda, salvamento y rescate de víctimas. (Módulo formativo asociado de 120 horas)
  • Búsqueda y detección de sustancias olorosas con perros. (Módulo formativo asociado de 120 horas)
  • Cuidados higiénicos aplicados a perros. (Módulo formativo asociado de 30 horas)
  • Primeros auxilios aplicados a perros. (Módulo formativo asociado de 60 horas)

Ver BOE.

“Instrucción de perros de asistencia”

Unidades de competencia que componen la cualificación:

  • Selección, preparación del cachorro e integración de perros externos a la línea de cría para ser adiestrados como perros de asistencia. (Módulo formativo asociado de 60 horas)
  • Técnicas de adiestramiento de base aplicadas a perros. (Módulo formativo asociado de 150 horas)
  • Técnicas de adiestramiento y vinculación aplicadas a perros guía. (Módulo formativo asociado de 120 horas)
  • Técnicas de adiestramiento aplicadas a perros señal. (Módulo formativo asociado de 120 horas)
  • Técnicas de adiestramiento y vinculación aplicadas a perros de aviso. (Módulo formativo asociado de 120 horas)
  • Técnicas de adiestramiento y vinculación aplicadas a perros de servicio. (Módulo formativo asociado de 120 horas)
  • Técnicas de adiestramiento y vinculación aplicadas a perros para personas con trastornos del espectro del autismo. (Módulo formativo asociado de 120 horas)

Ver BOE.

Esto ha causado un gran revuelo y desconcierto en el sector, particularmente entre los más novatos y en aquellos que están formándose como profesionales o piensan hacerlo. Lo cierto es que esta inseguridad está siendo usada por algunas empresas de formación para intentar hacer creer en la necesidad de pasar por sus aulas (y sus cajas registradoras) para certificarse como adiestradores y poder ejercer esta profesión.

Como he sido uno de los asesores que han colaborado como expertos en el proceso de puesta en marcha de estas cualificaciones y he redactado la Guía de Evidencia de la unidad didáctica “Técnicas de adiestramiento de base”, común a las tres cualificaciones, creo que estoy en buena disposición para explicar la realidad de las cosas, además como director de una escuela de formación de profesionales que podría beneficiarse de la mala interpretación de estas cualificaciones tengo la obligación moral de hacerlo para evitar abusos y picarescas (que por desgracia ya están surgiendo). Por eso creo que esta serie de post son los más importantes que he escrito nunca.

Las cualificaciones profesionales son “conjunto de competencias profesionales con significación en el empleo que pueden ser adquiridas mediante formación modular u otros tipos de formación, así como a través de la experiencia laboral” (Ley 5/2002 de las Cualificaciones y de la Formación Profesional).

¿Esto qué quiere decir?, muy sencillo, una cualificación profesional es el conjunto de conocimientos y destrezas que son necesarias para desempeñar un puesto de trabajo concreto, el que da título a cada cualificación. Quienes prueben que tienen esos conocimientos y destrezas obtendrán el Certificado de Profesionalidad, que es un título oficial y de carácter nacional pero expedido por el ministerio de trabajo en lugar de por el ministerio de educación.

Lo primero que hay que decir es que, en estas tres cualificaciones concretas, no se pretende que sea obligatorio tener este certificado para ejercer legalmente, quien no desee certificarse podrá darse de alta en Hacienda y montar su empresa de adiestramiento sin ningún problema, pues el objetivo de las cualificaciones es ayudar a las personas que ejercen o han aprendido una profesión pero no pueden demostrarlo mediante una titulación oficial para optar a un puesto de trabajo o para convencer a un potencial cliente de su pericia. Las cualificaciones profesionales buscan ayudar en la búsqueda de trabajo y no limitar el acceso a él. Otra cosa es que las Comunidades Autónomas que exigen alguna formación para inscribirse en el registro de adiestradores de animales deberán ceñirse a este modelo de formación al ser de rango nacional, el tema de las Comunidades Autónomas es el más complicado y farragoso y debe desarrollarse en un artículo propio de esta serie, probablemente el próximo.

También es interesante saber que se puede acreditar una o varias de las unidades de competencia en caso de no cubrirse los requisitos de todas las que componen la certificación, pues una de las principales características de este sistema es su modularidad que permite acreditaciones parciales, esto facilita, entre otras cosas, que alguien puede formarse en varias escuelas y que no tenga que vincularse a una para el total de su formación. Algo que favorece la competencia y la calidad formativa: si no me gusta cómo funciona una escuela no tengo porque permanecer con ella.

El objetivo de los certificados de profesionalidad es reconocer las capacidades que alguien ha adquirido en una profesión a través de vías diferentes a la formación reglada, normalmente por formación no formal (la que se da en las escuelas de adiestramiento) o a través de experiencia profesional desempeñando el puesto de trabajo sobre el que versa la cualificación. Por supuesto ambas formas se pueden combinar, por lo que alguien que quiera obtener esta cualificación deberá aportar certificados de los temarios y número de horas que haya cursado, así como también las pruebas de su experiencia laboral. Todo lo que hayáis hecho hasta ahora puede contar si se adecúa a los contenidos de las unidades didácticas. Por lo que la mayoría de los profesionales que lleven tiempo ejerciendo no tendrán que realizar ningún curso extra para conseguir su certificado, la experiencia demostrable es una vía tan válida para certificarse como la formación no formal.

El objetivo de este primer artículo es evitar que la gente que empieza no crea, le digan lo que le digan, que tiene que pasar por el impuesto revolucionario de estudiar con alguna escuela concreta para poder trabajar como adiestrador: En primer lugar porque no va a ser necesaria la certificación profesional para ejercer y además porque será válida la formación con cualquier escuela que se adecúe al temario de cada cualificación profesional. Nadie debería usar la coacción y la mentira para conseguir alumnos, no quiero ni una sola matrícula en EDUCAN por este motivo: las buenas escuelas no necesitan usar el miedo, sino la ilusión de los alumnos por aprender con los mejores.

Producto, publicidad y atención a potenciales clientes

Como Nuria (Yeska) y Luis me tiran de las orejas para que vuelva al quehacer blogero y el otro día charlando con los excelentes y muy recomendables adiestradores Víctor Manzanares y Alba Dorado, responsables de la sección de obediencia del club de Agility del Baix Llobregat, me hicieron notar que les sorprendía agradablemente lo importancia que le dábamos a los aspectos comerciales del trabajo de adiestramiento, he pensado que podía escribir este artículo sobre uno de los pilares que, EMO, fundamentan el éxito comercial: La cadena de producto, publicidad y atención a los potenciales clientes.

En nuestro sector, en ocasiones, parece que ser profesional es algo con mala imagen y resulta más atractiva una cierta bohemia, pero yo siempre he pensado que, como decía Howard Hawks, el mundo se divide en profesionales y patulea. Quien no se toma en serio la parte profesional de ser adiestrador o técnico en modificación de conductas debería mantenerse como aficionado y no cobrar por sus servicios a nadie.

Yo tengo suerte: adoro el trabajo de entrenador de perros y otros animales, pero también me gusta mucho el de empresario. Competir, hacer crecer y consolidarse a una empresa me parece uno de los deportes más apasionantes que se pueden practicar, con la característica de que los puntos que se obtienen cuando lo haces bien son dinero real: la facturación y los beneficios, ventaja importante porque estos puntos son directamente canjeables por cosas en las tiendas ;).

Para hacer un buen trabajo como profesional hay que tener al menos tres cosas: un producto de calidad, una publicidad que haga que los potenciales consumidores de este producto sepan que existimos y que es interesante contratar con nosotros y, por último, una cadena de recepción bien engrasada para que las personas que se han interesado en nuestro servicio queden rápida y correctamente informadas sobre nosotros y nuestros servicios, pudiendo así elegir contratarnos antes que a otro colega de la competencia.

Casi todas las empresas o profesionales del perro intentan conseguir calidad formándose y actualizándose para que sus servicios de adiestramiento y modificación de conducta sean buenos. Pero ningún producto es bueno si no llega a sus potenciales consumidores: sin una publicidad adecuada no podremos ser una buena empresa de adiestramiento, de hecho sin publicidad no conseguiremos ser una empresa de adiestramiento, porque sin clientes no se pueden hacer trabajos, ni buenos ni malos :(. Esta publicidad debe ser honesta y coherente con nuestra manera de trabajar para que los beneficios no sean sólo a corto plazo sino que nos ayuden a posicionarnos en el mercado de manera consistente y fiable. Y, por cierto, los clientes satisfechos son una publicidad importante.

El último eslabón de la cadena es cómo recibimos a esa persona que, ya sea a través de nuestra publicidad o de las referencias de otros clientes, se interesa por alguno de nuestros servicios: si no somos rápidos, ordenados y honestos al dar la información, así como agradables durante la comunicación es muy fácil que fracasemos.

Si somos lentos y tardamos más de un día en responder (en esto siempre me ha insistido mucho mi Webmamámaster, tanto que me ha convencido) a una solicitud de información es muy probable que el interesado contrate con otra empresa más diligente. Por desgracia estamos acostumbrados a que nuestras necesidades de consumo se cubran muy rápidamente, y casi nos parece ofensivo que, cuando nos hemos interesado en contratar o comprar algo, no se apresuren a atendernos (¿Cuántos hemos dicho aquello de “… y después dirán que hay crisis” cuando han tardado un poco más de lo esperado en darnos un servicio?). Aunque personalmente no comparto esta visión, pues muchas empresas pequeñas y con personal muy centrado en el aspecto técnico del trabajo tienen una cierta lentitud en la respuesta comercial al no poder mantener un departamento específico para hacerlo, y sin embargo ofrecen un producto de mayor calidad que su competencia, que tiene más recursos en atención comercial que en servicio técnico, pensemos en algunas empresas de telefonía (hum… me faltan iconos para acompañar este ejemplo de manera expresiva) . Como digo no me gusta demasiado, pero este es el juego, si no lo juegas no puedes ganar: la experiencia del consumidor asocia velocidad de respuesta con calidad, así que hay que currárselo y dársela.

Con respecto a la amabilidad sucede exactamente lo mismo, quien nos contacta espera un trato agradable por nuestra parte y debe obtenerlo. Esto sí lo comparto, ser amable y educado debería ser una norma de convivencia, no solo de gestión comercial.

Por último debemos ser honestos, claros y ordenados en la exposición de nuestros servicios: tendremos problemas si un cliente percibe que no ha recibido el servicio esperado, ya sea porque nuestra información no es honrada (aún veo mucha gente que “vende” un adiestramiento completo de obediencia como algo necesario a alguien que tiene un perro con APS) o porque hemos sido aturullados en nuestra explicación y el cliente ha entendido mal cuál y cómo era el servicio. Debemos recordar que el cliente interpretará lo que escucha por lo que desea oír y por la expectativa previa que pueda tener sobre lo que es un adiestramiento o un proceso de modificación de conducta, y últimamente la televisión no está ayudando mucho a que esta expectativa sea realista 🙁 :(. Esto debe compensarse mediante una explicación impecable por nuestra parte, sin la cual es fácil que durante o al final del servicio surjan malas interpretaciones que pueden llevar a la insatisfacción del cliente con la consecuente publicidad negativa boca a oreja.

Ser un profesional implica conocer y preocuparse por aspectos del servicio más allá de los puramente técnicos, sin desatender estos. Quienes tengan un producto de calidad tienen lo más importante para iniciar su actividad: el motor. La publicidad y la atención al cliente serán las ruedas que necesitamos para movernos en alguna dirección.

La gestión del tiempo en las empresas de adiestramiento comercial (y II)

Desde el principio informo de que esta segunda parte de cómo gestionar el tiempo en una empresa de adiestramiento es más corta que la primera y que mi último artículo, porque tengo las orejas más largas que una reina Masai de los tirones que me da mi Webmaster cuando me excedo en la longitud de los artículos. Prometo ser bueno o al menos breve, o al menos más breve 😉

Una de las características principales de nuestro trabajo es que se desarrolla en diferentes ámbitos: una parte la hacemos con los clientes, otra en nuestra casa/oficina y no poco de nuestro tiempo pasa en el coche. Obviamente lo que podemos hacer y cómo rendiremos haciéndolo cambiará según el contexto en el que nos encontremos (no es igual atender una llamada cuando estás trabajando con un cliente que en el coche o en la oficina). Esta peculiaridad del oficio de adiestrador no ha sido tomada demasiado en cuenta en la mayoría de opciones de organización del trabajo, porque la mayoría de la gente “normal” suele trabajar en su oficina, con ocasionales reuniones y poco más. Su cotidianeidad no cambia cada rato como la nuestra.

Hay tres recomendaciones que son de mucha ayuda en nuestra situación:

  1. Diferencia qué tareas puedes hacer en cada contexto.
  2. Optimiza los contextos para que sean de la máxima rentabilidad laboral.
  3. No intentes estirar demasiado el tiempo.

Dicho así suena bonito pero ¿Exactamente a qué me refiero?

Diferenciar las tareas que puedo hacer en cada contexto de trabajo

Siguiendo el ejemplo anterior, todos hemos atendido una llamada mientras dábamos una clase, en el coche y en casa. Y todos nos habremos dado cuenta de que esa tarea se realiza de forma óptima en casa, de forma aceptable en el coche y francamente mal mientras que trabajamos con un perro (salvo que lo que estemos haciendo francamente mal sea la clase que le damos al perro). La propuesta que hago, y que me ha sido de mucha ayuda, es poner negro sobre blanco la lista de tareas usuales que nos demanda nuestra profesión (dar clase a los perros y propietarios, atender llamadas, diseñar y escribir terapias, hacer publicidad de la empresa, atender el mail…) y la lista de contextos en los que trabajamos (típicamente: trabajo en casa/oficina, sesiones de adiestramiento, tiempos de espera y desplazamientos), luego debemos escribir en qué contextos es posible realizar cada tarea correctamente, cuál o cuáles contextos son óptimos y la tarea nos saldrá perfecta y en cuáles en imposible hacer bien dicha tarea. Así sabremos qué podemos hacer en cada momento y será más fácil (y con esto quiero decir menos difícil) organizar el tiempo correctamente.

Vuelvo a los ejemplos: Sé que puedo contestar una llamada aceptablemente mientras conduzco (siempre que tenga un manos libres), por lo que si me entra una la puedo coger, pero si veo que esta llamada es la más importante de mi carrera le indicaré a quien me llama que le devolveré la llamada más tarde, porque el contexto óptimo para atender una llamada es en mi casa/oficina o durante los tiempos de espera entre adiestramientos y no voy a arriesgarme a hacerlo sólo correctamente. Sin embargo si me suena el teléfono durante una sesión sé que no puedo atenderlo- ni siquiera aceptablemente- sin estropear mi atención al perro, por lo que no lo cogeré, ya devolveré la llamada al terminar. De hecho yo desconecto el teléfono cuando trabajo con perros o al menos lo hago casi siempre, porque aún recuerdo una llamada mientras rastreaba en una selectiva del CEPPA que me costó un mal trago (y muchos puntos 🙁 🙁 ).

Sin embargo contestar los mailes no puedo hacerlo aceptablemente bien mientras conduzco, por lo que intentar pegarme con la BB para hacerlo siempre me dará un resultado insuficiente y supondré un riesgo para mí y para los demás conductores. Sin embargo en las esperas puedo escribir aceptablemente a través de la BB, pero no perfecto pues es más incómodo que un teclado y al final esto afecta a lo que escribes: si el mail es muy importante esperaré a llegar a mi casa u oficina (¡cómo se mezclan estos conceptos cuando te dedicas al adiestramiento! ;)) para contestar.

El diseño de una terapia me es imposible realizarlo (a mí, cada uno es un mundo) aceptablemente en ninguna circunstancia que no sea en casa, que es el contexto óptimo, por lo que aquí no tengo más opción que hacerlo en casa siempre.

Optimizar los contextos de trabajo

Mi segundo consejo, que complementa al anterior, es adecuar cada contexto de trabajo para poder sacarle el máximo de partido, puesto que sabemos que estaremos frecuentemente en cada una de las situaciones de trabajo descritas debemos adaptarnos: pon un buen manos libres en el coche, usa como teléfono una BB o cualquier dispositivo que te permita recibir y mandar mails con comodidad desde tu coche, pon un GPS para no gastar tiempo en buscar direcciones, usa una agenda con alertas… no racanees, no son situaciones ocasionales, si te dedicas a esto te pasarás años teniendo que trabajar así, tenerlo todo preparado te ayudará más de lo que piensas.

No estirar el tiempo demasiado

Los puntos anteriores se completan con una correcta planificación del tiempo empleado en las tareas, mis recomendaciones son muy sencillas: reserva un tiempo diario para el trabajo en casa (pueden bastar ochenta minutos), si no lo haces se te acumulará el trabajo de oficina y te saldrá peor. Para el trabajo fuera de casa (visitas comerciales, sesiones…) haz previsiones de tiempo con holgura, si vas conduciendo a toda prisa y estás al borde de llegar tarde casi ninguna tarea se podrá realizar aceptablemente. Yo siempre dejo diez minutos extra sobre lo que preveo que necesitaré, si me excedo siempre sé qué tareas puedo hacer para aprovechar las esperas. También es importante ponerse un tiempo máximo de trabajo al día, si trabajas demasiado te vuelves ineficaz e irritable, es más fácil que cometas fallos y al final eso hará que se resienta el negocio.

Esta manera de organizarnos es muy sencilla cuando nos ponemos a ello y si la seguimos consistentemente (por cierto: estoy seguro que a la gente que no adiestra se le ocurren muchas menos ocasiones en las que usar la palabra “consistencia” 😉 ) veremos una mejora realmente notable de la calidad de nuestro trabajo y disminuiremos muchísimo nuestro estrés, que el exceso de estrés no sólo es malo en los perros.

La gestión del tiempo en las empresas de adiestramiento comercial (I)

Si tienes una empresa de adiestramiento de perros a poco que vaya sólo medio bien tu principal problema de trabajo será gestionar el tiempo.

Esto es normal, esta es una profesión vocacional y nos solemos preparar únicamente como técnicos del aprendizaje y la conducta de los perros, todo lo demás que conlleva una empresa lo vamos aprendiendo sobre la marcha: tenemos que ser secretaria, administrativo, gestor, chofer y no sé cuántas cosas más para poder funcionar. Normal que nos agobiemos.

Ahora sabemos a nivel científico que la multi-tarea es un mito y que intentar hacer varias cosas a la vez sólo sirve para desconcentrarnos, empeorar nuestros resultados y cargarnos de estrés, por eso en las profesiones en las que estamos obligados a realizar labores muy diferentes la gestión del tiempo es fundamental.

Recientemente en nuestra empresa experimentamos un fuerte crecimiento, no sólo de la demanda de nuestros productos sino de nuevas líneas de trabajo, que nos obligaban a asumir nuevas labores. Al entusiasmo de los nuevos proyectos y la alegría por el crecimiento de la empresa le siguieron rápidamente la sensación de desborde y de “no llegamos, no llegamos” que tan bien conocía de mi paso por la publicidad.

Ahora hemos conseguido mejorar nuestra gestión del tiempo (aunque debo reconocer que aún tenemos que mantener bastantes más horas de trabajo de las recomendables para cubrir todas las áreas), creo que hay una serie de consejos que pueden facilitar esta mejora en cualquier empresa del sector:

  • No desaproveches las horas de baja actividad: Si tienes un horario en el que no es habitual que estés ocupado en adiestramientos (típicamente las mañanas entre diario) elige una de las tres siguientes estrategias: realiza ofertas que mejoren el precio a los clientes que acudan en estas horas, reserva ese tiempo para trabajos de oficina o aprovéchalo para desconectar del trabajo practicando alguna afición, pero no dejes esas horas muertas, te generarán pereza y dificultad para trabajar concentrado antes y después.
  • Responde por teléfono consultas en las que no merece la pena hacer una visita: Muchas veces nos preguntan por pequeños problemas que pueden ser solucionados por teléfono y nosotros, queriendo aprovechar la ocasión de presentar nuestro producto a un potencial cliente concertamos una entrevista. Si por teléfono comprobamos que el interés del cliente está restringido al motivo de su consulta lo mejor que podemos hacer es darle solución aconsejándole por teléfono: habremos dado una excelente imagen y nos habremos ganado un embajador de nuestra empresa, si insistimos en la entrevista es probable que gastemos una tarde y que, aunque nos contratasen, no sea rentable el balance entre tiempo invertido y facturación. Además cobrar por las pequeñeces no da una buena impresión.
  • Enfoca tu atención en una única cosa cada vez: Para quienes tenemos que atender varios frentes esto puede parecer imposible, nosotros lo hemos solucionado dividiendo el tiempo de trabajo en fracciones, ochenta minutos en nuestro caso, que dedicamos íntegramente a un tema. Después de cada fracción nos obligamos a un descanso de diez minutos y retomamos la siguiente fracción también dedicada a un único tema (puedes continuar el de la fracción anterior o cambiar de asunto). Esto permite atender varios asuntos en el día concentrándonos en cada uno de ellos, sin esa sensación de urgencia que da el trabajar en algo teniendo otras cosas importantes pendientes. Yo siempre empiezo el día dividiendo los asuntos entre las fracciones de tiempo disponible.
  • Sigue la regla de los tres minutos: Si surge cualquier asunto y puede ser solucionado en menos de tres minutos (una cita, la consulta de un dato…) realiza esa tarea en ese mismo momento, así no acumularas asuntos pendientes sin necesidad. Si requiere más de tres minutos anótala y asígnale una fracción de tiempo para atenderla con concentración plena.
  • Organiza tus reuniones de trabajo: Uno de los males más extendidos en nuestro sector es la afición a convocar reuniones en las que la gente se dispersa, divaga y no avanza. Debo reconocer que esto es algo que me ataca los nervios, una reunión debe tener un guión escrito de los temas a tratar que se envíe a todos los convocados y un/os objetivo/s , durante la reunión se deben exponer estos temas y asignar tareas concretas a los asistentes para cubrir los objetivos, la siguiente reunión se convocará cuando se hayan alcanzado y también tendrá un guión definido de temas. Así cada reunión se convoca cuando es necesaria para avanzar y no se convierten en actos sociales.
  • Los nuevos protocolos de trabajo no requieren más tiempo, sino una nueva manera de organizar el tiempo: Es habitual que cuando le comento a algún alumno que ya es profesional una potencial mejora en alguno de sus servicios me responda diciéndome: “Sí eso estaría muy bien, pero no tengo tiempo de hacerlo” ¡¡Pero si no somos capaces de implementar nuevos protocolos estamos condenados a no avanzar!! Lo que hoy es lo más actual no lo será (Dios no lo quiera) dentro de cinco años, si no cambio dejaré de ser competitivo porque perderé calidad. Pondré un ejemplo que me ha surgido este mismo fin de semana con un alumno de nuestro curso de Adiestrador Profesional y Técnico en Modificación de Conducta, este alumno es peluquero canino y trabaja para una empresa que da este servicio a particulares. Me preguntó si existe alguna técnica que evite que los perros que llegan a peluquería vacíen las glándulas anales, pues les sucede con frecuencia y es muy desagradable. Le respondí que el problema está en que los perros pueden pasar mucho distrés e incluso miedo cuando van a la peluquería: se les deja de golpe en un sitio desconocido, se les obliga a bañarse y se les seca con un expulsador que parece una turbina de avión, se les ata para cortarles el pelo, normalmente con una máquina que hace un fuerte ruido. Mi propuesta fue que invitaran a los clientes a pasar por la peluquería con el perro para habituarse al ambiente, que el peluquero le de unos premios de vez en cuando y que, antes de su primer corte de pelo, asocie un estado emocional positivo a la peluquería, que nos ayudará a evitar el problema de las glándulas anales (y otros muchos por cierto). La respuesta fue la de siempre “es que no tenemos tiempo para hacer eso”, esto nace de un error de mentalidad, cuando ya tenemos una operativa de trabajo cambiarla siempre supone una inversión de tiempo, pues tenemos que seguir un orden diferente en lo que hacemos, hacer algunas cosas nuevas y suprimir algunas que estábamos haciendo. Lo que tenemos que evaluar es si, una vez hecho el cambio en la forma de trabajar, realmente la nueva manera nos ocupará más tiempo y si le dará una mayor calidad a nuestros servicios, trayendo más clientes o fidelizando a los que tenemos. En este caso concreto creo que el tiempo mejoraría, pues no es igual manejar un perro asustado y agobiado que a uno amigable, que confía en la persona que lo maneja, lo que redundaría en poder hacer un corte con más facilidad, esto implica más calidad de resultado en menos tiempo (yo he sido peluquero y no quedan igual los perros que colaboran con el corte que aquellos que requieren sujeción). Además ofreces una mejor imagen a los propietarios, que valorarán la preocupación por sus perros y la mejora final en la calidad del corte. Aunque durante un par de meses pueda ser un engorro utilizar el nuevo protocolo enseguida se volverá rentable y un argumento de venta del producto, que lo diferenciaría de los que ofrece la competencia.

Como ya me he liado con la extensión (jo, es que este ejemplo me surgió con el artículo casi terminado y tenía que meterlo :(), dejaré unos cuantos consejos para una segunda entrega.

Diez cosas que NO debe hacer un adiestrador (EMO)

Como prometí dejar por un tiempo los posts técnicos y para darle una alegría a mi amigo Jesús B, que sé que le molan las listas de consejos, voy a aprovechar para poner un decálogo de cosas que NO debe hacer un adiestrador. Por supuesto lo escrito es mi opinión y es perfectamente razonable que haya quien no la comparta.

  1. No cortes las explicaciones del cliente en cuanto localices el problema (“no me cuentes más, esto es ansiedad por separación”), no estamos en un concurso ni en un examen, la gente quiere y agradece sentirse escuchada. Es probable que en su entorno le quiten importancia o no le presten interés suficiente cuando habla de su perro. Su profesional debe darle tiempo para trasmitir los datos y para liberar la tensión que le supone su problema ¡La gestión emocional no sólo es cosa de perros!
  2. No “remates a gol”, si el cliente te habla de otro profesional al que ha consultado y con el que no está contento o cuyo argumentario no le ha gustado no aproveches esto para hacer notar sus carencias o errores. Esto pasa con demasiada frecuencia y al final enturbia el ambiente entre compañeros, nos aísla como profesionales, da una mala imagen a largo plazo ¡y que no está bien hacerlo, leche!
  3. No pierdas la actitud profesional. Las características de nuestro trabajo potencian la implicación a nivel emocional. Esto es un aliciente: quienes empiezan como clientes suelen terminar como amigos, pero esto no debe alterar el trato durante el proceso que tenemos en marcha. La confianza fácilmente puede llevar a que nos relajemos durante el adiestramiento, con lo que los resultados empeorarán.
  4. No regañes a tu cliente, es demasiado frecuente ver adiestradores que, cuando el cliente ha cometido un fallo en el manejo de su perro o no ha seguido las pautas indicadas por ellos, se enfadan y le echan en cara todo lo que están haciendo por él, que no es capaz de implicarse siguiendo unas sencillas instrucciones. Nadie contrata a un adiestrador para esto (todos tenemos un familiar que disfruta haciéndolo gratis), además conseguirás que tu cliente te oculte sus errores para evitarse broncas. En muchos problemas de conducta será imposible seguir la evolución del trabajo sin estos datos. Para conseguir la colaboración del cliente el enfado es una mala estrategia.
  5. No hagas exhibiciones de erudición, a veces sucede que cuando el adiestrador explica el problema de un perro lo hace con una profundidad técnica innecesaria. La mayoría de los clientes no desean conocer la bioquímica del estrés, aportar estos datos hará que se empachen de información y enfoquen peor la referida a cómo deben tratar el problema y por qué. No hablo de no informar, me refiero a hacerlo en el nivel adecuado. Si voy al mecánico no quiero saber cómo funciona el motor de mi coche, quiero que me indique qué está roto, cómo lo va a arreglar y qué debo hacer con el coche para evitar que el problema reaparezca (vale, vale, también quiero saber cuánto me va a costar). La mayoría de propietarios tienen el mismo enfoque sobre la solución de los problemas de su perro.
  6. No trates al cliente como si fuera tonto, a veces se cae en el error contrario al anterior, dándole una información insuficiente o diciéndole que determinados temas son demasiado complejos para explicárselos en detalle. Salvo que nos dirijamos a alguien de menos de doce años esto es ofensivo y muy descortés.
  7. Diagnosticar no es el final del trabajo, aún veo profesionales de la modificación del comportamiento que hacen un gran esfuerzo para conseguir una buena diagnosis, pero cuando la tienen se limitan a pasar al cliente un papel con una terapia estándar del problema que han localizado. Las pautas generales son la base del trabajo (no el final), tienes que personalizarlo para las características del perro, del propietario y tomando en cuenta sus circunstancias concretas. Si tratas exactamente igual todos los casos no tratas óptimamente ninguno.
  8. No bases la valoración que hacen tus clientes sobre ti sólo en lo que te dicen, piensa que es muy violento comentarte a la cara los puntos flojos de tu trabajo, máxime si les ayudaste a solucionar un problema. Esto puede hacer que tengamos pequeñas cosas que podemos mejorar y que nadie nos hace notar: quizá nuestro lenguaje sea demasiado técnico o brusco, nuestras clases se perciban como demasiado cortas o largas… mil detalles. Debemos acudir a otras fuentes de información para captarlos: hablar con el veterinario de nuestro cliente, su tienda de animales o incluso enviar una encuesta de satisfacción. Es importante pulir esos pequeños defectos para mejorar el servicio, además si no los percibimos tienden a consolidarse.
  9. No tienes que saberlo todo para ser un buen profesional. Puedes consultar a otros profesionales en los casos complejos e incluso derivar clientes a otros compañeros, nadie es especialista en todo ¡No la tienes más pequeña por eso! (La capacidad de adiestrar, ¿o qué pensabais?).
  10. No descuides tu imagen, ya ha pasado a la historia ese adiestrador impuntual, con ropa de color y antigüedad indescifrables y cuyo olor a perro llega veinte minutos antes que él. Ser auténtico no tiene nada que ver con la informalidad ni con el jabón.

Y como consejo extra…

No demuestres más asombro que tu cliente cuando el trabajo salga bien, recuerda que detrás de todo adiestramiento perfecto siempre hay un adiestrador sorprendido ;).
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Algunas ideas sobre cómo afrontar la crisis cuando se tiene una empresa de adiestramiento

Ser adiestrador profesional suele ser una elección personal que nos permite dedicarnos a lo que más nos gusta, sin embargo ese mismo entusiasmo suele volvernos menos sistemáticos y menos críticos cuando elegimos y analizamos la manera de gestionar nuestro negocio, esto puede ser suplido por nuestro buen hacer técnico o por nuestras capacidades de comunicación durante las épocas de bonanza: estos últimos años, cuando parecía que todos teníamos dinero para todo, han florecido más empresas de adiestramiento que en toda la historia de la profesión en nuestro país. Pero cuando llegan las vacas flacas no es suficiente ser bueno adiestrando o tener mucho carisma, si queremos mantenernos en el mercado debemos actuar consistentemente a nivel empresarial.

Estamos en un momento delicado, la economía está fastidiada y eso nos afecta a todos, particularmente a quienes nos dedicamos al sector de servicios, pero crisis en chino se escribe uniendo el ideograma que significa “peligro” con el ideograma que significa “oportunidad” así que este puede ser el momento en el que una revisión adecuada de cómo trabaja tu empresa puede hacerte destacar de la competencia y aumentar tu facturación y presencia en el mercado. En EDUCAN hemos aumentado la facturación en estos últimos dos años más de un treinta por ciento ¿Cómo? Tomando una serie de medidas muy sencillas:

  1. Aumenta el presupuesto en publicidad: En muchas ocasiones (o sea, casi siempre) las empresas de adiestramiento vamos “ajustados” de presupuesto y en cuanto baja la facturación nos duele enormemente el soltar pasta para publicidad, siempre se empieza uno a argumentar que los clientes vendrán por otros clientes satisfechos, que nuestros proveedores de confianza (normalmente veterinarios) mantendrán un buen flujo de envío de clientes… Tonterías: la empresa que no se publicita no se posiciona y a la larga lo paga.
  2. Optimiza tu publicidad: La publicidad no consiste en gastar por gastar, comprueba dónde es eficaz tu publicidad y dónde no lo es y no reduzcas el gasto eliminando la publicidad ineficaz, reinvierte ese dinero en los canales que te traen más clientes.
  3. Comprueba y mejora tus protocolos de primer contacto con el cliente: El trabajo de la publicidad no es, como mucha gente cree, que te contraten, sino presentar el servicio a los posibles consumidores y hacer apetecible que elijan a nuestra empresa. La publicidad trae el potencial cliente a nuestra puerta, pero que pase es trabajo de quien recibe la llamada o el mail. Sigo viendo colegas que malatienden las llamadas mientras conducen, dan una clase a otro cliente o hacen otras mil cosas, también sé de mailes sin responder durante días o que se responden con faltas de ortografía o con respuestas extra breves más propias de un SMS entre adolescentes que de un profesional que quiere convencer de su capacidad (he llegado a ver un mail de respuesta a un cliente, que contaba una larga historia sobre su perro, contestado con la siguiente frase: “Dame tu tfno. y te llamo yo. Adiós”) Revisar y depurar estos protocolos de primer contacto es fundamental para mantenernos en el mercado.
  4. Cuida a los trabajadores competentes: Si tenéis personas o empresas contratadas para diferentes servicios (informáticos, adiestradores, paseadores, personal de mantenimiento) y funcionan bien mimadles, subidles el sueldo, bajadles las horas, dadles incentivos… pero no los perdáis. El capital humano es fundamental en una empresa pequeña de servicios. Nosotros hace dos años bajamos a treinta y seis horas la jornada de los trabajadores de residencia y la hicimos intensiva, también subimos un cien por cien el sueldo de nuestros informáticos ¡y el año pasado se lo subimos un doscientos por cien!
  5. Quítate de encima a los malos trabajadores: Como decíamos al principio en este sector hay mucha gente que, teniendo una excelente capacidad y preparación, no son serios trabajando, se toman el adiestramiento como una afición que les da dinero y no como un trabajo “adulto”, también es un problema común que la gente desarrolle una necesidad de protagonismo exagerada cuando sus resultados son buenos. Ambas cosas son incompatibles con el trabajo y desarrollo serio de una empresa (salvo que sea el Real Madrid), afrontar una crisis requiere trabajadores, ni diletantes, ni primas donnas. Siempre es rentable deshacerse de los malos trabajadores.
  6. Revisa y adecúa los servicios que ofreces: En muchos casos las empresas de adiestramiento creemos que hay que ofrecer muchísimos servicios (perros de caza, de asistencia, detectores, de seguridad…) para dar una imagen de calidad o de tamaño, esto lleva a que con frecuencia suceda que cuando nos piden algún servicio de los ofertados, pero que es muy inusual, nos genere más costes e incomodidades al darlo que el beneficio obtenido. Cuando sale un cliente de este servicio –de pascuas a ramos- hay que dedicar un tiempo extra a conseguir todo el material necesario para entrenarlo, planificar un adiestramiento que requiere un esfuerzo extra porque no es habitual… un embrollo que, en realidad, termina siendo perjudicial para el profesional.
  7. Fideliza al cliente: El mayor esfuerzo para un buen profesional es captar un cliente nuevo, requiere tiempo y dinero. Sin embargo si nuestro trabajo es de calidad el cliente quedará satisfecho y encantado de habernos elegido, el adiestramiento de perros es un trabajo muy especial y los clientes suelen vincularse y valorar mucho al profesional que les ha ayudado, por eso debemos ofrecerle otros servicios que le permitan continuar trabajando con nosotros: salidas al campo, reuniones de socialización, actividades con su perro…
  8. Usa con cuidado Internet y las redes sociales: Todos sabemos que Internet y las redes sociales son un método barato y eficaz de publicidad y comunicación, sin embargo cada vez existen más abusos con bombardeos de correos, invitaciones, repeticiones de invitaciones y comunicaciones infinitas. Esto al final tiene un efecto contrario y hará que la gente termine dando al botón “ocultar” o “eliminar” para que nuestra empresa deje de darle la brasa. Tampoco más es mejor, a veces llenamos nuestros espacios de comunicaciones irrelevantes que causan desinterés en quien acude allí a buscar información de calidad. Antes de colgar algo piensa ¿para quién es interesante? Imagina la misma comunicación en el muro/blog/página de otro compañero ¿te resulta de interés? Si la respuesta es NO, no lo publiques tú. En este punto y en el anterior me parece modélico el trabajo de la empresa de residencia y adiestramiento WELCOME de Valencia. Lo que me lleva al último consejo: habla de la competencia sólo cuando puedas hacerlo bien 😉

¿Fallar o acertar?

Antes que según la escuela de adiestramiento que sigan, que el tipo de estímulos que usen o que la modalidad de adiestramiento que practiquen yo divido a los adiestradores en dos grupos: los que entrenan los perros para no fallar y los que entrenan los perros para acertar.

Desde ya quiero aclarar al lector que soy un firme defensor de trabajar a los perros para realizar la conducta correcta y no para evitar fallos, además como durante años trabajé de la manera contraria tengo la firmeza de los conversos en este tema.

Hay bastantes más adiestradores entrenando para que sus perros no fallen, el error nos parece peligroso y se oyen frases como “no dejes que tenga opción de fallar, así no aprenderá incorrectamente”. Esto además tiene mucho que ver con lo nerviosos que nos pone ver al perro haciendo mal una de las acciones que estamos entrenando.

Evitar que el perro se equivoque es la prioridad para muchos adiestradores. Así pues nuestra energía y atención se ponen en localizar errores y encontrar técnicas que los bloqueen, impidan o corrijan. El acierto termina sucediendo más por las cosas que el perro no hace que por las que intenta de forma activa. Las sesiones están dedicadas a crear “situaciones seguras” de entreno, a cerrar puertas, a limitar opciones…

Pero esta forma de adiestrar conlleva varios problemas:

El primero es que, al cabo de un tiempo entrenando así (y vuelvo a recalcar que no estoy hablando de trabajos únicamente en negativo, muchos adiestradores positivos, cognitivos y de toda índole tienen esta visión), el perro, que no es tonto, se da cuenta y su atención voluntaria se enfoca en localizar lo que no debe hacer, volviéndose más eficaz en dejar de hacer cosas que en hacerlas. Es el esquema general de trabajo que le hemos creado, no nos debería parecer mal.

Emocionalmente es más agotador, recordemos esas películas con un joven y prometedor deportista al que su bienintencionado pero exigente padre/entrenador/agente le recalca cada error que comete hasta que deja de disfrutar de su deporte y decide marcharse con su chica a poner una granja en Idaho, mandando al carajo deporte y exigidor (a pesar de las buenas intenciones y sincero amor de este).

Como nuestros perros es poco probable que puedan marcharse a poner una granja en Idaho en el caso de que estén hartitos de entrenar con nosotros, debemos tener cuidado y asumir como nuestra responsabilidad que el perro no se sature emocionalmente, lo que no debe confundirse con no exigir implicación y esfuerzo al perro. Pero incidir en los errores genera inseguridades y agotamiento emocional en el perro ¿cómo nos sentiríamos nosotros yendo a un trabajo en el que sabemos que nuestro jefe nos va a decir TODOS LOS DÍAS que lo hemos hecho mal o que tengamos mucho ojo de no hacerlo mal? Así no se construye seguridad, implicación ni equipo.

Además aunque inicialmente es más fácil entrenar al perro para no fallar (es más rápido aprender a no hacer que a hacer), al cabo de un tiempo nos daremos cuenta de que existen tantos fallos posibles que toda nuestra vida no será suficiente para entrenarlos todos, sin embargo conducta acertada sólo hay una en cada caso: a la larga es muuucho más cómodo y sencillo para el perro y para el adiestrador centrarse en ella.

En mi opinión es muy importante construir la cabeza del perro para acertar, para ello debemos tolerar fallos inicialmente e informar al perro de ellos sin preocuparnos. El error es parte necesaria de un aprendizaje activo. Nuestra atención debe estar en los aciertos porque así la del perro también lo estará.

Cuando esto sea sólido, cuando el perro trabaje para hacerlo bien y su esquema mental esté construido podremos darle mayor importancia a corregir los fallos que puedan surgir sin que suponga ningún problema.

Consolidar fallos.

Es un error muy común en adiestradores de todos los niveles consolidar algunos fallos o incorrecciones junto a conductas que hemos enseñado.

A veces nos sorprende lo fácil que resulta variar una conducta adiestrada que es adecuada y sin embargo lo complicado que es hacer lo mismo con una pequeña incorrección.

Esos estáticos lentos, imprecisos o avanzando, esos juntos cruzados/adelantados/retrasados… ¿por qué es tan difícil mejorarlos? Parece que cuando algo sale bien desde el principio no hay problemas en modificarlo, sin embargo cuando se tuerce de primeras… ¡es para echarse a temblar!

Lo cierto es que (como suele pasar en adiestramiento) la culpa casi siempre es nuestra, en este caso sucede por dos motivos:

El primero es la técnica inicial de enseñanza, al principio del adiestramiento debemos tener en la cabeza cuál es nuestro objetivo final y no admitir inicios que sean incompatibles con él. Es normal que los adiestradores sintamos ante el perro virgen la ansiedad del escritor ante el folio en blanco, ¡queda tanto por hacer hasta llegar a presentar el trabajo! y, cuando las cosas no van como esperamos, fácilmente admitimos cualquier salida para conseguir la conducta y evitar “atascarnos” en tal o cual ejercicio. Sobre esto ya he comentado algo en otro artículo (“Quitar y no poner”), pero añado aquí que debemos pensar en cómo va a influir nuestra sesión de hoy, no en la de mañana, sino en la de dentro de dos o tres años, cuando el grueso del trabajo del perro esté montado, lo que estoy haciendo hoy ¿me va a estar dando trabajo para “limpiárselo” de la cabeza al perro? Por ejemplo, si deseo que el perro aprenda a tumbarse hacia atrás para que dé más impresión de velocidad y que no avance en las posiciones y le empiezo confirmando por tumbarse pasando antes por sentarse (dos tiempos) eso va a trabajar contra mi objetivo final, merece la pena esperar más por tener el tumbado que realmente me conviene. Será más valiosa una aproximación al tumbado hacia atrás que una ejecución completa del tumbado incorrecto.

Hay un segundo problema, mucho más importante que el anterior, pues aunque hayamos enseñado alguna acción de manera incorrecta no debería ser un problema mejorarla hasta darle la forma adecuada, bastará con reforzar sólo las repeticiones más cercanas a la perfecta. Pero cuando una conducta se nos “atranca” lo normal es que hagamos un programa de entrenamiento perfecto para consolidar el error: Venimos de ver (o incluso de participar) en una prueba y con el subidón decidimos que no vamos a admitir más ese junto cruzado, y nos ponemos a entrenar sin reforzar las repeticiones incorrectas. Una semana después nos pueden pasar una o varias cosas: nos entran las inseguridades, tenemos lío de trabajo o familia, queremos enseñar otra acción al perro… total que nos decimos que el junto puede pasar como está y volvemos a darlo por bueno con incorrecciones. Pero vamos a un seminario y nos muestran una técnica que va como anillo al dedo a nuestro problema, nuevo subidón, otra semana sin reforzar ni un junto cruzado, como la mejora no va rápida al tiempo se repite la vuelta a las concesiones, a pensar que hay juntos peores, que Fulanito gano un mundial y también tenía el junto cruzado (sí, pero ¿el resto lo tenemos igual que Fulanito?)… Y este ciclo se repite una y otra vez. En realidad lo que sucede es que estamos reforzando el junto incorrecto de forma variable y con ello dándole mayor consistencia que a las acciones correctas, que solemos reforzar de manera más continua, lo que las hace menos resistentes a ser modificadas. Por eso no progresa cuando intentamos mejorarlo.

Si trabajas única o principalmente con procesos de condicionamiento no debes poner nunca una conducta en un programa de refuerzo variable hasta que sea la ideal, pues se hará más sólida y fija, muy difícil de modificar. Algo que se olvida con frecuencia y de lo que debería alertarse a quienes empiezan, sin embargo sólo lo he oído comentar durante seminarios a dos personas: Carlos Bueren y Javier Moral, creo que es una cosa que nos debemos apuntar todos los que impartimos formación.